"Entonces, ¿quién fue la persona que dijo que el Ejército Demoníaco era demasiado poderoso?". El Vice comandante del Estandarte[1], Luo Jie, miró con un aire de suficiencia cómo las élites del Ejército Demoníaco se desplomaban al pie de la montaña como un castillo de arena arrastrado por la marea: "En cambio, parece que soy yo el que es demasiado poderoso".

La Vice comandante del estándarte adjunto, Bai Chuan, le lanzó una mirada fulminante y luego lo ignoró.

Al poco tiempo, el Vice comandante del estándarte, Chang Chuan, comentó tranquilamente: "Recuerdo que hace dos días, alguien dijo que está vez estábamos condenados y que todos debíamos correr para salvar nuestras vidas".

"¡No hay nada que odie más que a un cobarde que debilita la moral del ejército antes de una batalla!". Luo Jie habló con indignación, como si este asunto no tuviera nada que ver con él: "¡Más vale que no atrapé a ese tipo, de lo contrario, lo mandaré a ejecutar en el acto!".

"¡¿Acaso estás sufriendo de amnesia?! ¡De la persona que estoy hablando eres tú!"

"¿Eh? ¿Cuándo dije algo así?". Se volvió hacia Bai Chuan: "Seguramente está hablando de ti, ¿Verdad?".

Bai Chuan les dirigió una fría mirada a estos dos rivales que no paraban de discutir, y después le dio la vuelta a su caballo: "Iré a ver si el Maestro del Estándarte tiene nuevas órdenes para nosotros".

...

Veinte mil soldados de caballería vestidos de negro se alinearon silenciosamente en lo alto de la colina. No se oía ni un sonido, salvo el débil ruido del derrotado Ejército Demoníaco que se retiraba en la distancia, y el bajo gruñido del viento que barría la llanura de Heng Chuan. El sonido era como si las almas de los muertos no quisieran abandonar el lugar donde habían respirado por última vez.

Desde lo alto de la colina se alzaba un general vestido con una armadura plateada. Su porte majestuoso y su postura erguida provocaban una clase de respeto que sólo se concedía a los generales al mando de un ejército. Sobre su armadura se reflejaba el resplandor de la plata a medida que la luz del atardecer se cernía sobre él. Entre el mar de soldados vestidos de negro, él era tan brillante como los mismísimos dioses. Cualquiera que viera su armadura sabría que era la emblemática armadura plateada del más joven, y el más legendario de los ‘Tres Jóvenes comandantes de la Casa ZiChuan’, Zi Chuan Xiu.

Sin embargo, cuando Bai Chuan vio, desde la distancia, a quien gozaba del máximo respeto de todo el Ejército del Lejano Oriente, sólo pudo dejar escapar un suspiro en silencio.

Ella se acercó a toda prisa a ‘Zi Chuan Xiu’ pero mientras miraba los alrededores, se dió cuenta de que las personas que estaban montando la guardia eran todos miembros de la unidad de protección personal del Maestro del Estándarte. Exclamó: "¡Gui Lei! ¡¿Te has vuelto loco?! ¡¿Cómo te atreves a ponerte la armadura del Maestro Xiu y hacerte pasar por él?!".

"ZiChuan Xiu" (que en realidad era el capitán de la unidad de protección personal, Gu Lei) respondió, con el rostro lleno de disgusto y fatiga: "Vice comandante Bai Chuan". Se quejó: "Yo tampoco quiero hacer esto. Pero el maestro Xiu insistió en que me pusiera su armadura y me quedara aquí sin moverme... La armadura es muy pesada. No creo que pueda seguir haciéndolo. Ya he hecho que tres caballos de guerra caigan por el agotamiento...".

"¡La batalla sigue estando en marcha! ¡¿Qué está haciendo el Maestro Xiu?!"

"Hace rato se dió un baño, después cocinó algo de carne en la parte trasera de la colina, y ahora se encuentra durmiendo". Respondió Gu Lei.

......

"¿Dejó alguna instrucción?".

"Ah, sí". Gu Lei recordó: "Dijo que si íbamos perdiendo la batalla, nos aseguráramos de despertarlo inmediatamente para que todos pudiéramos correr por nuestras vidas".

...

Bai Chuan encontró la tienda de Zichuan Xiu bajo la sombra de los árboles en la colina trasera. Zichuan Xiu estaba envuelto en su saco de dormir, durmiendo profundamente y roncando rítmicamente: "¡Jrrrrr, Jrrrrr!".

"Maestro, ¿podría despertarse, por favor?". insistió Bai Chuan. Pero la persona que estaba en el saco de dormir ni siquiera se inmutó. Entonces, suspiró derrotado: "Maestro, me temo que no me está dejando otra alternativa".

Después de eso, salió de la tienda y regresó con una botella de agua hirviendo en la mano: “Contaré hasta tres". amenazó: "¡Uno, dos… y tres!".

"Espera, espera, estoy despierto, así que no me la eches encima".

Un hombre sacó la cabeza del saco de dormir y entrecerró los ojos. Su rostro aún estaba somnoliento. No obstante, era un muchacho muy apuesto... o, más bien, un niño, a juzgar por su sonrisa infantil.

“¿Cuál es el asunto tan urgente?”. Bostezó: “¿Ya nos ha invadido el clan demoniaco?”

Después de pensarlo un momento, Bai Chuan respondió: "...Todavía no".

"¿Entonces se trata de un motín por parte de los soldados?".

"Eso acabará sucediendo tarde o temprano, en cuanto se den cuenta de que los ha estado engañando con una falsificación barata". Respondió ella.

"Ya nos ocuparemos de eso cuando comiencen a discutir". Se quejó: “Esos soldados si que son algo especiales, poniéndose así de malhumorados por un motivo tan insignificante. Entonces, ¿Luo Jie y Chang Chuan se terminaron peleando por ti y murieron?”

"Lamentablemente, Maestro, ambos siguen aferrándose a sus desvergonzadas vidas. El caso es que hemos ganado, y el ejercicio del clan de los Demonios se está retirando".

En el rostro de Zichuan Xiu se reflejó la sorpresa: "Ah, esto es completamente inesperado. ¿Realmente ganamos?". Luego volvió a meter la cabeza en el saco de dormir: "Déjame que lo piense detenidamente por un rato".

Bai Chuan esperó pacientemente... esperó... y esperó... hasta que el sonido de los ronquidos volvió a oírse otra vez desde el saco de dormir: "Jrrrrrr, Jrrrrrr."

Incapaz de soportarlo por más tiempo, agarró la botella de agua caliente entre sus manos y la vertió sobre el saco de dormir.

"¡Ahhhh!".

Año 778 del Calendario Imperial: El vencedor de la Tercera Batalla de Heng Chuan lanzó un grito que definitivamente no quedaría registrado en los libros de historia…

…

GLOSARIO:

[1] El estandarte marca la ubicación de la tienda del líder y el punto de concentración de las tropas que apoyan a ese bando. Las órdenes llegan desde este punto y se transmiten a las tropas.