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Historia Paralela Cap. 61 y 62
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A las puertas.

Historia Paralela Nuevo Comienzo Capítulo 61: A las puertas.

La guerra mostraba sus efectos de formas diversas.

Algunas veces era visible a través de la destrucción y los refugiados, pero otras veces sus efectos podían ser económicos.

La Señora de las Bestias y el General estaban en guerra en Benín y la Costa de Nigeria y si bien estaba lejos de Níger, en donde estaba Zinder y otros pueblos, el efecto los alcanzaba.

“Muchas gracias por venir a comerciar… Desde que comenzó la guerra hemos tenido muchas dificultades.” Dijo el jefe del pueblo a la jefa de la caravana comercial… Alima.

Eposi Alima miembro fundadora del Gremio Orisha Oko y miembro previo del grupo era quien estaba a cargo de Zinder.

Su trabajo en esta ciudad, ya había superado el nivel de ‘excelente’ y solo podía ser descrito como impresionante.

¿Cómo podía hacerse cargo de una ciudad que tenía muchas influencias?

Ella lo hizo utilizando la Empresa Apicius y el comercio.

Formando una línea de comercio donde esa empresa era quien se encargaba de las exportaciones e importaciones de todo Zinder.

Ahora estaba expandiéndose a los pueblos aledaños como este.

“Esto es un negocio.” Respondió Alima y dando una mirada, dudó. “¿Has pensado en nuestra propuesta? Como sabes, nosotros no nos quedaremos por siempre.”

La caravana era formada por gran parte de los comerciantes de la Ciudad Zinder y proveía muchos materiales que no eran posibles de encontrar en esta región y que necesitaban ser importadas del exterior.

Si bien el comercio ayudó a que Zinder permaneciera en control y calma incluso luego de que fueran obligados a no atacar bestias mágicas inteligentes, la verdad era que no iba a ser para siempre.

Cada vez quedaban menos refugiados para moverse por el portal y la iglesia estaba tratando de mirar al este, directamente a Sudan.

Todavía no sabía lo que sucedería, pero era innegable que Zinder no iba a permanecer en su control por siempre.

Y en medio de esta guerra significaba que los pueblos quedarían desconectados sin obtener los suministros que necesitaban.

“Yo... No lo sé.” Murmuró el jefe del pueblo y dando una mirada al pueblo amurallado, detalló. “No creo que podamos acostumbrarnos a vivir en una ciudad. Lo urbano no es lo nuestro.”

Las razones de rechazos podían ser múltiples, pero aquellas razones de que Zerzura era débil o que no brindaba las condiciones para los refugiados, cada vez desaparecían con más fuerza.

La Ciudad Zerzura estaba volviéndose una fuerza a tener en cuenta.

No obstante, las razones siempre existían y esta vez que fuera una ‘ciudad’ era una de ellas.

“Somos gente de pueblo. Que cultivamos en nuestro jardín, que trabajamos en el campo y que no estamos acostumbradas a grandes ciudades.” Dijo el jefe con una media sonrisa.

El pueblo tenía una pequeña muralla de madera, pero tal como había mencionado el jefe del pueblo, era muy rural.

Pequeñas porciones de granjas en cada casa, algunos gallineros y criaderos de animales en su patio trasero.

Y su preocupación no era descabellada.

Muchos refugiados estaban teniendo problemas para acostumbrarse a la vida ‘citadina’ y solo lo sobrellevaban porque la ciudad garantizaba condiciones aceptables.

“Sin embargo, debes verlo de otra manera. La ciudad está creciendo, pero tiene poca gente. En el futuro es posible que la ciudad no ofrezca las mismas condiciones que aquellos que llegaron primero.” Indicó Alima sin cambiar de expresión.

¿La ciudad podía brindar a todos los refugiados las mismas oportunidades y beneficios?

No.

Esa era la respuesta.

La Empresa Apicius estaba gastando demasiado dinero y si bien era una empresa internacional con beneficios astronómicos, no podría mantener durante años los mismos programas sociales.

Al menos que la ciudad obtuviera una fuente de ingreso única, iba a ser imposible mantener estas condiciones.

Incluso si la Iglesia del Tiempo y el Espacio ayudaba o atraía a otras organizaciones internacionales para apoyar los beneficios, la verdad era que no podría ofrecer lo que la Empresa Apicius ofrecía.

La Empresa Apicius estaba haciendo un excelente trabajo para reducir sus gastos al atraer empresas de otro tipo para que inviertan y últimamente las negociaciones con la Empresa Cosmos, estaba causando un gran revuelo.

Las inversiones reducirían el gasto, pero la escala todavía seguía siendo pequeña.

Ahora, en términos de oportunidades era el mejor momento para moverse a Zerzura y comenzar una nueva vida.

Esa recomendación de Alima logró que el jefe del pueblo se quedara totalmente en silencio. 

“Lo hablaré con nuestra gente. Pero sí, tienes razón.” Respondió el jefe del pueblo y dando un largo suspiro, expresó. “No creo que podamos continuar con nuestra vida en este lugar.”

El pueblo estaba amurallado, pero de lo que verdaderamente dependían era del conocimiento mágico para crear círculos mágicos.

Si bien el jefe del pueblo no había ‘despertado’ fue un jugador que había aprendido magia en Terra nova y su conocimiento continúo sirviendo, incluso ahora.

Para crear un círculo mágico que pudiera contener un hechizo de cualquier tipo era necesario conocimiento, pero también materiales para la creación.

Eso significaba que cualquier individuo con el conocimiento y recurso necesario podría crearlo, sin necesidad de tener energía mágica.

Terra nova estaba tan avanzada en su magia, que los círculos mágicos contenían una función que le permitía recargarse de forma automática a través de la energía mágica del ambiente.

No obstante, parte de los recursos que necesitaban no podían ser encontrados solo en África y necesitaba materiales del exterior.

Que solo podían encontrar por comerciantes y ahora que el comercio de Nigeria se había cortado por la guerra, solo quedaba Zinder.

Si Zerzura dejaba ese lugar, entonces mantener la defensa iba a resultar un problema.

Alima tras terminar de hablar y dar un recordatorio de que le avise si necesita ayuda, se alejaron del pueblo.

Aurora que la estaba siguiendo a la espalda como si fuera una subordinada no pudo evitar suspirar.

“¿Lo hice bien?” Preguntó Alima cuando subió al jeep militar.

La caravana y los diferentes comerciantes no vinieron en camiones, sino que utilizaron jeep para tener una mayor movilidad.

A pesar de que, hacia calor en este lugar, estos jeeps tenían barreras para reducir el calor y evitar daño.

En cuanto a los materiales para comerciar, venían en anillos espaciales del tipo comercial que contenían un gran espacio interior.

La actualización de equipo fue otra de las ventajas que la Empresa Apicius con su comercio permitió.

“Sí. Muy bien.” Respondió Aurora subiéndose en el asiento de copiloto y dando una mirada, añadió. “No necesitas preguntarme a mi sobre el tema.”

“Técnicamente sí, debo hacerlo. Eres mi jefa y mi superior.” Respondió Alima como si fuera obvio.

Aurora parpadeó y… No supo qué decir.

No pensaba en la jerarquía que tenía ella en Zerzura y era porque resultaba demasiado incómodo.

Una niña de dieciséis años estaba dando orden a una mujer en sus treinta y tantos… Sí, sonaba algo descabellado.

“Es mejor pensar que somos compañeros que trabajan para el mismo objetivo.” Murmuró Aurora rascando su mejilla.

Alima le dio una mirada extraña y finalmente asintió.

No eran compañeros que trabajaban para el mismo objetivo… Eso estaba claro y la verdad era que había una jerarquía.

James era demasiado estricto en ese sentido, pero la verdad era que a Aurora le incomodaba admitir que su autoridad era más elevada.

“Supongo que algunos estarán felices de escuchar eso.” Señaló Alima y mientras iba por la calle de tierra, agregó. “Cynda estará feliz si la ves de esa manera.”

Ambas eran conocidas y estaba claro que hablaban bastante.

Aurora al escuchar esas palabras, abrió y cerró su boca por un largo rato.

Había sido demasiado distante con todos, pero quien nunca se rindió en su preocupación fue Cynda.

“No necesitas hacer esa expresión. Cynda no es alguien que desista cuando quiere hacer algo.” Comentó Alima y dando una sonrisa, anunció. “Ella lo hará hasta el final.”

La confianza y el conocimiento de la otra parte, dejo en claro que cuando eran compañeras en el grupo de los Orisha Oko, ellas eran muy unidas.

“¿Y qué es lo que desea?” Preguntó Aurora curiosa y a la vez tratando de cambiar de tema.

“No lo sé… Eso deberías responderlo ella.” Dijo Alima claramente ocultando la verdad.

¿Qué era lo que deseaba esa mujer que siempre mostraba preocupación?

¿Era protegerla porque era una niña? ¿Hacerse su amiga? 

Aurora se detuvo en sus pensamientos y dio un suspiro algo cansado.

No deseaba pensar en el tema… Ya tenía demasiado para pensar.

Si no fuera de esa forma, ahora mismo era posible que no fuera tan abierta al hablar y gran parte de la razón de su actual estado, fue Alice.

La había dejado en Zerzura y aunque su hermana se enojó porque no la llamara para la misión, quedo satisfecha cuando le prometió algunos platos.

Esa glotona ahora mismo estaba entrenando al joven gorila… A César quien estaba afianzando sus habilidades de rango A.

Solo le había pedido que la llamara cuando sucediera algo o necesitara ayuda y que no fuera imprudente.

Verla acercarse a su manera a ese gorila la afectó al darse cuenta de que ella misma no estaba progresando.

Incluso Alice avanzaba a su manera.

“Capitana una señal de emergencia nos está llegando. Al parecer viene de un pueblo más al oeste. Dicen que un tipo de estampida estaba sobre ellos.” 

Por medio del canal de comunicación del jeep, la voz del encargado de las señales de radio y comunicación dio su aviso.

Aurora frunció el ceño ante los pocos detalles.

“Envía la localización del pueblo a nuestro reloj holográfico.” Ordenó Alima al detener el auto.

Los demás jeeps también se detuvieron y los miembros del grupo se acercaron mientras que Aurora revisaba su reloj holográfico.

El pueblo estaba lejos de su posición a varias decenas de kilómetros y llegar en jeep iba a demorar varias horas.

Sin embargo, ellos no necesitaban hacer eso.

“Prepara dos equipos. Quiero que uno se quede en los jeeps y los conduzca al pueblo más cercano para llevar a los comerciantes. El otro grupo viene conmigo.” Dijo Alima sacando un artefacto espacial.

Ese artefacto era parecido al que usaron dentro del bosque mágico, solo que la distancia que recorría era un poco más alta.

Por supuesto, tenía un límite de uso debido al gasto de viaje y no era tan útil como otros métodos espaciales de viaje, pero en este caso venía bastante bien.

Podía recorrer la distancia que en este momento requerían.

Los dos equipos se formaron de inmediato y Aurora se acercó al equipo principal y cuando todos se tomaron de los hombros, Alima dirigió el artefacto.

Sus alrededores empezaron a cambiar y distorsionarse, entonces aparecieron en medio de una llanura.

Uno de los miembros proyectó su posición en el mapa y Alima al ver que faltaba, volvió a activar el artefacto.

A diferencia de algún pergamino de teletransporte que tenía marcadas las coordenadas para el movimiento, en este caso solo era cortar la distancia en alguna dirección determinada.

La segunda vez llegaron a una parte desierta y lo primero que se encontraron fueron un grupo de rinocerontes corriendo por el área.

Eran más de cuarenta rinocerontes y si bien no eran bestias mágicas y eran animales comunes, la forma que estaban huyendo fue extraña.

Venían del oeste en donde estaba el pueblo y Aurora tuvo la sensación de que venían de la dirección de Niamey que estaba al extremo oeste.

“Vamos rápido. No me siento a gusto.” Ordenó Aurora con un tono serio.

El liderazgo cambió de inmediato y Alima paso a ser la subordinada mientras que los demás la siguieron sin quejas.

Tomó el liderazgo porque el sentimiento que estaba sintiendo no le agradaba.

Moviéndose con gran velocidad en un vuelo rápido, pudieron ver otra clase de animales huyendo a lo lejos.

“¿Un Rango S apareció o una ola?” Dudó Alima con cierto fruncir de ceño.

Si una bestia de rango S aparecía era posible que expulsara de sus habitad a los animales normales y más si esa criatura era un monstruo que por lo general asesinaban todo a su paso.

Una ola era similar y eso significaba mayores problemas para el pueblo a donde se dirigían.

No obstante, cada vez que avanzaban vieron más animales huyendo y corriendo por todas partes, incluyendo algunas bestias mágicas de bajo rango.

Aurora se guardó los pensamientos.

La cantidad de criaturas que estaba huyendo no era simple y algunas de ellas se notaban muy cansadas, como si hubieran recorrido una gran distancia.

Ese detalle consiguió que la situación se volviera a un más extraño y las posibilidades más aterradoras.

Viendo a un pueblo amurallado a lo lejos, Aurora aumentó su velocidad al igual que todo su grupo.

Desenfundando su espada, sus ojos notaron como el pueblo amurallado estaba siendo atacado por bestias de todo tipo.

Algunas eran bestias comunes y no eran del tipo agresiva, sino que tal como mencionaron por el aviso, estaba arrasando todo a su paso en una estampida.

Aurora al acercarse balanceó su espada enviando a volar decenas de cortes verdes hacia las bestias mágicas y entonces, liberó su presencia.

La controlo para que, en vez de asustar, someta… Era una presión que obligaba a cualquier criatura instintiva a que se rindiera.

Al igual que cuando un luchador liberaba su aura para atraer a sus enemigos a que lo atacaran provocándolo, ahora se buscó someter.

Su corte eliminó a las criaturas de bajo rango que estaban en diversas áreas y en cuanto a los animales comunes, temblaron y se detuvieron por completo.

Cayendo al suelo.

Aurora trató de controlar su presencia para que no afectara a los pueblerinos que tenían sus armas levantadas para luchar.

“Liberen un área para alejar a los animales. A los agresivos pueden eliminarlos, pero a los demás es mejor soltarlos.” Ordenó Aurora mientras flotaba en el aire.

Los miembros de la expedición bajaron mientras que los pueblerinos se dejaban caer al suelo cansado por su lucha.

Una parte de la muralla había sido derribada y por ese lado había entrado la estampida destruyendo varias casas.

Los animales comunes demostraron ser otro tipo de peligro en este lugar y era más alto para individuos que no eran usuarios de habilidades.

Sin embargo, Aurora tenía una mirada en los animales.

Ella no era alguien tan buena como su hermana para controlar su presencia y aura, así que sentía que era extraño ver a las criaturas someterse por completo.

Si bien era posible que la presencia de alguien poderoso desmayara a alguien mucho más débil, en este caso fue demasiado fácil.

“¿Qué sucedió?” Preguntó Alima al descender directamente al jefe del pueblo.

“No lo sabemos, de repente empezaron a llegar animales del oeste. Al principio eran unos pocos búfalos que estaban corriendo, pero luego avanzaron más y más… Hasta que manadas de leones enteros estaban corriendo.” Respondió el jefe del pueblo y tratando de recuperar su aliento, declaró. “Los rinocerontes rompieron el muro que estaba en reparación y entraron causando estragos.”

Ellos habían llegado bastante rápido y la destrucción solo era material, pero Aurora estaba sintiendo que la extrañeza aumentaba.

Caminando con su espada en la mano por medio del pueblo en dirección al lado oeste de la muralla, pudo ver como los animales estaban agachados temblando con miedo.

Algunos de ellos tenían sus patas dañadas de tanto correr y para Aurora la causa del temor que lo llevo a correr tanto era lo que le preocupaba.

Viendo que los miembros de su grupo empezaban a mover a los animales, Aurora flotó a la muralla y vio lo que venía.

Bastantes animales provenían del oeste y si bien algunos estaban solos, otros estaban en manadas de gran tamaño.

Búfalos, elefantes, rinocerontes, leones, tigres, leopardos, hienas y toda clase de animales normales estaban en movimiento.

Cada uno de ellos tenía algo en común y eso era el miedo.

Algo había sucedido en dirección de Niamey y era lo suficiente aterrador como para alejar animales comunes y algunas bestias de bajo rango.

“He preguntado si Zinder tiene alguna noticia, pero no hemos encontrado nada. Estamos esperando comunicarnos con algunos conocidos de Niamey para ver si saben algo.” Avisó Alima de forma solemne.

Ella también estaba sintiendo la extrañeza de la situación.

Aurora esperó y apretó suavemente el agarre de su espada sin poder quitarse el sentimiento de malestar.

La guerra había comenzado y quien ocupaba el sur y suroeste de Niamey era la Señora de las Bestias.

Pensar en que avanzaría era normal y Aurora sintió que esa posibilidad era alta.

Si era como los rumores decían y esa mujer tenía ejércitos de bestias, entonces que los animales huyeran de una posible horda era una posibilidad que había que tener en cuenta.

Como si fuera poco, solo muy pocas bestias mágicas estaban huyendo y el peor escenario era que la otra parte, atrapo a las bestias que deseaba para agregarlas a su ejército.

Había demasiados percances por la carencia de información en este lugar y era extremadamente difícil estar informado de todo.

“Capitana nadie ha respondido.” Dijo uno de los miembros del grupo.

“Has llamado a…”

“Llame a todos los que conocemos, pero nadie ha respondido.” Intervino ese hombre con una expresión algo pálida y preocupada.

¿Con cuántas personas se trató de comunicar?

Si uno o dos no respondían no podría ser extraño, pero si el número aumentaba y se elevaba, entonces la rareza pasaba a una preocupación seria.

“Alima encárgate de volver a Zinder y avisa a todos de que es posible que la Señora de las Bestias haya llegado a Níger y atacado Niamey.” Ordenó Aurora y mirando a la lejanía, avisó. “Que cada pueblo sepa que la guerra puede estar a sus puertas.”

Guerra… Si las comunicaciones de toda una ciudad se desconectaban y no había aviso sobre el tema, lo único que se podría pensar era en la guerra.

Si alguien tenía un reloj holográfico era posible conectarse a internet en cualquier parte del mundo y era lo mismo con cualquier tipo de comunicación.

No obstante, que no hubiera respuesta, dejaba en claro que la posibilidad de guerra fuera alta.

Después de todo, en la guerra lo primero que se hacía era encargarse de que sus oponentes quedaran completamente aislados.

“Tenemos métodos de comunicación con todos los pueblos restantes del área. Podemos comunicarnos por ese medio.” Respondió Alima y dándole una mirada seria, declaró. “En cuanto a los demás pueden encargarse lo que están en Zinder, nosotros podemos ayudarte aquí.”

Había notado lo que trataba de hacer.

La posibilidad de que Niamey hubiera caído era alta y lo que Aurora iba a hacer era ir para verificar si eso sucedió.

Pero también estaba por ir para asegurarse de que en caso de que hubiera refugiados, tratar de guiarlos o al menos protegerlos en caso de necesidad.

La Señora de las Bestias no era una persona amable y los rumores de ella eran viciosos.

Ahora Alima estaba señalando que podría apoyarla y Aurora lo primero que pensó fue negarse de inmediato.

Desde este punto, la misión había cambiado y el riesgo había aumentado.

El problema era que Zerzura no tenía ninguna buena relación con la Señora de las Bestias y si suponían lo peor, entonces se podría decir que estaban enemistados.

En caso de la peor situación era posible que la Señora de las Bestias se enterara de que fue la ‘Protectora de Zerzura’ quien interrumpió su plan para controlar a esa poderosa bestia que se había encontrado durante la misión de asalto.

Y eso significaba que ella había sido marcada… Y si era encontrada sería eliminada.

Alima como un alto rango, sabía del tema y estaba preocupado por eso.

“Está bien.” Respondió Aurora tras respirar hondo.

Estaba controlándose para no ir de cabeza y averiguar sobre lo que sucedió en Niamey, a la vez que estaba tomándose seriamente la promesa que le hizo a su hermana.

Alima dio un largo suspiro que llevaba demasiado alivio.

A diferencia de lo que Aurora había dicho, ambas no eran compañeras y no estaban en la misma posición… Era imposible que lo estuvieran cuando no tenían el mismo estatus, jerarquía y ni la misma fuerza.

Un rango A como Alima solo podía quedarse en silencio sin importar su edad ante la decisión de alguien con una fuerza mayor.

Todo el grupo tras dar algunos avisos al pueblo de que se mantuvieran resguardados, volaron al oeste sin deseos de usar el artefacto de viaje espacial.

Queriendo comprobar todo lo que estaba en su camino.

Historia Paralela Nuevo Comienzo Capítulo 62: Al frente de una leyenda.

Una sola hora de viaje demoró para encontrar pequeños grupos de refugiados.

Estaban a más de cuatrocientos kilómetros de la ciudad Niamey y la mayoría de esos pequeños grupos eran de aldeas que tuvieron que huir y retirarse debido a la agresividad de las bestias que rondaban.

Si bien los animales comunes eran preocupantes debido a la intensidad por la cual huían, era un asunto diferente con las bestias mágicas.

Aurora había enviado a todos esos refugiados en dirección del pueblo más cercano y continúo avanzando de forma directa.

Recorrer decenas de kilómetros a vuelo no era tan difícil y que su grupo solo tuviera cinco miembros sin contarse ella, ayudó.

No obstante, cada vez que se acercaba a la ciudad Niamey, la situación era más complicada.

Las bestias estaban más salvajes que antes y el problema era que no parecía un salvajismo natural, sino que provocado por una fuerza externa.

“¿Fueron afectados por algún tipo de hechizo?” Dudó Alima con una expresión solemne.

El estado de salvajismo de las bestias mágicas no era natural.

Un hechizo de magia mental capaz de afectar a bestias mágicas débiles podía llevarlas al estado en el que se encontraban ahora, pero también era posible que fuera otra clase de hechizo.

Magia de curación estimulaba la naturaleza, algún tipo de poción alquímica e incluso algún tipo de magia que desconocía.

Sin embargo, que fuera algo externo, significaba que alguien lo había provocado.

“Las señales de radio han vuelto a funcionar, pero es a corta distancia. Supongo que la antena de Niamey fue destruida.” Avisó un miembro del grupo.

Su expresión era seria y solemne dejando ver que creía en la posibilidad que había supuesto.

Cada ciudad tenía una antena para trasmitir las señales de radio y de esa forma dar su publicidad.

Niamey no era la excepción y que fuera destruida, significaba que el estado de la ciudad podría ser peor de lo que habían pensado.

“Vigila las señales y busca detectar cualquier aviso.” Ordenó Aurora tan solo para volver a moverse.

Recién era mediodía y la situación se veía peor de lo que pensaba.

No tener una red de información estaba siendo algo de lo que preocuparse, dejando en claro que la necesidad de una fuente de información era urgente.

Ocultando esos pensamientos, Aurora voló por el cielo durante treinta minutos antes de ver algunas señales de batalla a la lejanía.

“Parece que un grupo de personas está luchando contra bestias.” Dijo el explorador que observó con unos binoculares.

Aurora solo dio una señal para viajar aún más rápido y entre más se acercaba más se podía ver la situación.

Era un grupo de refugiados que estaba huyendo con lo que llevaban encima, pero entre ellos había algunos usuarios de habilidades luchando contra algunas bestias mágicas.

Sus oponentes eran felinos del tipo hiena y la lucha era encarnizada, ya que incluso entre ellos había algunas personas normales con armas de fuego.

Aurora desenfundando su espada al llegar, liberó decenas de cortes verdes.

Esos cortes evitaron a las personas y golpearon a las bestias creando gruesas heridas por sus cuerpos.

Solo una bestia de rango A pudo esquivar el ataque y si bien no pudo asesinarlas, fue suficiente como para disminuir la presión y dejar ver su presencia.

“¡GRRaa!”

En una situación normal esas hienas huirían debido a que el enemigo era más fuerte, pero esta vez liberaron un gruñido y entraron en un frenesí.

Utilizando ‘parpadeo’ los cinco miembros junto Alima actuaron interviniendo en cada batalla mientras que Aurora iba por la bestia de rango A.

Esa bestia gruñó con rabia y la atacó, tan solo para golpear una barrera celeste.

Aurora mantuvo su mirada en la bestia viendo los ojos de ese felino que estaba llena de salvajismo y locura.

—Está siendo afectada por algún tipo de fuerza externa. No parece ser magia, al menos de forma directa. Diría que es algún tipo de feromona que aumenta el salvajismo.

En este mundo la magia era ilimitada y dependía del conocimiento del mago.

A pesar de que Aurora estaba algo sorprendida por el comentario de su sistema, dio una expresión seria.

“G…”

Antes de que la hiena tratara de cortar su barrera celeste, Aurora la deshabilito y con su espada en mano avanzó cortando el estómago de la criatura.

La velocidad superó la reacción de esa bestia de rango A y el aura roja traslúcida demostró que ella fue con todo para eliminarla.

Ella no se preguntó la razón por la cual su sistema pudo precisar la situación de la bestia, sino que se centró en sus palabras.

No era magia, al menos no de forma directa, sino que algún tipo de ‘feromona’… Si ella pensaba en quienes eran posibles de hacer este tipo de cosas, llegaba a un resultado.

“¿Un domador de bestia?” Dudó Aurora con seriedad.

Entre todas las profesiones que podía pensar, quienes tenían mayor conocimiento sobre las bestias eran los ‘domadores de bestias’.

Para obtener ese título solo necesitaban haber domado una bestia o tenerla ‘domada’, no obstante, ellos tenían una capacidad propia.

En algunos casos el conocimiento sobre las bestias mágicas combinados con la capacidad del domador, podía llevar a desarrollar algunos hechizos extraños.

Era posible que un mago de curación haya creado algún tipo de feromona para enloquecer a las bestias mágicas.

Por lo que ella sabía, un mago de curador especializado podía hacer que las bestias mágicas entraran en celo, no resultaba descabellado pensar que podría provocar su locura.

El problema era que, si alguien pensaba en domadores de bestias, sin duda en este continente pensaría en la Señora de las Bestias, Allannia.

“Encárgate curar a los heridos.” Ordenó Aurora a Alima y mirando entre la multitud, fijo su objetivo.

El grupo de refugiados no tenía más de cincuenta personas y si bien era algo grande, las dificultades por las cuales había pasado era altas.

Aurora se dirigió al hombre que parecía ser un rango B que estaba liderando.

“Gracias por su ayuda.” Dijo el hombre con una mirada atenta y cautelosa.

Estaba aliviado, pero en África una supuesta ayuda podía terminar convirtiéndose en una perdición.

Y que ella fuera una ‘niña’ no ayudaba demasiado.

“No necesitas preocuparte. Somos de Zerzura.” Informó Aurora sin cambiar de expresión y dando una mirada a la gente, preguntó. “¿Qué ha ocurrido? ¿Cuál es la situación de Niamey?”

Había visto bastantes veces esas miradas de dudas preguntándose por su edad, sin embargo, al igual que esas veces, la expresión del hombre cambio al escuchar su tono.

Era un tono serio y solemne que consiguió que cualquiera dejara de prestarle atención a su apariencia.

Aurora pudo ver que otras personas cambiaban de expresión al escuchar sobre Niamey.

“Yo no soy de la ciudad, pero hemos escuchado las historias.” Respondió el hombre y mirando algunos de los que llevaban expresiones adoloridas y adormecidas, detalló. “Atacaron en la madrugada. Dicen que arrasaron todo.”

Fue una explicación corta que hizo que una mujer diera una mirada como si sintiera que no explicó el terror de lo sucedido y finalmente terminó acercándose.

“Nadie se lo esperaba o lo vio venir. En tan solo unos minutos la muralla de la ciudad fue destruida y la barrera rota, dejando entrar a miles de bestias…” Murmuró la mujer y con una expresión seria, declaró. “Ellos arrasaron con todo. No dejaron nada. Mataron y volvieron a matar mientras que los humanos que lo acompañaban quemaban todo. Ni los rangos S de la ciudad pudieron hacer algo.”

El ‘General’ había abandonado Níger y eso significaba que en Niamey no había tropas de ese poderoso Gran Señor de la Guerra.

No obstante, eso no significaba que fuera fácil de arrasar una ciudad.

Gremios, aventureros, mercenarios, señores de la guerra y milicianos… Todos estaban en el lugar y si bien tenían diferentes objetivos, ante el ataque exterior todos estaban unidos.

“La ciudad cayo demasiado rápido. Y muy pocos pudimos huir en todas las direcciones mientras la ciudad ardía a nuestra espalda.” Dijo la señora con una voz plana.

No había dolor, ira o miedo… Estaba tan adormecida que no podía sentir nada y al contar su historia daba la sensación que estaba contando la historia de un tercero.

“He escuchado que los atacantes eran parte del ejército de la Señora de las Bestias, pero no estoy segura.” Murmuró la mujer parpadeando todavía en blanco.

“Gracias. Puedes ir a descansar.” Dijo Aurora dando una mirada tranquilizadora.

Por dentro tenía demasiadas preguntas.

¿Cómo llegaron tan rápido? Si había miles de bestias entonces debería haber una señal de su llegada.

Además, la ciudad no debería caer tan rápido… Una ciudad en medio de África estaba diseñada para ser resistente y para proteger a su gente.

Tal vez las murallas fueran inútiles, pero la mayoría siempre trataba de hacer que la muralla creara una barrera.

Por más débil que fuera podría dar un breve tiempo a que la fuerza interna se preparara.

No obstante, esta vez fue rápido, decisivo y abrupto.

Aurora caminó en dirección de Alima que estaba distribuyendo pociones y escuchando el informe de un miembro del equipo.

“¿Qué sucede?” Preguntó Aurora al ver que quien hablaba era la persona encargada de la radio.

“Hemos recibido una señal.” Respondió Alima y sin dudarlo, detalló. “Es un pedido de ayuda. Al parecer un grupo de cazadores con bestias está persiguiendo a un grupo de refugiados que huyen de Niamey… La señal parece ser de hace media hora.”

Su respuesta rápida demostraba que la estaba tratando como su ‘jefa’, pero a la vez estaba temiendo una posibilidad.

“Dime la localización de la señal. Iré a revisar.” Declaró Aurora con seriedad.

Era posible que quienes dieron la señal de ayuda ya hubieran sido eliminados… Después de todo, media hora en una situación complicada era considerado ‘mucho tiempo’.

No obstante, Aurora no iba a perder tiempo preguntándose sobre la situación y en vez de eso, revisaría por su cuenta.

“Si estas son fuerzas de la Señora de las Bestias, entonces… Si te ven te cazaran con todo.” Dijo Alima y con una expresión solemne, declaró. “Eres la Protectora de Zerzura, si te identifican harán lo que sea para capturarte.”

Los demás miembros del grupo dieron una mirada a su dirección y algunas de esas miradas mostraban preocupación, esa emoción apuntaba a ella, no como una niña, sino que como algo más.

“Eres el símbolo de Zerzura. Y aunque no lo creas muchas personas dependen de ti y muchos serán afectados si te pierden.” Mencionó Alima con seriedad tratando de trasmitir su preocupación.

Aurora, aunque no le agradaba el título entendía la situación.

Tal vez siempre tomaba el rol de liderazgo y mando, no relacionándose demasiado con los milicianos y los aventureros, pero no significaba que no supiera lo que sucedía.

Los rumores de que ella y su amiga fueron quienes trajeron a la iglesia y a la Empresa Apicius ya se habían esparcido.

Si a ella le sucedía algo tanto la iglesia como la Empresa Apicius se retiraría… Esa posibilidad era lo que algunos desearían evitar.

—Lo estás viendo mal. No todos son intereses.

El texto solitario apareció en su mente y Aurora mantuvo su expresión.

Tal vez, solo tal vez había más emociones en la mirada que le estaban dando ahora mismo, pero Aurora prefirió alejarlas.

Dejar que esas emociones la afectaran sería una responsabilidad más grande que tratar de mantener protegida la ciudad.

“No necesitas preocuparte. Tengo un método para ocultarme.” Respondió Aurora con un tono frío y dando una mirada, ordenó. “Dame el artefacto de viaje espacial.”

Su tono fue nada más que frío y su orden fue dominante, impidiendo que nadie dijera nada más.

En este momento ya no importaba la incomodidad de estar ordenando a alguien mayor que ella o cualquier preocupación que tendría cuando no había una situación alarmante.

Ahora ella tenía un objetivo y nadie la detendría a moverse.

Por eso prefería que todo se mantuviera como intereses… Ellos eran salvados y ella continuaba salvando a las personas y reuniéndola en Zerzura, como si fuera un trabajo.

Tratando de buscar algún tipo de camino en el abismo de oscuridad que en el cual se encontraba.

“Encárgate de avisar a las autoridades de Zerzura y en Zinder sobre la situación. También es mejor que se retiren. Pueden usar todos los suministros que trajeron para protegerse a ustedes y a la gente.” Ordenó Aurora y dando una mirada final dudó un momento y al final declaró. “Si la situación es complicada, es mejor que busquen un escondite.”

Podían intentar huir, pero la situación era desconocida y si el ejército de la Señora de las Bestias ocupaba estas áreas, entonces era posible que sus milicianos y bestias atacaran a quienes se encontraran.

Lo mejor era buscar un lugar hasta que el salvajismo de las bestias mágicas se detuviera y recién en ese momento buscar una forma de retirarse.

Aurora al ver como Alima se mordía los labios tan solo para asentir, recibió la localización de la señal y activó el artefacto.

El grupo que había dejado atrás era fuerte y si se reunía con el que había venido antes en la caravana, entonces era posible resistir ataques.

Por su parte, Alima no solo era inteligente, sino que tenía un gran potencial para ascender y era fuerte.

El espacio se distorsionó mientras ella tenía esos pensamientos y al volver aparecer Aurora se detuvo.

Mirando su reloj holográfico leyó los últimos mensajes de su amiga y los avisos de Alima a Zerzura sobre la situación.

Centrándose en los primeros, pudo leer como su amiga había ido a una mazmorra que había aparecido cerca de la ciudad.

Estaba acompañando a César que buscaba estabilizar sus habilidades por medio de la batalla.

Enviando un mensaje sabiendo que posiblemente su hermana lo vería luego de que saliera de la mazmorra, Aurora se disculpó de antemano.

Tras disculparse por ir a un peligro desconocido que estaba relacionado con la Señora de las Bestias, ella utilizó la armadura que desde hace tiempo no había usado.

Su traje de batalla apareció alrededor de su cuerpo.

Botas, hombreras y una coraza metálica de color plateado… Ella se había mantenido trabajando durante un tiempo y no había visto las noticias sobre su persona.

No deseaba verla, ya que le traía recuerdos como ahora.

Aurora pudo ver recuerdos felices en donde mover su espada no era un trabajo, sino que un arte y en medio de ese recuerdo, escuchó risas de personas alegres que encontró en una situación desagradable.

Entonces hubo silencio… Un silencio solitario, de perdida y soledad.

Su armadura empezó a sentirse húmeda, como si ella estuviera bañada en sangre.

Su respiración se hizo cada vez más rápida y difícil, pero en medio de eso su espada todavía en sus manos tragó todas las emociones.

El aura incolora tomó forma con fuerza tragando sus emociones y alejando esos recuerdos por completo.

La idea de tener que apurarse para verificar el estado de quienes hicieron la señal, ayudó a que recuperara la concentración y ella sin detenerse se puso su máscara blanca.

El aura incolora que estaba claro que era un aura de espada empezó a volverse diferente cuando el sentimiento que dio fue similar a la magia espacial.

Su objetivo estaba al frente de ella y debía continuar… Haciendo lo que tuviera que hacer.

Acomodando su segunda espada en su cadera que normalmente la usaba en conjunto con las habilidades de su amiga, ella volvió a activar el artefacto.

El espacio volvió a distorsionarse otra vez y luego la utilizó por segunda vez hasta que llego a una posición cercana a la que deseaba.

Su objetivo estaba a varios kilómetros y ella comenzó a volar mientras fruncía el ceño al ver los alrededores.

Las bestias mágicas en este lugar estaban algo enloquecidas y si bien todavía había una distancia considerable de Niamey, la mayoría de esas bestias eran salvajes.

Entonces vio una bestia mágica diferente.

Era una hiena como cualquiera de las otras, pero esta hiena no era salvaje, sino que estaba equipado con una armadura metálica que cubría su cuerpo.

Una bestia mágica con equipo de esa clase significaba que era una bestia domada o era parte de un grupo más grande.

La bestia huyó en la misma dirección que Aurora tenía que ir y ella avanzó con más fuerza, sin atacar a esa bestia de rango A.

Sus espadas estaban enfundadas como si dijera que no había venido a buscar problema.

En medio de la llanura, la bestia se movió a un campamento y Aurora disminuyó lentamente su velocidad.

No fue por el campamento a lo lejos y el ruido, fueron los cadáveres que estaban en el suelo.

Mujeres, hombres, ancianos o niños… Degollados, comidos y devorados cruelmente, nadie estaba con vida.

¿Cuentas de esas personas huyeron de Niamey? Era posible que todas ellas vinieran de ese lugar y Aurora siguió volando hasta que pudo ver bien el campamento.

En medio de ese lugar estaba un hombre cuya boca estaba abierta como si fuera un monstruo… Era un demonio corrupto.

“Armadura plateada, dos espadas y una máscara blanca…” Murmuró el demonio y sonriendo mostrando sus colmillos, exclamó. “Yo te conozco.”

Ese demonio corrupto estaba en medio de tres mujeres que habían sido degollados.

Dos de ellas había muerto y la tercera todavía estaba en la línea de la vida y la muerte.

“Chicos, ¿vieron? Estamos al frente de una leyenda.” Dijo el demonio corrupto.

Su sonrisa infantil como un niño no llevaba desprecio, sino que una diversión llena de locura.

Y Aurora mientras veía a ese demonio, estaba pensando en la mejor forma para moverse y rescatar a esa persona, esperando la oportunidad para actuar.

Sin embargo, esa oportunidad fue efímera.

“Uggh…”

El demonio de forma totalmente abrupta se movió y con su daga atravesó el cuello de la mujer dejando que la sangre manchara su mano.

La asesinó en el acto de forma inmediata y luego se limpió su rostro con la sangre mientras daba una sonrisa distorsionada.

“Me rindo.” Declaró como si estuviera contando un chiste y riéndose, dudó. “¿No eres la Primera Heroína? ¿No me detendrás?”

Su risa maniaca y llena de locura junto a esas palabras hizo entender a Aurora la razón por la cual asesinó a esa mujer.

Era un lunático que incluso en este momento, estaba buscando cierta diversión.

Ahora estaba apuntando a los valores de los ‘héroes’ que detenían a criminales y malhechores en vez de eliminarlo.

¿Asesinó a una persona a sangre fría por eso?

“Yo ya no soy esa heroína…” Murmuró Aurora desenfundando ambas espadas.

Su aura incolora se volvió escarlata cuando su sed de sangre se reveló.


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