⚠️ Traducción hecha por fans. Sin derechos sobre el contenido original.
Capítulo 3: Hechizo bola de agua
– Michelle, cuando terminemos esto, salgamos de aquí en dirección a Ferelden.
Después del momento íntimo, continuamos el viaje.
Pero la atmósfera era completamente diferente a la de antes. Habia mucho contacto entre ellas, al nivel de poder ser hermanas biológicas, y ya no reprimían su calidez mutua.
– Claro, he estado pensando en irme de aquí desde hace mucho tiempo.– Michelle contestó en voz baja.
Por supuesto, la calidez no se aplicó a Kubei.
Fue tratado igual que antes, las cuerdas estaban atadas firmemente hasta el punto en que sus manos estaban entumecidas, sus piernas temblaban al caminar y no tenía derecho a hablar. Si abría la boca, la sonriente Annie probablemente le daría un par de azotes.
Lo más triste de todo era solo tenía que hablar con el Sistema.
– Toma, prueba mis fideos fritos de zanahoria casera.
– Este fideo, es tan dulce que me está dando dolor de muelas...
Kubei lo interrumpió: –¿Has pensado en una forma de escapar?
El Sistema se quedo tan callado como un muerto.
Kubei sabía que no podía confiar en este inútil sistema. Le pregunto al Sistema sólo para silenciarlo.
Continuó hablando consigo mismo:
– Tenemos que encontrar una forma de dirigir las tropas hacia nosotros sin que Michelle se dé cuenta. Necesito asegurarme de que no me matará a tiempo...
El Sistema interrumpió: –La tasa de éxito es demasiado baja. ¿Por qué no intentas seducir sexualmente a Michelle? La tasa de éxito es de al menos un veinticinco por ciento.
"..."
Kubei pensó en la sugerencia por un rato, y finalmente le dijo al Sistema: – Vete a la mierda.
Los tres siguieron avanzando. Kubei siguió a Michelle, actuando todo el tiempo como si estuviera a punto de morir, lo que hizo que Annie se preocupara, pero en realidad era consciente de lo que él estaba haciendo, planeando en secreto cómo escapar.
Repentinamente, Kubei levantó la cabeza y miró a Michelle, y se le ocurrió una idea.
– Esto servirá por ahora, no hay otra manera.
Annie caminaba apurada, se veía dócil mientras se abría camino a tropezones. De la nada, Kubei dejó de moverse y fingió que se había desmayado tirándose al suelo.
Cerró los ojos y no se movió en absoluto.
Michelle dejó de caminar y se dio la vuelta. Annie se acercó a inspeccionar a Kubei, y agitó la cabeza:
– Se desmayó.
Michelle no dijo nada en absoluto, agachó la cabeza profundamente. No había forma de saber lo que estaba pensando.
– Estos nobles son todos unos inútiles.
Annie no estaba contenta, así que le dio una patada a Kubei.
Kubei se las arregló para resistir el dolor y trató de no vacilar.
Al mismo tiempo, escribió las palabras ----"Tesorería" con la parte posterior de su mano que estaba a sus espaldas en el suelo.
Eso era lo que Kubei pensaba hacer: pretendía hacer ver que se desmayo para dejar una señal, para que las tropas supieran cuál era el objetivo de Michelle. Con esto, probablemente puedan esperar emboscarla en la tesorería. Debido a sus movimientos sutiles, Annie y Michelle no notaron que había dejado una marca en el suelo.
¿Realmente crees que esto será de ayuda? Aunque las tropas se dieran cuenta de tu rastro y consiguieran ponerse al día, Michelle tendría tiempo para matarte.
El Sistema dijo esto en su mente.
"Es mejor que no hacer nada", pensó Kubei para sí mismo.
De hecho, si las tropas lograban emboscarlos y matar a Michelle a tiempo, sus posibilidades de sobrevivir eran enormes. El intento del Sistema de desanimarlo era inútil, ya que Michelle se tomaba esto muy en serio, la familia Lithur probablemente era gente capaz.
Tenía grandes expectativas en su plan.
Al momento cuando Kubei terminó de dejar el rastro en el suelo, escuchó un extraño y desconocido discurso.
Era Annie, estaba cantando un conjuro. Su voz actual era diferente de su voz normal. Esta baja y misteriosa voz resonaba por la selva, y parecía contener poder mágico, por lo que Kubei entró en pánico.
Podía sentir incluso que su alma temblaba.
Antes de que tuviera tiempo de responder, una bola de agua apareció de la nada, empapándolo de inmediato. La repentina fuerza le hizo incapaz de seguir fingiendo.
Después de temblar, “despertó".
– Qué fastidio, tener que desperdiciar mi poder mágico.– Dijo Annie, su voz volvió a la normalidad.
Kubei quedó en estado de shock.
¿Qué fue eso? ¿Una maldición? ¿Magia?
Aunque de las conversaciones anteriores, Kubei ya había comprendido el escenario de este mundo, y comprendía que Michelle y Annie eran magos, todavía no había visto la magia.
En el momento en que el hechizo fue lanzado, sintió como si su mundo se hubiera puesto patas arriba.
El tiempo parecía haberse detenido. El suelo fangoso circundante y los árboles parecieron desaparecer. El miedo y la excitación en su alma se unieron , todo lo que le rodeaba y dentro de él parecía ser............
Kubei no podía describir la sensación.
– Ser más natural.– Dijo el Sistema de repente.
Bien, ¡Ser más natural!
Kubei parecía estar ebrio. En el momento en que el hechizo apareció, sintió que acababa de tener una conversación con su verdadero yo.
Era como cuando tuvo su primera vez, pero fue aún más memorable que esa ocasión. Era como si estuviera en un estado de trance, pero también era como el dolor de un abismo interminable, haciéndolo incapaz de deshacerse del sentimiento.
Su cuerpo no podía dejar de temblar.
– ¿Esto... es magia?
Kubei no pudo resistirse a hablar.
Quería más.
En ese momento, él recordaba los sonidos persistentes del hechizo.
–Sí, magia.
Lo que fue más sorprendente fue que Annie le contestó.
Como si estuviera profundamente herida, levantó los ojos y habló con una voz llena de odio:
– ¿Qué es tan inusual? Tú y los tuyos ni siquiera entienden la magia y prefieren enterrarla en un ataúd bajo el suelo. ¿Cómo podrías comprenderla?
Kubei recuperó la conciencia, y luego miró a Annie con curiosidad.
Fue como si algo emocionara a Annie, su discurso se fue llenando de más y más odio.
– Todos ustedes son débiles, tienen miedo de lo diferente. Tu especie sólo descansará cuando todos sean tan inútiles como ustedes. Sois todos unos descarados, y visten el mal como si fuese un sombrero, haciendo que parezca que sois genios. Ser normal es sólo una excusa para que cometer pecados.
Annie se agitó aún más.
– Annie, ¡es suficiente!
Michelle la interrumpió: – ¿Para qué le dices todo esto?
Annie se detuvo después de un rato, y finalizó con su duro discurso. Era consciente de que había perdido el control de sí misma, y luego miró a Michelle:
– Lo siento, me puse demasiado emotiva.
Michelle asintió sin parecer darle importancia.
– Hemos perdidomucho tiempo. No olvides que ahora somos criminales buscados por la Iglesia. – Miró fijamente a Kubei y luego dijo con premura: – Sigamos.
Annie asintió de acuerdo. Se giró, le dio una patada a Kubei, y luego le hizo ponerse de pie rápidamente.
– Cosa inútil, ¡mantente al día!
Kubei no estaba enfadado. No reaccionó ante su divagación. Parecía un poco más débil que antes, y siguió a Michelle obedientemente.
Nadie sabía lo feliz que era.
– ¡Una vez más! ¡Una vez más!
Le gritó al Sistema en su mente.
Hace media hora, no sabía que una voz robótica tan fría podía excitarle tanto. No esperaba que estuviera ansioso por escuchar la voz del Sistema y no quedarse callado.
El Sistema, por lo general hablador, ahora, parecía más bien rehuirle, después de aparentemente medio día, sólo dijo una sola frase.
Una sola frase, de la que Kubei no podía entender ni una palabra.
Pero eso no importaba, porque este era el hechizo de Annie.
El Sistema grabó cada palabra de ella tal como fue pronunciada.
¡Esto significaba que podía escuchar este hechizo en cualquier momento que quisiera!
Cuando este hechizo era pronunciado por el Sistema, sonaba como las divagaciones de un loco, no tenía la misteriosa y mágica sensación que tenía antes. Pero a Kubei no le importaba, sabía que necesitaba algo más para convertir esto en un hechizo real, dándole un poder extraordinario.
Estaba decidido a encontrar ese catalizador.
Así es, desde el momento en que escuchó el hechizo, Kubei decidió que quería convertirse en mago.
No sólo porque quería el poder, quería convertirse en una figura legendaria.
Desde el momento en que transmigro hasta ahora, había estado pensando ¿por qué había transmigrado? ¿Por qué lo trajeron aquí? Tal vez era una coincidencia, pero las coincidencias siempre tienen un propósito.
Ahora mismo, sentía que había encontrado la respuesta.
La magia le llamaba.
No había escapado de la vida ordinaria que tenía, viajando a través del tiempo y el espacio para llegar hasta aquí, sólo para convertirse una vez más en un engranaje insignificante entre miles y millones de personas que trabajaban arduamente en la fábrica de la vida.
Como una mariposa que revolotea sus alas por primera vez, Kubei sintió que acababa de dejar su capullo y encontró un propósito.
Ahora mismo, todo lo que podía hacer era concentrarse en este hechizo.
"Puedes repetir este hechizo todo el día. No te pediré que sigas callado."
Kubei estaba lleno de emoción mientras decía esto.
– ... Señor, creo que contrajo el Síndrome de Estocolmo.
La voz robótica sonaba impotente.
Justo cuando Kubei estaba tratando de descifrar el hechizo, algo más estaba asándose en la otra punta del mundo.
Havenwright, bajo el cielo nocturno, tranquilo y solemne.
Catedral de San Pedro.
Entre los pilares de mármol blanco resonaban pasos apresurados, y estos pasos se detuvieron en los pasillos del santuario. El santuario por la noche estaba vacío, pero daba la impresión equivocada de que estar lleno de gente.
– ¡Obispo, parece que está ocurriendo un cambio en ‘eso’!
Un joven sacerdote se detuvo y gritó con ansiedad.
– Ya han pasado muchos años, cada año causará algún tipo de problema, no tienes que entrar en pánico,
El obispo contestó con indiferencia.
Su cuerpo estaba en el podio con la espalda mirando hacia la entrada principal, bajo la cabeza para revisar una colección de libros. Su enorme túnica roja estaba bien planchada.
En ambos lados izquierda y derecha, habían sillas negras y paredes blancas que parecían ir a juego, con rojo carmesí en el medio, que al momento de encontrarse, daban la sensación de estar viendo una obra arte cinética.
La luz de la luna se estaba filtrando a través de la vidriera, delineando cada una de las figuras en el vitral.
– Obispo, ¡no es lo mismo de las veces anteriores!– El joven sacerdote no podía calmar sus nervios y continuó: – No sólo es eso, además los objetos sagrados se están comportando de manera inusual. ¡También recibimos una revelación divina!
Gotas de sudor fluyeron por su frente.
El obispo finalmente se dio la vuelta. Tenía una nariz aguileña y una mirada aguda que provenía de sus profundas órbitas oculares.
– ¿Se ha traducido la revelación?
El joven sacerdote asintió, sus ojos revelaron no sólo ansiedad sino también miedo,
– Las traducciones han sido completadas.
El obispo no parecía enfadado: – Dime, ¿qué es?
El sacerdote tragó saliva, su manzana de Adán se movió hacia arriba y hacia abajo otra vez.
Abrió la boca y trató de calmarse, pero se asustó por su tono de voz aterrador. Su voz se escuchaba espantosamente ronca como si estuviera tan deshidratado que aquellos paganos sin derecho a beber agua en el centro de rehabilitación.
Estas fueron las palabras que repitió,
– Dios dijo, al séptimo día, las campanas dejaron de sonar.
[Reeditado]
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