Capítulo 166: El Grifo

Tan pronto como apareció, el carámbano se dirigió directamente hacia el Andrew encolerizado.

Andrew lo vio venir e inmediatamente casteo un hechizo para producir un muro de piedra sobre su cabeza, con intención de detener la pica de hielo que Benjamín había conjurado. Sin embargo, después de que ambos hechizos colisionaran, la pared de piedra de Andrew se desmorono como si fuera un trozo de madera podrida. No logro reducir en lo más mínimo el ímpetu del carámbano.

– ¡Gran Obispo sálveme! – Habiendo visto esto, Andrew se sorprendió mucho y comenzó a pedir ayuda en pánico.

El Obispo le dio un vistazo, no se veía muy dispuesto a salvar a Andrew. Pero después de unos instantes de silencio, decidió echarle un cable. Un escudo de Luz Santa Apareció sobre la cabeza de Andrew, salvándolo del carámbano de hielo.

– Gracias... Gracias Gran Obispo...– Aunque todavía se encontraba asustado, Andrew no olvido agradecer sinceramente al Obispo.

Al ver esto, Benjamín no pudo evitar mofarse en su corazón.

¿Estás pensando que ahora estas a salvo?

Pensando en esto, Benjamín de repente dijo en voz alta. – ¿No quieres saber que paso en la Capital Imperial? ¿Si el Papa sigue con vida o no? Bien, te diré lo que paso.

Sus palabras llamaron de inmediato la atención del Obispo.

– Así que SABES lo que paso.

Pero Benjamín no continúo halando. en vez de eso, conjuro una vez más el hechizo Rompehielos, produciendo así veinte flechas de hielo. En un abrir y cerrar de ojos, comenzó a atacar a Andrew, que aún estaba bajo protección de la Luz Santa.

La verdad es que no sabía nada de lo que le había pasado al Papa. Sus palabras no eran más que una simple distracción para atraer la atención del Obispo para tener la oportunidad de matar a Andrew.

Andrew DEBE morir.

Por el bien de los demás miembros del Grupo de Magos, ¡Él tenía que lograrlo!

El cambio de Benjamín fue muy abrupto, Además de eso, todos estaban demasiado centrados en el asunto sobre si el Papa estaba vivo o no, así que nadie reacciono lo suficientemente rápido como para ayudar a Andrew.

Bajo el doble ataque de las flechas de hielo y el carámbano de hielo, el Escudo del Obispo, que estaba siendo mantenido descuidadamente, no pudo soportar la presión del ataque. Como resultado Andrew fue ensartado por las flechas. Mientras la sangre de Andrew brotaba a borbotones junto con un poco de hielo, el Obispo que parecía gustarle estar pulcro todo el tiempo, esquivo el chorro de sangre.

– Tu...

Andrew cayó al suelo con incredulidad.

Benjamín miro con frialdad a Andrew mientras daba su último suspiro.

Si fuera posible, el querría decapitar a Andrew y llevar su cabeza de vuelta con los otros para que estos pudieran verla y liberarse de su resentimiento. Sin embargo, ante esta situación, no podía hacer lo que le viniese en gana. Así que matar a ese hombre era ya de per si, más que suficiente.

Ya era hora de irse. Debería de huir.

En realidad, tal como había predicho antes, ya podía escuchar a lo lejos el grito de un águila.

– ¿Has causado ya suficientes problemas? – El tono del Obispo no tenía ya más emoción. Era como si no le importara en lo más mínimo la muerte de Andrew. Tampoco se dio cuenta del chillido del águila que sonaba a lo lejos. Él le dijo: Ahora, rápido, dime que le ha pasado realmente a Su Alteza, El Papa.

Benjamín le mostro una amplia sonrisa y dijo: Esta bien, déjame decírtelo. El papa está muerto. El que apareció antes no era más que una marioneta manipulada por el Obispo de la Capital Imperial.

El Obispo quedo atónito al escuchar esto.

– ¿estás diciendo la verdad?

Benjamín simplemente sonrió. No dijo nada más.

Por supuesto esa no era la verdad. Ni tan siquiera tenía demasiado conocimiento sobre el papa. La última vez solo le pudo dar un pequeño vistazo desde el otro lado del Campo de Ejecución. ¿Cómo sabría lo que pasa realmente entonces? La razón por la que dijo esto, era solo para distraer la atención del Obispo, para que le fuera más fácil escapar.

Bueno, por supuesto, si el Obispo creyera lo que le dijo y peleara con aun mas ahínco contra el Obispo de la Capital Imperial, entonces Benjamín se alegraría sin importar el resultado. Como se decía: "Los que aman el drama en su vida, harán drama sin importar que tan grande o pequeño sea el asunto" Nota: En búsqueda de alguna frase hecha que me convenza), sin mencionar que Benjamín era opositor a la iglesia. Esta gente debía de luchar, y cuando más violenta fuese esa pelea, mejor sería para él.

– Si te atreves a mentirme, ¿Sabes cuales serán las consecuencias? – Dijo el Obispo en tono amenazante.

– Por supuesto que no miento, esta es la verdad, nada más que la verdad. – Dijo Benjamín con cara seria. Sonó tan serio mientras lo decía que casi se lo cree el mismo. – El Papa murió hace mucho tiempo. El Obispo de la Capital Imperial oculto esta noticia para que los demás no lo supieran por el bien de mantener unida a la Iglesia.

– ¿Cómo sé que puedo creer lo que dices? – Es un asunto muy importante. No era tan fácil para el Obispo creer lo que Benjamín decía. Necesitaría pruebas sólidas.

Benjamín asintió pensativamente.

Una prueba, seguramente era algo que no podía proveerle al Obispo.

Pero...

Mientras el Obispo miraba intensamente a Benjamín, tratando de juzgar por su expresión si estaba diciendo la verdad o no, de repente se oyó un chillido horrible desde la periferia del cerco.

Después del grito, le siguieron chillidos de águilas desde cerca y a lo lejos.

Ahora, le expresión de todos los presentes, cambio drásticamente, Giraron la cabeza solo para observar una vasta bandada de quien sabe que– una capa de sombras que ocultaba la tenue luz de la luna. Era como una colonia de murciélagos quienes abandonaron su hogar, estas sombras negras volaban incesantes desde la cima de una montaña lejana y se dirigían directamente al gran grupo.

– ¿Que, que son esos?

momentos después, algunas de las sombras negras, estaban lo suficientemente cerca para distinguir claramente lo que eran.

Su cuerpo era enorme, mucho más grande que el de un león adulto, con paicos y garras brillando bajo la luz de la noche. Su cabeza era tan feroz como la de los halcones; sus ojos de colores ámbar se movían con lentitud. Las blancas plumas de su cuello eran como una capa de armadura impenetrable. Pero dejado del cuello, las plumas de pájaro, fueron reemplazadas por la piel de un animal. Con su cola moviéndose de arriba abajo, y sus fuertes extremidades ligeramente dobladas, parecía ser una bestia que podía atacar en cualquier instante.

Además, las enormes alas en su lomo eran como nubes capaces de bloquear el Sol. El presentimiento y el malestar inundo el corazón de todos y cada uno de los presentes.

Finalmente, alguien reconoció lo que era.

¡Eso... ¡¡Eso es un Grifo!

Como si esa persona hubiese lanzado una bomba dentro del cerco, los soldados que antes estaban en calma, perdieron la compostura. Los que estaban en los alrededores rompieron el circulo, sus filas se desvanecieron en un solo instante. Aquellos en el interior del cerco, no obstante, no tenían a donde huir. Todo lo que podían hacer era aferrarse a su espada y escudo e intentar lo mejor de sí, para poder defenderse de los Grifos que irrumpieron en el cerco uno tras otro.

Sin embargo, ante una criatura mágica tan fuerte, no eran diferentes de los ciudadanos normales sin entrenamiento. Cada vez que un Grifo ataca, un humano muerte.

Los interminables gritos sonaban como una actuación coral. A veces sonaban armonizados; a veces, desafinaban

El estrecho camino de las montañas se volvió el infierno en la Tierra. Incluso los sacerdotes quedaron involucrados en la actuación y fueron forzados a usar Escudos de Luz sagrada para intentar protegerse a sí mismos. Fue gracias a su escudo protector que pudieron sobrevivir al repentino ataque de los Grifos.

En cuanto al Obispo y Benjamín...

Justo cuando el grupo de Grifos comenzó su ataque, Benjamín canto el hechizo de Pilar de vapor. Con el vapor rodeándolo, Benjamín salto al cielo, escapando rápidamente del cerco.

Bueno, esta era la escena que esperaba, así que por supuesto, su reacción fue mucho más rápida que la de los demás.

Pero Benjamín despegando era una escena que no pasó desapercibida para el Obispo.

Por la actitud de Benjamín, y la oportuna aparición del Grifo, no importaba incluso si el Obispo fuera estúpido, ya se había dado cuenta lo que realmente estaba sucediendo. así que para cuando Benjamín logro despegar, el Obispo estaba casteando un hechizo. Seguido del canto, un par de alas hechas de Luz Santa aparecieron en su espalda.

En ese momento exacto, el cuerpo del Obispo estaba completamente bañado en luz santa, era como si fuese un mensajero del mismo Dios. Después de eso, levanto su mirada para ver a Benjamín en el aire. Mas era como si el Obispo estuviera siendo poseído por el mismo Dios, su rostro era inexpresivo, no sentía tristeza, ni felicidad alguna.

– No puedes huir de mí.

Después de decir esto, auto sus alas de Luz Santa y persiguió a Benjamín.

– Mierda...

La expresión de Benjamín no pudo evitar cambiar al ver esto.

Respecto al plan de esta noche, la última escena era en realidad el acto para atraer a los grifos a su ubicación mediante el aceite de caballo para generar el caos. Entonces en medio del desastre podría entonces huir. Al principio, este plan tuvo éxito, los sacerdotes estaban demasiado ocupados tratando de salvar sus vidas como para ocuparse de Benjamín. Sin embargo, incluso si el plan iba al pie de la letra, era obvio que no todo iba a ser fácil. El Obispo seguramente tenía un As bajo la manga.

Bueno, ¡Solo mira esto! Como era de esperar, no era el único que sabía volar.

Solo por leer la "Introducción a las Artes Divinas" no podía hacerse a la idea sobre que otros hechizos de vuelo podía tener las Artes Divina. Pero mirando su Postura, se veía claramente que ese encantamiento Divino era mucho más poderoso que el Hechizo de Vuelo de un mago promedio.

Sería su fin si fuera capturado por el Obispo.

Así que ante esta situación. Benjamín no se atrevió de dudar más. Rápidamente concentro el vapor y convoco así su máxima velocidad. En solo un segundo, se dio la vuelta y hecho a correr.