Es una minita?
Sin embargo, el otro joven continuó riendo imperturbable, como si hubiera escuchado el chiste más divertido del mundo. Su risa resonaba en el aire, desafiando la seriedad del chico de ropa deportiva.
Al percatarse de la falta de reacción por parte de su amigo, el ceño fruncido se intensificó en el rostro del chico de ropa deportiva. La confusión se mezclaba con la molestia, y una sensación de incomodidad se apoderaba de él. ¿Por qué su amigo se reía tanto? ¿Qué había encontrado tan gracioso en ese simple comentario?
Movido por una mezcla de curiosidad y frustración, el chico de ropa deportiva no pudo contenerse más y dejó escapar su irritación. Sus palabras salieron cargadas de enfado, con un tono desafiante y molesto:
- "Che, ¿vos no te cansas de reírte? ¿Acaso me veo con cara de payaso o qué?"
El otro joven, aún envuelto en carcajadas, parecía ajeno a la molestia que sus risas habían desencadenado en su compañero. Sin detener su caminar, continuó riendo mientras intentaba contener la risa con una mano en la boca.
- "Para, boludo. ¿De qué te ríes? Dime el chiste, salamín, que yo también quiero reírme", insistió el chico de ropa deportiva, exasperado y buscando una respuesta que justificara tanto alboroto.
La molestia del chico de ropa deportiva iba en aumento. La risa incontrolable de su amigo lo desconcertaba aún más. ¿Qué había sucedido para que su compañero estuviera tan hilarante? No entendía por qué era motivo de risa o cómo había pasado de una conversación normal a esta situación absurda.
A pesar de los intentos del otro chico por contenerse, las constantes preguntas lo hicieron incapaz de mantener su seriedad. La risa estalló otra vez su interior, burbujeando desde el fondo de su ser hasta que finalmente se liberó en una explosión de carcajadas. Lágrimas de risa comenzaron a brotar de sus ojos, mientras trataba de controlar su respiración agitada.
- "JAJAJAJA", reía sin cesar, incapaz de contenerse. La escena se volvía cada vez más cómica, y sus risas se entremezclaban con el enfado del chico de ropa deportiva, creando un ambiente absurdo y surrealista.
- "Jajajaj, wey, ¡para! Si sigo riendo, la gente pensará que me comí la verga de un payaso", logró decir entre risas el otro chico, intentando contener la hilaridad que los embargaba.
"Pero contá, boludo, ¿vos y yo no somos amigos?", expresó el chico molesto, incapaz de comprender la negativa de su compañero.
El otro chico, con el ceño fruncido, permanecía en silencio, sin encontrar las palabras adecuadas para responder.
"¿Wey, te acordás de ese vato medio... puñetas? ¿Cómo era?", preguntó el chico , intentando recordar el nombre que tanto olvidaba.
"¿Qué pibe, pa?", respondió el chico de ropa deportiva, visiblemente confundido por la dirección que estaba tomando la conversación.
-”Aparte que tiene que ver conmigo el pelotudo ese” El chico con uniforme deportivo despotricaba molesto .
El chico continuó riendo mientras intentaba pronunciar el nombre del chico pelirrojo, luchando por recordarlo. Su mente parecía jugarle una mala pasada, entrelazando las risas con la dificultad para recordar su nombre.
- "A... Anu... Aritz... ¡El Aritz! ¡Ese mero!", logró decir finalmente, señalando al chico de ropa deportiva y respondió con una mirada triunfante.
El chico de ropa deportiva le respondió confundido.
- "¿Aritz? ¿Un vato? Rodrigo, ¿me estás tomando el pelo?"
-”Pero como me vas a cuestionar si te estoy jodiendo!?” Rodrigo respondió molesto.
-“Wey, es vato, el pinche Aritz!. El pelirrojo puñal !”
“¿Que pelirrojo boludo? Si solo había una pibita pelirroja que estudiaba en la otra sección. Luego del kinder no la volvi a ver mas”
- "¡JAJAJAJA! No mames, pinche wey. Así que también eres medio joto. No te me acerques, wey, no vaya a ser que tanto tiempo de compás, me hayas querido enamorar y yo ni cuenta me di", bromeó el otro chico , riendo a carcajadas.
- "Che, vos sos el medio puto, ¡a mí me gustan las minitas, pa!", respondió el chico de ropa deportiva , tratando de defenderse.
- "No, puñetas, a mí no me vas a hacer cambiar de parecer tan fácil. ¡Ya hasta estás confundiendo al pelirrojo con una morra, wey!", continuó bromeando el otro chico mientras las risas disminuían lentamente.
El chico de ropa deportiva frunció el ceño, desconcertado por las palabras de su amigo. No podía creer lo que estaba escuchando.
"¿Pelirrojo? ¿Vos me estás intentando romper las pelotas? ¡Esa minita no puede ser hombre, boludo!", exclamó con incredulidad, tratando de encontrar alguna lógica en lo que le estaban diciendo.
Rodrigo soltó una carcajada, como si estuviera disfrutando de la confusión de su amigo. Mirándolo con una sonrisa traviesa, respondió:
"No me hagas perder el tiempo dando explicaciones, ya estamos cerca. Cuando lleguemos, simplemente acércate y pregúntale algo".
El chico de ropa deportiva, aunque aún confundido, decidió seguir el juego y asentir con la cabeza.
"Va", respondió brevemente, decidido a encontrar respuesta que se avecinaba.
La extraña conversación atrajo la atención de algunos transeúntes curiosos.
Desde no muy lejos, Aritz se percató de la presencia de los dos chicos que caminaban en su dirección. Observó cómo uno de ellos se reía desesperadamente, lo cual lo hizo fruncir el ceño con desconcierto.
"¿Qué par de raros son esos? ¿Por qué el narizón me está mirando fijamente?", se preguntó Aritz, sintiendo una ligera incomodidad.
Inmediatamente, su mente comenzó a divagar, imaginando las posibles intenciones ocultas de aquel chico. "¿Será otro de esos pervertidos que quieren que una chica con pipí se los clave? En fin, en el peor de los casos, será mejor ignorarlos", pensó, decidido a no darles demasiada atención.
Inicia sesión para reaccionar y/o comentar a este capítulo



Comentarios del capítulo: (0)