Capítulo 1614: ¡Un barco se acerca desde el horizonte!

Unos días después, Meng Hao y Xu Qing se marcharon, habiendo dejado a sus padres con sus bendiciones eternas.

En cuanto al cultivador que había intentado interferir en la bola de seda, no hace falta decir que tuvo un mal final. Había ofendido a Meng Hao, el señor del cielo estrellado, y lo había hecho de una forma que no era mejor que masacrar una secta o incluso arrasar un mundo. Para Meng Hao, era realmente peor que cualquiera de esas cosas.

El cultivador desapareció sin dejar rastro. Fue completamente borrado, junto con los recuerdos que existían de él en las mentes de la gente que le había conocido. Era como si nunca hubiera existido en el cielo estrellado para empezar.

Considerando el estatus y la posición de Meng Hao, normalmente no haría tal cosa. Sin embargo, ese insignificante cultivador... había invadido el lugar más preciado del corazón de Meng Hao.

El cultivador fue destruido en cuerpo y alma, sin ser siquiera consciente del monumental desastre que había provocado.

Hubo una última cosa que Meng Hao hizo antes de irse. Llevó a Xu Qing río abajo hasta un pueblo de pescadores.

Allí, vieron a un pescador, un tipo corpulento que estaba lanzando una red de pesca. El río estaba repleto de peces, así que el hombre se sorprendió cuando al tirar la red sólo encontró una calabaza en su interior.

Miró con curiosidad la calabaza, preguntándose por qué estaría tirada en el fondo del río. Parecía casi nueva, pero la parte superior estaba tapada, convirtiéndola en un recipiente de almacenamiento.

El pescador se quedó allí, examinando con curiosidad la calabaza, y estaba a punto de abrirla cuando vio a Meng Hao y a Xu Qing.

"Eres el Señor Zhou del Clan Zhou, ¿verdad?" Preguntó Meng Hao, con los ojos brillando como si estuviera muy contento de estar hablando con este hombre. Sonrió. "¿Le importaría venderme esa calabaza?"

El hombre corpulento se quedó mirando sorprendido por un momento, aparentemente sorprendido de que esta persona conociera su apellido. Miró la calabaza y sonrió. "Es sólo una calabaza. No vale nada. Si la quieres, hermano mayor, puedes quedártela". Con eso, le entregó la calabaza a Meng Hao.

Meng Hao la tomó, pero negó con la cabeza, y sus ojos brillaron. Xu Qing se quedó a un lado, observando sorprendida. Casi parecía que este fornido pescador fuera un viejo amigo de Meng Hao. Sin embargo, ella siempre sentía una sensación de familiaridad hacia los viejos amigos de Meng Hao, y este hombre parecía un completo extraño.

"Insisto en comprarla", dijo Meng Hao. "¿Qué te parece esto? Te daré diez piezas de plata por ella. ¿De acuerdo?" Con eso, extendió su mano, dentro de la cual había diez piezas de plata.

Los ojos del fornido pescador se abrieron de par en par. Aparentemente, pensaba que este joven era un completo imbécil. Respiró profundamente y aceptó la plata, con cara de vergüenza. Luego se rascó la cabeza y dijo: "Uh, esto..."

"Ni lo mencione, Señor Zhou". Con eso, Meng Hao sacó tres piezas más de plata y las puso en la mano del pescador. "Aquí hay tres piezas más de plata. Tómalas. Todo esto es para pagar una deuda que tenía con el Clan Zhou hace años".

Esta vez, la mandíbula del pescador cayó.

Meng Hao no había terminado. "Aquí hay algunas píldoras medicinales. Hiérvelas en agua y beba el elixir resultante. Traerá bendiciones al Clan Zhou para todas las generaciones venideras en este cielo estrellado. Le deseo salud y buena fortuna, señor. Esto... es el interés por una deuda de tres platas, contraída hace incontables épocas". Después de que Meng Hao diera la plata y las píldoras medicinales al fornido pescador, parecía como si se hubiera quitado un gran peso de encima. Aparentemente, incluso su base de cultivo se había acercado a un avance.

Era como si un Hilo de Karma que se remontaba a incontables edades en el pasado hubiera sido finalmente satisfecho.

Meng Hao rió con ganas, entonces agarró la botella calabaza en una mano y la mano de Xu Qing en la otra, mientras daba un paso hacia delante. Ese paso le llevó al Cielo, al vasto cielo estrellado.

Allí, entre las estrellas, Xu Qing miró inquisitivamente a Meng Hao y preguntó: "¿Quién era?".

"En la época en la que me metiste en el mundo del cultivo, era un erudito", dijo, riéndose. "Le debía al Mayordomo Zhou del Condado de Yunjie tres piezas de plata.... Después de todas las épocas que han pasado, ¡finalmente he conseguido pagar la deuda completa y con intereses!"

Los ojos de Xu Qing se abrieron de par en par con incredulidad por un momento, y luego comenzó a reír. Finalmente, sus ojos se posaron en la calabaza.

"Tiré esta misma botella de calabaza desde el monte Daqing, hace tantos años. Supongo que hemos llegado a un gran círculo. Ahora que la tengo de vuelta, podría escribir una nueva ambición, y lanzarla al Universo". Los ojos de Meng Hao brillaron con anticipación mientras miraba hacia los confines. Su expresión era realmente un poco tímida, y cuando Xu Qing se dio cuenta de ello, no pudo evitar reírse en voz alta. Sólo podía imaginar la escena... de Meng Hao viajando por las profundidades del Universo... repartiendo tímidamente pagarés.

Ahora no había nada que le retuviera. Había resuelto todos los asuntos pertinentes, y ahora, su antigua personalidad aparecía finalmente.

"Ya es hora de irse", dijo. "En algún lugar del Universo están el Fantasma, el Dios y el Diablo. Han estado esperando ahí fuera durante mucho tiempo... Me pregunto si puedo conseguir que alguno de ellos me escriba un pagaré". Con el corazón rebosante de ambición y la cara llena de ardor piadoso, dio otro paso adelante. Xu Qing se reía tan fuerte que le dolían los costados, y el loro graznaba como una tormenta a la gelatina de carne balbuceante. Se desvanecieron y, cuando reaparecieron, ya no estaban en el cielo estrellado de las Montañas y los Mares, sino en el Universo ilimitado.

En el majestuoso Universo, había infinitas posibilidades. Había infinitos misterios, e innumerables mundos, como semillas, llenos de vida ilimitada.

Más adelante, apareció una nave, que también se dirigía a las partes más profundas del Universo. La cubierta de la nave estaba cubierta, lo que impedía ver su interior. Era una nave vieja y destartalada, pero, de alguna manera, irradiaba un poder ilimitado.

Un anciano estaba sentado con las piernas cruzadas en la proa, y en la popa había un joven vestido con una túnica negra, con una expresión gélida y un aura asesina girando a su alrededor.

El hombre de la proa era el Viejo Exterminio.

¡El joven de la popa era Masacre!

Cuando Meng Hao los vio, sonrió. "Compañeros Daoístas, ¿les importaría que mi mujer y yo nos uniéramos a ustedes en sus viajes?" Dio otro paso hacia delante, y estaba en el barco.

Masacre abrió los ojos, miró y asintió. Luego volvió a cerrar los ojos. Sin embargo, en su rostro podía verse la más leve de las sonrisas.

El Viejo Exterminio abrió sus ojos, y brillaron con una extraña luz. Miró a Meng Hao por un largo momento, después sonrió.

Girando su cabeza, llamó: "Aprendiz, tenemos algunos nuevos invitados a bordo. Por favor, trae dos copas de vino".

En el interior del camarote apenas se oyó una voz femenina que reconocía las palabras de Exterminio. Entonces, la cortina que colgaba de la puerta del camarote se apartó, y apareció una hermosa joven, en cuyo rostro había una débil y enigmática sonrisa.

Miró a Meng Hao, y luego a Xu Qing, y sus ojos empezaron a brillar. Al mismo tiempo, sus mejillas parecían enrojecer de vergüenza.

"Hermano Mayor Fang Mu, Hermana Mayor Xu Qing, no estoy aquí para causar problemas", dijo. "Este es el barco de mi Maestro, y... mi Maestro quería que estuviera aquí". Sonrió.

Los ojos de Meng Hao se abrieron de par en par.

Xu Qing la miró, luego se cubrió la boca y se rió. Dando un paso adelante, estrechó las manos de la joven entre las suyas.

Si esa hermosa joven no era Chu Yuyan, entonces ¿quién podría ser?

Fin.

Otras Historias 1: El Padrastro Ke

Un suave viento soplaba en el cielo mientras el sol poniente teñía las nubes de luz roja. El resplandor del atardecer convertía las tierras en azafrán, y los campos de trigo ondulaban con ondas anaranjadas.

Todo era muy hermoso.

Los tallos de trigo flotaban al viento, creando una escena esplendorosa que llenaría de asombro a cualquiera. Era como un paraíso celestial.

La tierra aquí era fértil, del tipo que facilita la cosecha. Como resultado, la gente que la cultivaba era rica. Estaba habitado por mortales, la población estaba muy repartida por las tierras. Cada uno vivía en sus propias mansiones y cuidaba de sus propias familias.

En las tierras altas había una mansión particular habitada por un padre y un hijo. El hijo era muy filial, y a pesar de la riqueza que su familia había acumulado, no se comportaba como un creído. El respeto y el amor que mostraba a su padre no podían ser igualados.

El padre no era muy viejo, sólo unos cuarenta años, pero ya era espectacularmente rico. Todos los días, al amanecer, le gustaba salir al patio y mirar al cielo, o a los campos de trigo. Por la noche, salía de nuevo a mirar el cálido cielo vespertino.

Era feliz. Los exuberantes campos significaban que su familia tenía mucho que comer. Pero lo que más le hacía feliz era su hijo.

Todos sus vecinos sabían lo filial que era su hijo; era el tipo de actitud que parecía calar en sus huesos, algo que formaba parte de su propia alma. Era como si, sin importar el tiempo o el lugar, su amor por su padre fuera insuperable.

Ese hombre era Ke Yunhai, y su hijo era Ke Jiusi.

Debido al profundo deseo de Ke Jiusi, Meng Hao se había asegurado de que se reuniera con su padre después de reencarnarse.

No podían recordar mucho de su vida pasada, pero en esta vida, tanto Ke Yunhai como Ke Jiusi eran muy felices.

Ahora eran mortales. Cuando Ke Jiusi se casó, se organizó un gran banquete al que fueron invitados todos los amigos y familiares. Duró varios días, y llenó la mansión de bullicio y emoción.

El tiempo pasó para ellos. Día tras día. Año tras año.

Ke Jiusi se hizo mayor, y pronto apareció una nueva generación en la familia. Ke Yunhai se hizo mayor. No importaba el tiempo que pasara, la mansión era siempre un lugar cálido y cariñoso. A Ke Jiusi siempre le gustaba salir al exterior y mirar al cielo. Nunca cambió esa costumbre.

"Abuelo, ¿qué estás mirando?" Su nieto solía hacer esta pregunta, y Ke Yunhai nunca respondía. Siempre se limitaba a sonreír y sacudir la cabeza. Ke Jiusi despeinaba a su hijo, pero en el fondo de sus ojos era obvio que sabía la respuesta a la pregunta.

Pasaron veinte años, y el nieto era ahora un hombre joven. Ke Yunhai era aún más viejo, pero sus ojos eran tan claros como siempre. De hecho, eran más claros que antes, como si ahora fuera capaz de ver su vida anterior.

Un día, cuando su nieto le hizo la misma pregunta de siempre, suspiró.

"Estoy esperando a tu tío".

"¿Mi tío?", respondió el nieto adulto, con cara de asombro.

"Siempre he tenido la sensación de que tu padre tiene un hermano menor. Se fue hace mucho tiempo y aún no ha vuelto". Ke Yunhai parecía estar pensando en el pasado, pero en el fondo de sus ojos se veía un brillo intenso.

Su nieto no lo entendía, pero Ke Jiusi sí. Sus ojos brillaban de la misma manera. Era el brillo de... una profunda concentración.

**

Muchas personas que vivían en este mundo eran viejos amigos y familiares de Meng Hao que habían renacido en el ciclo de reencarnación.

Antes de marcharse con Xu Qing, Meng Hao vino a ver a toda esa gente, visitando un planeta tras otro, contemplando una vez más todas las caras familiares....

Envuelto en sus pensamientos, finalmente llevó a Xu Qing a una masa de tierra en particular que flotaba en el cielo estrellado.

"¿Tienes viejos amigos aquí?", preguntó suavemente, mirando la masa de tierra.

Él sonrió y miró la masa de tierra por un momento. Con los ojos llenos de recuerdos, dijo: "Aquí hay alguien a quien admiro. Alguien a quien nunca podré olvidar. Tengo que ir a verlo antes de que nos vayamos".

Era invierno. El sol se ponía, iluminando las tierras de rojo. Una suave brisa soplaba mientras Meng Hao y Xu Qing aparecían en el patio de cierta mansión.

Aparentemente, el reencarnado Ke Yunhai no podía ver a Meng Hao. Estaba allí, mirando al cielo, acompañado por Ke Jiusi y su nieto.

Meng Hao les miró, entonces caminó hacia delante y se dejó caer para inclinarse ante Ke Yunhai.

Aunque no podían verle, se inclinó de todos modos, tocando su cabeza en el suelo. Los recuerdos pasaron por su mente. Recordó cómo su padrastro había cuidado de él en la Secta del Antiguo Demonio Inmortal. Recordaba haber sentido el amor paternal por primera vez. Esos mismos sentimientos llenaban ahora su corazón.

Nunca olvidaría cómo su padrastro Ke había cuidado de él. En aquel entonces, había asumido que Ke Yunhai pensaba que él era Ke Jiusi, aunque eso no era cierto.

Nunca olvidaría cómo su padrastro Ke había estado dispuesto a pagar cualquier precio por él. Su pelo se había vuelto lentamente blanco, y finalmente falleció. Sólo en ese momento final, Meng Hao se dio cuenta de que Ke Yunhai había sabido todo el tiempo que él no era Ke Jiusi.

Nunca olvidaría lo que ocurrió cuando fue absorbido por la ilusión fuera de la Vasta Expansión. Su padrastro Ke se había suicidado, todo para ayudar a Meng Hao a despertar de su estupor.

Mientras Meng Hao se inclinaba, estos pensamientos llenaban su mente.

Xu Qing estaba de pie a un lado, y cuando vio lo que estaba ocurriendo, lo entendió. Caminando hacia delante, también se arrodilló para hacer la reverencia, como debería hacer una nuera.

"Padrastro", dijo Meng Hao, "sólo he venido a verte por última vez...."

Casi tan pronto como las palabras salieron de su boca, Ke Yunhai bajó repentinamente la mirada. El brillo de sus ojos se intensificó y sonrió.

Ke Jiusi tuvo una reacción similar, y una amplia sonrisa apareció en su rostro.

El nieto de Ke Yunhai, el joven que era hijo de Ke Jiusi, parecía confundido por las sonrisas en los rostros de su padre y su abuelo.

"Puedo sentirlo", dijo Ke Yunhai, sonriendo. "Tu tío está aquí…"