Bajo la Luz de la Luna
Así transcurrió el día. Jun Xie había completado sin esfuerzo la misión diaria y el sonido familiar del sistema notificó que sus recompensas habían sido entregadas.
—¡Has recibido 10 monedas sistemáticas! —¡Has recibido talismán de 50 km!
Jun Xie no tardó en revisar la descripción del talismán.
Talismán de 50 km: Al usarlo, serás teletransportado inmediatamente a un lugar aleatorio en un radio de 50 km de tu posición actual.
El joven asintió, satisfecho con el objeto. Una herramienta útil en situaciones complicadas. En este mundo, las ventajas eran esenciales, y ese talismán sería invaluable si alguna vez se encontraba en peligro. El escape siempre será una opción.
—Es hora de intentar subir un nivel en mi cultivo —dijo consigo mismo, mirando al frente con determinación.
Se acomodó en posición de meditación, cerró los ojos y comenzó a concentrarse. Sabía que su base de cultivo comenzaba a reconfigurarse después de las duras sesiones de práctica con los Golpes Mortales. Sentía que algo dentro de él se estaba desbloqueando, y un escalofrío de emoción recorrió su cuerpo. Era como una chispa que nacía en lo más profundo de su ser, expandiéndose, tomando forma.
La sensación fue indescriptible, como si un torrente de energía fluyera a través de sus venas, arrastrando consigo cada partícula de su ser. En ese instante, una explosión resonó en su interior, como si algo hubiera estallado en su interior. La sensación era tan placentera como dolorosa, y, sin embargo, no deseaba que se detuviera.
—¡Cuarto nivel de Físico Templado! —pensó, e incluso esa simple frase se sintió como una victoria. Lo logré en medio día… en solo unas horas lo que no pude lograr en años.
Jun Xie sonrió con una mezcla de satisfacción y asombro. Esta sensación… de ver mi cuerpo volverse más fuerte… De alguna manera, lo sentía como algo adictivo. Cada aumento de poder se sentía como una recompensa tangible, algo que podía tocar, que podía sentir en su cuerpo. Este progreso, esta fuerza… todo está al alcance de mi mano.
Abrió los ojos y se observó en silencio. Su cuerpo era diferente. Algo había cambiado, y lo sentía en cada músculo, en cada fibra de su ser. Estaba más fuerte, más consciente de su potencial.
El tiempo pasó rápido, y una semana se desvaneció como un suspiro. Jun Xie continuó su entrenamiento con disciplina, enfocándose en los Golpes Mortales y en completar las misiones diarias. Aunque las misiones eran repetitivas, cada vez requerían más esfuerzo, y las recompensas de monedas aumentaban. Sin embargo, los objetos que recibía no eran más que una compensación secundaria. No le molestaba; entendía que el sistema no iba a brindarle todo en bandeja de plata.
Gracias a este régimen constante, Jun Xie logró ascender nuevamente. Ahora se encontraba en el quinto nivel de Físico Templado, el mismo nivel que aquellos niños que lo habían golpeado en su pasado. Sin embargo, a diferencia de antes, Jun Xie ahora se sentía seguro. Su técnica de cultivo le otorgaba una ventaja que pocos poseían. Los discípulos que despertaban su linaje sanguíneo tenían acceso a técnicas poderosas, pero él ya había alcanzado esa etapa. No solo tenía la fuerza para defenderse, sino que también podría eliminar a los que se atrevieran a desafiarlo.
—Aunque la velocidad de mi progreso es impresionante, aún no es suficiente para alcanzar a otros —murmuró en voz baja. Sus pensamientos se tornaron sombríos mientras contemplaba el futuro.
Sabía que el anfitrión anterior de este cuerpo probablemente habría alcanzado niveles de poder superiores si hubiera tenido la ambición necesaria. Sin embargo, el Jun Xie de ahora no escatimaría esfuerzo alguno para elevarse. No permitiría que nada ni nadie lo detuviera en su camino hacia la cima.
El brillo de la luna iluminaba la oscuridad cuando Jun Xie salió al exterior. Gracias al Brazalete Origen, no tenía que temer por las bestias mágicas que pudieran acecharlo. Su propósito era claro: encontrar un alma perdida. Cada alma recolectada sería una herramienta más para su ascenso.
Recorrió el terreno durante horas, hasta que una luz destellante llamó su atención. Sin hacer ruido, se acercó. A medida que se aproximaba, la luz aumentaba de intensidad, y pronto pudo oír voces que emergían desde el origen de la luz.
—¿Hermano Wang, realmente este lugar es seguro? —preguntó una niña, que no debía de tener más de 10 años, vestida con túnicas celestes. A su lado, un niño avivaba una fogata.
El niño, aparentemente más experimentado, levantó la mirada, tranquilo, como si nada pudiera perturbarle.
—No te preocupes, hermana. Este lugar está alejado de las bestias mágicas. Mañana al amanecer regresaremos a la secta y continuaremos cultivándonos. —La niña, al escuchar las palabras tranquilizadoras de su hermano, se relajó visiblemente.
Ambos habían estado vagando por la cordillera durante días, buscando alguna aventura o ganancia, pero solo habían encontrado algunas hierbas espirituales. Aunque la niña estaba algo desanimada por la falta de progreso, se sentía feliz de pasar tiempo a solas con su hermano mayor.
—Hermana Wu, vi una madriguera por el camino. Iré a traer algunos conejos para cenar. —El niño habló con determinación, mirando al frente.
La niña, aunque deseaba acompañarlo, no insistió. El niño, al parecer, no quería que ella lo siguiera.
—No hace falta. Si vamos los dos, los conejos podrían huir.
La niña no dijo nada más. Solo asintió y se quedó en silencio, mientras su hermano se alejaba en la oscuridad.
El niño pronto se adentró en el bosque. En poco tiempo, llegó a un árbol caído de gran tamaño. Con agilidad, se acercó al tronco, levantó una tapa de hojas y musgo, y sonrió satisfecho al ver lo que estaba oculto allí.
Dentro del tronco, encontró un pequeño espacio lleno de hierbas de alta calidad, todas exhalando un aura espiritual tan pura que casi podría tocarse. El niño comenzó a sacar hierbas de su propia mochila y las colocó dentro del tronco, cubriéndolo todo nuevamente. Luego, se alejó, con cautela, asegurándose de que nadie lo siguiera.
Lo que el niño no sabía era que sus acciones habían sido observadas. Jun Xie había estado al acecho en las sombras, observando con atención cada uno de sus movimientos.
Con una sonrisa burlona, Jun Xie emergió de la oscuridad, sus pasos silenciosos y calculadores. Se acercó al tronco donde el niño había escondido las hierbas, destapó el espacio con precisión y lo que vio hizo que su sonrisa se expandiera aún más.
—¿Quién pensaría que un niño tan pequeño ya tendría este nivel de egoísmo? Aunque, pensándolo bien, no es sorprendente. Este mundo está lleno de gente como él. —Jun Xie murmuró en voz baja, pero su tono era gélido.
Jun Xie había planeado originalmente matar a ambos niños para completar la segunda etapa del tutorial y usar la técnica de Canibalismo para absorber su talento. Pero se detuvo cuando vio que eran dos. La técnica de Golpes Mortales era más eficiente en enfrentamientos uno a uno, y no estaba seguro de poder manejar a ambos al mismo tiempo. La fuerza de la técnica aumentaba con cada golpe, pero solo si se tenía el tiempo de desarrollarlo.
Pensó en esperar y separar a los dos. Y, al parecer, el destino le había concedido lo que necesitaba. El niño había decidido separarse. Jun Xie lo observó con interés, su mente ya maquinando cómo abordar la situación.
Finalmente, cuando el niño se alejó lo suficiente, Jun Xie se acercó al tronco. Con un toque ligero, sacó las hierbas que allí reposaban, sintiendo una corriente refrescante recorrer su cuerpo. Después de pensarlo un momento, decidió absorberlas.
Su mar espiritual resonó con energía, mientras él comenzaba a reclamar lo que consideraba suyo, sabiendo que el poder estaba al alcance de su mano.
Un Mundo Sin Misericordia
Jun Xie no sabía cómo comenzar, pero entonces, un destello brilló en sus ojos. Era un aviso del sistema.
—¡Consejo del sistema! —Hacer uso de la habilidad Canibalismo para absorber el Qi Espiritual de las hierbas espirituales es más eficiente.
Jun Xie mostró una expresión de sorpresa, pero rápidamente la reemplazó con calma. Aunque el consejo era claro y sencillo, las palabras indicaban que su habilidad Canibalismo no solo podía devorar el talento de los demás, sino también el Qi Espiritual, la energía esencial para el cultivo.
Sin pensarlo dos veces, cerró el sistema y comenzó a devorar una hoja azulada que resplandecía levemente.
—¡Has usado Canibalismo! —Anunció el sistema.
Apenas devoró la hoja, una oleada intensa de Qi Espiritual surgió de su plexo solar, llenando su mar espiritual. Jun Xie pudo sentir cómo la energía fluía por todo su cuerpo. Sin perder tiempo, devoró otra hierba espiritual, y el mismo fenómeno ocurrió.
No mostró misericordia y, uno tras otro, devoró todas las hierbas espirituales. En poco tiempo, su nivel de cultivo había ascendido.
—¡Sexto nivel de Físico Templado! —Exclamó el sistema.
Solo con unas veinte hierbas espirituales de bajo grado, su cultivo había avanzado considerablemente.
—No es extraño que sea un tabú… —murmuró Jun Xie, cerrando los puños mientras sentía la fuerza recorriendo sus raíces espirituales.
Sabía que su vida en este mundo estaba destinada a ser aún más intrigante.
Poco después, abandonó el lugar y regresó a donde había dejado al dúo.
Ahí, la niña permanecía, con la cabeza enterrada entre sus rodillas, su rostro reflejando una tristeza palpable. Habían pasado unos minutos desde que su hermano mayor Wang se fue, y la sensación de abandono la envolvía. Solo podía esperar, aferrándose a la esperanza de no haber sido dejada atrás.
—¿Eh? —Su voz tembló al escuchar pasos acercándose. Rápidamente se puso en guardia, empuñando un cuchillo en su delicada mano.
—¿Quién anda ahí? ¡Sal de una vez! —gritó, su tono lleno de arrogancia juvenil.
Sin embargo, tras un largo silencio, nadie apareció. Esto solo aumentó su molestia, y su voz volvió a alzarse.
—¿No te atreves a aparecer? Mi Secta Gorrión no te dejará ir si te atreves a actuar descaradamente en nuestra cordillera.
Al mencionar el nombre de su secta, un aire de seguridad regresó a su interior. Sabía que nadie se atrevería a desafiar a la Secta Gorrión en su propio territorio.
Pero, en ese preciso momento, una risa irónica resonó.
Esto hizo que su ceño se frunciera, y la seguridad que había sentido desapareció. Nuevamente, se escucharon pasos, y en un parpadeo, un niño apareció frente a ella. Su rostro era angelical, pero sus ojos, fríos y calculadores, la hicieron estremecer.
—¡Corre! —su instinto gritaba, pero no podía moverse.
Jun Xie observó a la niña con una calma inquietante y, con una ligera sonrisa, dio un paso al frente.
—Lo siento, señorita, pero lamentablemente no podrás ver un próximo amanecer. —Dijo, y al instante, se abalanzó sobre ella con una velocidad fulminante.
La niña intentó esquivarlo, pero fue demasiado tarde. El golpe de Jun Xie la alcanzó en el pecho, enviándola varios pasos hacia atrás. No hubo tiempo para respirar. Con un movimiento fluido, su otra mano lanzó otro golpe.
Los golpes no se detuvieron. Cada uno parecía más fuerte que el anterior, y la niña no podía hacer nada para defenderse. Después de cuatro impactos, su cuerpo ya no pudo soportar más. Vomitó sangre y varios huesos se rompieron. No tuvo oportunidad de contraatacar.
Tirada en el suelo, cubierta de sangre y con el rostro pálido, Jun Xie se detuvo. Ya no la atacaba, solo la observaba como un depredador observa a su presa antes de dar el golpe final.
La niña, temblando, miraba al chico con ojos llenos de desesperación, llorando desconsolada.
—N-No… D-Detente… —susurró, con la voz quebrada por el miedo.
Pero Jun Xie, con una mirada imperturbable, seguía acercándose lentamente, disfrutando del terror palpable que emanaba de ella. Sus instintos gritaban que no había escapatoria.
Y sin prisa, tomó a la niña por el cuello, aplicando una presión que hizo que su respiración se volviera dificultosa.
—Agh… Agh… —La niña luchaba en vano, pero la fuerza de Jun Xie era imparable. Sus ojos empezaron a perder todo signo de vida, y su cuerpo se rindió.
El sistema, en ese instante, emitió una notificación.
—¡Felicidades! Has recibido 5 monedas sistemáticas.
Segunda etapa del tutorial:
- Eliminar 10 cultivadores (1/10).
Jun Xie se sorprendió al ver las monedas. No sabía si el sistema le había recompensado por matar a la niña o si al eliminar cultivadores se otorgaban monedas sistemáticas. Tampoco le dio demasiada importancia; se había acostumbrado a los caprichos del sistema. Ahora, lo único que le interesaba era devorar el talento de su víctima.
Sin perder tiempo, se dirigió a su plexo solar, donde se encontraba la raíz espiritual de la niña. La extrajo sin remordimientos, ignorando su carne y sangre.
Las raíces espirituales eran la fuente principal del Qi Espiritual, la mayor concentración de energía en el cuerpo de un cultivador. Jun Xie, con rapidez, devoró las raíces, y su cuerpo retumbó.
Una oleada de Qi Espiritual incomparable a las hierbas que había devorado antes invadió su cuerpo, infundiendo fuerza en cada fibra de su ser.
—Bang! —El sonido de su avance resonó en su mente.
—Séptimo nivel del Físico Templado. —Anunció el sistema.
Pero eso no fue todo. El Qi Espiritual seguía llenando su cuerpo, y sus raíces espirituales continuaban absorbiendo más energía.
Jun Xie sintió que podría avanzar al octavo nivel del Físico Templado, pero sabía que necesitaba estabilizar su cuerpo antes de continuar. El cultivo no era algo que se pudiera forzar sin consecuencias.
Observando el cadáver de la niña, sabía que no podía dejarla allí. No por compasión, sino porque el lugar en el que se encontraba debía ser ocultado, y no quería dejar evidencia de sus acciones.
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