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Historia Paralela Capítulo 57
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Primer aniversario.

Historia Paralela Nuevo Comienzo Capítulo 57: Primer aniversario.

Risas, música rítmica y todo tipo de bullicio se estaba extendiendo desde la plaza principal de la Ciudad Zerzura.

La plaza fue diseñada para ser un lugar grande y era bastante agradable a la vista.

Arboles por los alrededores, con bastantes áreas verdes para realizar un pícnic o descansar, mientras que en otras áreas había algunas fuentes que lograban atraer las miradas.

Sin embargo, ahora esa plaza estaba repleta.

Xaali no podía evitar sentirse afectada por la atmosfera festiva.

En algunas partes se estaban vendiendo algunos instrumentos musicales tradicionales de toda áfrica.

En este punto era difícil decir si tales instrumentos eran del norte, el sur, el este u oeste africano, pero era para Xaali algo que recordaba de su infancia.

Luego estaba algunos que estaban vendiendo vestimenta que ella recordaba que su madre llevaba.

A diferencia de la ropa que normalmente se veía en este lugar, tales ropajes eran muy coloridos y las formas geométricas grabadas lograban que la combinación de color resaltara.

Ver que ponerse o que no, antes de llegar a Zerzura no tenía demasiada importancia… Esa era la verdad innegable.

Solo importaba su utilidad y eficacia para mantenerla resguardada del frío y estaba claro que ella no era la única en esa posición.

¿Quién en su sano juicio se preguntaría sobre su vestimenta cuando tenía que preocuparse por comer? ¿O peor, tenía que preocuparse por seguir viviendo?

Para Xaali la ropa que mejor cubriera su cuerpo para que ningún psicópata notara su figura era la mejor.

“Hermana, ¡vamos a comprar algo para ti!” Dijo Sade con una sonrisa animada al acercarse.

En sus manos tenía dos brochetas asadas y le estaba pasando una.

“No es necesario. Es mejor que te compres algo para ti.” Respondió Xaali tomando la brocheta con cuidado.

Debido al número de refugiados, la Empresa Apicius y la Iglesia del Tiempo y el Espacio era capaz de ayudar a las personas a nivel económico.

Mantener las necesidades no era un problema y si bien tenía programas sociales para dar cierto apoyo económico básico, siempre empujaba el trabajo.

Su hermano era uno de estos últimos casos.

“Vamos. Me permitieron trabajar como secretario para las autoridades y tengo mi primer sueldo.” Dijo Sade y con una sonrisa, declaró. “Quiero comprarte algo.”

Arreglando su horario académico en la escuela holográfica se le permitió trabajar a medio tiempo como secretario.

El pago era más alto de lo que se ganaba desollando criaturas en antiguos trabajos y la mayor razón era que no había jefes corruptos, que le pagaran una miseria.

Secretario de una autoridad del gobierno… Tal trabajo hizo que Xaali no pudiera evitar sonreír al verlo ahora.

“Entiendo, te dejaré hacerlo.” Murmuró en respuesta.

El primer sueldo se adelantaba y de esa forma ayudaba a los recién llegados, permitiendo mantenerse a sí mismo.

Su hermano asintió con una sonrisa y la invitó a ver los puestos.

Xaali mientras miraba a su hermano que estaba animado preguntándole que era lo que deseaba, respondió, ocultando cierto deseo propio de querer avanzar como él.

Ella también buscó un puesto de trabajo a través de las autoridades, pero debido a su estado le rechazaron.

Ahora lo único que tenía que hacer era ir a la iglesia para rezar junto a los demás sacerdotes y de vez en cuando ayudar a la iglesia y solo con eso, entraba en el programa de apoyo económico.

Sin embargo, no era un trabajo oficial y sintió que la estaba ayudando demasiado, logrando que su deseo de devolución fuera cada vez más alto.

“Tienes que elegir algo. No quiero comprarte algo que no te gusta.” Dijo Sade con un tono algo gruñón.

Por su mirada, Xaali entendió que trataba de devolverle parte de lo que ella había dado para mantenerlo a salvo.

Entendía ese sentimiento de deseo de devolución y por tal razón, aceptó.

“¿Qué tal un vestido de aquellos?” Preguntó Xaali mirando a los vestidos coloridos que le recordaban a un pasado demasiado lejano.

Su hermano sonrió de forma agradable y le hizo una señal para que fueran al lugar, tras acabar toda la brocheta.

El puesto de venta de ropa era uno de los tantos que estaban aquí y era un pequeño edificio temporal en donde adelante estaba ropa y al final se encontraba los probadores.

A pesar de que recién era temprano en esta festividad, el lugar estaba bastante lleno y los vestidos atraían la atención principalmente de señoras mayores, pero las jóvenes no se quedaban atrás.

Quedando algo aturdida por los numerosos vestidos y diferentes ropas que llamaban la atención, ella sin que se diera cuenta estuvo probándose un vestido tras otro.

Utilizar el artefacto de limpieza del lugar hizo que probar ropa nueva se sintiera como si lo hiciera tras tomarse un agradable baño.

La tienda era artesanal y Xaali lo sabía, ya que las vendedoras junto a otras personas se reunieron para preparar los vestidos.

Xaali solo pudo sonreír al sentir el cuidado que le pusieron y sobre todo la experiencia.

Estaba claro que aquellas que lo confeccionaron sobrevivieron en otras partes haciendo ropa.

Cuando salió al pasillo en donde estaban los probadores, su mirada se congeló al ver a una joven de cabello negro dando una sonrisa al mirarse al espejo.

“Son agradables…” Murmuró la jovencita con una mirada tímida.

Cabello negro y ojos del mismo color, lo que resaltaba era su sonrisa juvenil y algo tímida.

Que eligiera un vestido con formas geométricas de corazones con diferentes colores, causó cierta sensación de lo que verdaderamente era.

Una adolescente probando cosas nuevas.

“Te queda muy bien.” Dijo Xaali honestamente consiguiendo que ella sonriera.

Era una sonrisa agradable, que extrañamente era fácil de relacionar con esa jovencita que la salvó de esa aterradora Archimago.

“Entonces me lo llevaré.” Respondió mirando a la señora que la estaba atendiendo personalmente y murmuró. “Aunque no puesto, ya que se burlaran de mí.”

Con esas palabras ella entró al probador y tras un momento, salió con una ropa informal que resultaba ser bastante casual.

Era posible que usara ‘cambio rápido’ para ponerse su nueva ropa, que claramente no era simple.

Despidiéndose, la joven pagó a la señora y tras guardarse el vestido en su anillo espacial salió a la parte de adelante.

Como los probadores estaban divididos de la tienda de adelante, Xaali al seguirla pudo ver que había un pequeño silencio y demasiadas miradas en la entrada de los probadores.

Gran parte de los compradores se quedaron mirando y susurrando entre ellos, pero la jovencita solo continuo como si nada sucediera.

Como si fuera otra compradora más y tal acción logró que otros también empezaran a verla de tal forma y la sensación de incomodidad disminuyó.

La ‘incomodidad’ venía de lo que ella representaba y lo que ella era para muchas personas, pero por su presencia estaba claro que ella buscaba pasar desapercibida.

Saludo a quienes la saludaron o asintió a otros, pero solo salió de la tienda para reunirse con una jovencita que estaba comiendo una bolsa de papitas al lado de lo que sin duda sería un gorila.

“¿No fuiste a comprar ropa? ¿Por qué vienés vestido con lo mismo?” Preguntó el gorila con una voz grave que dejaba ver curiosidad.

Los niños se sorprendieron, pero aquellos más adultos se dieron cuenta de que era una bestia mágica.

“Cuando compras no necesariamente tienes que llevarlo puesto.” Respondió la joven con calma.

El joven gorila dio una exclamación baja y asintió como si lo entendiera.

“Pero deberías. Estuviste mirando esos vestidos durante mucho tiempo.” Intervino la otra jovencita y con una sonrisa juguetona, señaló. “Estoy segura, que te verías muy bien.”

Tales palabras dichas con un tono algo bromista y sincero logró que esa joven tosiera algo avergonzada y le diera una mirada fría.

Entonces los tres volvieron a moverse otra vez, llamando la atención de muchos.

“¿Ellas son las ‘Protectoras de Zerzura’?” Murmuró Sade y con una mirada impresionada, declaró. “Ellas son… Wow.”

No tuvo palabras para describirlas.

¿Había visto lo bonitas que eran? No, por la mirada de su hermano, Xaali entendió que él había sentido la presencia que emanan.

La forma que se movieron a pesar de las miradas, sin mostrar rastros de incomodidad al público y a la vez sin ignorarlos.

Esa actitud era impresionante a su manera y concordaba con las dos que parecían querer pasar desapercibido.

Sin embargo, Xaali vio algo más.

Si ellos estaban en una isla, ellas estaban en el mar evitando que los monstruos se acercaran y tal hecho cuando se juntaba con su edad, dio una sensación solitaria.

Para aquellos que la habían visto trabajando con su mirada seria y profesional, ahora ese sentimiento de soledad aumentó.

“Si ellas lo son…” Murmuró Xaali ocultando sus pensamientos.

Ella no fue la única que percibió esa sensación y la discordancia, pero lo que lograron ver más allá fueron los adultos, quienes se mantuvieron en silencio.

Algunos de ellos tenían expresiones lamentables, mientras otros parecieron impotentes.

Una niña los estaba protegiendo a costa de su adolescencia… Tal hecho era inevitable que causara emociones mixtas y difíciles.

“¿Te quedarás con ese vestido?” Pregunto Sade al ver que llevaba puesta el vestido.

Xaali dio una sonrisa y asintió, logrando que su hermano fuera rápidamente a pagar con una gran sonrisa en su rostro.

Se había quedado con el vestido puesto y la había seguido sin darse cuenta.

Una parte de ella quiso agradecerle otra vez, pero no pudo.

Alice que era aquella que le gustaba comer no parecía alguien simple de acercarse y era posible, que no le importara su agradecimiento.

No obstante, Aurora que era aquella que más era vista y con más historias, resultaba fácil de acercarse, pero eso era todo.

¿Qué ganaría agradeciendo otra vez? Dejarle saber su agradecimiento era agradable, pero ambas no parecían necesitar nada de eso.

Xaali no pudo ocultar su deseo de querer ayudar… De esa forma, era la única manera de devolver lo que la otra parte hizo por ella y su hermano.

Ese deseo era cada vez más intenso y si bien resultaba difícil acercarse a esa joven, como para decir que podía ser su amiga, era necesario al menos estar a su espalda.

Apoyando en silencio en todo lo que hiciera.

Guardando tales emociones, Xaali siguió a su hermano para explorar toda la plaza.

En una zona pintaban a todos aquellos que se ofrecían, en otra sección estaba a la venta todo tipo de baratijas y elementos artesanales.

Entre más pasaba el tiempo y más tarde se volvía todo, la fiesta solo empezaba animarse.

Especialmente en los puestos de comida que empezaban a preparar las diferentes comidas para comenzar su venta, logrando que cuando uno entraba al área sintiera diferentes aromas agradables.

“¿Te encuentras bien?” Preguntó Sade de repente cuando Xaali frunció el ceño.

Había sentido como si su cerebro estaba siendo pinchado por agujas de diferente tamaño y el dolor empezó a extenderse por su cuerpo.

Era bastante doloroso, pero comparado al dolor que sufrió al ser un sujeto de experimento, esto no era nada.

“Si…” Murmuró Xaali y al ver que su hermano seguía preocupado, señaló. “¿Qué tal si vamos al puesto de la iglesia? Rezaré un poco y recibiré la bendición del sacerdote a cargo.”

Ella ayudó un poco en el puesto de la iglesia y sabía que era lo que hacían.

Su hermano en vez de aceptarlo como una invitación para ver algo nuevo, lo hizo como si la estuviera llevando al hospital.

Xaali aguantó el dolor y solo dio una sonrisa como si nada sucediera.

No deseaba preocupar a su hermano y arruinar su humor en este día.

Caminando por la plaza avanzaron hasta los puestos mixtos en donde se encontraba un puesto de la iglesia.

En ese lugar estaba una escultura que era joven, adulto y anciano a la vez… La iglesia siempre tenía una de estas estatuas y esta vez la sacaron a fuera.

La iglesia no utilizaba símbolos, pero si alguien se preguntaba cuál era el símbolo más cercano del Dios del Tiempo y el Espacio, entonces se señalaría esa estatua.

También era posible que tuviera una capacidad diferente, ya que era demasiado extraño como la escultura cambiaba de edad, sin dejarse ver rastros, pero tal cosa estaba fuera de su comprensión.

Los sacerdotes que estaban atendiendo el puesto estaban ‘bendiciendo’ aquellos que se acercaban y regalando algunos libros que hablaba de la historia de su señor.

De paso extendían su ‘fe’ para aquellos que deseaban rezarle a su señor.

No era como si tuvieran un ‘libro sagrado’ que marcaba todo lo que era bueno o malo o guiara a sus creyentes y la razón era que la iglesia estaba ‘desorganizada’ en ese sentido.

Por tal razón en vez de dar enseñanzas que su dios podía o no tener, decidieron esparcir su historia mitológica.

“¿Vienes a descansar un poco?” Preguntó el sacerdote al reconocerla.

“Sí. Tuve un pequeño bajón.” Murmuró Xaali como si no fuera demasiado problema.

La mirada de su hermano era extremadamente preocupada y ella no deseaba causarle más preocupación, por tal razón dio una pequeña mentira, a pesar de que el dolor era mucho más alto del normal.

El sacerdote asintió y tras un rezo, una cálida sensación se extendió por los alrededores.

Daba la sensación de ser un poco más joven que antes y tal sensación era algo que afectaba el cuerpo de una manera única.

Recuperándose lentamente, la energía del pasado volvía a su cuerpo para revitalizarla y con ello, trayendo calma a su alma dañada.

Xaali le hizo una señal a su hermano para que fuera ver algo que deseara y sentándose en un banco que estaba al frente de la estatua, empezó a rezar.

¿Qué se hacía cuando se rezaba?

El Dios del Tiempo y el Espacio no tenía algunas oraciones ceremoniales para decir y resultaba complicado formular sus palabras.

Xaali no deseaba hacer pedidos para milagros o cambios en su ‘fortuna’, ella sabía que ahora estaba mejor de lo que estuvo durante años.

Pedir más seria ser avaricioso y ella no deseaba llegar a ese punto.

No obstante, hubo algo que deseaba salir, una y otra vez siendo difícil de contenerlo.

“Deseo que me des fuerza para poder ayudar a aquellos que me ayudaron.” Murmuró Xaali en un tono demasiado bajo.

Ayudar a las Protectoras de Zerzura en sus arriesgadas tareas, ayudar a la Cardenal Najjar en lo que pudiera y apoyar a la iglesia, protegiendo la ciudad.

No deseaba tener una capacidad abrumadora o un gran protagonismo, se conformaba con estar atrás de ellas en silencio, apoyando en lo que pudiera hacer y dándolo todo.

En ese suave pensamiento de ayudar, Xaali logró que su alma se estabilizara y luego sintió vergüenza al darse cuenta de que sus emociones se descontrolaron.

Entendía que podía ayudarlas a ellas y a la ciudad apoyándolas desde el fondo, pero, aunque no quería ser avariciosa, pedía ir más lejos.

Mirando para los alrededores, ella notó que nadie la había escuchado y dio un suave suspiro al darse cuenta de que la atención estaba en otra parte.

Sintiéndose mejor se levantó de su asiento y se acercó a su hermano que estaba mirando a un grupo de personas que se había reunido.

“¿El líder del Gremio Los Toros Rojos?” Dudó Xaali al ver que una multitud estaba reuniéndose alrededor de ese hombre.

A diferencia de las Protectoras de Zerzura, Arnold Fawkes a pesar de tener una mirada penetrante y dar la impresión de alguien muy superior a ellos, se veía más accesible.

Ahora estaba firmando autógrafos con una expresión simple.

“Hace unos días limpió una mazmorra temporal de rango S.” Murmuró Jade y con un tono bajo, señaló. “A pesar de que los Orisha Oko tienen una mayor reputación entre las personas, los Toros Rojos también son muy conocidos y su líder al ser un rango S es admirado.”

Estaba tratando de explicar la situación, pero por su mirada estaba claro que él también lo admiraba.

La forma que trataba de parecer que él no lo admiraba y solo reconocía las hazañas, era graciosa para Xaali.

“¿Quieres ir a pedir un autógrafo? Hasta podemos esperar para sacarte una foto.” Dijo Xaali mirando el reloj holográfico de su hermano.

Como secretario necesitaba tener un medio de comunicación y por tal razón se le dio un reloj holográfico, algo que pocos tenían en este punto.

Para aquellos recién llegados tales compras no eran tan fundamentales.

Su hermano asintió de inmediato y ambos se reunieron en la multitud hasta que lentamente empezaron a quedar menos y ellos se convirtieron en los últimos.

Cuando su hermano le pidió una foto ese hombre aceptó sin mucho problema y por su mirada se notaba que le agradaba de cierta manera la fama.

Xaali que había tomado el reloj holográfico lo utilizó en modo cámara para sacar varias fotos y en medio de la foto, el vice-líder del gremio se acercó con una expresión que no ocultaba su emoción.

“Tengo que hablar contigo.” Dijo el vice-líder y con un tono bajo, susurró. “Ha llegado una oferta, que será imposible de rechazar.”

La mirada de ese hombre llevaba cierta avaricia visible que consiguió que Arnold asintiera.

Rechazando a todos los demás cuando desearon pedirle algunos autógrafos o fotos.


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Historia Paralela Capítulo 58
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Extravagante.

Historia Paralela Nuevo Comienzo Capítulo 58: Extravagante.

Una jovencita bajo de un auto con una mirada indiferente.

Llevando un vestido negro que resaltaba su joven figura y tacones altos, que le daban un toque de madurez, ella atrajo las miradas de aquellos que estaban en los alrededores.

Su figura, su actitud indiferente y su belleza daba una impresión de ser una mujer elegante y encantadora a la cual nadie podía acercarse.

“Aurora tienes que salir. Te ves bien.” Dijo Alice mirando el auto que todavía estaba estacionado.

“No quiero. No me gusta el vestido.” Murmuró Aurora desde el interior.

El auto fue enviado por James y tenía los vidrios polarizados impidiendo que nadie viera el interior a la vez que tenía un chofer privado, que claramente no se molestaría por quedarse estacionado toda la noche.

Lamentablemente ese era un problema para Alice.

“Vamos, tú me trajiste aquí y entre más rápido entremos, más rápido nos iremos.” Señaló Alice y al escuchar unos quejidos del interior, agregó. “Como me trajiste aquí, tienes que estar conmigo.”

Su tono era serio, pero entremezclado había algo de diversión en su voz que logró conseguir más gruñidos desde el interior

“Entiendo que deba acompañarte, pero porque me haces vestir esto.” Declaró Aurora con un fruncir de ceño, saliendo del auto.

Estaba refunfuñando hasta el punto de que un poco más y hacia un puchero, pero tenía sentido.

Su hermana estaba llevando un vestido corto de color rojo que, junto a su cabello negro trenzado de forma elegante, conseguía que las personas suspiraran en admiración.

“A ti te quedan bien los vestidos, pero a mí no.” Murmuró con cierta queja.

No era de esa forma.

Aurora parecía una flor que estaba floreciendo lentamente y con sus rasgos delicados era sin duda una belleza adolescente.

Solo un idiota no podría identificar el potencial de su hermana.

“Eso dices por qué no te ves a ti misma.” Murmuró Alice y dando una sonrisa, declaró. “Te ves muy linda.”

“Linda puede ser, pero no puedo compararme a lo hermosa que te ves con ese vestido.” Interrumpió Aurora de inmediato y mirándola de arriba abajo con cierta sonrisa, anunció. “Has heredado la figura y el encanto de madre.”

Tales palabras era un halago para mejorar su humor y Alice fue afectada un poco.

La verdad era que ella era adoptada, pero que le dijeran que heredo el encanto de su madre, le gusto bastante.

Después de todo, su madre era una belleza intelectual que a la vez era una madre muy cariñosa y amable con ellas.

Aun así, había algo que Aurora no veía.

“Tú tienes algo más que nosotras no podremos tener.” Dijo Alice dando una señal para que entraran al edificio.

“Sigo dudándolo.” Respondió Aurora con cierta media sonrisa.

No se estaba menospreciado, pero Aurora comparaba no solo su figura física con otros, sino que su gusto por los vestidos y no veía algo más.

Ahora mismo Alice lo estaba viendo.

Era esa sonrisa tan encantadora y llena de cierta calidez que daba y que muy posiblemente conseguiría que sus pretendientes quedaran aturdidos.

Era imposible de negar que ella era muy linda y sería una belleza, pero era la sonrisa el arma con la cual robaría corazones.

“Ya lo verás cuando tengas un novio.” Declaró Alice sin poder ocultar cierto malestar en esas palabras.

Trató de suprimirlo, pero en el fondo sintió una sensación de soledad y esa sensación hizo que su humor cayera en picada.

“Deja de pensar en cosas raras. No deseo tener novio y pretendiente por mucho tiempo.” Respondió Aurora y deteniéndose en la entrada del ascensor, anunció. “Y si llego a tener uno, eso no cambiara nada. Siempre serás mi hermana.”

Había notado su malestar y lo había identificado de inmediato, y actuó para consolarla.

Alice al sentir la mirada seria de su hermana, no pudo evitar dar cierto suspiro y bajar la cabeza con decaimiento.

Estas fiestas siempre arruinaban de alguna manera su humor y la hacían pensar en asuntos que normalmente no pensaría y que no deseaba pensar.

“Entiendo.” Murmuró dejando todos los temas exteriores de lado y centrándose en su hermana.

Aurora asintió y ambas entraron al ascensor para subir a los pisos de arriba.

Estaban en el edificio principal de la Empresa Apicius en Zerzura y en este lugar se realizaba la fiesta de fundación por parte de los altos mandos.

El ascensor que tomaron fue uno de los privados en vez del general y al lugar que llegaron fue a la oficina privada de James, en el penúltimo piso.

En ese lugar estaba un joven esperando.

“James ha tenido que ir a recibir los invitados. Me pidió que me disculpara por su parte y las guiara a la sala.” Indicó un joven asiático con una mirada seria que llevaba algo de arrogancia natural.

Por la forma que vestía, estaba claro que no era un secretario común y por tal razón Aurora le dio una mirada preguntando quien era.

Alice que recibió esa mirada, le dio a su vez una mirada al joven desconociéndolo por completo.

“Trabajo para la sección de periodismo, soy Ye Liang.” Intervino el joven sin ninguna molestia en su voz por no ser conocido.

“Oh. Eres quien se encargó de la Revista Primicia.” Murmuró Alice recordando parte del informe que había escuchado de James y mirando al joven, declaró. “Buen trabajo, recordaré tu nombre.”

La forma que respondió dio una sensación de superioridad demasiado evidente que provocó un tirón de Aurora para que no fuera tan poco comunicativa.

Sin embargo, el joven solo asintió ocultando casi por completo sus emociones.

Alice pudo notar aquellas emociones que Aurora no pudo, pero simplemente lo ignoró.

Ye Liang los guío a fuera de la oficina, dirigiéndolas a la sala en donde se escuchaba ruido.

“Encargarnos de la Revista Primicia fue un buen movimiento. Hemos contratado a sus trabajadores y queremos fusionarla con nuestra revista de comida internacional.” Comunicó el joven de forma indiferente y dando una mirada al final del pasillo, detalló. “También sería bueno tener una revista que cubra otra clase de información relacionado con la empresa o la ciudad. Como esta fiesta de fundación.”

Parecía estar hablando porque deseaba dar algo de conversación, pero Alice entendió que estaba dejando en evidencia otro hecho.

Estaba demostrando que con la caída de la Revista Primicia que prácticamente terminó en bancarrota, los puestos de trabajos de aquellos que estaban en esa empresa, no se perdieron sin más y pudieron ser recontratados por ellos.

A quien apuntaba ese dato, era a su hermana que suspiro aliviada y luego le dio una segunda mirada al joven, dándose cuenta de que apuntaba a ella.

Aurora misma no lo había captado y eso significaba que lo que ella llamaba ‘sistema’ posiblemente lo señaló.

Alice hizo como si no viera nada y continúo caminando hasta que llegaron a la sala principal.

Las enormes ventanas de vidrio que daban a toda la ciudad estaba a la vista y este lugar estaba lleno de personas de toda clase.

En una parte se vio a Makeba con un fruncir de ceño vestido de traje que claramente no le gustaba.

A su lado estaba lo que sin duda era un consejero tratando de señalarle sus defectos de etiqueta.

Makeba era quien lideraba los milicianos y era un alto mando, pero por su mirada de disgusto estaba claro que la ‘política’ no era lo suyo y en esta fiesta, eso era parte de lo que sucedía.

La Cardenal Najjar que estaba hablando con otros cardenales de otras iglesias y algunos jefes de organizaciones internacionales, era la mejor prueba de ello.

Esa mujer era increíble para interactuar con los diferentes individuos.

Que juntara los representantes de las iglesias y de las organizaciones internacionales demostró que ella buscaba una mayor participación y cooperación de ellos no en Zerzura, sino que en África.

Las organizaciones internacionales podrían ser útiles para traer donativos a aquellos que lo necesitaran y de esa forma le permitiría a la Iglesia del Tiempo y el Espacio aumentar la escala de su ayuda humanitaria.

En cuanto a las otras iglesias, era parecido debido a que cada iglesia tenía secciones humanitarias y benéficas para prestar ayuda.

Otro individuo que se estaba moviendo por toda la sala con una sonrisa en sus labios era James, quien junto a Jibrin Turay estaba yendo a por todo el lugar.

Turay llevaba un traje muy bien arreglado y daba cierta sensación de alguien muy importante, que sin duda antes no tenía.

Todavía quedaba rastros de la vida dura que había llevado y las marcas que dejaron en su atmósfera eran evidentes, pero tal atmósfera solo dejaba en claro que no era alguien simple.

Y aunque pareciera muy superficial la ‘imagen’ de la persona que iba a representar a toda la ciudad necesitaba ser perfeccionada hasta que generara respeto con su sola presencia.

Necesitaba demostrarle a todos aquellos que lo menospreciaban por venir desde abajo, que él era alguien que alcanzó su puesto con su propia fuerza.

Tal menosprecio era normal cuando en este lugar estaban algunos representantes de países y de empresas cuyas familias eran ricas y poderosas.

Alice junto a su hermana fueron a un lado en la sección de comida que estaba vacío.

Mientras ella comía, Aurora estaba mirando a esas personas que se esforzaban por seguir avanzando.

Observando a aquellos que comenzaron desde abajo no solo a nivel económico, sino que a nivel general y de cierta forma también emocional, tal como su hermana.

Quien creía que estaba en lo profundo de un abismo emocional.

¿Cuántas personas perdió Turay? Conocidos, amigos, familiares, ese hombre estuvo en un abismo más profundo que gran parte de los presentes, pero ahí estaba.

A pesar de su edad, el cansancio y su historial, seguía yendo para adelante queriendo apoyar a su gente que cada vez aumentaba en número.

Deseando ayudar a pesar de que era nada más que un humano normal, sin fuerza, dinero o cualquier otro respaldo que ellas tenían.

Era imposible que no afectara a Aurora que todavía seguía afligida por su pasado.

“Yo… No creo que pueda imitarlos.” Murmuró Aurora con un tono que trataba de ocultar su dolor, miedo y tristeza por un pasado que la seguía devorando por dentro.

El recuerdo de aquellos con los cuales antes sonreía y que ahora no estaban, la destrozaba lentamente.

Alice no podía decir que la entendía por completo y fue porque el dolor que ella sentía, era por ver a su hermana en ese estado y no por la pérdida de otros.

A pesar de que estuvo en la sombra de su hermana cuando ella actuaba de heroína y conocía esas personas de forma indirecta, no pudo sentir esa emoción de perdida.

Sin embargo, eso no significaba que no pudiera ayudarla.

“No necesitas imitarlo. Solo debes dar tus pasos a tu manera.” Señaló Alice y mirando a su hermana, declaró. “Yo estaré a tu lado no importa cuánto tiempo te demores.”

¿Era obligatorio avanzar? No, no lo era, pero Alice había aprendido que era inevitable.

Solo necesitaba tomarse su tiempo para hacerlo a su manera y lo único que era necesario que supiera, era que ella iba a estar a su lado.

“Gracias…” Murmuró Aurora con una media sonrisa.

Por esa mirada notaba que su humor había decaído por mirar a los presentes.

“¿Qué tal si nos vamos? Ya técnicamente cumplimos nuestra promesa de venir.” Dijo Alice y con una risa malvada, declaró. “Ve a pedir un taxi. Yo me encargaré de hablar con James.”

Aurora dudó un momento, pero luego asintió con un largo suspiro algo perdida en sus pensamientos.

Viendo a su hermana dirigirse al lugar por donde habían venido, Alice caminó en dirección a James mientras recibía algunas miradas a su paso.

Gran parte de esas miradas no era por su figura, sino que algunas de ellas eran de reconocimiento simple como si fuera un saludo.

Quienes realizaban tales ‘saludos’, eran los demás accionistas que estaban en este lugar.

Sin embargo, Alice ignoró a la mayoría de ellos hasta que llegó a James que la había notado y se estaba acercando.

“Nos retiramos ahora.” Avisó Alice y mirando a ese anciano que asentía, cuestionó. “¿Tienes alguna objeción?” 

“Por supuesto que no. Aunque es una pena, ya que hay otros invitados importantes que eventualmente llegaran. Y uno de nuestros socios ha afirmado su deseo de hablar con usted. Según él desea saludar a su conocida.” Dijo James sin perder esa sonrisa tan tranquila que tenía.

Alice ante esas palabras frunció el ceño con disgusto y en su mente identificó al individuo que se refería James, lo que hizo que su humor empeorara al recordarlo.

“No quiero encontrarme con idiotas. Encárgate por ti mismo.” Respondió y tras pensarlo, anunció. “Y concédele lo que desee, al menos puede ser un idiota útil llegado el momento.”

Sus palabras dejaron ver molestia y James dio un asentimiento mientras que otra persona se acercaba.

Debido a las miradas y su tono al ordenar, aquellos que estaban cerca y no conocían su identidad la miraron con curiosidad.

Solo un anciano se acercó entre toda la multitud.

“¿Ya se retira?” Preguntó Gaspard, uno de los accionistas de la Empresa Apicius y el mejor ‘Maestro Culinario’ y al verla asentir, propuso. “Es una pena, hice bastantes platos hoy. ¿Qué tal si se lo envió a su residencia?”

Al escuchar esa propuesta el humor de Alice que estaba decayendo cada vez más, se detuvo y mejoró un poco.

“Lo aceptaré.” Respondió Alice dando un sentimiento agradable antes de retirarse.

Ese anciano dio una sonrisa y junto a James empezaron a dar algunas órdenes a los mozos, todo mientras Alice se dirigía al ascensor principal para bajar.

Resultaba imposible rechazar buena comida y más cuando venía de alguien tan capaz como Gaspard.

Lamentablemente Aurora se enojaría si le exigía a ese anciano que le prepara todas sus comidas y lo bueno era que su hermana, también era excelente cocinando.

Pensando en la comida, vio que el ascensor estaba subiendo y cuando estuvo por llegar se abrió y dos figuras salieron.

Una de ellas era un hombre vestido de traje formal y a su lado estaba un joven de ojos coloridos que lo primero que hizo fue mirar a su alrededor.

“…”

Alice pasó por su lado ignorándolo a pesar de que el joven trató de ser diplomático y la quiso saludar.

Tocando el botón para descender, su mirada indiferente no pudo ocultar su chasquido de lengua demasiado evidente.

Al descender completamente, su humor mejoró al ver a su hermana dándole una señal desde afuera que todo estaba listo. 

Odiaba estas fiestas, porque siempre había demasiados idiotas en ella.

******

En la terraza de un edificio dos individuos estaban mirando una mesa llena de comida.

“Si como eso, ¿me hará mal?” Preguntó el joven gorila atronador que miraba específicamente uno de los platos que era llamativo.

“¿Has comido núcleos ensangrentados de otras criaturas mágicas y temes a un pastel?” Dudó Alice al ver el pastel y mirando lo demás, declaró. “Solo come. Todo contienen energía mágica y para ti es más beneficioso que para nosotras.”

Aurora que estaba mirando en silencio su charla, no pudo contener su expresión temblorosa.

Tras que enviaran los platos de comidas ellos se fueron a la terraza del edificio en donde residían y si bien ese lugar no estaba decorado, era agradable para comer algo al aire libre.

Ahora Alice estaba comiendo como si no hubiera fin y el joven gorila que había estado mirando televisión, se le unió.

“Entonces si como me volveré fuerte…” Murmuró el joven gorila como si tal realización fuera importante.

“¿No todos somos iguales?” Dudó Alice tras seguir comiendo varios platos de carne.

Debido a que los platos venían de la fiesta de fundación en donde se reunirían personas importantes y además fueron creados por un ‘Maestro Culinario’, eran platos con energía mágica.

Si fuera simple, ayudaría a revitalizar el cuerpo, pero la densidad de energía mágica que contenía no era nada que subestimar y eran capaces de ayudar a mejorar el cuerpo.

Los efectos eran múltiples y algunas veces llegaba a aumentar la resistencia de los órganos internos, pero en este caso ambos comensales eran afectados de otra manera.

Las bestias mágicas mejoraban su núcleo comiendo plantas con energía mágica para asimilarla y en caso de que no hubiera planta, los núcleos cumplían un papel parecido.

En cuanto a Alice, dejando de lado su glotonería y su amor por la comida, comer era en cierta forma parecido a ‘devorar’.

Aurora no pudo evitar cubrirse su boca para que ninguno de los dos notara su sonrisa.

El joven gorila que Alice seguía llamando ‘César’ se tomó en serio su trabajó de comer y si bien al principio trató de usar los cubiertos diseñados para alguien de su tamaño, luego empezó a comer sin ninguna gracia o modales.

Lo bueno era que gran parte de la carne era posible agarrarse con la mano y si bien Alice era muy decorosa al comer, no significaba que fuera lenta.

Los cinco platos vacíos que antes estaban lleno de carne, era la prueba de su velocidad.

—Pronto lanzarán los fuegos artificiales.

Sintiendo el suave aire fresco, Aurora leyó el aviso de su sistema y miró la ciudad.

Desde la terraza podía ver la plaza principal en donde se podía escuchar el bullicio dando aviso que la fiesta continuaba.

Ahora estaba tocando un grupo de refugiados que al parecer eran músicos antes de que sus países cayeran.

Aurora había escuchado que estuvieron practicando durante un tiempo y al escuchar el suave ritmo, sintió algo de tranquilidad.

Entonces tras varias canciones y sonidos de comensales que no se detenían a su espalda, el lugar se volvió silencioso y una brillante luz se extendió a lo alto.

Brillante, dejando una estela maravillosa, tal luz explotó liberando muchos colores de toda clase y forma.

No hubo ruido, pero la luz brillante y los colores fueron maravillosos.

Los fuegos artificiales continuaron dando diferente formas y diseños causando que Aurora se perdiera en los colores por un momento.

Sintió por un instante que la ciudad estaba tomando forma, que las pequeñas motas de luz en este gran abismo estaban conformando algo más grande y ella al mismo tiempo, se sintió cansada.

Justo en el momento que el cansancio la estaba haciendo volver a pensar sobre su pasado, unas cadenas plateadas empezaron a levantarse desde toda la ciudad.

“¿Eso también son fuegos artificiales?” Preguntó el joven gorila con curiosidad.

La expresión de Aurora tembló al identificar esas cadenas plateadas que se estaban reuniendo en el cielo, pero no fue ella quien respondió.

“No. Eso es magia.” Señaló Alice con una sonrisa.

Las cadenas no eran reales, pero estaban tan solidificadas que parecían reales y lo más impresionante era que el color plateado brillaba lo suficiente como para ser vistoso, pero no demasiado como para causar incomodidad.

Esas cadenas plateadas se reunieron en el cielo y conformaron un dragón oriental de color plateado.

Los detalles dejaron en claro que quien estaba controlando tal hechizo de magia de luz estaba en la cima de su profesión.

Desde las escamas, las garras o los bigotes todo era extremadamente realista.

“¡Wow!”

Y ese dragón no se quedó quieto, sino que como si fuera una bestia mágica real empezó a moverse por alrededor de la ciudad, girando y mostrándose a toda la ciudad.

Hasta que empezó a girar alrededor de la gran muralla de la ciudad a la vez que se elevaba formando un espiral.

A su paso dejaba una estela y la sensación que causó fue que toda la ciudad estaba protegida por ese dragón, entonces cuando el espiral se fue acercando y el dragón golpeó su propia cola, el dragón explotó.

No fue un suceso estruendoso, sino que dio la sensación de naturalidad y tal explosión dejó caer miles de pequeñas motas plateadas al suelo cubriendo toda la ciudad.

Aurora cuando una pequeña mota plateada cayó en su cuerpo sintió que era revitalizada de forma sutil.

“Es tan extravagante como siempre…” Murmuró Aurora sin poder contener su media sonrisa.

“Bueno, es madre.” Respondió Alice encogiéndose de hombros.

Una pequeña risa resonó a los alrededores y al frente del edificio el espacio se retorció dejando a la vista dos individuos.

Una mujer encantadora que cada vez se veía más joven y un gigante que cada vez crecía más y más.

“Perdón por llegar tarde. Queríamos venir más temprano, pero tuvimos que ir a informar al Sumo Pontífice de las últimas negociaciones.” Informó Agatha y con una sonrisa, dudó. “Pero hice una gran llegada, ¿no?”

“¡Si!”

Quien respondió no fue Aurora que estaba siendo palmeada por su padre que estaba por alcanzar los tres metros de alto o Alice que estaba a su lado, también recibiendo palmaditas.

Si no que fue el joven gorila quien miraba impresionado al ‘Gigante de Acero’ y a la ‘Luz de Plata’.

Su madre descendió para abrazarla a ambas y su padre, dio una mirada al joven gorila.

“Él es César, ¿cierto?” Dudó Antón y mientras sus músculos se tensaban, miró a Alice y declaró. “Tengo una hija bastante perspicaz. ¿Quieres que lo entrene?”

Alice dio una sonrisa al ser alabada y al escuchar la pregunta, su sonrisa empezó a volverse algo divertida.

Estaba claro que esa glotona le había hablado de ‘César’ a su padre.

“Sí. Quiero que sea lo suficiente capaz como para que cuando me enfrente no llore.” Respondió Alice sin ocultar su sonrisa.

El joven gorila dejó ver una expresión sin temor a mirar al gigante en frente de él y en cuanto a Antón, respondió con una sonrisa.

Todo mientras Aurora veía a su madre dar un ligero suspiro… Y ella también.


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