⚠️ Traducción hecha por fans. Sin derechos sobre el contenido original.
Capítulo 145 – Comida retrasada (3)
Independientemente del número de tropas a reunir, carece de significado si estas sólo existen sobre el papel. Aquiroa se dio cuenta plenamente de esta verdad absoluta cuando vio que Sungchul ni siquiera actuó cuando pidió refuerzos.
“¿Podría ser que este hombre ya hubiera eliminado a todos mis subordinados antes de llegar aquí?”
Era la única explicación sólida de lo que estaba pasando. Las piernas de Aquiroa cedieron, dándole la sensación de entrar en caída libre. Era la total y absoluta desesperación. Sin embargo, Aquiroa no podía permitirse rendirse tan fácilmente. Ella agitó su mano vigorosamente y gritó con una voz aguda.
– ¡Ahmuge! ¡Mátalo!
Sujin se fundió entre las sombras, y la mente de Aquiroa empezó a trabajar a sobremarcha.
“Uniendo del factor descabellado del Contrato del Alma Mítico más la espada de grado legendario de un asesino, incluso ese monstruo no será capaz de actuar descuidadamente. Debo de aprovechar ese tiempo para acumular mi poder mágico restante y lo que queda de los Soldados de la Salvación para arrinconarlo...”
Todo esto fue planeado en un instante. Sungchul entonces hizo su jugada. Primero golpeó con Fal Garaz a los Soldados de Salvación que lo rodeaban.
¡Wham!
Ni siquiera tuvo que golpear muy fuerte. Los Soldados de la Salvación se convirtieron en gelatina de un solo golpe a pesar de poseer un notable valor de resistencia física de 90%. Originalmente se creía que se les había quitado la sensación de miedo, pero no parecía ser cierto. Cuando vieron cuán simple y penosamente sus camaradas fueron asesinados por Sungchul, comenzaron a temblar violentamente y a emitir un ruido extraño.
–Uroro.... Uroro...
Era como un coro espeluznante que uno podría esperar escuchar más allá de las puertas del infierno, y para colmo Sungchul se movió como un rayo y borró ese coro. Aquiroa podía sentir las cadenas de desesperación que se había sacudido hacía un momento, estrangulándole una vez más el cuello.
– ¡Ahmuge! ¿Qué estás haciendo?
Había llegado una oportunidad de oro, pero Ahmuge no dio un paso adelante. Era consciente de que los movimientos de Sungchul eran lo suficientemente rápidos como para ser difíciles de seguir con los ojos, pero Sungchul estaba actualmente preocupado por otros oponentes. Debería haber sido más que suficiente para Ahmuge haber hecho un solo intento desde las sombras, pero ella no se reveló ni siquiera cuando todos los Soldados de Salvación habían caído. Fue sólo en ese momento que Aquiroa se dio cuenta de las intenciones de Ahmuge. Ella balanceó su bastón y le gritó al aire vacío como una loca.
– Maldita perra Convocada. Te acepté, a ti, una Regresora sin ningún respaldo, ¿y me traicionas?
Por supuesto, no hubo respuesta desde las sombras. Podría haber sido que ella ya había dejado este lugar hace mucho tiempo ya que el Contrato de Alma de grado mítico, Desaparición, impidió que incluso Sungchul adivinara su ubicación.
Una vez que todos los Soldados de Salvación fueron asesinados, Sungchul se acercó a Aquiroa. Ella sabía que no podía ganar nada luchando contra él y sólo le quedaba una última opción.
–Tengo preguntas. – Sungchul habló con firmeza.
– Podría incluso dejar que mantengas tu cabeza dependiendo de tu respuesta.
– ¿Es eso cierto?– Aquiroa se río un poco. Era una risa seca de alguien que había renunciado a todo.
–No tengo nada que decirte.
La mano de Aquiroa cogió su máscara y una oscura aura de Calamidad parecida a una especie de sombra la abrumó. Sungchul sintió le inquietante energía y levantó a Fal Garaz mientras saltaba hacia ella.
En el momento en que Fal Garaz la alcanzó, se escuchó una breve voz tras la máscara.
–Para el Dios no nato.
La sombra oscura se la tragó por completo al momento siguiente y Fal Garaz no golpeó nada más que sus ropas vacías demasiado tarde.
"“…”
Ella se había ido. Se había destruido a sí misma antes de que él pudiera hacer algo al respecto. Sungchul miró hacia la ropa hecha jirones que había en el suelo y se puso a pensar.
“Esto lo confirma. El grupo de Aquiroa está conjurando el poder de la Calamidad.”
Era lamentable. No consiguió ganar nada de Aquiroa, pero al caer el último enemigo, Bertelgia rompió el largo silencio de su bolsillo y dijo por su parte.
–Ugh... tan terrible. De verdad. ¿A cuántos mataste hoy? Phew! ¡Espero que no se me pegue el olor!
"“…”
Sungchul quería comentar que quizás ya era demasiado tarde para ello, pero a su debido tiempo las palabras que iba a decir se quedaron atrapadas en su garganta. Por alguna razón, sintió que tal chiste era pasarse de la raya.
–En cualquier caso, ¿qué vas a hacer ahora? Incluso esa mujer enmascarada está muerta.
–Estoy pensando en ello.
Desafortunadamente, no ganó lo suficiente para compensar sus esfuerzos. Pensó que podría ser capaz de buscar a los miembros sobrevivientes de la tripulación para interrogarlos, pero la eficacia de este plan también estaba en duda.
Mientras dudaba sobre qué hacer a continuación, el sonido de una mujer llorando podía ser escuchado desde la oscuridad.
–Lo recuerdo.
Era la voz de Sujin. Se podía escuchar fuera del alcance de la capacidad de Sungchul para rastrear su fuente. Sungchul movió su cabeza hacia donde se escuchaba el sonido, pero no había nada más que espacio vacío. Sujin continuó cambiando su ubicación mientras hablaba.
–Los rostros de mis compañeros, mis amigos y mi amado, los que mataste tú que empuñaste las Siete Armas de la Calamidad.
"“…”
La frente de Sungchul comenzó ceñirse.
– ¿Intentas decir que me equivoco?–, dijo Ahmuge.
–Deja de susurrar desde las sombras y ven a mostrarte. No te mataré inmediatamente.
–Siempre has mentido.
– ¿Qué?
–He oído hablar de ti. Cómo has traicionado a la gente y has roto su confianza. Quizá quieras negarlo, pero deberías saber mejor qué clase de persona eres.
–No seas engreída.
Una oxidada y corta lanza apareció en la mano de Sungchul. Era un Arma de Calamidad, Oom Bruuk. Una risa miserable se podía escuchar en la oscuridad.
–Has usado esa maldita arma no sólo para llevar a la gente que amo a la muerte a través de la locura, sino que los abandonaste en el abismo sin fin.
Su voz se iba apagando poco a poco. Las últimas palabras de Ahmuge fueron tenuemente llevadas por el viento hasta que quedaron grabadas en la memoria de Sungchul.
–Nunca lo olvidaré, y tendré mi venganza...
Oom Bruuk voló hacia la dirección de su voz en un instante, pero solo golpeó el aire y no pudo encontrar su objetivo. La frente de Sungchul se frunció.
¿El Contrato Alma, Desaparición, no sólo ocultaba el cuerpo sino que hacía desaparecer la forma física?
Una débil voz se escuchó desde más allá de la oscuridad una última vez.
–Maldigo profundamente esa herramienta de Dios.
Esa frase dicha tan suavemente hizo que Sungchul se congelara. Su mano tembló un poco.
Estrepito.
Y Oom Bruuk, que perdió su objetivo, cayó al suelo causando que un extraño sonido sonara dentro de la oscura cabina.
Más allá del enorme agujero en la parte inferior de la aeronave, la fría brisa nocturna produjo un sonido espeluznante al entrar.
*
–Estuve probando todo tipo de platos durante los últimos mil años, pero es la primera vez que tengo una cena tan buena.
Kha'nes acarició su estómago con una expresión de felicidad en su cara. Los platos que se habían apilado encima de la mesa estaban completamente limpios. Había suficiente comida para alimentar a treinta personas, pero aparentemente la cantidad no era gran cosa para Kha'nes. Sin embargo, Sungchul no parecía tan feliz a pesar del cumplido inesperado. Las palabras de despedida de Sujin mientras desaparecía pesaban el corazón de Sungchul como una pesada roca. Kha'nes miró a Sungchul por el rabillo de sus ojos antes de tomar la oportunidad de hablar.
– ¿En qué estás pensando tanto? No estarás pensando que el futuro que vio la retornada se hará realidad, ¿verdad?
–... Para nada.
– ¿Entonces por qué estás tan triste a pesar de eso?
– ¿No me temes?
Fue una pregunta repentina. Sungchul escupió las palabras él mismo, pero se sintió un poco arrepentido ya que su pregunta estaba manchada de una descortesía significativa.
Kha'nes miró sorprendido a la pregunta como era de esperar, pero se río bulliciosamente como si no estuviera tan molesta por ello.
– ¿Por qué iba a temerte? Tú eres un humano y yo soy un dragón. ¿Por qué tendría que temerte, un Dragón? En cualquier caso, no tiene nada que ver con nosotros los Dragones si te conviertes en una Calamidad como dijo esa mujer.
–Ya veo.
Respondió brevemente, pero emociones complicadas pasaban por sus ojos. Kha'nes había sido la primera persona en permanecer abierta con él después de que se le otorgara el nombre de Enemigo del Mundo después de oponerse a la Calamidad. Sin embargo, también era una entidad no relacionada con la Calamidad. Si Sungchul es capaz o no de poner fin a las calamidades o no, no le importaba. Sungchul sintió una sensación extraña por el hecho de que esa persona había expresado su amistad con él por primera vez.
– ¿Estás molesto?
Bertelgia habló cuidadosamente después de medir la expresión de Sungchul.
–En realidad no, no hay nada por lo que estar molesto.
Sungchul respondió con calma una vez más antes de llevar a sus labios la copa de vino colocada sobre la mesa. Era el alcohol barato que Kha'nes había traído. Su boca estaba llena de un sabor amargo y picante y su expresión cambió ligeramente.
–... y de repente mi estado de ánimo se arruinó.
Kha'nes miró cuidadosamente a Sungchul con sus ojos de lagarto antes de volver a hablar.
–Tú. ¿Sabes cuál es la próxima Calamidad?
Sungchul asintió a su pregunta.
– ¿Estás hablando de la Calamidad de la Guerra?
–Así es. ¿Qué opinas de la tercera calamidad?
La tercera Calamidad era claramente diferente a las otras dos. A diferencia de las dos primeras Calamidades que tenían enemigos bien definidos, la tercera Calamidad fue descrita en un lenguaje vago y por lo tanto llevó a desacuerdos en cuanto a sus interpretaciones. Sobre la Escritura de la Calamidad decía,
[Las tenues brasas que quedaron entre las ruinas después de la traición se tragarán la muerte y la desesperación, y envolverán al continente entero en las llamas de la guerra. Sólo una sola bandera podrá apagar las llamas, mientras que los que llevan coronas sólo se moverán de acuerdo con sus maquinaciones].
El tema de la Calamidad no fue especificado, pero debido a eso, los reyes y sus señores vieron la tercera Calamidad como una amenaza menor en comparación a las otras. Se razonaba que si la tercera Calamidad era una que ocurría entre humanos, entonces un acuerdo entre dichos humanos podría resolverla fácilmente. Esa fue la razón por la que un comerciante no calificado fue colocado en la parte más baja de los Trece Campeones del Continente y el Parlamento Mundial, presidido por Aquiroa, se celebró con regularidad con el fin de actuar como fuerza vinculante entre cada nación asistente, todo esto fue en preparación para esta tercera Calamidad. Y mientras el Emperador del Imperio Humano le diera al Parlamento Mundial su poderoso respaldo, era extremadamente improbable que pudiera estallar una guerra entre las naciones humanas.
Incluso si se produjera una guerra, las flotas de aeronaves que pudieran cubrir los cielos pondrían fin rápidamente a la misma. Sungchul había formado parte en un momento dado del círculo íntimo del gobierno mundial y lo sabía muy bien, por lo que nunca pensó mucho en la tercera Calamidad.
–Esa Calamidad se resolverá sin mucha dificultad. Contestó con seguridad.
– ¿Es eso cierto?
–No quiero alabar a las fuerzas soberanas de este mundo, pero lograron dar una respuesta a esa parte.
Recuerdos del pasado se vislumbraron ante los ojos de Sungchul como flashes. Su tiempo como Jefe General del Imperio, el tiempo en que viajó a varias naciones con un traje ajustado totalmente incómodo tratando de persuadir a reyes y señores, fue una mierda por así decirlo, pero no fue sin un resquicio de esperanza. Había un ser que trajo una pizca de esperanza a su previamente desolado corazón.
Aunque Aquiroa, la bruja enmascarada, había tomado rápidamente los frutos de su trabajo, Sungchul creía que eso era algo bastante bueno. Esto condujo a la formación del Parlamento Mundial, que les otorgó cierta inmunidad frente a la tercera calamidad.
– ¿Realmente crees eso?
Pero, Kha'nes parecía tener una opinión diferente a la de Sungchul.
–Los humanos son tontos hasta un grado inimaginable. Todos son iguales, independientemente de su aspecto o de cómo se vistan. Sin importar cuán sabios sean, están destinados a cometer pecados cuando se enfrentan a la tentación.
–Ahí es cuando intervengo.
Sungchul dijo como tal y tiró el resto del alcohol barato por su garganta. Kha'nes hizo una extraña sonrisa como si tuviera algo que decir, pero luego cubrió sus labios con su mano.
–Me pican los labios, pero será mejor que me detenga aquí.
En vez de eso, sacó a relucir otro tema. Sacó dos tomos mágicos de sus posesiones.
–He oído de la chica del libro. Tienes 6 Piedras Alma, ¿pero que sólo dominaste una sola escuela de magia?
Cuando Kha'nes ofreció los tomos mágicos, Bertelgia salió volando y mordió los libros para tomarlos por Sungchul.
–Podrían ser algunos tomos sin valor de grado inferior, pero deberían ser de alguna utilidad. Tampoco estarás restringido por las huellas dactilares mágicas
Sungchul revisó el contenido de cada libro inmediatamente después de recibirlo.
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Eran verdaderamente tomos de magia común como Kha'nes había dicho, pero la utilidad de esta magia común no podía ser ignorada. Una leve sonrisa se formó en los labios de Sungchul.
*
En ese mismo momento, en la frontera de la región oriental del Imperio Humano. Una flota de aeronaves compuesta por cientos de barcos llenaba el cielo nublado. Por otro lado, la unidad Colosal 3 de Eckheart, que tenía un tamaño gigantesco que rivalizaba con el de las montañas, estaba parada lado a lado sobre una ciudad en ruinas.
En el centro de la flota de aeronaves, había un hombre fornido que llevaba una armadura dorada y un casco de pie con su espada en el suelo. Su nombre era William Quinton Marlboro. El Emperador de la nación más grande de este continente, el Imperio Humano. Frente a él había un hombre de aspecto lamentable, con una armadura, claramente más najo, que llevaba trapos de tela cubriendo su cara como un ladrón, pero su nombre no tenía menos valor que el del propio emperador.
– ¿Eres Ga Xi Ong de los Siete Héroes?
Cuando el Emperador lanzó una pregunta con una voz digna, el hombre más pequeño asintió mientras sacaba la anormalmente grande espada que tenía en la espalda.
–Kikiki... un convocado sin antecedentes se atreve a llamarse a sí mismo Emperador de esta tierra... ¡el mundo está realmente acabado!
La espada lanzó una oscura nube de sombras de muerte mientras emitía un extraño chillido. El comandante y los soldados que se alineaban tras el Emperador se sorprendieron e inmediatamente desenvainaron sus espadas, pero el Emperador que estaba ante la espada no pareció vacilar.
– ¿Hoh? Parece que tienes suficientes pelotas para llamarte Emperador.
Ga Xi Ong miró al Emperador con su retorcido y sanguinolento ojo antes de envainar la gran espada guardando así, la nube de oscuridad.
–Entonces, ¿empezamos? Kukukuku... ¿cuáles son tus condiciones?
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