⚠️ Traducción hecha por fans. Sin derechos sobre el contenido original.
Capítulo 133: La caída
-“Espera…:” El Papa escapo sintiendo su debilidad, lleno de malos presentimientos, “Tu-Tu no puedes matarme, no, tu no…No puedes matarme”, reconoció que no estaba a la altura de la madame en un uno contra uno, y sus intenciones eran claras como el agua, el día de hoy ella estaba aquí para matarlo.
Pero fue imposible para ella matarlo inmediatamente.
Estaba solo y no estaba preparado para esto, pero, una vez lograse volver a la catedral, tendría una forma de derrotar a la madame.
La expresión de la señora parecía haber obtenido una realización repentina; “Ah, se a lo que te refieres. Hasta hace un tiempo eras un Papa muy conservador, pero de repente empezaste a realizar muchos progresos después de una desaparición de ocho años. Estaba muy intrigada por esa investigación, Por eso permití que lograran entrar a mi casa
Ella… ¿Lo sabía? La cara del Papa se puso pálida.
“De hecho, la gente ordinaria no podrá matarte cómo eres en este instante” replico la madame, sonriendo amistosamente; “Pero como ya estoy aquí delante de ti, debes de saber que vine preparada. Por cierto, encontré a una chica lo suficientemente interesante como para darle la oportunidad de heredar mi poder. Aunque ella fallo, tuvo éxito en sacarte del reino. De lo contrario, jamás tendría esta oportunidad”.
¡Bang!
Justo después de que la madame termino de hablar, otro diamante del cetro exploto, Sin embargo, esta vez no se disparó ninguna Luz blanca, que envolviese al Papa para huir.
“Como es…” El papa se quedó petrificado mirando estupefacto al cetro. No tenía ni idea de porque el cetro podría estar fallando justo en este momento. ¡El cetro era el pináculo de todos los instrumentos mágicos!
“¿Qué, confundido?” La madame agito su cabeza decepcionada: “Aunque tienes talento, no eres lo suficientemente inteligente para adaptarte a las situaciones. No entenderás algunas cosas hasta que hayas alcanzado un cierto nivel. No puedo ayudarte con eso”.
Curiosamente, el Papa la volvió a mirar con calma después de respirar hondo. Fue como si hubiese llegado al límite de su capacidad para sorprenderse. Las Artes Divinas y el cetro no eran sus mayores activos. No importaban cuan abrumadores fueran las habilidades de ella, la iglesia no paso preparándose por año para nada.
Solo sentía remordimientos porque estaba a punto de perder ocho años de esfuerzos aquí.
“¿Qué puedes hacer aunque lo sepas todo?” El Papa deshecho su cetro, ya no le servía para nada, y con los brazos abiertos dijo: “Este es un hechizo secreto que nos fue concedido por el Espíritu Santo. Han pasado muchos años y solo yo pude completarlo. Podrías matarme aquí, pero ¿Podrás matarme de verdad?”
La madame lo pensó un poco antes de asentir, “Puedo”.
Entonces, volvió a chasquear sus dedos.
Después de ese claro chasqueo, el Papa sintió como de repente, la madame quien solo parecía ser alguien ordinario momentos atrás, estaba ahora emitiendo una terrible energía a su alrededor. Pareciera como si estuviese emitiendo llamas que clamaban al cielo en una loca misión de reemplazar al mismísimo Sol.
Esto es…
Sorprendido, más el Papa no quedo mucho tiempo pensativo, inmediatamente convoco una barrera sagrada entre él y la madame.
Una vez que termino de ejecutar la barrera, miro hacia su pecho para encontrarse con una pequeña bola de fuego color carmesí flotando ante él. Era muy extraña, ya que el Papa no sentía calor proviniendo de ella. Era como si el fuego no fuera más que una ilusión; incluso parecía crecer desde las profundidades de su corazón.
En ese instante, el Papa sentía estar viendo al mismo diablo en persona.
Nunca había escuchado hablar de alguna magia de fuego como esta
“Sabes sobre lo molesta que estaba por el rápido crecimiento de mi energía y afinidad espiritual”, dijo con sus ojos sonrientes, “Sin embargo, hace poco se me ocurrió pensar que son como el trigo, y que debería de cosecharlos regularmente. Así que había planeado quemarlos de nuevo, y, de alguna manera, tocaste a mi puerta. ¿Qué más podría hacer yo?”
El Papa ya no estaba sorprendido, solo tenía un rostro lleno de desesperación. No podía hacer nada más que gritar enfadado. “¡Eres una maldita lunática!”.
Intento expandir su energía espiritual, pero el fuego parecía haberla consumido por completo; no quedaba nada para su uso. Intento invocar a las luces santas en su alrededor, pero estas se negaban a responder. Era como un simple mortal – perdió todo su poder divino. Un sentimiento de desesperación lo inundo.
Por lo tanto, él solo podía mirar como el fuego en su pecho se agitaba con elegancia antes de que empezara a cambiar de color. Rojo, amarillo, azul, purpura… Poco a poco se fue haciendo transparente, como si se disipara en el aire. Sin embargo, el sabia claramente que no desapareció, sino que simplemente seguía transformándose, como si tuviese vida propia.
La madame asintió cuando vio como seguía el fuego. “Debería irme antes de perder mis recuerdos por completo. Tal vez debería incluso esconderme antes de que me convierta en una idiota”, dijo y se inclinó ante el Papa con una amable sonrisa en su cara: “Aquí me despido, Alteza, buena suerte”.
Entre sus palabras, hizo un gesto de oración y dijo con las palmas unidas: “Que tu Dios este contigo”.
Entonces, ella se giró y se tambaleo hacia adelante como una anciana inofensiva que ni siquiera podría caminar establemente, y se fue,
No obstante, el Papa no pudo presenciar su partida.
Bueno, hay que decir que después que la madame se giró para irse, el fuego en el pecho del papa de repente se hizo mucho más fuerte y lo consumió. En un abrir y cerrar de ojos, no quedaba nadie en el lugar donde alguna vez estuvo el Papa; No quedaban siquiera ni sus cenizas.
El campo quedo desolado. Solo el cetro abandonado quedo como la prueba de este encuentro extraordinario.
Al mismo tiempo, en las profundidades de la catedral de San Pedro, en una cámara oculta bajo la Sala Silenciosa, justo al final de un largo pasillo. Había una cámara pequeña, y en ella había algo parecido a un ataúd. La cámara tenía una iluminación tenue, y el ataúd esta descubierto. Dentro de él se encontraba un anciano con los ojos cerrados que se parecía mucho al Papa.
En Shock e inhalando rápidamente, la persona confinada en el ataúd se levando y abrió los ojos.
“Hah…Yo… ¡No!, ¡Esto no puede estar pasando!”
Tras respirar rápidamente miro a su pecho. Como si fuera un espíritu, la llama carmesí volvió a bailar alrededor de su corazón y comenzó otra vez a cambiar de color. La desesperación ilumino lo profundo de su corazón.
“¡No!, ¡No puedo morir! ¡Soy el Papa! ¡¿Cómo podría morir de esta forma?! ¡NO!” Aulló con locura, mentalmente se estaba rompiendo. Sus gritos, se escucharon desde la sala contigua, y pronto unos pocos sacerdotes entrando corriendo para revisarlo.
Sin embargo, no había nada que pudiesen hacer
Incluso si se apresuraron al sótano, solo lograron ver la cara horrorizada del Papa, quien estaba sentado en el ataúd. El fuego se volvió transparente una vez más, y los sacerdotes quienes no tenían ni idea de que estaba pasando; vieron como el Papa desapareció delante de ellos, como si solo fuese un producto de su imaginación. El ataúd anteriormente ocupado ahora esta vacío.
Los sacerdotes se miraron impotentes.
Bajo la catedral, en una cámara distinta, llena de cruces, la más alta e intricada de las cruces cayó al suelo justo cuando el papa fue envuelto en el fuego transparente. Rompiéndose con una asquerosa grieta, Sus fragmentos cubrieron el suelo prístino.
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