
Envolviendo los Cielos
Autor: Chen Dong
SkyNovels
Capítulo 1: El enorme ataúd de bronce del cielo estrellado
⚠️ Traducción hecha por fans. Sin derechos sobre el contenido original.
Capítulo 1: El enorme ataúd de bronce del cielo estrellado
La vida es el mayor milagro del mundo.
El universo está en todas partes. Es a la vez presente e incorpóreo. Desde la antigüedad hasta ahora, la eternidad se ha alargado, pero su origen sigue siendo desconocido.
Muchos científicos plantearon la hipótesis de que la Tierra era la única fuente de vida en el infinito cielo estrellado del universo.
La humanidad se sentía muy sola. Aunque había millones de estrellas, nadie podía encontrar una segunda fuente de vida.
Pero la humanidad nunca se rindió. En el siglo pasado, se lanzaron muchas sondas al espacio.
La Voyager 2 era una sonda espacial no tripulada que se lanzó al espacio en 1977 desde el Centro Espacial Kennedy de Estados Unidos.
Llevaba consigo un Disco de Oro que contenía música y saludos en cincuenta y cinco idiomas, destinados a servir de saludo a cualquier civilización extraterrestre que pudiera encontrarlo algún día.
Desde la década de 1970 hasta la actualidad, la Voyager 2 siempre había viajado sola por el vasto cosmos como una pequeña e insignificante mota de polvo.
Muchas sondas espaciales contemporáneas ya se habían averiado o habían dejado de conectarse, desvaneciéndose para siempre en el solitario universo.
Pasaron treinta años y la ciencia y la tecnología de la humanidad crecieron sin cesar. Se desarrollaron sondas espaciales aún más avanzadas y quizá no pasara mucho tiempo antes de que pudieran dar el siguiente paso adelante en sus exploraciones espaciales.
Pero, incluso si fuera así, era imposible que una nueva sonda espacial superara a la Voyager 2.
Pasaron treinta y tres años. La Voyager 2 ya había recorrido 140 000 millones de kilómetros.
Para entonces, ya había alcanzado su tercera velocidad de escape y su vuelo ya no podía ser guiado. Abandonó el sistema solar y se convirtió en una nave interestelar.
En el oscuro y frío cosmos, las estrellas parecían diamantes brillantes incrustados en un fondo oscuro.
Aunque la Voyager 2 viajaba a una velocidad extremadamente rápida, en el vasto y gélido universo no parecía más que una pequeña hormiga arrastrándose por el suelo.
En la actualidad, más de treinta años después, la Voyager 2 hizo un descubrimiento sorprendente.
En el aburrido y solitario universo, se encontraron nueve enormes cadáveres inmóviles en ese lugar...
El 2 de febrero de 2010, la NASA recibió una misteriosa transmisión digital de la Voyager 2. Tras un difícil descifrado, apareció una imagen inconcebible.
Las personas que trabajaban en la sala de control de la agencia espacial quedaron profundamente conmocionadas. Sus expresiones cambiaron y se quedaron como estatuas de arcilla incapaces de moverse.
Solo después de mucho tiempo se recuperaron, y la sala se convirtió inmediatamente en un caos.
“Dios mío, ¿qué es esto?”.
“¿Qué es esto? ¡No es posible!”.
...
La Voyager 2 había superado hacía tiempo la distancia desde la que aún podía ser controlada; lo único que podía hacer era seguir adelante. Después de enviar este misterioso mensaje digital, continuó su camino hacia la oscuridad del universo, hacia campos estelares más lejanos y desolados.
Incluso ahora que había enviado una imagen tan impactante y monumental, estaba demasiado lejos y la humanidad era incapaz de controlarla.
Este misterioso mensaje nunca se hizo público. Poco después, la Voyager 2 sufrió una avería y dejó de enviar mensajes a la Tierra.
En cuanto a esta imagen, se le puso punto final y se dio por concluida. Sin embargo, a veces las cosas no salen como la humanidad espera.
Ya fuera en materia de conocimientos y estudios sobre el espacio, la vida o la física, los científicos de la estación espacial contaban con unas circunstancias privilegiadas.
En 1971, la Unión Soviética lanzó con éxito la primera estación espacial tripulada. Desde entonces, la humanidad ya había establecido nueve estaciones espaciales tripuladas.
El 11 de junio de 2010, en la actualidad, las expresiones de los astronautas de la Estación Espacial Internacional cambiaron y sus pupilas se contrajeron.
Hasta ahora, se había negado la existencia de los dioses. Si alguien seguía creyendo en una religión, solo era una creencia vacía en la que depositar sus esperanzas.
Pero en ese momento, varios de los astronautas de élite de la estación espacial recibieron un fuerte impacto en su forma de pensar. Ante ellos se extendía una escena inimaginable.
Fuera de la Estación Espacial Internacional, en la fría oscuridad del universo, yacían inmóviles nueve cadáveres de dragones titánicos. Parecían provenir de la antigüedad, lo que provocaba en las personas una sensación de desolación ancestral infinita.
Su aspecto era muy similar al de los dragones de los antiguos mitos y leyendas.
Cada cadáver de dragón medía cientos de metros de largo y parecía estar fundido en metal, lo que les daba un aspecto impactante.
Cada cadáver era un dragón negro de cinco garras. Un cuerno de amatista brillaba mientras su cuerpo negro azabache relucía. Sus escamas parecían centellear en la oscuridad con un brillo misterioso. La existencia de tales leyendas era similar a la de los dioses, ya que se situaban por encima de las leyes y reglas de la naturaleza. Sin embargo, el conocimiento científico se había desarrollado enormemente en esa época, y nadie creía en la existencia de estos dragones legendarios.
En la Estación Espacial Internacional, los astronautas contemplaban atónitos la inimaginable escena que tenían ante ellos. La escena les superaba. ¡Era algo que les resultaba completamente imposible de creer!
En el desolado universo, los cadáveres de estos dragones helados parecían estar hechos de acero indestructible, hasta el punto de que se podía percibir fácilmente la aterradora fuerza que encerraban.
Lo único era que ya habían perdido la vida. Descansarían para siempre en la pacífica frialdad del cosmos.
“Eso es...”.
Después de quedar profundamente conmocionados por los cadáveres de los dragones, las pupilas de los astronautas de élite se encogieron una vez más al ver una escena aún más impactante.
Los nueve cadáveres de dragones medían cien metros de largo, y al final de cada uno de ellos había una cadena de hierro negro que conectaba la espalda de cada dragón con algo dentro de la oscuridad del espacio. Un ataúd de bronce de veinte metros de largo emergía suspendido serenamente en la oscuridad.
La cadena parecía haber sido forjada mil veces y era gruesa y resistente. La punta negra del extremo transmitía una sensación incomparablemente siniestra y fría.
El enorme ataúd de bronce tenía un diseño sencillo. En él había unos vagos diseños antiguos que parecían rebosar antigüedad. ¿Quién sabía cuántos años llevaba este ataúd vagando por el universo?
¡Nueve dragones tirando de un ataúd!
En este universo oscuro y gélido, nueve cadáveres de dragones acabaron atados a un enorme ataúd de bronce con una cadena de hierro, una imagen extremadamente impactante.
Ante esta escena extraordinariamente asombrosa e inconcebible, tras un breve momento de desconcierto, los astronautas de élite comenzaron a gritar inmediatamente.
"¡Enviad un mensaje a la Tierra!".
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