⚠️ Traducción hecha por fans. Sin derechos sobre el contenido original.
Capítulo 176: La persuasión para quedarse en Icor
–Su Majestad, la Reina. – Benjamín trajo más de veinte magos al campamento de Icor. Se inclinó ante la Reina. –Por favor, perdone nuestra brusquedad. Llevamos demasiado tiempo molestándole y queremos despedirnos de usted. Que la fortuna esté siempre de su lado.
La Reina miró fijamente a Benjamín mientras se recuperaba lentamente de la conmoción.
Benjamín y su lote no aparecieron hasta que el Papa y el equipo de magos de Icor llegaron a la cima de la puerta.
Su repentina aparición conmocionó a todo el mundo.
El estrecho pasillo estaba tan inundado de soldados de ambas partes que ya no se podía ver de un lado a otro. Entonces, de la nada, surgió una enorme corriente de agua que hizo salir a los soldados.
Benjamín y su pequeño grupo de magos montaron en la corriente de agua que rompió la puerta lateral del pasillo. Cada uno de ellos sosteniendo una plancha de madera, brincando a través de los soldados.
Fue un verdadero espectáculo. Cada uno de los Magos estaba cantando el hechizo de Bola de Agua, invocándolo una y otra vez, para formar una corriente de agua. En cuanto a Benjamín, con un movimiento de su brazo, invocó una Bola de Agua tan grande que los soldados fueron golpeados tan fuerte que no pudieron abrir los ojos.
Era como si un río enfurecido hubiera aparecido de la nada. Los soldados se alejaron a toda velocidad y finalmente se ahogaron mientras los magos surfeaban sobre las tablas por las fuertes corrientes que se dirigían hacia el exterior.
– Los sacerdotes del Reino estaban estupefactos y se habían olvidado de las órdenes del Obispo de atacar con sus Artes Divinas. La reina de Icor tenía una expresión de desconcierto y se volvió hacia el Mago que estaba a su lado, – ¿Qué magia es ésta? ¿Son las tablas bajo sus pies un equipo mágico olvidado?
El Mago en cuestión tenía los ojos bien abiertos y agitó la cabeza. Estaba perdido, mirando a las veinte y pico personas que surfeaban, –Realmente no lo sé.
Puede ser que la escena superara todo lo que sabían o que Benjamín y su grupo aparecieron de repente, así que los cogió desprevenidos, pero nadie pudo reaccionar a tiempo. Benjamín y su grupo cabalgaron sobre las olas que habían creado antes de salpicar las puertas y terminar en el campamento base de Icor.
Por supuesto, su "aterrizaje" fue bastante incómodo.
Antes de la operación, habían practicado en privado una vez. No eran surfistas talentosos, así que no era como si pudieran dominarlo de la noche a la mañana. Por lo tanto, una vez que las puertas fueron abiertas, las corrientes de agua se dispersaron. Gracias a Dios que el grupo era lo suficientemente grande como para caer uno sobre el otro en lugar de estrellarse contra el duro suelo.
Incluso con su apresurado "aterrizaje", todo el mundo en el campamento base de Icor seguía estupefacto.
Fue toda una escena ver cómo se abría la puerta lateral y ver a más de veinte personas surfear a través de la corriente de agua. Presenciar esto con sus propios ojos fue impresionante.
Sin embargo, ver a este grupo supuestamente valiente caer como un grupo de borrachos durante el aterrizaje hizo que la grandeza inicial se vaporizara. Este sentimiento contrastante hizo que los espectadores se sintieran como si se hubieran ahogado y los dejó totalmente sin habla.
–Su Majestad la Reina, ¿qué debemos hacer ahora? – El Mago cerró por la fuerza su mandíbula caída.
–Vamos... a observar por ahora. – La reina parecía como si estuviera enredada en un hipo que le impedía pronunciar palabras.
Rápidamente, los magos que quedaban de Icor se reunieron frente a la reina y miraron fijamente a Benjamín y a su grupo. Temían que el grupo pudiera herir a la reina con sus payasadas.
Todo el campamento quedo en silencio y la atmósfera estaba llena de una pizca de peculiaridad.
–Tos... Sobre eso. – Benjamín se levantó del suelo y retomo su compostura. Se aclaró la garganta y dio un paso adelante mientras miraba a su alrededor: –Majestad la Reina, disculpe nuestra brusquedad. Llevamos demasiado tiempo molestándola y queremos despedirnos de usted. Que la fortuna esté siempre de su lado.
Él y los veinte magos restantes se dieron la vuelta, aparentemente apurados por hacer un movimiento.
–Esto...
Los magos que guardaban a la reina se miraron entre ellos, revelando una extraña expresión.
–Espera. – La reina recobró rápidamente el sentido y dijo: – ¿Cuál es la prisa? Te vas cuando acabamos de conocernos. Todavía tengo algo que decir.
Señaló a sus magos y ellos posteriormente se adelantaron para bloquear su salida.
Benjamín no pudo evitar suspirar.
Pero por supuesto...
Fue una suerte que él predijera que esto pasaría y ya ideó un plan de escape para usar antes de que las cosas se volvieran complicadas.
Había investigado las bases y los respectivos obstáculos que pudiera encontrar al salir de las puertas. El Obispo, sin duda, no dejaría ir a Benjamín. Por el fuerte ruido que hizo el obispo al estrellarse contra las puertas de metal, se podía ver cuánto le odiaba.
Por lo tanto, si tuvieran que escapar, tendrían que atraer al obispo.
Además de eso, Benjamín tendría que pensar en una manera de manejar a la gente de Icor.
Aunque todos eran Magos aquí y no había rencores entre ellos, la ambición salvaje de la reina no podía ser pasada por alto – mostrada por la forma en que ella construyó Icor. Un grupo de más de veinte magos era normalmente un buen recurso de batalla, pero si la reina quería que se quedaran, no era como si tuvieran elección.
Después de una cuidadosa consideración, Benjamín pensó en este plan.
Cuando los magos conquistaron previamente las puertas, los guardias junto a la puerta fueron capturados. Inicialmente Benjamín tenía como un dolor de cabeza el cuidar de estos prisioneros. Tras una evaluación más detallada, se dio cuenta de que los prisioneros serían el cebo perfecto.
En primer lugar, si un grupo de personas apareciera repentinamente en la parte superior de la puerta durante su ausencia, el obispo asumiría que iban a usar el Hechizo de Vuelo para escapar. Aunque la gente en la cima llevaba el uniforme del reino, él definitivamente volaría para confirmarlo. Con eso, el obispo podría ser atraído.
Los prisioneros eran soldados del reino. Una vez que los hombres de Icor se dieran cuenta de su presencia, se pondrían furiosos. Icor había traído muchas tropas para conquistar las puertas y si las puertas eran arrebatadas por el Reino, sería un mal trago para la reina. La reina no dudaría en enviar hombres allí.
Las únicas personas que podrían llegar a la cima de las puertas en poco tiempo serían los magos.
Y así fue como Benjamín mató dos pájaros de un tiro – usando un montón de prisioneros inútiles para atraer al obispo y simultáneamente debilitar el poder de fuego de Icor. Fue... ¡perfecto!
Benjamín se sentía muy satisfecho consigo mismo.
– ¿De qué hay que estar orgulloso? Los prisioneros siempre estuvieron ahí. ¿Fue difícil pensar en usarlos para llamar la atención? El Sistema criticó despiadadamente a Benjamín.
–Ahora que te das cuenta de que tu cuerpo es un gran problema, te atreves a desafiarme, ¿eh? – Benjamín habló impotente en su interior: –Este hombre. No importa lo increíble que seas como una criatura de otro mundo, tienes que esperar hasta que salgas del cascarón.
El Sistema respondió burlonamente: –Está bien. Puedes torturarme, porque un verdadero guerrero no le teme a las dificultades. No me importaría que me patearas veinte veces como una pelota de fútbol.
"..."
El sistema no tenía salvación.
Benjamín suspiró y rápidamente volvió a centrar su atención en la realidad. Miró a los magos que bloqueaban su camino y se dio la vuelta. Miró tranquilamente a la reina en su pedestal.
–Su Majestad, la Reina, ¿podemos ayudarla en algo? Si no lo hay, haremos nuestro movimiento ahora.
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