Duelo.
“Comiencen”
Xu Zhen y aquel joven se miraron fijamente y dieron pasos lentos el uno al otro, en guardia.
Ambos atacaron al mismo tiempo. Tras cuatro intercambios rápidos, chocaron un puñetazo frontal: directo y sin reservas. Cada uno intentando aplastar el golpe del otro.
Xu Zhen se vio obligado a retorcer tres pasos y el joven solo uno.
“Ya gané”, Xu Zhen declaró con una sonrisa confiada; como si su victoria fuera solo cuestión de tiempo.
“Claramente gané el intercambio... ¿De qué estás hablando?", dijo el joven confundido.
Xu Zhen levantó sus manos y enseñó el dorso de sus manos al joven; sus manos estaban llenas de cicatrices, por cortes, golpes, y sus nudillos contaban la historia de cientos de peleas. Las manos de Xu Zhen no concordaban con su edad o complexión.
“Tienes razón, el intercambio demostró que eres más fuerte que yo”.
“Pero no lo suficiente para derrotar lo que representan estas manos, mis artes marciales”.
Aquel joven se tomó un momento antes de responder “¿Crees que no he practicado? ¿Que no sé luchar?”
Xu Zhen volvió a ponerse en guardia. “Claro que sabes pelear, solo que no tan bien como yo”, sonrió antes de cerrar la distancia.
Xu Zhen avanzó con un golpe directo, su puño derecho trazando una línea veloz hacia el rostro del joven.
El cultivador de túnica carmesí alzó su brazo para bloquear... pero el golpe nunca llegó.
¡Una finta!
En ese instante, Xu Zhen giró la cadera y lanzó una patada feroz con la pierna delantera, golpeando con precisión las costillas del joven, cuya expresión se torció por el impacto.
El joven reaccionó al instante, intentando contraatacar con su mano delantera, pero Xu Zhen ya se había deslizado hacia atrás, dejando solo aire para que el joven golpeara.
Y entonces, con un giro repentino, su pierna trasera barrió con fuerza la pierna delantera del joven, haciéndolo perder el equilibrio. El golpe del joven se desvió al aire, y su postura se quebró por un instante.
Xu Zhen vio la apertura e intentó atacar... Pero mientras se acercaba, la palma del joven apuntó a su rostro; Xu Zhen recordó aquella bola de fuego y no pensó… simplemente reaccionó.
Abandonó su ataque y esquivó a la derecha tan rápido como pudo, descuidando la defensa.
Y fue entonces cuando el contraataque cayó: la mano del joven se extendió como una lanza, buscando perforar su cráneo. Xu Zhen giró la cabeza en el último segundo, pero aun así… un corte profundo rasgó la piel junto a su ojo izquierdo, y la sangre comenzó a fluir.
Ignorando el ardor y la sangre que nublaban su visión, Xu Zhen apretó los dientes y canalizó su qi en el puño. Su cuerpo se impulsó hacia adelante y su golpe se estrelló contra las costillas del joven, justo donde había dado su patada hace un momento.
¡Crack!
El sonido fue claro y seco como el de ramas rotas bajo el pie. El cuerpo del joven se encorvó por el dolor. Xu Zhen le había roto varias costillas con ese golpe.
Ambos tomaron bastante distancia uno del otro e intentaban calmar sus respiraciones agitadas.
“Esa finta con la bola de fuego fue demasiado sucia”, gruñó Xu Zhen, limpiándose la sangre del ojo con la manga.
“No existe tal cosa como táctica sucia”, replicó el joven, sujetándose las costillas con ambas manos.
Después de un par de respiraciones, el joven suspiró profundamente. Su cuerpo comenzó a emanar un denso qi de tono rojo oscuro, como sangre seca. La plaza se llenó de un olor metálico, casi sofocante.
“Parece que es hora de darlo todo”, dijo, retirando las manos de sus costillas mientras se enderezaba. Volvió a ponerse en guardia, y sus ojos ahora ardían con emoción.
Xu Zhen se limpió la sangre que aún le nublaba el ojo izquierdo y respondió con calma.
“Lo mismo digo”.
Un gran qi azul emergió de su cuerpo, titilando como una vela al borde del viento... pero no se extinguía.
(De no ser por mi avance, ¿cuántos intercambios habría soportado? ¿dos? ¿tres?) Xu Zhen apretó su puño. (Pero ahora... ¡Puedo ganar!)
Los meridianos de Xu Zhen duplicaron su tamaño en su último avance; eso no tuvo mucha importancia en el intercambio anterior, pero ahora, cuando liberó todo su qi, se haría notar.
Xu Zhen sabía que su estanque de qi no creció al mismo ritmo que sus meridianos; no podría luchar con todas sus fuerzas tanto tiempo como antes (tal vez cien respiraciones, no creo durar más que eso).
Ambos se lanzaron al mismo tiempo. La distancia entre ellos se cerró en un instante, y la pelea volvió a estallar.
Puños, patadas, codos y palmas volaban en todas direcciones. El ritmo era frenético. Ninguno dominaba por completo; la ventaja pasaba de uno al otro cada pocos intercambios.
Cada vez que el joven golpeaba la zona afectada, no solo dolía… se deterioraba. Su piel se volvía opaca, la carne se resentía, como si el golpe drenara algo vital. Parecía una mezcla entre una quemadura y una infección.
(¿Ese es su qi?) pensó Xu Zhen, soportando el dolor. (Debe ser por su técnica de cultivo...)
Xu Zhen tenía su propia carta de triunfo. Gracias a sus meridianos ampliados, el flujo de su qi era constante y violento. Si el joven era un cuchillo afilado, Xu Zhen era un martillo.
Xu Zhen intentó derrotar a la calidad con cantidad. Pero él sabía que si la pelea se alargaba demasiado... La pelea se inclinaría hacia el joven inmediatamente. Solo le quedaban unas cincuenta respiraciones de tiempo, pudiendo pelear con todo lo que tenía.
Una técnica contra otra. Un estilo contra otro. Y por ahora... no había un claro vencedor.
Los puños se cruzaban como rayos; cada impacto resonaba como un tambor de guerra. Las fuertes pisadas desgarraban el suelo de la arena marcial, y el aire a su alrededor vibraba por la presión del qi.
Xu Zhen forzaba su cuerpo al límite. Golpe tras golpe, esquive tras esquive, su respiración se volvía más pesada, sus movimientos menos fluidos. Aun así, seguía avanzando, respondiendo cada ataque del joven con otro.
Pero a medida que pasaba el tiempo... el ritmo cambió.
El joven comenzó a dominar la pelea. Su qi había disminuido en gran medida; pero el qi de Xu Zhen había disminuido quizá a la mitad. Su estanque de qi estaba vaciándose y el manto de qi a su alrededor se volvió más tenue y pequeño.
A medida que el qi de Xu Zhen descendía, la disparidad física era cada vez más obvia y entonces... Una patada frontal lo impactó en el abdomen.
Xu Zhen retrocedió tres pasos y se mantuvo en pie como pudo.
Su aliento era errático, su visión borrosa. Le temblaban los brazos. El costado le ardía. La sangre del corte junto al ojo seguía fluyendo.
Se volvió a colocar en guardia apresuradamente, pero el joven no atacó.
Entonces sus ojos se fijaron en el joven frente a él, que tampoco estaba ileso; también jadeaba, demasiado cansado para aprovechar la apertura anterior. Las costillas rotas seguían allí. Sus movimientos ya no eran tan fluidos. De las comisuras de la boca del joven escurría sangre... Xu Zhen sabía que no era el único herido, sabía que aún ¡podía ganar!
Xu Zhen bajó un segundo la mirada a sus propias manos, cubiertas de sangre, sudor y polvo. Sintió el qi en su cuerpo menguar.
“¡A la mierda!” Si Xu Zhen quisiera, podría hacer durar su qi otras veinte respiraciones a este ritmo, pero no era suficiente, de nada le servía durar... Tenía que ganar. En cambio, decidió que, en vez de veinte respiraciones con una parte de su capacidad, daría todo, aunque dure solo un par de respiraciones.
Después del grito, el qi de Xu Zhen volvió a elevarse, recuperando la fuerza con la que había comenzado el combate. Sin perder tiempo, se lanzó hacia adelante.
El joven intentó bloquear su avance con un puñetazo, pero Xu Zhen lo interceptó con un codazo directo a los nudillos. El impacto hizo que el rostro del joven se torciera de dolor.
Aprovechando la apertura, Xu Zhen lanzó una patada baja. Que conectó con fuerza en la pierna del joven, haciéndolo tambalear. Aun así, el joven apretó los dientes y respondió con un puñetazo directo al rostro de Xu Zhen.
Xu Zhen no esquivó.
En lugar de retroceder, inclinó la cabeza y bloqueó el golpe con su frente. Se oyó un crujido sordo. La mano del joven se dobló en un ángulo antinatural: era la misma que Xu Zhen había golpeado con el codo segundos antes. Esta vez se había roto por completo.
Ambos se separaron.
Xu Zhen jadeaba. Su qi se desvanecía, disipándose por completo. Su cuerpo temblaba, al borde del colapso. No era solo el daño físico… era el extraño qi del joven. Allí donde lo golpeaba, el cuerpo se le sentía pesado, dificultándole moverse.
El joven intentó avanzar, pero su pierna izquierda cedió. Cojeó. La patada de Xu Zhen le había pasado factura.
Aun así, el joven sonrió. Levantó la vista y apuntó con la palma abierta hacia Xu Zhen.
“Antes esquivaste por un pelo", dijo tranquilo. “Veamos si puedes hacerlo otra vez”.
Una bola de fuego del tamaño de una cabeza surgió de su palma, rugiendo hacia Xu Zhen, haciendo crepitar el aire a su alrededor.
“No te preocupes... ¡No esquivaré!"
Xu Zhen no tenía la más mínima confianza en recibir esa bola de fuego; de haberle dado la primera vez, seguramente habría muerto. Incluso cuando tenía su qi a su alrededor en todo su esplendor, haría todo lo posible para evitarlo.
Si no tiene qi o fuerza física para esquivar o bloquear, solo le queda morir, pensaron muchos.
Xu Lian cerró los ojos. La familia Xu contuvo el aliento. Xu Lie avanzó para salvar a su hijo.
Pero había algo que nadie había tomado en cuenta, la carta de triunfo de Xu Zhen; aquel punto negro sobre su estanque de qi... ¡El sello del vacío astral!
Con un pensamiento, giro sobre sí mismo y aquel punto negro, libero una enorme cantidad de qi, que rodeo a Xu Zhen, con una defensa de qi mucho mayor de la que tenía aun en su punto máximo anterior.
Xu Lie miró la defensa de su hijo y, tras un poco de duda, decidió dejarlo seguir peleando.
Xu Zhen estaba de frente a la bola de fuego que se acercaba rápidamente a él. Cuando se acercó a él lo suficiente, tomó esa bola de qi con las manos desnudas. El sonido de la carne cociéndose sonó; Xu Zhen se deslizó hacia atrás, con los pies arrastrando el polvo. Hasta el borde de la arena marcial, donde la bola de fuego ¡explotó!
Una nube de polvo se alzó, justo a cientos o quizá miles de pequeñas piedras que salieron volando, golpeando a más de un desafortunado.
Dentro de la nube de polvo se encontraba Xu Zhen; sus manos temblaban y sus palmas estaban prácticamente carbonizadas. Pero eso no era nada... Su pecho y abdomen estaban quemados más allá de lo que creyó posible. Xu Zhen tosió una bocanada de sangre y un dolor más allá de lo que creía posible lo asaltó... Su visión se oscurecía.
Pero apretó los dientes y palmas con toda la fuerza que tenía. ¡No se podía rendir!, después de todo... ¡El sello aún tenía qi!
Fuera de la nube de polvo, el joven se inclinó ante la nube de polvo. “Lo hiciste mucho mejor de lo que esperaba, no esperé que alguien de un continente menor, en condensación de qi, podría darme tan buena pele-”
Fue interrumpido por una persona, rodeada de una imponente aura; un qi azul con rayos lo rodeaba. Con ojos de una bestia que ve a su presa, alguien con una sonrisa loca, Xu Zhen salió de aquella nube de polvo.
Rápido, muy rápido. Cerró la distancia en un momento y lanzó un poderoso golpe a la cabeza del joven. Tenía la intención de hacer explotar su cabeza con un poderoso golpe.
Demasiado rápido para que el joven pudiera reaccionar. Demasiado rápido para que los hombres de mediana edad, aquellos en el reino sobre los ancianos, pudieran pararlo.
El puño de Xu Zhen se cernió sobre el rostro del joven, pero... a un pelo de distancia, fue parado por una misteriosa runa que apareció en el aire. El viento de ese golpe hizo que el cabello del joven se agitara violentamente.
Xu Zhen ignoró la runa e intentó dar una patada a las costillas del joven, pero igualmente... cuando estaba infinitamente cerca de golpearlo, una runa lo impidió.
“¡Solo muere!” Xu Zhen intentó dar otro ataque, pero... una bocanada de sangre es todo lo que resultó. Sus piernas tambaleaban; Xu Zhen sintió como su visión se oscurecía desde los bordes. Sus manos temblaban y de él emanaba un fuerte olor a quemado.
Con tales heridas, dar dos golpes tan poderosos solo lo dañó más.
“¡¿Cómo?! ¡¿Qué son esas runas de...?" Xu Zhen exigió explicaciones, pero fue interrumpido; el dolor lo impidió seguir gritando.
El joven tomó unas respiraciones antes de reaccionar; quedó en shock, después de todo... casi muere.
El joven suspiró y negó con la cabeza, para regresar a su entorno.
“Es un amuleto, mira”. De entre sus túnicas, el joven sacó un collar; anteriormente no se podía ver ya que estaba detrás de sus túnicas. “Me lo dio mi padre, tiene su sentido divino en él, solo me protege de ataques mortales; dice que me volveré demasiado arrogante si no me dan una paliza de vez en cuando”.
El joven se tomó un momento, sintiendo el dolor en sus costillas, en su pierna y en su mano. “Y este parece ser el caso”.
Xu Zhen apretó los dientes e intentó no desmayarse; se forzaba a estar en pie (no caigas, no caigas, no caigas...) se repetía en su mente, una y otra vez.
“¿Qué es el sentido divino?”
El joven se tomó un momento para responder “En este pequeño continente, no es algo que necesites saber; pero si sacia tu curiosidad, es algo que tienen los cultivadores más allá de lo que tu continente alguna vez haya dado a luz, les permite ver cosas a una distancia extrema como si fueran sus propios ojos; aparte se puede usar para atacar y defender”.
Xu Zhen pensaba tanto en evitar desmayarse que no pudo prestar mucha atención a lo que dijo el joven.
Pero entonces el joven le preguntó "Si podías hacer algo así, ¿por qué no lo usaste desde el principio?”
Xu Zhen se encogió de hombros y señaló a Mo Tianzhu y al otro hombre de mediana edad: “Ellos habrían evitado que te matara; tuve que buscar la oportunidad para que ellos no pudieran reaccionar”.
El joven sonrió amargamente. “¿No es una estrategia demasiado sucia?”
“No existe tal cosa como estrategia sucia, ¿no dijiste algo similar antes?”, dijo Xu Zhen sin pensar.
“Y luego dicen que nosotros somos los cultivadores demoníac-”, dijo el joven antes de ser interrumpido.
“De todos modos, tu padre te ayudó, ¿no?” Xu Zhen dio un paso enfrente y lo señaló. “Eso significa que gané, ¿cómo puedes traer a tu padre en un duelo uno a uno?”
Xu Zhen lo señaló al rostro: “Maldito trampos-”. No pudo terminar sus palabras; colapsó en el suelo, inconsciente.
El joven vio a Xu Zhen caer inconsciente y señaló a alguien entre los ancianos de la familia Xu: "Tú, ¿cómo se llama él?”
El anciano se tomó un momento antes de responder “¿Por qué te lo-?” No pudo terminar de hablar; se convirtió en un montículo de sangre por un movimiento de la mano de Mo Tianzhu.
El joven señaló a otro anciano: “Misma pregunta”.
“...Se llama Xu Zhen...”, dijo de mala gana.
El joven miró a Xu Zhen inconsciente y ahuecó los puños "Hei Hanyi, quinta etapa de cultivación de qi”.
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