⚠️ Traducción hecha por fans. Sin derechos sobre el contenido original.
Capítulo 48 – Petrificado
Ese lugar no es un centro de defensa. Es un maldito campo militar.
De lo que Luo Yuan podía ver, cuatro torres de cien metros de altura cada una había sido erguidas en cada esquina del campamento, rodeada de púas de hierro como un puercoespín. Aproximadamente cada diez minutos, un avión de combate cruzaría a través del cielo y patrullaría el área para evitar cualquier peligro potencial.
Era bastante obvio que el campamento era la defensa frontal de la ciudad contra los monstruos – parecía la superficie de la luna, debido a todos los cráteres hechos por bombas en la zona. El olor de la pólvora y el humo perfumaban la atmósfera, un presagio del peligro, una advertencia de que una batalla podría ocurrir en cualquier momento dado.
Con cada estruendoso sonido rutinario del avión de combate, se producía una conmoción notable dentro de los bosques. Nadie podía estar seguro si era el retroceso del viento, o los monstruos que reaccionaban aterrorizados al sonido del avión de combate. Mirando más allá del horizonte, Luo Yuan no pudo evitar temer una posible estampida de monstruos.
“La ciudad tiene unos diez de estos campamentos de defensa de primera línea. Éste es el más cercano.” Dijo Qian Dakui en voz alta, sin emoción ante la vista. “¡Muy bien, hombre, vamos a obtener algunas cosas técnicas de cuidado y luego ir a rentar algunas armas!”
Luo Yuan salió de su trance. “¿Tienen todo tipo de armas?”
“¡Bueno, mientras puedas llevarlas, por supuesto! ¡Y hay un montón de cupones de provisión de sobra!” Dijo Yang Dawei mientras fingía contar dinero invisible con sus manos. “Pistolas, escopetas, ametralladoras, granadas de mano… ¡Lo dices, lo tienen! Ellos saben que tienes que tener deseos de morir para salir allí desarmado.”
Salieron del coche y Qian Dakui abrió el maletero, revelando un surtido de armas cuerpo a cuerpo. De manera ordenada, Zhao Cao saco una ballesta y un carcaj cargado antes de esconder sin esfuerzo una bayoneta militar en su cinturón. Yang Dawei tomó un kukri mientras Qian Dakui tomaba una daga y procedía a cerrar el baúl.
Qian Dakui miró la peculiar expresión de Luo Yuan y torpemente explicó: “¡No me mires así! Tomaría mi escudo que es mi firma si pudiese, pero ahora soy un pistolero. No puedo soportar el peso de mi armamento.”
“¿Por qué te estás explicando? ¡No me estaba riendo de ti!”
Mientras Luo Yuan daba palmaditas en el hombro a Qian Dakui, un coche entró en el campamento y se estacionó justo al lado de su coche. Cinco hombres salieron del vehículo riendo a carcajadas y los miraron. La cara de Qian Dakui cambió repentinamente. Él y uno de los hombres se miraron el uno al otro mientras se alejaban – ninguno de los dos quería iniciar una pelea dentro de un campamento militar.
“¿Quiénes son esos hombres?” Preguntó Luo Yuan.
Qian Dakui permaneció en silencio, su expresión era sombría.
Yang Dawei caminó junto a Luo Yuan y respondió en un susurro: “Realmente no sabemos quiénes son, sino que son de la Ciudad Hedong y que una vez estuvimos en una pelea con ellos.”
Luo Yuan podía decir que el trío no había estado en el lado ganador de la pelea, así que decidió no hacer más preguntas.
Antes de que se les permitiese entrar en el edificio central del campamento, tenían que pasar por un puesto de control. Después de que se les diese el permiso, entraron en el vestíbulo de un edificio desgarrado que podría haber sido una vez un banco, excepto que ahora sus paredes y cimientos estaban expuestos a los elementos. Los hombres de la Ciudad Hedong estaban en el mostrador, haciendo su papeleo.
Mientras se acercaban al mostrador, uno de ellos miró furioso e hizo un gesto mientras su amigo reía a carcajadas. El rostro de Qian Dakui enrojeció y él rechinó los dientes con disgusto. Luo Yuan estaba preocupado de que pudiesen comenzar una pelea, pero para su sorpresa, Qian Dakui respiró hondo y miró hacia otro lado. La atmósfera era tensa, pero no era sólo Qian Dakui. Luo Yuan notó que Zhang Cao y Yang Dawei parecían igualmente provocados, sus rostros eran oscuros mientras se contenían, con una mezcla de ira y miedo en sus ojos.
Todavía encontraba la tensión entre las dos partes peculiar, así que observó a los hombres de la Ciudad Hedong un poco más. Mientras los miraba, uno de los hombres lo notó y le sonrió. Luo Yuan estaba impresionado de que ese extraño hubiese sentido su observación encubierta. Estaba seguro de que él era el que había estado perturbando al grupo de Qian Dakui.
‘Esto no puede estar bien. Parece demasiado normal para ejercer tanto terror, ¡su aura no es ni siquiera tan intimidante! Es tan… normal. Ni siquiera lo notarías en una multitud. Es bastante obvio que él no es el alfa de la manada. Se parece más a un compañero.”
Luo Yuan arrugó su frente, sumido en sus pensamientos.
Cuando los cinco hombres terminaron sus papeles y dejaron el área, sólo entonces Qian Dakui y compañía exhalaron un suspiro de alivio y volvieron a tranquilizarse. Luo Yuan siguió a Qian Dakui a una oficina al lado del almacén de municiones. Un hombre de mediana edad, algo corpulento, estaba descansando en medio de la oficina. Estaba vestido con un uniforme militar, pero parecía más un hombre de negocios. Saludó a los recién llegados con una sonrisa.
“¿Qué necesitan?”
Yang Dawei, que estaba a cargo de la logística, le preguntó a Luo Yuan si necesitaba armas, pero él declinó cortésmente. Explicó que su propia espada era todo lo que necesitaba y que no era muy bueno con un arma de todos modos.
Yang Dawei miró a Qian Dakui antes de que se volviese hacia el oficial, “Simplemente lo habitual, oficial Huang. Tendremos una ametralladora ’56 ‘, una escopeta ’88 y un lanzagranadas. ¿Supongo que no ha habido aumento en los precios?”
“Todavía el mismo precio por el momento. Estamos esperando un poco de aumento ya que los militares están gastando más de lo que solían.” Respondió el oficial sin levantar la vista. Golpeó algunos números en la calculadora antes de añadir: “Los depósitos te costarán un cupón de arroz de 2000 gramos. ¿Necesita municiones?”
La expresión de Yang Dawei se volteó hacia la incredulidad por los precios, pero sabía que no había nada que pudiesen hacer al respecto. “Tomaremos veinte penetradoras, mil balas de pistola comunes, cinco rondas de granadas y ocho granadas de mano.”
“Eso será un cupón de arroz de 6850 gramos.”
Yang Dawei sacó una cartera y no perdió tiempo en pagar. Fue entonces cuando el oficial levantó la vista y sonrió, “¿No crees que necesitarás un mortero?”
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