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TG - Capítulo 704
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Capítulo 704: Reino Enano.

Capítulo 704: Reino Enano.

El espacio se estabilizó alrededor de Aurora y ella llegó a una amplia plaza.

Lo primero que notó no fue la gran cantidad de enanos que se encontraban en los alrededores, sino que el ambiente general y los edificios.

A diferencia de la capital del Imperio Falion aquí los edificios y tiendas eran diferentes. Si bien las paredes eran de piedra, en la pared se notaban varias cañerías que se extendían por cada edificio y liberaban un humo blanco casi perceptible.

Por la calle no se encontraban carruajes movidos por golems o de animales, sino que automóviles que similares a los autos de la tierra, aunque diferentes en algunos aspectos.

Aurora alejándose del portal observó la ropa y sonrió al darse cuenta del estilo que la ciudad había adoptado.

“Steampunk, ¿no?” Preguntó Aurora a Urfin que estaba a su lado.

Ella había leído historias de este tipo e incluso en la tierra existían series y películas con este estilo.

La ropa era un estilo victoriano industrial muy diferente al estilo victoriano que ella noto en el Imperio Falion y el estilo era bastante vistoso debido al número de enanos y la baja cantidad de extranjeros.

“Los terrícolas han tenido un gran impacto.” Respondió Urfin y acercándose a la carretera, añadió. “Es especialmente cierto para nosotros. Como una nación dedicada a la artesanía y el desarrollo tecnológico aceptamos sus ideas con mayor facilidad.”

Aurora que escuchaba notó que un automóvil se estacionaba al frente de ellos abriendo la entrada. El automóvil era grande, lo suficiente como para que humanos como ella entraran cómodamente, pero también era extraño.

La mayoría de los automóviles tenían un diseño que revelaban los engranajes que componían el interior del vehículo y era especialmente cierto en el lateral y al frente en donde Aurora suponía que se encontraba el motor.

Obviamente tales engranajes estaban cubiertos por lo que Aurora supuso que era algún tipo de metal traslucido.

A pesar de la extrañeza del exterior, el interior eran asientos de cuero que Aurora al entrar encontró cómodos.

Urfin entró en el asiento de pasajero y le dio una orden al conductor que asintió con respeto, no a ella sino a que a él.

“A la ciudad subterránea.” Pidió Urfin en calma.

El conductor asintió y empezó a conducir.

Aurora se sorprendió de la suavidad con la que el auto funcionaba. Desde que arrancó hasta que empezó a transitar la carretera fue suave y cómodo.

Ella no pudo evitar observar las calles de la ciudad y sintió que esto era más cercano a la modernidad que la capital del Imperio Falion.

Amplias calles con múltiples vehículos algunos con diseños diferentes a otros transitaban las calles. Un tipo de semáforo en varias esquinas importantes y luces a cada lado de la calle.

Todo funcionando con electricidad y no magia.

“Wow…” Aurora que estaba viendo todo se centró en la vista de adelante cuando el conductor dobló una calle para dirigirse a la carretera y ella no pudo evitar estar sorprendida.

A lo lejos al final de la carretera a varios kilómetros de distancia se encontraba una enorme montaña que antes ella no había podido ver por los edificios.

Sin embargo, ahora la vista fue clara y ella no pudo evitar sorprenderse al ver el gigantesco castillo cubriendo la montaña.

Era una fortaleza de metal con tuberías que se extendían desde el pie de la montaña hasta la cima con altas torres y en cuanto el vehículo más se acercaba, Aurora podía ver los cañones e incluso cientos vehículos voladores que despegaban.

No existía carretera para subir a la cima o al menos Aurora no podía ver ninguna, pero vehículos parecidos a arañas se movilizaban escalando la montaña.

“Somos un importante reino con múltiples recursos únicos y artesanos de todo tipo. Necesitamos cierta protección.” Dijo Urfin con una sonrisa orgullosa y viendo la fortaleza, añadió. “Sin el apoyo del Imperio Falion hubiera sido imposible mantener nuestra existencia.”

Aurora observó al conductor que asentía en silencio por el comentario de Urfin y luego observó a su colega.

Ella sabiendo que Urfin la invitaba al Reino Autónomo Enano, ella había buscado información y entendía a lo que se estaba refiriendo.

“Hace cien años éramos un grupo de refugiados de otros reinos. Sin hogar y si bien nos asentamos en estas tierras y progresamos, los conflictos eran habituales.” Narró Urfin en calma.

Hace cien años miles de refugiados fundaron una ciudad en la frontera del Imperio Falion y si bien recibieron permiso y lograron progresar gracias al comercio, tuvieron múltiples conflictos.

“Tuvimos democracias, dictadores y múltiples presidentes en par de días… Hasta un lunático quiso fundar una teocracia. Eran tiempos caóticos.” Contó Urfin con una extraña sonrisa y viendo el final de la carretera, añadió. “Todo cambio cuando le ofrecimos lealtad al Imperio Falion. En vez de pensar en autoridad, decidimos concentrarnos en el progreso.”

Aurora vio un túnel en el interior de la montaña en una carretera y al acercarse Urfin únicamente tuvo que revelar su rostro al guardia para que lo dejaran pasar.

Terra nova era un mundo de por si caótico, pero la historia de este reino era una representación de lo caótico que fue.

“Esas personas que tomaron la decisión fueron inteligentes.” Dijo Aurora y Urfin al entender el significado se giró para mirarla y ella sonrió y explicó. “Me gusta leer las historias sobre los lugares que visito.”

Urfin Jadegrog era una de esas personas en la historia del Reino Enano… Aurora que se había preguntado porque él tenía un puesto tan importante en la Tierra lo entendió.

Un libro de una historia de más de cien años en donde Urfin fue mencionado múltiples veces.

“No, es tan como dice los libros. Solamente fui un mercenario con un poco de suerte.” Respondió Urfin y la calle por la que iban, empezó a ser iluminada.

Aurora que había estado concentrado en la conversación abrió su boca al ver la ciudad subterránea que lentamente se revelaba.

La carretera circular bajaba hacia abajo y debajo de la montaña se encontraba una masiva ciudad.

En el techo se encontraba lo que parecía un sol artificial que iluminaba cada rincon y ella desde su posición podía observar una gigantesca ciudad con miles de casas y edificios de todo tipo.

El sol artificial iluminaba con suavidad permitiendo que ella observara mientras el auto descendía por la carretera circular.

“Hace más de cien años los niños mataban por un pedazo de pan y míranos ahora.” Dijo Urfin con cierto orgullo y viendo su rostro lleno de sorpresa, añadió. “Por cierto, hay cinco niveles como estos. El primer nivel es el residencial. Nosotros nos dirigimos al cuarto nivel comercial. Allí encontraremos una espada para ti.”

******

Aurora siguió a Urfin que entró a una amplia sala comercial. Según Urfin el edificio pertenecía a una importante compañía comercial que se extendía por todo Terra Nova y esta era la sede.

La sala era amplia con múltiples compradores, trabajadores y miembros de seguridad. Lo extrañó era que la gran mayoría de enanos, se inclinaban ligeramente a Urfin cuando lo veían.

Urfin Jadegrog no era un noble, pero en su tiempo fue fundamental para la creación de lo que este reino era actualmente. Uno de los pioneros que pidió la ayuda del Imperio Falion y si bien él podría haber sido alguien influyente en ese nuevo reino, decidió ceder todo su poder político e influencia.

Por supuesto, él no era el único, pero los enanos tenían una esperanza de vida de 300 años y tenían buena memoria en ese sentido.

“Traigo una nueva clienta. ¿Se encuentra Jadun Jadegrog? Dígale que su tío ha venido de visita.” Dijo Urfin con una sonrisa animada a la secretaria.

“Por supuesto, en un momento bajara.” Respondió la secretaria.

Urfin se acercó a ella con una sonrisa animada.

“Te aseguro que mi sobrino podrá ayudarte con tu espada. Él no es herrero, pero es comerciante. Uno muy bueno, por cierto.” Dijo Urfin y señalando el cartel al frente de la secretaria, murmuró. “La Compañía Comercial Oro la empresa más importante de Terra nova. Ellos producen de todo y entre sus filas se encuentran los mejores herreros de la historia.”

Aurora al escuchar la confianza en la voz de Urfin sintió un poco de emoción, pero de inmediato se calmó.

“Veré. Sinceramente no sé muy bien lo que deseo, así que puede ser complicado.” Respondió Aurora.

Estaba siendo honesta. Quería una espada como su espada de entrenamiento, pero también deseaba algo que se adaptara a su capacidad.

El problema era que la mayoría de las espadas de Terra nova estaban diseñadas para terranovense, ya sea teniendo habilidades poderosas o simplemente diseñadas para el control natural de energía mágica que los terranovense eran conocidos.

Si bien ella tenía un alto control de energía mágica, Aurora también tenía que pensar en que la espada se adaptara a la energía mágica de la tierra y más específicamente a sus auras.

“No te preocupes. No miento cuando digo que los mejores herreros de la historia están aquí. Literalmente algunos viejos semidioses viven miles de años ni hablar de aquellos que optan por la inmortalidad como los liches o vampiros.” Comentó Urfin en calma.

Aurora parpadeó sintiendo lo irreal de las palabras de Urfin y ella eventualmente sonrió.

Este mundo existía individuos que han vivido miles de años y múltiples razas con esperanzas de vida milenarias e incluso Semidioses como Dioses, así que sus palabras no eran extrañas.

“Por supuesto, le pediré a mi sobrino que te ayude con el precio, pero estoy seguro que encontraremos algo que te guste… O pediremos que lo puedan diseñar.” Añadió Urfin notando su expresión.

A diferencia de Cithrel que probablemente diría que le regalaría las armas, Urfin conociéndola fue claro con el precio, lo que fue agradable para Aurora.

Luego de un par de minutos un enano delgado con una barba ligeramente recortada de color negro se acercó y sonrió abrazando a Urfin.

“Tío! ¡Hoy es un día de suerte!” Exclamó Jadun Jadegrog luego de las presentaciones y con una sonrisa, explicó. “Actualmente está presente uno de los supervisores. Cuando le conté que tu vendrías con una acompañante queriendo ayuda, él me comentó que nos ayudaría.”

“Un Supervisor es como un Director Ejecutivo de la Tierra. Ellos generalmente supervisan empresas de este tipo.” Explicó Urfin en calma al mirarla.

A diferencia de Jadun que parecía emocionado, la expresión de Urfin fue extraña lo suficiente como para que Aurora pudiera identificarlo.

“¿Hay algún problema? Preguntó Aurora con curiosidad.

“No. Para nada. Los Supervisores se encargan de empresas como estas en diferentes mundos. Ellos pueden acceder a una cantidad de infinitas de recursos y tienen contactos con todo tipo de personas.” Explicó Jadun emocionado.

Urfin le dio una señal para que se calmara y luego la observó a ella.

“La Compañía Comercial Diamantes es la más grande de Terra nova, pero ellos son una sucursal en el gran esquema.” Dijo Urfin y dudando un momento, explicó. “En cierto sentido ellos pueden considerarse una Iglesia Comercial. Cientos de compañías por diferentes mundos bajo un dios.”

Aurora primerió asintió encontrando extraño la relación que Urfin acababa de hacer, pero luego de un momento frunció el ceño.

“¿A que Dios pertenece?” Preguntó sintiendo que ya sabía la respuesta.

Ella entendía que los Dioses en este mundo eran normales y al igual que existían Iglesias que adoraban a diferentes ‘Dioses’, también existían otros medios de adoración y organización. Para Dioses centradas en artes marciales como espada, se encontraban ‘academias de artes’ e incluso para dioses más aguerridos ‘Ordenes’.

La ‘Religión’ podía presentarse en diversas maneras y los dioses mostraban su poder por distintas formas no solamente por un sistema de ‘Iglesia’ ortodoxo.

Aquí era similar. Un Dios que controlaba diferentes compañías comerciales por diferentes mundos extendiendo su dominio y control por ese medio.

El problema para Aurora era a qué tipo de dios se trataba.

“El Dios de la Riqueza, del Comercio y la Usura.” Respondió Urfin en calma.

Aurora reconoció los títulos, pero faltaba un título que era más conocido que otros.

“Vamos.” Dijo Aurora con un medio suspiro.

Ella controló su expresión y Urfin asintió sin notar su estado y sus preocupaciones, pero Aurora no decidió aclararlas, simplemente continuó.

Ambos subieron por un ascensor mecánico durante varios pisos y cuando la puerta se abrió avanzaron por un pasillo hasta una oficina cuya vista daba a la ciudad.

Jadun tocó la puerta y luego de recibir permiso entro sin ocultar su emoción.

“Señor he traído a mi tío y su invitada.” Informó Jadun.

En el asiento detrás del escritorio un enano de cabello blanco levantó su mirada revelando sus ojos dorados. Ojos brillantes y relucientes era lo único extraño de ese enano cuya larga barba se extendía hasta el abdomen.

“Oh, el legendario Urfin Jadegrog y…” Dijo el enano con una sonrisa animada saludando a Urfin y luego dando su mano hacia ella, la observó detenidamente y preguntó. “¿Y tú eres su invitada, cierto?”

El enano la observó y su sonrisa reveló que la conocía, llevando a que Urfin frunciera el ceño sin entender.

Sin embargo, Aurora dio su mano.

“Aurora Campbell.” Respondió Aurora en saludo y estrechando la mano con calma, preguntó. “Gruvreas, cierto?”

Gruvreas el Dios de la Riqueza, del Comercio y de la Usura. Mejor conocido como Avaricia, el Guardián del Tercer Infierno sonrió al ser reconocido.

“En carne y hueso.” Respondió Gruvreas.


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TG - Capítulo 705
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Capítulo 705: Lo correcto.

Capítulo 705: Lo correcto.

Aurora bebió una taza de té y observó a Gruvreas que estaba sentado al otro lado del escritorio con una sonrisa.

Urfin y su sobrino Jadun ya se habían retirado. El primero reconoció que el Supervisor no era alguien tan simple y había decidido darles espacio a ambos.

Para Aurora fue bueno, ya que no sabía cómo Urfin tomaría la idea de que ella era la sobrina de la Emperatriz del Infierno… Después de todo, una Primordial como Jezabel en la historia de Terra nova a veces no era bien aceptada.

Las historias de la Emperatriz del Infierno eran largamente reconocidas y ella no ocultaba su presencia y sus ‘hazañas’… Una entidad que trajo tanto cambios como destrucción.

Y bajo el mando de ella se encontraban los Guardianes de los Infiernos, específicamente siete de ellos. Cada uno de ellos manejaban un aspecto que se extendía entre diferentes mundos y cuyo poder era inconmensurable.

Como si fuera poco, ellos controlaban múltiples mundos por diferentes medios y la persona que estaba delante de ella, lo hacía por medio del comercio.

“No pareces tan sorprendida.” Dijo Gruvreas en calma.

“Acabo de encontrarme hace unas horas con Abrahel. Creo que ella quito gran parte de mi energía.” Respondió Aurora con mayor calma de lo que esperaba.

Lujuria… Ciertamente logró sorprenderla de maneras muy extrañas y Aurora había terminado agotada, así que ahora al encontrarse a otro importante dios estaba más tranquila.

“Así que Lujuria se me adelanto.” Murmuró Gruvreas con un suspiro y volviendo a levantar la cabeza, preguntó. “¿El té es delicioso?” 

Aurora observó la taza vacía que terminó con un tragó y asintió.

“A mi hermana le encantaría. Especialmente si va acompañado con algo más delicioso.” Respondió Aurora con una media sonrisa.

Habló de su hermana porque estaba ligeramente avergonzada de haber terminado el té de inmediato, pero Gruvreas simplemente se levantó y se acercó para servirle más.

Fue humilde y tranquilo, siempre revelando calma como un negociante experimentado.

“¿Por qué hacen esto?” Preguntó Aurora al tener el té en su taza y viendo a Urfin, cuestionó. “¿Qué sentido tiene acercarse a mí? ¿No sería mejor ir a por mi hermano? ¿O a Jezabel?

Aurora hizo la pregunta de la cual tenía curiosidad.

¿Qué sentido tiene acercarse a ella? Gruvreas al servirle té actuó de manera humilde como si él no fuera un Dios.

Para Aurora tenía más sentido que ellos fueran detrás de su hermano o de Jezabel, que de ella.

“Por qué Su Majestad te considera su familia y tienes importancia a sus ojos.” Respondió Gruvreas y viendo que ella no encontraba la respuesta satisfactoria, explicó. “Su Majestad el Emperador no le gusta acercarse a nosotros y no podemos molestar a Su Majestad la Emperatriz al menos que ella nos llame.”

Al Emperador se estaba refiriendo a su hermano y Aurora que recordaba haber escuchado ese título, frunció el ceño encontrando extraño que su hermano no le gustara acercarse a los dioses del infierno.

Aun así, ella supuso la respuesta y…

“¿Es por lamebotas?” Preguntó Aurora de manera inconsciente.

Aurora al darse cuenta primero se preocupó, pero al final al ver al enano reírse entretenido, no lo pensó demasiado.

“Si. Probablemente lo sea.” Respondió Gruvreas y revelando una risa, añadió. “Por supuesto, yo no. Por tal razón no aparecí de repente y me acerqué a ti. Conocer al cliente es importante.”

La forma que mencionó ‘aparecer de repente’ hizo que Aurora recordara a alguien y ella primero dio un medio suspiro y luego bebiendo todo el té de vuelta se relajó.

“Cliente?” Preguntó con curiosidad.

“Por supuesto. ¿No buscabas una espada? No, ni siquiera tiene que tratar de una espada. Dime lo que buscas y te lo daré, independientemente de lo que sea.” Explicó Gruvreas y en calma, añadió. “Ya sea una espada o un buen té.”

Evitó mencionar que ‘lo que sea’ era literalmente lo que ella deseara y no lo mencionó porque no quería asustarla o presionarla. Gruvreas a diferencia de Abrahel que jugó con sus emociones y secretos personales, fue metódico sin provocar rechazo.

Y él logró evitar que ella se sintiera estresada por relacionarse con un dios.

“¿Y el precio?” Preguntó Aurora en calma.

“El precio depende de lo que desees. No te daré nada gratis como otros, pero tendrás un descuento adecuado.” Respondió Gruvreas.

No fue extremo queriendo regalarle algo que ella probablemente rechazaría, pero tampoco mencionó que no le cobraría. El punto intermedio perfecto para que ella no se sintiera incomoda.

Lo peor era que no lo reveló de tal forma que era aterrador. Gruvreas al mencionar que la trataría como un cliente, dejó en claro que había aprendido de ella, lo suficiente como para que el trato se pudiera llevar a cabo.

“Quiero un lugar para entrenar. Uno donde pueda aprovechar cada día de la Tierra.” Anunció Aurora luego de decidirse.

Lo de Alice todavía le preocupaba y la duda todavía permanecía en su mente sin poder irse, lo que llevó a que ella buscara acelerar su entrenamiento.

No sabía cuantos días permanecería en este mundo hasta que ella pudiera encontrar la respuesta del equipo de Urfin.

“Conozco un lugar sellado. El dueño tuvo conflictos con múltiples dioses así que fue sellado. Debido al sello la diferencia de tiempo es de un día terrícola a una semana en ese sitio. Es un área extensa, pero el único problema es que esta poblado por bestias de todo tipo.” Respondió Gruvreas y en calma, añadió. “El dueño puede ser algo hablador, pero el lugar es perfecto. ¿Qué te parece?”

Un sitio relacionado a dioses… A tal nivel estaba hablando, algo que probablemente Cithrel no podría ofrecerle o incluso ella no podría conseguir de modo normal.

“¿Y el costo?” Preguntó Aurora en calma.

“Tengo negocios en la tierra y me gustaría tener un empuje. Sinceramente es imposible para mi convertirme en la primer o segunda mayor empresa terrícola, pero la tercera… Es una posibilidad.” La respuesta de Gruvreas hizo que Aurora frunciera el ceño de inmediato.

Gruvreas fue decidido ni siquiera dudó en revelar su intención… Su Avaricia.

La Primera Empresa de la Tierra era la Empresa Cosmos y la Segunda la Empresa Apicius… Dos megas empresas que se extendían por toda la tierra con un poderío e influencia extrema.

En cuanto a la tercera empresa… Aurora no sabía quién era, pero con su desconocimiento era suficiente para mostrar que no eran lo suficiente importantes como para ser conocidas.

Al menos no lo suficiente como para ganar el ‘tercer lugar’.

“¿No es un precio demasiado alto?” Preguntó Aurora con calma.

Querer convertirse en la tercer mayor empresa era un precio demasiado alto y si bien Aurora sentía que podía ayudarlo, no lo valía.

Sin embargo, Gruvreas hizo ese pedido no para mostrar su avaricia, sino que para negociar.

“Lo es. Por tal razón te daré dos cosas. La primera es una espada. Me encargare de darte una espada que en tus manos podrá cortar lo que sea.” Dijo Gruvreas enfatizando la última parte y en calma, añadió. “Y segundo tendrás un aliado que seguirá todas tus órdenes y te ayudará con tus objetivos.”

Aurora soltó una risa al entender las verdades intenciones de Gruvreas.

Él mencionó un precio alto al inicio dando la impresión de que se quería aprovechar de su situación, pero luego reveló su intención.

Le daría una espada que se ajustara a sus manos para cortar ‘lo que sea’… Incluyendo Dioses.

Tal arma probablemente tenía un valor incalculable, pero su propuesta no terminaba ahí, sino que el ofrecimiento de ‘aliado’ significaba que ella tendría a un dios y probablemente a todos sus adoradores de la tierra en sus manos.

Sin embargo, a pesar de eso, Aurora no podía decir que él le estaba ‘regalando’ todo, ya que permitir que Gruvreas creciera en la tierra significaba que él extendiera su influencia y, por ende, extender su poder.

Los Dioses Infernales en la Tierra permanecían ocultos y no se mostraban tan abiertamente en ese mundo y la razón probablemente era por su madre y por Jezabel.

“¿Qué tal?” Preguntó Gruvreas en calma.

Ella podría ayudarle a él extender su influencia y él actuaría como un aliado y le daría una espada cuyo valor no podía definirse. La razón por la cual a Aurora le parecía un trato justo era porque ella no le gustaba la idea de dejar que Dioses Infernales extendieran su influencia en la tierra.

Quizás ellos no harían nada, pero muchos individuos creyendo que se ganarían su favor harían locuras y esas locuras afectarían inocentes. Similar a lo que sucedió al inicio del Gran Cataclismo que hubo múltiples rituales en nombre de los Dioses Infernales.

“Suena bien… Demasiado bien.” Murmuró Aurora con un suspiró.

Aurora sentía que estaba pagando un precio y no que estaba recibiendo ayuda ‘gratis’ y por tal razón no se sintió disconforme… Era una razón estúpida, pero Gruvreas logró que tal razón se sintiera valida.

“La tierra es importante para mí.” Dijo Aurora de repente.

Zerzura era importante para ella, pero en cierto modo ahora que ella leyó más sobre los dioses entendió la importancia de la Tierra. Para Dioses que buscaban extender su dominio, un universo tan extenso como el suyo era un tesoro.

Uno que muchos deseaban conseguir.

“Lo entiendo. A mí también me importa mucho lo que es mío.” Respondió Gruvreas asintiendo.

La forma que dio a entender fue extraña como si tratara a la tierra como un objeto que ella tenía en sus manos. Aurora lo observó, pero finalmente agitó la cabeza y levantó su mano.

Entendía que él también se estaba refiriendo a sus propios negocios y como tal si su negocio peligraba en la tierra, él actuaria… Tal era lo que Aurora deseaba.

En vez de pedirle a su cuñada o pedir ayuda, un ‘trato’ sonaba como algo que ella podría aceptar… Un trato que podría cumplir por su cuenta.

“Sera un placer trabajar contigo, Gruvreas.” Dijo Aurora en calma.

“El placer es mío, Aurora.” Respondió Gruvreas con una sonrisa que no podía contener su felicidad.

Aurora al mirarlo simplemente suspiró… Esperaba estar haciendo lo correcto.


“HAHAHAHA!”

Una risa enloquecida sonó en un espacio en blanco y provino de un enano de cabello blanco canoso que no podía contener su entusiasmo y felicidad.

“¡Esta es mi victoria!” Exclamó observando a tres individuos que destacaban.

La primera era una mujer de cabello negro con cuernos largos rojos y ojos sumamente rojos. Ella usaba un vestido blanco que revelaba sus largas piernas.

El otro era un gigantesco demonio de cuatro brazos cuyas dos hachas clavaron en el piso como si estuviera furioso de su perdida.

“Fue suerte.” Respondió Ira, el soldado más leal de Su Majestad.

Su voz sonaba irritada y la furia en sus ojos rojos era evidente, pero Gruvreas que era mucho más pequeño que ese gigante Dios Demonio sonrió.

“¿Lo es? Yo lo llamo preparación.” Respondió Gruvreas con una sonrisa llena de confianza.

Aurora Campbell no le agradaba comunicarse con dioses ni interactuar con ellos y si bien actualmente parecía haber ganado más confianza, seguía sintiéndose incomoda.

Tampoco le gustaba recibir ayuda gratis y siempre trataba de devolver en caso de que la ayudaran. Recibir ayuda de conocidos era aceptado, siempre que no fuera extremo.

En cuanto a desconocidos como ellos… Aurora nunca aceptaría ayuda o incluso un regalo de su parte y lo rechazaría de inmediato.

Buscar la manera de que Aurora Campbell pudiera aceptarlos era un excelente modo de competir y Avaricia que sintió que le gano a Ira, observó a Lujuria cuya expresión era tranquila.

“Felicidades por tu victoria. Sabes que si cometes un error Su Majestad se encargara de ti, ¿cierto?” Dijo Lujuria con una ligera sonrisa en su rostro.

Avaricia… Gruvreas lo sabía, pero realmente no importaba.

Ser un Guardián del Infierno por cientos de miles de años no se debió a su fuerza personal, sino que a su largo esfuerzo y trabajo.

Si él causaba, aunque sea un pequeño disgusto a la única cuñada de Su Majestad, su existencia terminaría con un chasquido de dedos y aun así…

“Tengo negocios que hacer. No quiero decepcionar a mi socia.” Dijo Gruvreas con una risa descarada.

Él logró lo que nadie había logrado antes, acercarse a Aurora Campbell, la cuñada de la existencia más importante a sus ojos… No, quizás no era el primero, pero realmente no importaba, al menos era el primer de los tres presentes.

“WAAAAAAAAH!”

Escuchando el grito de Ira, conocido como el Dios de la Locura, Gruvreas se rio. Sabiendo que probablemente ese lunático colega causaría problemas a la primera oportunidad que tuviera.


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