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Capítulo 95 - Orden de los Caballeros de Sangre de Hierro (2)
Sungchul se vistió y corrió hacia el pico más alto de su vecindario al instante. Fue capaz de mirar sobre gran un área grande una vez que escaló el peligroso pico conocido como el Pico Palmera "Palm Tree Peak", llamado así por su semejanza con una palmera. La fortaleza enana era una de las zonas visibles desde el mirador.
Sungchul encontró la fortaleza enana dentro de la cordillera que parecía desplegarse interminablemente ante él, sin embargo, descubrió que resultaba más fácil de lo esperado. La fortaleza estaba junto a la fuente de un humo negro que se elevaba hacia el cielo.
La sospecha surgió en la mente de Sungchul.
–¿Fueron atacados por la retaguardia?
La batalla se estaba llevando a cabo en los frentes sur y este, donde la defensa era sustancialmente más débil, y no en el frente norteño habitual. Pero las direcciones de donde provenían los demonios eran territorios defendidos por los aliados. Y lo que es más importante, el frente oriental fue supervisado por la Orden de los Caballeros de Sangre de Hierro que dirigía otro frente de batalla vecino. Un asalto desde ese lado significaba que la Orden de los Caballeros de Sangre de Hierro había caído.
"Ahora que lo pienso, había oído de varias fuentes que el estado de la Orden de los Caballeros de Sangre de Hierro no era bueno. Pero aun así..."
El enfoque defensivo del frente de batalla de la Tormenta que yacía en lo profundo de esta peligrosa cordillera era incomparablemente más estrecho a la Orden de los Caballeros de Sangre de Hierro que defendían un campo abierto. Si los demonios habían empujado tan lejos, significaba que la última línea defensiva de los Caballeros de Sangre de Hierro, exceptuando la Fortaleza de la Cruz de Sangre de Hierro ya había sido destruida.
"..."
Las primeras líneas del reino demoníaco estaban siendo sacudidas, y si se desmenuzaban, los humanos de Otro Mundo serían testigos del verdadero infierno.
–¿Qué vas a hacer?
Preguntó Bertelgia mirando hacia abajo a la fortaleza ardiendo que había debajo.
Sungchul sacó algo de su Almacenamiento del Alma. No era Fal Garaz el que él prefería, sino una descolorida y desgastada espada de hierro.
–Estamos ayudando a los Enanos.
–¿Eh? ¿Qué milagro provocó esto? ¿En realidad estás ayudando a otras personas?
–Tengo una deuda con los enanos.
Antes de convertirse en el Enemigo del Mundo, Sungchul mantuvo una relación amistosa con los enanos. Era una parte de esta buena voluntad que les permitía compartir su mayor secreto la ubicación de Fal Garaz. Desgraciadamente, era esta muestra de buena fe la que se había vuelto en su contra. La destrucción de toda la línea de frente del reino demoníaco en este punto no era una parte de la imagen más amplia de Sungchul.
Hay una necesidad de mantener el statu quo actual antes de la batalla que se acerca contra los Siete Héroes. Será responsabilidad de los humanos y de sus aliados restringir el movimiento de los Siete Héroes.
Sungchul se dirigió hacia la fortaleza en llamas con la espada de hierro en mano.
Una intensa batalla se desarrollaba alrededor de toda la fortaleza. La artillería enana llovió fuego sobre las fuerzas del Diablo, mientras que las Maquinas de Asedio Infernal de los Demonios respondieron con las Llamas de la Destrucción. La artillería de la que los enanos estaban tan orgullosos permaneció en pie, pero las murallas del fuerte se estaban desmoronando bajo el asalto de Maquinas de Asedio Infernal, lo que permitió a los demonios encontrar la oportunidad de enganchar sus escaleras en las paredes. Los hacheros enanos trataron desesperadamente de cortar las escaleras, pero los demonios situados debajo de las paredes no iban a ver simplemente cómo pasaba. Cientos de pernos volaron hacia los enanos.
–¡Guwaaaa!
Los enanos que habían estado cortando las escaleras fueron golpeados por estos pernos y cayeron de las vertiginosas alturas de los muros del castillo. Los demonios que estaban mirando la escena sintieron que su moral se elevaba; haciendo que gritaran o aullaran de alegría.
–¡Presionen más fuerte!
El que lideraba a los demonios era un Barloq con enormes alas vestidas con un casco de oro blanco. El diablo que sostenía un látigo que recordaba al arma demoníaca Cassandra, vagaba por los cielos mientras mandaba a sus hombres para la batalla.
Las llamas de las Maquinas de Asedio Infernal continuaron rugiendo sin cesar, y docenas de escaleras volaron hacia los muros del castillo en respuesta al asedio.
–¡Deténganlos! ¡Detengan a esos bastardos!
El comandante enano podía reconocer el hecho de que este era un momento crítico para esta batalla, pero eran superados en número. El enemigo llegó bien preparado con fuerzas abrumadoras de una dirección imprevista, y en contraste, los enanos lucharon valientemente pero no pudieron superar sus debilidades.
Fue en este momento cuando apareció en el cielo una formación mágica masiva teñida de rojo por el humo y las llamas. La formación mágica se reveló para conectarse directamente con la vastedad del gran espacio, y escupió un fragmento de los cielos, un meteoro. Este meteoro aterrizó sobre la muchedumbre de demonios que estaban densamente amontonados bajo las murallas del castillo y los tiró a la basura. El hechizo central de la Cosmomancia, Meteoro, que presumía del poderío más destructivo entre todas las ramas de la magia, se exhibía en el extremo norte del campo de batalla.
–¡Oh! ¿Son refuerzos?
Los ojos enanos que habían sido conducidos a la desesperación estaban ahora llenos de esperanza mientras buscaban al Mago. Sin embargo, lo que vieron con sus ojos no era el ejército que deseaban, sino sólo un solo hombre parado sobre una empinada ladera montañosa con un abrigo hecho harapos revoloteando en el viento y una espada de hierro en mano. También parecía haber un libro que se movía tras él. Pero incluso solo eso, era una buena noticia para los enanos.
Sungchul no activó los ecos. Quería asestar los golpes más rentables posibles considerando sus limitaciones con maná. El actual Sungchul sólo podía usar Meteoro un total de 20 veces con su piscina de maná actual. Sungchul dejó a Bertelgia ocuparse de llevar la cuenta del número de magias restantes y se centró en la batalla.
–¡19 tiros restantes!
Sungchul tomó nota del grito de Bertelgia mientras volvía la vista hacia otra área en peligro de disparar su Meteorito. El azote de los cielos dio un duro golpe a los demonios cuando sus escaleras y fuerzas quedaron en ruinas. Su poderío era escaso en comparación con Fal Garaz, pero para los enanos que veían la escena, era un golpe refrescante; como una lluvia de cielo que caía en tierra tan seca como un hueso.
–¡¿Qué es eso?! ¡Matad a ese humano!
El Barloq que llevaba el casco de oro blanco señaló con su dedo afilado hacia Sungchul mientras ordenaba su muerte. Una parte de los demonios alados que habían estado vagando por encima del campo de batalla se separaron para dirigirse hacia la dirección de Sungchul.
Había seis en total. Puede parecer un número pequeño, pero para una persona normal, esto era más que suficiente. Estos demonios conocidos como Gárgolas Raptoras eran conocidas por su inigualable destreza en el combate cuerpo a cuerpo, y también, su naturalmente alta vitalidad que los hacía altamente efectivos contra magos que tenían una resistencia comparativamente mala.
Las Gárgolas Raptoras aleteaban sus horribles alas de murciélagos para abrumar a Sungchul mientras blandían amenazadoramente sus guadañas.
–¡Muere, humano!
Los enanos miraban con expresiones de preocupación desde la muralla de la fortaleza. En sus ojos. La vida de Sungchul parecía estar en peligro como si se tratase de una vela ante la tormenta, pero cuando los demonios se precipitaron hacia delante, incontables corrientes de luz salieron de la punta de los dedos del hombre haciendo que los demonios se quemaran en un instante. Los enanos dejaron salir una ovación. Era una escena difícil de creer, aunque lo presenciaran. Un Cosmomancer, que era conocido por tener una capacidad de combate muy pobre, estaba venciendo a Gárgolas Raptoras, que eran famosas por su temible fuerza a corta distancia, con lo que parecía ser magia básica.
"..."
El secreto estaba en la clase escondida de Sungchul.
[Eco - 2]
Sería difícil matar al demonio alado - la gárgola con un solo lanzamiento de resplandor a pesar del número de veces que el hechizo se haya amplificado. Sin embargo, ¿qué pasaría si Eco, que era la habilidad básica de la legendaria clase Mago del Eco, se combinara con la agudeza visual dinámica sobrehumana de Sungchul y su precisión milimétrica? La sinergia entre estos tres aspectos produjo un poder destructivo más allá de tan sólo 3 disparos de resplandor. Las Gárgolas Raptoras que eran conocidos como “Las pesadillas de los combatientes cuerpo a cuerpo” cayeron del cielo cuando sus puntos débiles como la boca, el cuello y los ojos se llenaron de rayos de luz todos al mismo tiempo.
–Hm. 18 disparos de Resplandor usados. Probablemente haya que deducir por lo menos 3 disparos de Meteoro restante.
Cuando Bertelgia comenzó a gritar con altivez, Sungchul miró a las fuerzas del diablo y habló con voz firme.
–¿Cuántos disparos quedan?
–¿No puedes al menos contar eso?
–Mi mente se está oxidando por la edad.
–¡Más bien piensas que es muy molesto!
"..."
–¡15 disparos de meteoro restantes!
Sungchul tranquilizó su respiración y miró al campo de batalla una vez más. Todavía quedaban soldados del ejército del diablo bajo las murallas del castillo. Incluso con todos los 15... no, cientos de disparos de Meteoro, todavía sería difícil deshacerse de todos ellos. Las miradas de Sungchul se volvieron hacia las Maquinas de Asedio Infernal que exudaban temibles presencias entre los del ejército del Diablo.
“Si puedo destruirlas, la capacidad del ejército del diablo se reduciría un par de veces.”
Sungchul concentró su mirada en las Maquinas de Asedio Infernal que tenían una forma similar a un escorpión gigante y comenzó a cantar el Aria en su cabeza. Recitó la frase de activación en su mente, la intrincada y tremendamente compleja forma del hechizo fluía como una canción a través de su conciencia.
“Meteoro".
Otra formación mágica apareció en el cielo, y un meteoro azul cayó hacia el ejército del diablo a través de la formación. Su objetivo era la máquina de asedio infernal.
Una llama verde golpeo al meteoro azul cuando este estaba a punto de alcanzar a la Maquina de Asedio Infernal que había estado golpeando las paredes del castillo, sin embargo, no había necesidad de recitar un segundo cantico. Era suficiente con dejar que el maná siguiera fluyendo después del hechizo. Otro meteoro pronto cayó hacia el mismo objetivo después del primero que había aterrizado cerca de la máquina de asedio infernal.
[Echo - 1]
El meteoro consiguió aterrizar en la cima de la máquina de asedio infernal. La cintura del escorpión gigante se rompió como un camarón antes de que causara una explosión masiva de temibles llamas azules.
–¡Bien! ¡Así es como lo hacemos!
Bertelgia estalló en alegría al ver las llamas dispararse al cielo como fuegos artificiales. La batalla aún no había terminado.
Sungchul sólo había conseguido librarse de una máquina de asedio de tres. Inmediatamente se volvió hacia otra Máquina de Asedio Infernal y comenzó su encantamiento, pero los demonios no iban a simplemente verlo suceder.
–¡Todas las unidades aladas! ¡Destrocen a ese humano en pedazos!
Pudo haber sido la solución más sencilla tratar personalmente con el problema en cuestión, pero los Comandantes del Ejército del Diablo tendían a sentarse y ordenar a sus subordinados. El Barloq al mando del Ejército del Diablo no se levantó, y en su lugar, ordenó a todas sus fuerzas aéreas bajo él ir hacia el Mago en la cima de la montaña.
Las máquinas de asedio infernal eran infames por su gran poder de ataque y potencia de fuego, pero no podía soportar un ataque de Meteoro. Docenas de demonios alados llenaron los cielos de chispas verdes detrás de ellos y cargaron hacia Sungchul. Los Enanos que estaban viendo esto no se quedaron de brazos cruzados.
–¡Ayudemos a ese hombre! ¡Él es nuestro salvador!
La fortaleza volvió a resurgir con vida y comenzó a escupir aterrador fuego de artillería al ritmo de los tambores. Desde ballestas hasta uvas, una gran variedad de armas fue desplegadas hacia los demonios voladores, y los demonios que fueron atrapados dentro de su telaraña de fuego fueron desgarrados en el aire. Sólo unos pocos sobrevivieron al ataque.
–Entra, Bertelgia.
Sungchul, después de recoger a Bertelgia, se posó como si estuviera practicando snowboard y comenzó a deslizarse por la ladera de la montaña. Los demonios que controlaban a las Gárgolas Raptoras comenzaron a zambullirse hacia él, pero su sincronización era torpe causando que fallaran por un estrecho margen que los forzó a ascender una vez más.
Los demonios comenzaron a ganar una mejor sensación en el momento oportuno lanzándose de nuevo hacia Sungchul. Sungchul miró a sus perseguidores y golpeó el suelo con su espada de hierro cuando se acercaban. Fragmentos de roca salieron disparados como perdigones y se incrustaron en la cara y los ojos de los demonios perseguidores.
"¡Kiiiii!!"
Uno de los demonios que se había convertido en una sangrienta bola de carne pasó volando por encima de Sungchul y cayó por la ladera. Otro diablo apuntó de frente esta vez, pero Sungchul levantó su dedo y usó resplandor para tratar con él. El demonio fue golpeado con el ineludible rayo de luz justo en sus ojos y, además, boca comenzó a humear. Murió instantáneamente y se estrelló contra una roca por la que pasó Sungchul.
Sungchul volvió a mirar hacia atrás una vez más. Quedaban 5. Sin embargo, no notó la presencia de ninguna magia de rastreo, y ya no eran visibles desde el campo de batalla. Ya no tenía motivos para contenerse.
Sungchul, que había estado cabalgando por la empinada ladera de la montaña, puso su pie en el suelo. Su rápido descenso se detuvo bruscamente.
Los demonios que habían estado cercando las inmediaciones de Sungchul se sentían inquietos por sus movimientos repentinos, pero también sentían que era una oportunidad e inmediatamente se apresuraron hacia él. Desafortunadamente, las consecuencias de oponerse a Sungchul, que no tenía ninguna razón para contener su fuerza, eran terribles. No usó magia o armas mientras agarraba a los demonios con sus manos y rastrillaba sus cabezas contra la superficie rocosa de la montaña. Un demonio que había perdido a sus camaradas trató de escapar cuando fue golpeado por el miedo, una piedra golpeó la nuca de su cabeza haciendo que se cayera como una uva.
–¡Buen tiro!
"..."
Después de librarse de los demonios, Sungchul escondió su presencia esta vez y volvió a subir en sigilo a la cima. La marea de la batalla había cambiado.
Cuando 2 de las 3 Máquinas de Asedio infernal fueron destruidas, la potencia de fuego enana se volvió a activar causando que los demonios fueran empujados hacia atrás. La última máquina de asedio infernal intentó continuar con el asalto, pero fue destruida por la artillería enana. Los demonios tuvieron que retirarse dejando atrás nada más que incontables cadáveres mientras el sol comenzaba a ponerse.
Sungchul se reveló a los enanos que estaban limpiando el campo de batalla. Inmediatamente lo reconocieron y comenzaron a rodearlo de alegría.
–¡Estamos verdaderamente agradecidos, Mago Desconocido!
–¡Si no fuera por ti, habríamos muerto hoy aquí!
Sungchul miró a los enanos que le rodeaban con una expresión tranquila en su cara. De constitución robusta, con barbas tupidas. Cada uno de ellos se veía similar, pero afortunadamente no encontró ninguna cara reconocible entre ellos.
–Soy un Mago errante. Llámenme Ahmuge.
Sungchul se presentó así mismo sin reservas.
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