Un Mundo Sin Misericordia
Jun Xie no sabía cómo comenzar, pero entonces, un destello brilló en sus ojos. Era un aviso del sistema.
—¡Consejo del sistema! —Hacer uso de la habilidad Canibalismo para absorber el Qi Espiritual de las hierbas espirituales es más eficiente.
Jun Xie mostró una expresión de sorpresa, pero rápidamente la reemplazó con calma. Aunque el consejo era claro y sencillo, las palabras indicaban que su habilidad Canibalismo no solo podía devorar el talento de los demás, sino también el Qi Espiritual, la energía esencial para el cultivo.
Sin pensarlo dos veces, cerró el sistema y comenzó a devorar una hoja azulada que resplandecía levemente.
—¡Has usado Canibalismo! —Anunció el sistema.
Apenas devoró la hoja, una oleada intensa de Qi Espiritual surgió de su plexo solar, llenando su mar espiritual. Jun Xie pudo sentir cómo la energía fluía por todo su cuerpo. Sin perder tiempo, devoró otra hierba espiritual, y el mismo fenómeno ocurrió.
No mostró misericordia y, uno tras otro, devoró todas las hierbas espirituales. En poco tiempo, su nivel de cultivo había ascendido.
—¡Sexto nivel de Físico Templado! —Exclamó el sistema.
Solo con unas veinte hierbas espirituales de bajo grado, su cultivo había avanzado considerablemente.
—No es extraño que sea un tabú… —murmuró Jun Xie, cerrando los puños mientras sentía la fuerza recorriendo sus raíces espirituales.
Sabía que su vida en este mundo estaba destinada a ser aún más intrigante.
Poco después, abandonó el lugar y regresó a donde había dejado al dúo.
Ahí, la niña permanecía, con la cabeza enterrada entre sus rodillas, su rostro reflejando una tristeza palpable. Habían pasado unos minutos desde que su hermano mayor Wang se fue, y la sensación de abandono la envolvía. Solo podía esperar, aferrándose a la esperanza de no haber sido dejada atrás.
—¿Eh? —Su voz tembló al escuchar pasos acercándose. Rápidamente se puso en guardia, empuñando un cuchillo en su delicada mano.
—¿Quién anda ahí? ¡Sal de una vez! —gritó, su tono lleno de arrogancia juvenil.
Sin embargo, tras un largo silencio, nadie apareció. Esto solo aumentó su molestia, y su voz volvió a alzarse.
—¿No te atreves a aparecer? Mi Secta Gorrión no te dejará ir si te atreves a actuar descaradamente en nuestra cordillera.
Al mencionar el nombre de su secta, un aire de seguridad regresó a su interior. Sabía que nadie se atrevería a desafiar a la Secta Gorrión en su propio territorio.
Pero, en ese preciso momento, una risa irónica resonó.
Esto hizo que su ceño se frunciera, y la seguridad que había sentido desapareció. Nuevamente, se escucharon pasos, y en un parpadeo, un niño apareció frente a ella. Su rostro era angelical, pero sus ojos, fríos y calculadores, la hicieron estremecer.
—¡Corre! —su instinto gritaba, pero no podía moverse.
Jun Xie observó a la niña con una calma inquietante y, con una ligera sonrisa, dio un paso al frente.
—Lo siento, señorita, pero lamentablemente no podrás ver un próximo amanecer. —Dijo, y al instante, se abalanzó sobre ella con una velocidad fulminante.
La niña intentó esquivarlo, pero fue demasiado tarde. El golpe de Jun Xie la alcanzó en el pecho, enviándola varios pasos hacia atrás. No hubo tiempo para respirar. Con un movimiento fluido, su otra mano lanzó otro golpe.
Los golpes no se detuvieron. Cada uno parecía más fuerte que el anterior, y la niña no podía hacer nada para defenderse. Después de cuatro impactos, su cuerpo ya no pudo soportar más. Vomitó sangre y varios huesos se rompieron. No tuvo oportunidad de contraatacar.
Tirada en el suelo, cubierta de sangre y con el rostro pálido, Jun Xie se detuvo. Ya no la atacaba, solo la observaba como un depredador observa a su presa antes de dar el golpe final.
La niña, temblando, miraba al chico con ojos llenos de desesperación, llorando desconsolada.
—N-No… D-Detente… —susurró, con la voz quebrada por el miedo.
Pero Jun Xie, con una mirada imperturbable, seguía acercándose lentamente, disfrutando del terror palpable que emanaba de ella. Sus instintos gritaban que no había escapatoria.
Y sin prisa, tomó a la niña por el cuello, aplicando una presión que hizo que su respiración se volviera dificultosa.
—Agh… Agh… —La niña luchaba en vano, pero la fuerza de Jun Xie era imparable. Sus ojos empezaron a perder todo signo de vida, y su cuerpo se rindió.
El sistema, en ese instante, emitió una notificación.
—¡Felicidades! Has recibido 5 monedas sistemáticas.
Segunda etapa del tutorial:
- Eliminar 10 cultivadores (1/10).
Jun Xie se sorprendió al ver las monedas. No sabía si el sistema le había recompensado por matar a la niña o si al eliminar cultivadores se otorgaban monedas sistemáticas. Tampoco le dio demasiada importancia; se había acostumbrado a los caprichos del sistema. Ahora, lo único que le interesaba era devorar el talento de su víctima.
Sin perder tiempo, se dirigió a su plexo solar, donde se encontraba la raíz espiritual de la niña. La extrajo sin remordimientos, ignorando su carne y sangre.
Las raíces espirituales eran la fuente principal del Qi Espiritual, la mayor concentración de energía en el cuerpo de un cultivador. Jun Xie, con rapidez, devoró las raíces, y su cuerpo retumbó.
Una oleada de Qi Espiritual incomparable a las hierbas que había devorado antes invadió su cuerpo, infundiendo fuerza en cada fibra de su ser.
—Bang! —El sonido de su avance resonó en su mente.
—Séptimo nivel del Físico Templado. —Anunció el sistema.
Pero eso no fue todo. El Qi Espiritual seguía llenando su cuerpo, y sus raíces espirituales continuaban absorbiendo más energía.
Jun Xie sintió que podría avanzar al octavo nivel del Físico Templado, pero sabía que necesitaba estabilizar su cuerpo antes de continuar. El cultivo no era algo que se pudiera forzar sin consecuencias.
Observando el cadáver de la niña, sabía que no podía dejarla allí. No por compasión, sino porque el lugar en el que se encontraba debía ser ocultado, y no quería dejar evidencia de sus acciones.
Golpes Mortales
Luego de haber movido el cadáver de la chica hacia un lugar alejado, Jun Xie esperó pacientemente junto a la fogata, sin ocultar su figura. A estas alturas, no hacía falta actuar con cautela.
Revisó las pertenencias de la chica, y solo encontró algunas monedas, nada más interesante. Sabía que la persona que probablemente tendría más cosas era el otro chico, quien había saqueado su tesoro.
En este momento, se encontraba esperando con una expresión tranquila junto al fuego. Después de algunos minutos, escuchó unos pasos.
Era el chico Wang, quien venía con un conejo blanco que acababa de ser asesinado.
—¿Quién eres? —preguntó Wang al notar la presencia tranquila de Jun Xie, aunque solo podía ver su espalda. No era su hermana pequeña, eso lo tenía claro.
Dejando el conejo en el suelo, rápidamente sacó una daga de su túnica y adoptó una postura defensiva.
Jun Xie observó las acciones del chico, y aunque notaba que tenía más experiencia que su anterior víctima, no se mostró perturbado.
En ese momento, Jun Xie se giró lentamente para ver al chico. Ambos se miraron fijamente; los ojos del niño Wang reflejaban alerta y precaución, mientras que los de Jun Xie permanecían tranquilos, como si nada pudiera alterarlo.
—¿Jun Xie? —dijo Wang, reconociendo el rostro de su oponente. La expresión de precaución de inmediato se transformó en burla.
Jun Xie, aunque sorprendido por el reconocimiento, no mostró ninguna emoción en su rostro.
—No pensé ver a este desperdicio... —comentó Wang sin interés, guardando su arma mientras comenzaba a acercarse, observando con desdén.
A sus ojos, Jun Xie no representaba una amenaza. Él se encontraba en el séptimo nivel del Físico Templado, mientras que Jun Xie apenas alcanzaba el tercer nivel. No había comparación.
—¿Hey, has visto a una chica por aquí? —preguntó Wang con tono arrogante, sin dejar de buscar señales de su hermana.
Jun Xie no se inmutó ante la actitud del chico. En su mente, tenía otras intenciones.
—Ah, sí, se fue por acá. Guiaré el camino —respondió mientras comenzaba a caminar hacia el lugar donde había dejado el cuerpo.
Wang resopló con desdén y comenzó a seguirlo de cerca. Mientras caminaban y atravesaban varios árboles, una sensación inexplicable se apoderó de su corazón, pero desapareció tan rápido como llegó.
—Compañero de cultivo, ahí está su hermana —dijo Jun Xie, señalando el cadáver con una sonrisa que transmitía un escalofrío aterrador.
Wang, aún sin entender del todo la extraña sensación, se acercó rápidamente y miró hacia donde Jun Xie señalaba. Al instante, sus ojos se llenaron de horror. El cuerpo mutilado y ensangrentado de la chica estaba allí, con una expresión de terror congelada en su rostro. En su vientre, un agujero del tamaño de un puño se hacía visible, y sus ojos estaban abiertos, mirando al vacío.
De repente, un escalofrío recorrió su cuerpo, como si el peligro lo acechara. Inmediatamente se giró y vio a Jun Xie en movimiento, atacando.
El fuerte golpe de Jun Xie impactó contra los antebrazos de Wang, quien intentó bloquear el inesperado ataque. El golpe fue absorbido por su defensa, pero antes de que pudiera recuperar el aliento, Jun Xie lanzó otro ataque.
Wang no tuvo tiempo de reaccionar. Cada golpe se sentía más fuerte, hasta que el cuarto impacto lo lanzó a volar, estrellándose contra el tronco de un árbol.
Jun Xie dejó de atacar. Wang, aterrorizado por la fuerza explosiva de su oponente, intentó levantarse, aunque su cuerpo estaba cubierto de heridas y fracturas.
Recordaba haber visto a Jun Xie ser apalizado por otros niños no hacía mucho tiempo, pero ahora, su cultivo había avanzado a una velocidad impresionante, superándolo con creces.
—Realmente no pienses en tratar de hacer un movimiento. Aceptar tu destino es parte de ser hombre —dijo Jun Xie, acercándose con paso firme, como si fuera el dueño de este lugar.
—¡No me estés jodiendo! —gritó Wang, furioso, con los dientes apretados. Sabía que no tenía ninguna oportunidad de salir con vida, pero aún intentaba hacer el mayor daño posible. Desesperado, tomó su arma y corrió hacia Jun Xie con la intención de cortarlo.
Jun Xie bufó con desdén, como si estuviera viendo a un ratón intentar enfrentarse a un gato. No se quedó de brazos cruzados. Comenzó a usar los Golpes Mortales.
Su primer puño fue directo al brazo donde Wang sostenía el arma. El impacto fue tan fuerte que Wang no pudo evitar soltar la daga.
El segundo golpe fue a su cara, y el chico cayó al suelo, aturdido.
El siguiente movimiento fue una patada cruzada que impactó en el estómago de Wang, mandándolo a rodar varios metros.
Wang vomitó sangre, su estómago se desgarró y sus dientes se rompieron. Sus ojos ya no podían abrirse tras el segundo golpe.
Ya no quedaba nada del chico arrogante que había sido al principio.
Jun Xie tomó la cuchilla caída y caminó lentamente hacia Wang, quien ya no tenía fuerzas para pedir misericordia. Sin vacilar, Jun Xie cortó.
Tras unos últimos intentos de resistir, Wang murió desangrado.
Ding!
¡Felicidades! Has recibido 10 monedas sistemáticas.
Segunda etapa del tutorial:
- Eliminar 10 cultivadores (2/10).
El sistema sonó, notificando su recompensa. A diferencia de antes, esta vez había recibido una cantidad mucho mayor.
—¿Sistema, en qué se basa la cantidad de monedas que recibo por eliminar a alguien? —preguntó Jun Xie, interesado.
Ding!
¡Mientras más talento y trasfondo tenga la víctima, mayor es la cantidad de monedas y recompensas!
—Interesante... —pensó Jun Xie, reflexionando sobre sus planes a futuro. Aunque aún no podía usar las monedas sistemáticas, sabía que la tienda del sistema sería clave para aumentar su fuerza. Necesitaba hacer una fortuna.
Sin pensarlo dos veces, arrancó las raíces espirituales y comenzó a devorarlas.
Como antes, su cuerpo se llenó de Qi espiritual y una nueva explosión resonó en el aire.
Bang!
¡Octavo nivel del Físico Templado!
Una vez que alcanzó el avance, abrió los ojos, ahora brillando con una sonrisa satisfecha en su rostro.
—Es mejor completar la segunda etapa del tutorial, aunque no sé cuánto tiempo me tomará... —pensó Jun Xie, mientras comenzaba a planificar su próximo movimiento.
El tiempo pasó rápidamente, y un mes después de que Jun Xie dejara la Secta Gorrión, en un lugar lleno de flores brillantes y aves cantoras, Yu Yue caminaba acompañada de Jun Xia.
Había decidido notificarle la desaparición repentina de su primo Jun Xie. Sabía que no podía ocultarlo por más tiempo.
Al principio, Jun Xia buscó por todos lados una forma de encontrarlo, pero al final, todo fue en vano. No hubo pistas, y la habitación de Jun Xie estaba vacía, con solo los muebles intactos.
—Xiaer, debes dejar ir esa pesadez que te retiene. Deja ir a Jun Xie. No debes desanimarte… —dijo Yu Yue tratando de consolarla.
Jun Xia, sin embargo, no pudo evitar las lágrimas. Recordaba la última vez que había visto a Jun Xie, y sentía un vacío indescriptible en su corazón.
—Maestra, perdón por decepcionarla... —dijo entre sollozos, mientras las lágrimas caían por su rostro.
Yu Yue permaneció en silencio, sin saber qué más decir. Sabía que este era un proceso que Jun Xia debía superar por sí misma.
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