Capítulo 194 - Todo saldrá bien al final (3)

"¿Qué más? ¡¡Monedas de oro por supuesto!!”dijo Ye Lang.

“¿Monedas de oro?” ¿Qué quiso decir? Pronto, todos entendieron. Se refería a las monedas de oro reales.

La muchacha espíritu derramó algunas monedas de oro de su anillo espacial y, de repente, había una pequeña colina de monedas de oro en medio de la sala de subastas. Las mandíbulas cayeron.

"¡Puedes contarlos!", Se rió Ye Lang.

"Es ... Todas son monedas de oro ... ¿Por qué trajiste tanto?" Sangre Fría Siete de repente entendió que Ye Lang no estaba bromeando. Él trajo unos cientos de miles de monedas de oro con él.

“Quinientos ochenta mil ... Llama al banco, déjalos contar. Podría tomar de cinco a diez horas ... ", dijo un empleado.

Alguien iba a torcerse una muñeca contando dinero ...

"¿Oh, los artículos? Puedes dárselas a Lady Marge. Ni siquiera vale la pena y creo que ella no haría nada fraudulento".

¡El subastador confió en Ye Lang, incluso permitiéndole traer las cosas de vuelta antes de contar las monedas!

...

Cuando salieron de la sala, Sangre Fría Siete estaba mirando a Ye Lang. Ye Lang la ignoró, luego le dio el collar de zafiro a Sangre Fría Cinco.

"¡Esto es para ti!"

"¿?" Sangre Fría Cinco miró a Ye Lang en confusión.

“¡Solo tómalo si te gusta! Ponlo en tu bolsa espacial, estoy cansado de sostenerlo”, dijo Ye Lang. Había estado cargando el collar y era muy pesado.

"¿Me compraste esto?", Preguntó Sangre Fría Cinco, todavía en estado de shock. Ella no sabía por qué Ye Lang quería ofertar por esto, pero ahora lo entendía.

¿Hizo todo eso por mí? ¡No esperaba que Ye Lang se diera cuenta de que le gustaba!

Ella fue tocada. Rió de nuevo cuando vio lo lindo que era Ye Lang, abrazando el collar.

"¡Bueno apúrate! ¿Qué estás esperando?” Ye Lang interrumpió la risa de Sangre Fría Cinco. Fríamente puso el collar en su bolsa espacial, luego le dio una patada.

"Ah ..." Ye Lang chilló de dolor, luego se quedó lejos de Sangre Fría Cinco. "¡¡Te maldigo!! ¡Te compré un collar! No compraré nada para ti la próxima vez ...

"..."

"¿Están ustedes niños todavía peleando por esto? ¿Qué vamos a hacer ahora? ¡Parece que tengo que hacer esto yo mismo!” Dijo Sangre Fría Siete, exasperada, pero sabía que no podía sermonearlos.

Con sus personalidades, ¿escucharían algún consejo?

“Entonces hazlo tú mismo! ¡Pequeña Cinco, vamos a jugar!” A Ye Lang no le importó. La muchacha espíritu se fue, dejando a Sangre Fría Siete atrás.

Los tres se separaron. Sangre Fría Siete se mezclaba con la realeza, mientras que Ye Lang y Sangre Fría Cinco se divertían.

La belleza de la muchacha espíritu creó ondas en todos los lugares a los que iba, especialmente con las habilidades de Ye Lang para controlarla. Más y más personas sabían acerca de la muchacha espíritu.

Todos sabían que una hermosa dama había aparecido en la ciudad. ¡Era una aristócrata que despilfarraba dinero, una hija pródiga!

Esta dama era especial porque siempre usaba monedas de oro para pagar, a diferencia de otras personas ricas que usaban cheques o tarjetas bancarias. Pronto, la llamaron Lady Monedas de Oro.

Sangre Fría Siete regresó tarde esa noche, exhausta. "Hmmm, parece que ambos se divirtieron. Estoy agotada, pero creo que fue un éxito. Mañana me encontraré con dos príncipes y una princesa, así podremos cumplir con nuestros deberes ... "

Ella murmuró a los dos, que estaban jugando ajedrez, y luego fue directamente a la ducha.

“No sé por qué necesitas hacer tanto, estoy seguro de que la gente vendrá a buscarnos mañana. ¡Todo saldrá bien al final!”, Dijo Ye Lang.

Tanto Sangre Fría Cinco como Sangre Fría Siete solo podían negar con la cabeza. Era imposible confiar en este mocoso. ¡Ojalá las misiones fueran tan fáciles!

Sin embargo, al día siguiente, las mandíbulas de Sangre Fría Siete y Cinco cayeron. "Alguien te está buscando ... y es ..."

"¿Eres Lady Marge? ¡El Emperador te convoca a su palacio!”

"¿El Emperador? ¿Qué Emperador? ", Preguntó Ye Lang, desconcertado.

"... Nuestro actual Emperador del Imperio Vermilion ..."

"Oh…"

¡Alguien estaba aquí buscándolo! Y era el propio Emperador, que era incluso mejor que cualquier otro príncipe. Era la ruta más directa.

¿Qué está pasando?

¡Sangre Fría Siete no entendía por qué el Emperador quería conocer a Ye Lang! ¿Por qué tuvo tanta suerte Ye Lang?

Ella había usado todos los trucos bajo la manga para seducir a algunos príncipes en una cita, mientras este mocoso jugaba todo el día y las oportunidades llegaban a su puerta ...

¿Qué está pasando?

Sangre Fría Siete no entendió, ¡y ella nunca lo haría!

"Está bien, por favor espera fuera. ¡Volveré en un momento!” Cuando Ye Lang finalmente entendió, dejó que la muchacha espíritu instruyera a los mensajeros reales con mucha gracia.

"Muy bien, Lady Marge, estaremos afuera. ¡Tómate tu tiempo!”, Dijeron los mensajeros cortésmente. Aunque llevaban el mensaje del Emperador, todavía eran corteses. No apuraron a los invitados. ¡Parece que la familia real puso énfasis en la etiqueta básica!

Cuando los mensajeros se fueron, Sangre Fría Siete finalmente salió de su confusión. "¿Quieres cambiarte? ¿Qué pasa con el maquillaje?”

“¡¿?!” Ye Lang se volvió hacia Sangre Fría Siete y luego dijo: “¿De qué estás hablando? ¿Ropa y maquillaje?

"¿No hiciste que esperaran afuera para poder cambiarte?" Sangre Fría Siete pensó que Ye Lang quería cambiar el atuendo de la muchacha espíritu, cambiar su aspecto para encontrarse con el Emperador. Era muy normal.

Entonces, ¿por qué quería que esperaran?

"¡No!" Sacudió la cabeza, "¡Quería que esperaran porque no he comido!"

"..." Sangre Fría Siete estaba aturdida.

"... ¿Quieres comer?"

"¡Mm! ¿Qué más podría ser?” Asintió Ye Lang, preparándose para comer su desayuno preparado en la mesa.

"Mocoso, ¿acabas de ser convocado por el Emperador y quieres comer?" Ella sacudió la cabeza con exasperación, "Haa, mira si puedes volver antes. Entonces todavía podemos encontrarnos con los príncipes y la princesa después de eso ".

Aunque ahora tenían la invitación del Emperador, aún debían encontrarse con los príncipes por si acaso. Al menos sus esfuerzos no fueron desperdiciados, ¡tenía que sentirse útil!