Capítulo 120: El Gran Actor Aparece una vez más.

"Hermano mayor, ¿por qué no han llegado aún?" Preguntó Feng Bujue inseguro.

"No te preocupes. Tal vez están en camino" Zhang Ergou estaba lleno de confianza. Ahora que las píldoras ya se habían hecho con éxito, ¿en qué tenían que temer?

Ye Shaotian caminaba solo a lo lejos con una expresión en blanco. No iba a venir ninguno de sus hermanos mayores ni menores. ¿Por qué no podían confiar en él esta vez?

El Joven Maestro Lin era un verdadero genio para hacer píldoras. ¿Cómo podría fallar?

Al mirar a Ye Shaotian caminado solo, los discípulos de la secta externa se rieron. No se atrevían a burlarse de Ye Shaotian. Por lo tanto, sólo podían burlarse sutilmente.

"¡Hermano Mayor Ye! ¿Dónde están los otros hermanos mayores?" Zhang Ergou corrió y le preguntó mientras sacaba varios sacos de almacenamiento. "¡Hermano mayor, nuestro Gran Maestro ha hecho las píldoras! ¡Estaba esperando que los hermanos mayores vinieran para darles sus píldoras!"

En un principio, Ye Shaotian se quedó sin palabras. Al mirar a Zhang Ergou sacar los sacos de almacenamiento y decirle que las píldoras estaban listas, su expresión cambió. Aunque en su corazón estaba convencido de que el Joven Maestro Lin no le defraudaría, mirar las píldoras en realidad le trajo un gran placer.

Al abrir el saco de almacenamiento, Ye Shaotian rugió en carcajadas: "¡Hermano menor! ¡Dame las píldoras! ¡Volveré en un momento!"

Ye Shaotian se fue tan rápido como vino. Sin tener la oportunidad de reaccionar ante la rápida retirada de Ye Shaotian, Zhang Ergou movió su cabeza impotente. ¿Qué estaba pasando?

En este momento, se produjo un silencio entre la multitud de discípulos. Nadie se atrevía a respirar. ¿Qué es lo que acababan de oír?

Las píldoras... ¿estaban listas?

¡Cómo puede ser esto posible! ¿En una sola noche, todas las píldoras de alta calidad fueron hechas con éxito? ¡Ni siquiera las personas de la Montaña Danding tenían esas habilidades!

¡Imposible, esto debe ser un engaño! Ye Shaotian tenía una relación muy amistosa con la Montaña Sin Nombre. ¡Deben haberse inventado esto! Después de todo, ninguno de ellos vio las píldoras con sus propios ojos.

Pero algunos de los discípulos de la secta externa dudaban. Si bien ellos no lo creían del todo, la expresión del Hermano Mayor Ye era indudable. No parecía que estuviera actuando. ¿Podrían haber tenido éxito?

Zhang Ergou se rio de toda esa gente y se paró detrás de su puesto.

Al poco tiempo, ocurrió una escena impactante.

Los diez genios de la secta externa llegaron corriendo, cada uno de ellos con una expresión de alegría.

Incluso la mirada fría e inexpresiva de Jian Wudi parecía haberse suavizado, como si hubiera ocurrido un milagro.

Cuando Ye Shaotian regresó con las píldoras y dijo que las tenía en sus manos, ninguno de ellos podía creerlo. Pero al ver las píldoras ellos mismos, se dieron cuenta de que era verdad.

Cuando se dieron cuenta de que al no estar presentes para recoger las píldoras personalmente, pudieron dejar una mala impresión en los discípulos de la Montaña Sin Nombre, inmediatamente corrieron para remediar su comportamiento.

Pero lo que en verdad querían era crear una buena relación con la Montaña Sin Nombre.

Una vez que uno dominaba las artes marciales a un cierto nivel, no sólo deberían cultivar sin descanso, sino que además tenían que depender de la ayuda externa como estas píldoras.

El cuerpo humano no era perfecto. A veces, necesitaba un impulso y la ayuda de agentes externos.

Si se trata de píldoras de tan alto nivel, ¿cómo pueden adquirirse de forma sencilla? Además de recolectar raros ingredientes, se requería la ayuda de un maestro que haga esas píldoras.

Y si uno tenía buenos lazos con tal maestro, entonces era una bendición en este duro camino  para llegar a la cima de la cultivación.

"¡Mis dos queridos Hermanos Menores! ¡Busco su profunda comprensión por mi tardanza!" Meng Hao uno de los diez genios se rió.

Había recibido la Píldora Sangre de Dragón que tenía en sus manos. A partir del poder que palpitaba en la píldora, podía sentir que si la consumía, se fortalecería definitivamente a pasos agigantados.

"¡Está bien... está bien!" Zhang Ergou hizo un rápido movimiento con sus manos. Seguía desconcertado por lo que estaba pasando.

Aunque tenía un presentimiento en su corazón, Zhang Ergou decidió dejarlo pasar. Después de todo, sólo era un pequeño asunto. No tiene sentido poner en riesgo su relación sólo para exponerlos.

Luego, cada uno de los genios expresó su más sincero agradecimiento, haciendo que Zhang Ergou y Feng Bujue se sintieran muy halagados más allá de lo imaginable. Pero, más allá de esta adulación, estaba el orgullo. ¡Todo esto solo se debía a las capacidades de su Maestro Lin!

Las habilidades para hacer píldoras de su Gran Maestro eran sencillamente inigualables en este mundo. ¿Qué importa si eran los diez genios? Ellos aún eran fácilmente sometidos por el talento de su Maestro.

Cada uno de los discípulos de la secta externa que antes se burlaban de ellos cerró su boca. No creían que todo esto fuera real.

Las píldoras... ¡fueron hechas con éxito!

Ellos podrían sospechar que Ye Shaotian estaba confabulado con la Montaña Sin Nombre. Pero ahora hasta los diez genios se estaban sometiendo, ¿acaso TODOS estarían confabulados?

Parado a un lado, Ye Shaotian hinchó orgullosamente su pecho. En su boca se formó una gran sonrisa, como si insinuara que estos tipos se equivocaron al dudar de él antes.

Los diez genios ya estaban convencidos de la capacidad que tenía la Montaña Sin Nombre. Todos ellos querían subir a la montaña para agradecer al Gran Lin Fan, pero fueron detenidos por Zhang Ergou.

Sólo damos píldoras, no nos reunimos y recibimos agradecimientos.

Feng Bujue aprovechó la oportunidad para levantar la pancarta y gritó: "Todo aquel que quiera hacer una orden, entregue sus ingredientes aquí".

La Montaña Sin Nombre puede hacer fácilmente esas píldoras de alto grado. Su habilidad era innegablemente asombrosa. Si se elegía entre la Montaña Sin Nombre y la Montaña Danding, había un claro ganador.

Jian Wudi y los diez genios no se movieron y sólo observaron desde un costado. Ahora que ya tenían las píldoras que querian, no tenían prisa por ordenar una píldora nueva.

Después de todo, la Montaña Sin Nombre estaba dentro de la Secta Gloriosa, así que podían esperar.

Después de eso, todos los que vieron a Ye Shaotian asintieron agradecidos con su cabeza. Si no fuera por el Hermano Menor Ye, ellos probablemente todavía estarían preocupados debido a sus píldoras.

"¿Eh? ¿No eras tú el tipo que antes se burlaba de nosotros? ¿Qué pasa? ¿Qué pasa? ¿Todavía tienes el descaro de venir a pedirnos que te hagamos una píldora?" Zhang Ergou se rio al ver a un tipo que agachaba su cabeza avergonzado. Sospechando, echó un vistazo y descubrió que este era el tipo que se estaba burlando de ellos antes.

El discípulo se sonrojó y no pudo decir nada mientras bajaba su cabeza. "Hermano mayor, lo de hace un momento fue mi error. Por favor, sé amable y perdona mi insolencia. ¡Por favor, hazme una píldora, señor!"

"¡Hmph! Imposible. Ya no eres alguien a quien se le da la bienvenida en la Montaña Sin Nombre. ¡Lárgate!" Gritó Zhang Ergou.

¿Intentas que te hagamos una píldora después de burlarte de nosotros? ¡Nada en este mundo es gratis, amigo!

Impotente, el discípulo bajó su cabeza y suspiró, profundamente arrepentido por sus acciones de antes.

Y justo en este momento, una voz estruendosa se oyó detrás de Zhang Ergou.

"Ergou. Como hermano mayor, ¿cómo puedes intimidar así a un menor?"

Los ojos de Zhang Ergou parpadearon mientras se puso pálido como un papel, "¡Mas....Maestro...!"

Y los diez genios, que estaban de brazos cruzados, giraron rápidamente hacia la persona que acababa de hablar. Sus expresiones resplandecían con expectativa.

Al mismo tiempo, la multitud volteó su cabeza hacia dónde provenía esa voz.

Al frente había un hombre con una elegancia inigualable y un encanto divino. Caminaba vigorosamente, ni rápido ni lento. Cada paso que daba era elegante, avergonzando a la gente que le rodeaba.

Era como una luna brillando en el cielo, y ellos sólo eran simples estrellas que parpadeaban.

Nadie podía competir con su porte.