Capítulo 131: El Papa quien se alejó por algunos capítulos

En la cordillera al noroeste del reino, dos pelotones de limpiadores se encontraron indefensos junto con el obispo, mientras veían a Michelle convertirse en un charco de sangre contaminada. Todos se quedaron boquiabiertos mientras se miraron los unos a los otros,

“Lor-Lord Obispo..:” Alguien finalmente llego a susurrar después de un rato.

“Un Caído quien fue seducido por el Diablo, No deberíamos de sentir pena por su muerte.” El Obispo le interrumpió, su tono tan firme con el acero, volvió a mostrarse en su cara, “No se molesten con ella, persigan al carruaje”.

Los Limpiadores se volvieron a mirar los unos a los otros

Sabían que su misión era capturar a Benjamín Lithur, y querían hacerlo desesperadamente. Sin embargo, después de ver la "desintegración" de Michelle, sintieron una sensación de incomodidad y no pudieron responder inmediatamente a las órdenes del Obispo.

Otro limpiador rompió el silencio después de vacilar. “Señor Obispo, nosotros…”

-¡Ya basta!” La voz del Obispo sonaba agitada mientras rugía, “Esta persona no era Christine, ella solo era una maga malvada. Ya no se puede seguir hablando de ella, ya está muerta- Benjamín Lithur es nuestro objetivo y debemos capturarle aunque volvamos de cabeza el reino completo. Debemos Limpiar al niño y sus pecados con la Luz Santa.”

Su intención asesina era evidente en sus palabras.

Ninguno de los limpiadores hablo aunque aún estuviesen inquietos, era la norma que obedeciesen las órdenes del Obispo, y jamás lo habían visto tan enojado. Asintieron en conjunto y cerraron su boca, Justo cuando estaban a punto de montar a sus caballos y a correr en dirección al carruaje otro Santo Caballero apareció montando su caballo detrás de ellos.

-¡Señor! Tengo un mensaje muy importante que transmitirle.

Una voz aterrorizada detuvo a los pelotones que estaban a punto de iniciar su avance,

Otro cambio en la situación,

El obispo tomo las riendas y se giró para mirar con frialdad al Santo Caballero que llego presto con su caballo.

-“¿Qué sucede?”.

El santo caballero detuvo su caballo antes de mirar al Obispo y a los demás limpiadores. Parecía estar algo nervioso bajo la mirada de tanta gente, tartamudeaba mientras intentaba continuar.

“Es---Es…” Respiro hondo y aclaro su garganta antes de continuar: “Es su alteza el Papa”.

El color abandono la cara del Obispo.

Sin embargo, rápidamente corrigió su expresión y permaneció neutral, sus ojos brillaban con discreción bajo sus pestañas.

“Su alteza…Su alteza fue en la otra dirección. Decidimos capturar a Benjamín Lithur rodeándolo.” El Santo Caballero dijo mientras calmaba su tono de voz, mas sus emociones fueron extraídas como simple malea en el jardín por el Obispo:” Pero si su alteza encontró algo, ¿Por qué serias tú el que pasase el mensaje?”

Las palabras del Obispo cambiaron la atmosfera. Las miradas de los Limpiadores gradualmente se volvieron hostiles mientras observaban al Santo caballero mensajero. Algunos incluso tenían sus manos apoyadas en las empuñaduras de sus espadas.

El Mensajero se detuvo antes de explicar apresuradamente, “no señor, por algún motivo, los ojos de Dios no están funcionando correctamente. No había otra opción que enviar a alguien para pasar la información.”

La mayoría de los “Limpiadores” quedaron bastante perplejos al escuchar esa declaración; era como si en verdad dudaran de las palabras de este Santo Caballero.

El Obispo en cambio, no hablo, Saco una cuenta de plata que emanaba ondas divinas de su bolsillo para verificar la declaración del Santo Caballero.

Sostuvo la cuenta en sus manos y la observo fijamente, como si estuviese investigando si los Ojos de Dios Seguía funcionando como medio de contacto, Pronto, el obispo arrugo sus cejas y parecía un poco confundido. Mantuvo la esfera plateada en silencio.

“Tienes razón. El Ojo de Dios ya no funciona. Algo está bloqueando el intercambio de mensajes.” Respondió el Obispo con voz grave, “¿Que encontró Su Alteza? Dime.”

Inesperadamente, el Santo Caballero parecía ansioso.

“No se trata de encontrar nada, es…es…es… El Santo caballero trato de construir una oración pero le costó mucho trabajo hacerlo por un tiempo. De alguna manera era como si el mensaje que se suponía que debía decir era tan inusual que no podía encontrar una forma adecuada de expresarlo.

El Obispo miro impacientemente al Santo Caballero tartamudeando mientras esperaba a que terminara. En un instante su expresión facial cambio bruscamente, como si de repente, hubiese descubierto oro. El Obispo entonces, inhalo bruscamente, su mirada revelo que sus sentimientos seguían algo mezclados.

El Sol de la tarde salpicaba las magníficas armaduras de los Limpiadores, pero las marcas de quemadura apenas se estaban enfriando.

Al mismo tiempo.

No había nadie actualmente en los campos alrededor del lago de Perseo, justo al norte del reino.

La situación no era así hace media hora. Antes, el Papa se detuvo aquí con un manto, sosteniendo su cetro. Sus ojos ligeramente ocultos miraban conmocionados a la persona que estaba frente a él y bloqueaba su camino,

La persona delante de él era una anciana. Llevaba ropa formal, su pelo blanco estaba peinado hacia arriba, con una sonrisa de lado a lado, extremadamente burlona.

El Papa la reconoció.

“Madame Lithur, ha pasa mucho tiempo desde la última vez que nos encontramos. Me alegro ver que siga tan enérgica y saludable como en aquel entonces.”, dijo el Papa con los ojos entrecerrados: “Ahora me gustaría mucho que me explique su presencia aquí, He prohibido a cualquiera de la familia Lithur abandonar el reino.”

La madame miro al cielo, aparentemente inconsciente del hecho. Luego dijo con una sonrisa, “¿en serio? Lo siento, mi memoria ya no es tan buena como antes. Estoy vieja y cansada, espero que no le importe, Su Alteza:” Pero no hizo nada más después de dar sus disculpas, en vez de eso, se quedó de pie con su espalda recta y miro fijamente al Papa con un inocente centelleo en sus ojos.

El Papa frunció el ceño. Era evidente por como apretaba el cetro que sentía que algo iba mal. La madame en medio de ese campo vacío… el papa sintió una inmensa presión surgir de su pecho.

Fue hace años la última vez que sintió algo así.

Después de pensarlo un poco, asintió sin emoción alguna y dijo “Ah, si ese es el motivo, entenderé sus acciones Madame Lithur. Dios es misericordioso, y ahora debe de volver al reino.”

No obstante, la señora no respondió ni demostró tener la intención de irse. En vez de eso, se quedó parada con los brazos cruzados elegantemente frente a su torso, sonriendo amablemente al Papa. Las arrugas en los bordes de sus ojos se rizaron levemente como los tubos capilares debajo de las hojas, dando a mostrar que había un significado oculto detrás de su amable compostura.

El Papa instintivamente se puso nervioso bajo su mirada, cosa que se mostró en su rostro. Consiguió controlar sus emociones y reprimió la preocupación que surgió en el antes de hablar: “¿Está todo bien madame Lithur? ¿Tienes algo más en mente?”

La Madame se encogió de hombres inocentemente, “¿Qué más puede estar mal? Nos conocemos desde hace muchos años. ¿No es bueno para los viejos amigos ponerse al día los unos con los otros?”

“Madame Lithur, me temo que su memoria en verdad esa fallando ahora”, dijo el Papa, su voz se iba haciendo más grave gradualmente mientras su paciencia se agotaba, “Aunque usted se casó con la familia Lithur hace a muchos años, no tuvimos nunca la oportunidad de conocernos. ¿De dónde viene esta supuesta “Amistad”?

“¿Cómo puede ser eso posible? ¿Lo ha olvidado su alteza?” La señora cubrió la mitad de su boca, su cara era de genuina sorpresa: “nos conocimos en los bordes de las montañas Skyfall hace unos cincuenta años. Incluso te di un regalo. ¿Ya recuerdas?”

Mientras hablaba levanto la mano y chasqueo los dedos. “Si realmente has olvidado nuestro encuentro, déjame ayudarte a recordar.”

Una bola de fuego del tamaño de una cabeza humana apareció ante ella mientras hablaba con indiferencia junto a un ruido. Después de una breve pausa, la bola de fuego voló directamente Al Papa.