⚠️ Traducción hecha por fans. Sin derechos sobre el contenido original.
Capítulo 127 – Familiar (3)
Sungchul y compañía se movieron de las ruinas y fue conducido a un puesto de control dentro de la frontera de Hombres Lagarto que no estaba a mucha distancia, todo ello a petición de Murohk. La razón que dieron fue que el golem que patrullaba el área alrededor de las ruinas podía aparecer en cualquier momento.
Murohk le dijo a Sungchul que pidiera cualquier cosa que necesitara después de llegar a este punto de control bastante amplio, y Sungchul inmediatamente preguntó si sería capaz de obtener un Alma Vortex. No tenía muchas expectativas, pero la suerte estaba de su lado. Murohk ordenó a Barmui que enviara a su soldado más rápido al Reino para traer de vuelta un Alma Vortex.
Naturalmente, hubo un tiempo antes de que llegara el soldado durante el cual Sungchul pudo escuchar algunas historias del pasado de Murohk.
– Sajators... no, los Siete Héroes eran conocidos por haber salvado el mundo, pero en realidad, eran otra forma de Calamidad para nosotros.
Murohk contó esta historia no tan conocida que ocurrió hace miles de años. Los Siete Héroes que derrocaron al Rey de los Demonios aumentaron su fama, así como su autoridad. Todos los Reyes y Soberanos les dieron alegremente asientos de honor, y no ahorrándose nada dentro de sus propios límites, y gradualmente se volvieron arrogantes, empapados en alabanza apasionada y adoración ciega.
Ellos entraron triunfalmente en el campo de batalla cuando otra Calamidad, la Calamidad del Mar Profundo, comenzó. Pero el Merfolk de las profundidades marinas demostró ser un enemigo mucho más astuto y sensible que los Demonios. Los Siete Héroes a menudo no protegían a aquellos a los que debían proteger, lo que llevó a un pronunciado declive de su reputación con el paso del tiempo.
Fue en ese momento cuando los Siete Héroes cambiaron. Ya no eran héroes, sino tiranos. Exigieron un gran sacrificio de la gente común que vivió en la era de la Calamidad, bajo la justificación de detener la Calamidad misma.
No era diferente dentro de la Gran Selva. Murohk continuo.
– Sajators invadió nuestro reino llevando consigo un gran número de golems para matar a nuestro rey y a masacrar a incontables antepasados, todo con la excusa de que no cumplimos con su petición. Y luego ordenó a los ancestros supervivientes que construyeran esta maldita ruina.
Murohk señaló la ruina derrumbada con su dedo.
–Dios mío... hizo que los Hombres Lagarto ...
Bertelgia respondió lamentándose en voz baja.
– Incontables ancestros murieron bajo ese trabajo cruel, sin que Sajators que cometió tal atrocidad no sintiera la más mínima vergüenza.
Los ojos de Murohk ardían de ira.
– "Para detener a la Calamidad". Sajators justifico su crueldad con esta sola frase.
Fue entonces cuando Sungchul supo que las palabras del viejo Hombre lagarto tenían sustancia detrás de ellas, ya que el parafraseo de Murohk también era una insinuación para Sungchul, además de a Sajators. Más que nada, su mirada penetrante reveló sus insinuaciones.
Sungchul respondió tranquilamente.
–Soy diferente a esa gente.
–Esperamos que así sea.
Desde lejos, un soldado corrió en su dirección como una flecha. Fue el soldado enviado para recuperar el Alma Vortex. Sungchul se despidió de los Hombres lagarto después de recibir el Alma Vortex.
– Ah, tengo una cosa más que decir.
Comento Murohk cuando Sungchul estaba a punto de irse, y cuando se volvió, Murohk continuó sin prisa.
– La ciudad sobre el río. ¿Sabes quién fundó la ciudad que los humanos llaman Panchuria?
Sungchul agitó la cabeza.
– Sajators–, dijo el lagarto.
– ¿Sajators?
Murohk continuó con una voz llena de miedo e inquietud. – Hay algo bajo sus aguas. Ni siquiera nosotros sabemos lo que es, pero una cosa que podemos decir es que es algo grande e inconmensurablemente peligroso. Eso es todo.
Luego se levantó para irse después de darle a Sungchul una flauta.
– Búscanos cada vez que tengas una pregunta. El sonido de esa flauta te llevará a nuestro Reino.
Sungchul sostuvo el Alma Vortex y miró el perfil de los Hombres Lagarto sin expresión en su cara.
*
Más o menos para cuando Sungchul observaba el trabajo del pequeño gólem en el área de las ruinas. Había un silencio mortal alrededor del barco de Clarise y Kruut. Clarise estaba mirando al mago desfallecido al lado de su pie. Agarró la amenazadora hacha con su mano.
–Clarise.
Kruut llamó a su nieta con preocupación en su voz. Clarise asintió lentamente y levantó el hacha.
– ¡Swish!
Cerró los ojos y bajó el hacha con un grito.
Thump.
Podía sentir que algo se rompía.
– ¡Yo... maté a alguien...!
La culpa y una espesa sensación de inutilidad perforaron un agujero en su corazón y se derramaron como agua en una inundación, pero no era algo que pudiese evitar. Era asesinar o ser asesinado. Clarise jadeó pesadamente mientras justificaba mentalmente sus acciones.
–Clarise.
La voz de Kruut se podía escuchar desde detrás de ella.
–Uh... Clarise.
Clarise sintió irritación por la voz de su abuelo. ¿No fue por culpa de su abuelo que tuvo que cometer un asesinato? Todo fue gracias a sus actos.
– ¿Qué es lo que quieres?
Se dio la vuelta con irritación. Kruut estaba señalando delante de él; la dirección en la que no quería ver dónde estaba enterrada su hacha en el cadáver.
– ¿Qué? ¿Qué? ¿¡Qué es lo que quieres decir!?
–No, ¡mira al frente! ¡El frente!
Kruut estaba apuntando hacia delante con una cara pálida. Algo estaba mal. Clarise tragó con fuerza y giró la cabeza de forma tan poco natural como una muñeca de relojería para mirar en la dirección indicada.
– ¿Eh...?
Su hacha no había caído sobre Sajators, sino que una niña pequeña había aparecido de la nada en su lugar.
– ¡Hola... Hiii...!
En el momento en que Clarise estaba a punto de empezar a gritar, la chica sin emoción en su cara empujó el hacha fuera de sus hombros, donde esta fue incrustada. Clarise relajo su agarre sobre el hacha, cayendo de espaldas y aterrizando en ella después de haber presenciado un espectáculo tan increíble y surrealista.
– Les advierto, si vuelven a hacer algo así, los mataré a todos.
La chica de piel pálida respondió con un tono gélido. Kruut y Clarise se congelaron inmediatamente.
La niña se acercó entonces a revisar a Sajators. Una de las Piedra Alma colgada en el manto de Sajators estaba emitiendo una luz. Ella sostuvo la Piedra Alma y dijo esto mientras la acariciaba tiernamente:
–Gracias, Carbungbung. Si no fuera por ti, tu estúpido dueño ya habría muerto por culpa de una mujer cualquiera.
La niña volvió a mirar a Clarise después de su discurso. En el momento en que sus ojos se miraron fijamente, el grupo de Clarise sintió suficiente presión como para hacer que sus respiraciones no pudiesen salir de su garganta.
– Es una orden. Cuida a este hombre con sumo cuidado hasta que se recupere su cuerpo. Si el hombre está muerto para cuando regrese..., haré que te arrepientas de haber sobrevivido.
La niña desapareció dentro de una formación mágica después de dejar una orden inquebrantable. Kruut y Clarise no tenían otra alternativa, y fue después de este momento que la familia Asaam comenzó su inusual convivencia. De repente, Clarise tuvo que invitar a dos personas, a las que nunca quiso dejar entrar, a su pequeña y acogedora casa flotante sobre el agua. Ella limpió la sangre de Sajators y mojó sus labios con algodón mojado, y llegó a viajar grandes distancias en bote para encontrar medicina para frotar sus áreas afectadas. Kruut no fue de ayuda durante todo este proceso, y fue un milagro que no se emborrachara y causara un desastre.
Sajators recuperó la conciencia después de un día. Abrió los ojos y miró alrededor de la cama y la vio; la mujer morena dormitando con los ojos cerrados, sentada junto a su cama en una habitación desconocida.
"¿Qué es todo esto..."
Sajators sintió inquietud en su pecho al levantarse. Fue entonces que sintió el dolor recorrer todo su cuerpo, lo que le hizo emitir un breve chillido. El claro sonido de una campana resonó en medio de su sufrimiento. Era un sonido escalofriante que reverberaba desde el interior del abismo. Las pupilas de Sajators se encogieron.
– ¡Así es... yo...!
La espalda de un hombre inolvidable se reflejó ante sus ojos como una pesadilla. El mero recuerdo fue suficiente para hacer que todo su cuerpo perdiera sus fuerzas y se quedara sin aliento. Clarise abrió los ojos en ese momento. Al ver a Sajators despierto, pronto se puso nerviosa y agitada, eventualmente se calmó para preguntar.
– ¿Estás vivo?
– ¿Eres estúpida? ¿No te das cuenta mirando?
Sajators hizo una mueca de dolor mientras se apartaba el pelo de los ojos. Estaba demacrado y en terribles condiciones, pero no podía ocultar sus rasgos naturalmente atractivos.
– ¿Me curaste?
preguntó Sajators. Nunca podría soñar con el hecho de que ella había intentado decapitarle con un hacha, y era por eso por lo que la toxicidad detrás de su mirada y su voz eran bastante moderadas. Sajators hizo un gesto con las manos hacia la dirección de Clarise como si estuviera molesto.
– Vete de mí vista, desgraciada. Creo que toda la comida que he comido en los últimos 3 días volverá a subir si sigo mirando tu fea cara.
–Oooo....
Sentía como si la sangre se le subiera a la cabeza porque un hombre que parecía más joven que ella la llamaba fea, pero Clarise sabía lo poderoso que era este hombre.
Manténganlo dentro. "Aguanta".
Apenas se las arregló para contenerse con los puños temblando de la ira a punto de ir a estrellarse contra su cara. Sajators se sentó en la cama aturdido sin expresión alguna antes de enterrar su cabeza en sus manos una vez que ella se fue.
–Ugh....
Había dolor físico, pero el interminable sonido de la campana devoró su cordura. Sintió que acabaría destruyendo completamente su mente a este ritmo; dejándole en un destino peor que la muerte.
– ¿No hay otra opción que la de pedir ayuda?
Lamentablemente, su orgullo no le permitía eso. Especialmente no quería que esta información cayera en manos de su némesis Vestiare o Ga Xi Ong, a quien trataba como a un insecto, y le causara una vergüenza sin fin. Preferiría morir.
–Maldita sea. ¡Si Eckheart estuviera todavía aquí!
Desafortunadamente, Eckheart ya no existía. De los Siete Héroes, sólo podía confiar en el Líder, en Desfort y en Daltanius, que era amigo de todos, pero no se atrevía a pedir ayuda primero. Su estilo de vida de vivir de acuerdo a sus caprichos mientras ignoraba a todos los demás le había llevado a este momento crítico. Pudo haber sido capaz de idear un plan con una contemplación tranquila, pero el interminable sonido de la campana lo hizo imposible.
Sajators se sintió acorralado y cada vez más patético a medida que pasaba el tiempo, y fue dentro de este sentimiento de desesperación que pasó la cuarta parte del día. Fue entonces cuando el sonido de una discusión más allá de la puerta lo despertó.
– ¡Ese hombre nos dijo que no usáramos los lingotes de oro sin cuidado! ¿No oíste que nos advirtió que lo derritiéramos antes de usarlo porque es peligroso?
Era una voz femenina. Un anciano con el brazo en un aparato ortopédico se le opuso.
–Es sólo uno. ¿Realmente crees que algo va a pasar? ¿Crees que esos amigos que están a miles de kilómetros vendrán aquí sólo por un bar?
La pelea no duró mucho. Fue porque no podían ignorar el hecho de que Sajators residía con ellos. Escuchó un solo portazo y no se oyó nada más.
Sajators sintió sed mientras se bebía la botella de agua que había dejado en una mesa junto a su cama. No redujo su migraña.
"Mierda. Voy a tener que pedirle ayuda a Daltanius. Que se joda mi orgullo. Será difícil mantenerme con vida a este ritmo."
Fue cuando finalmente tomó la decisión y trató de calmar su mente que escuchó una canción que nunca había escuchado antes. Era un sonido que oscilaba entre el límite entre la música agradable y la contaminación acústica, como caminar sobre hielo delgado.
Al principio sintió que el dolor de cabeza que estaba suprimiendo empeoraba y quiso poner fin inmediatamente al sonido, pero la canción llegó a una parte en la que la delicada y anhelante melodía al otro lado de la delgada capa de hielo poco a poco calmaba sus emociones se hizo más larga, y sintió desaparecer por un momento el sonido de la campana que lo atormentaba.
"¿Hm? ¡¿Esto es?!"
Estrictamente hablando, el sonido de la campana no desapareció, pero el canto solitario y triste que se oía desde más allá de la puerta tenía el poder de permitirle olvidar el timbre sin ritmo que le hacía estremecer. Aguantando la respiración, Sajators escuchó atentamente la canción.
"Ah..."
Sólo una vez que la canción terminó, Clarise recordó que una huésped temible e inoportuno se estaba quedando en su casa. Lo había olvidado momentáneamente. La ira consumió su mente al pensar en su abuelo, cuyas acciones aún eran muy descuidadas, incluso la situación se deterioró hasta el punto de que empezó a cantar para calmarse sin darse cuenta. Había sido su hábito cantar si estaba enojada o triste. Fue a través del canto que pudo soportar resueltamente las continuas olas de infortunio que siguieron después de su breve felicidad en su infancia.
Probablemente no me mataría por una canción, ¿verdad?
La brisa fluía por detrás de ella, deslizándose por su pelo y ropa. La puerta del cuarto del huésped no bienvenido se había abierto. Mostro una sonrisa incómoda antes de girar lentamente su cabeza. Tuvo que estrujarse el cerebro para hallar una excusa para apaciguar a este hombre pequeño pero salvaje, pero la respuesta que recibió no fue ni ira ni un castigo. Era el olvidado sonido de alabanza que no había oído en tanto tiempo.
– Hermosa canción.
Ante la aparición de un público inesperado. Clarise simplemente levantó su mirada y observó como el extraño hombre la elogiaba; incapaz de discernir cómo debía responder a esta situación.
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