tg-capitulo-376
TG - Capítulo 376
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Duro esfuerzo.

Capítulo 376: Duro esfuerzo.

*BOOM*

La puerta de un departamento explotó por una onda helada que congeló el interior.

“¡¿Quién se atreve a atacarnos?!”

“¡Ríndanse!”

Dos gritos vinieron de repente y Érica que estaba en la entrada, dio una mirada a los tres criminales que estaban en el interior y movió su varita.

A diferencia de su compañera, que dio el grito de que se rindieron ella lanzó su hechizo primero.

Una bola de nieve que parecía inofensiva golpeó el brazo de un espadachín que trataba de desenfundar su espada.

El brazo de ese hombre se congeló y el hielo fue tan feroz que congeló todo el brazo hasta el hombro.

“¡Somos las autoridades del Gremio de Héroes! ¡Ríndanse o atacaremos sin contenernos!” Gritó Dalia Abboud.

Ella había ido a entrenar con el Director Vincent tras la recompensa del torneo internacional y ahora dejaba ver una mayor confianza, pero el problema para Érica fue su advertencia.

Los tres criminales que pertenecían a la mafia croata, se dieron miradas entre sí y el espadachín con el brazo congelado dio una sonrisa.

“Claro, nos rendimos.” Dijo con un tono arrepentido y Dalia bajo su varita.

Fue un error, que Érica no cometió.

*BOOM*

“¡HAAAAA!”

Antes de que los dos criminales pudieran atacar aprovechando el descuido de Dalia, Érica hizo que el hielo que cubría el brazo del espadachín, explotara.

Su bola de nieve tenía la función de congelar e inmovilizar a sus oponentes, pero combinado con un hechizo detonante, podía convertirse en un arma.

El brazo de ese hombre fue destrozado y la explosión de hielo empujó al pobre hombre en contra de la pared mientras que también impidió que los dos maleantes que estaban por atacar lo hicieran.

Viendo la sangre del brazo destrozado, el hielo extendiéndose por la sala y escuchando el grito de dolor, Érica movió su varita otra vez.

“¡GRAAAH!”

Una lanza de hielo se generó a una velocidad aturdidora y atravesó la pierna de uno de los otros maleantes y en cuanto al último, simplemente generó una ventisca helada.

“UGHhh…”

Al respirar ese aire helado, el hombre no pudo respirar cuando su garganta y boca empezó a congelarse.

Eran rango B y como los atraparon de sorpresa y ni siquiera tenían equipo con barreras, fueron objetivos más débiles que incluso una criatura del mismo rango.

Al menos para Érica.

“Bruagg…”

Deteniendo su hechizo cuando entendió que era suficiente, Érica dio una mirada a Dalia que acababa de vomitar al igual que los otros estudiantes.

En este punto entendió por qué Edward la envió a ella como líder para atacar un departamento en donde descansaban tres miembros de bajo rango de la mafia croata, con tan solo estudiantes.

Aunque no lo dijo, Edward quería moldear a los estudiantes y fortalecer su psique para batallas reales.

Ella que asesinó de forma despiadada durante el asalto al castillo, fue la elegida para mostrarle esta cara de las batallas reales, a los jóvenes héroes.

“Haaa…”

Escuchando el grito del hombre cuyo brazo congelado había explotado, Érica dio una mirada y rompió un pergamino de curación y luego otro para dejar inconsciente a esos individuos.

Su misión aquí era encargarse de estos tres mafiosos como parte de los movimientos que todo el gremio estaba haciendo.

Incluso el mismo Edward estaba atacando otras áreas para encargarse de la mafia en todo Rumania.

La información fue conseguida por Andrés y Edward en vez de esperar que la otra parte atacara, decidió atacar primero.

Golpeando duramente a la mafia en Rumania y de esa forma, impidiendo que en el futuro ellos actuaran en estas tierras.

Y ante todo eso, a ella le dieron la misión de ser una niñera.

“¿Por qué los atacaste?” Preguntó un estudiante de segundo año y limpiándose la boca tras haber vomitado, murmuró. “Casi lo matas.”

¿Estaba hablando de aquel cuyo brazo ya no estaba?

“En primer lugar, solo dañé su brazo, no hay porque exagerar.” Respondió Érica y con un fruncir de ceño, preguntó. “¿Y de verdad crees que se iban a rendir?”

Estaba en el rango A y si no era capaz de controlar sus hechizos, entonces ni siquiera debería estar apuntando a convertirse en un rango S… No, ni siquiera debería estar trabajando.

Y su pregunta fue sincera.

Para ella desde la mirada, la posición y el movimiento gritaba que iban a atacar, pero al ver que el estudiante hablaba seriamente, Érica asintió.

“Yo si viera niños que ni siquiera llegan a la veintena y que tienen rostros de bebes, los atacaría a matar. Aprovechándome de su temor a matar.” Declaró Érica y mirando a los criminales inconscientes, preguntó. “¿Ustedes creen que estos tipos con historiales criminales largos, no pensarían lo mismo?”

No los estaba regañando o buscando que se avergonzaran por sus dudas, Érica estaba siendo honesta con sus pensamientos.

Ellos no habían tenido el entrenamiento que ella tuvo en Zerzura y era imposible que ellos tuvieran misiones como la misión ‘Arca’ o ‘Asalto’ y ni hablar del entrenamiento espartano de Alice.

Fue por esa razón que Edward la envió con ella.

“Además, esto no es abuso de autoridad y esto apenas puede entrar en la idea de sometimiento.” Declaró Érica con un tono indiferente.

Entendía que, tras el asalto al castillo, sus compañeros héroes la miraban con un poco de temor y rareza.

No solo por su capacidad, sino que la forma indiferente que eliminó a aquellos que fueron encerrados con ella en ese sótano, pero a Érica no le importaba.

Sabía que no podía ser amable ni misericordiosa cuando otros la trataban de matar y en ese momento, ella no podía contenerse.

Muy diferente ahora que lo hizo, aunque de una forma más fría.

“Ahora muévanse y resguarden a los criminales. También formen un perímetro y registren la zona hasta que la policía llegue.” Ordenó Érica con seriedad.

El grupo de seis jóvenes héroes liderados por Dalia se movieron en silencio y algunos de ellos temblaban un poco asustados por la vista.

Las miradas empeoraban al ver al hombre cuyo brazo ya no estaba y que hubiera sangre congelada, no fue una vista agradable.

El ‘llamado a los verdaderos héroes’ fue un buen movimiento para atraer héroes que buscaban cambiar el mundo, pero el idealismo y los grandes valores sin un sentido de la realidad, no tenía sentido.

¿Querían ser héroes que detenían criminales? Entonces debían estar dispuestos a matar, a herir y a tener que ensuciarse de sangre para lograrlo.

Lo único bueno de esta situación era que los que vinieron con ella, solo vomitaron y ahora seguían trabajando, sin quebrarse.

A pesar de que nadie había muerto, esta experiencia le iba a ser útil para una futura batalla.

Organizando en su mente el informe de la misión y el informe de los estudiantes que la acompañaban, Érica se quedó en la entrada vigilando.

Dalia no le agrado que ella atacara tan agresivamente, pero se contuvo y demostró un mayor potencial que los otros.

Aunque Érica estaba segura de que en su informe describiría que ella como líder utilizó fuera excesiva.

Tal vez por estudiar bajo un héroe tan reconocido como el Director Vincent, Dalia se veía más solemne en esos temas.

Tras unos minutos de espera y de que los estudiantes se encargaran de usar pociones en las heridas de los criminales, recién escucharon las sirenas.

“Decir que están llegando tarde, me hace ver amable…” Murmuró Érica con un suspiro.

Ella en estos minutos si se enfrentaba con alguien de rango A que pudiera igualarla, podría haber destruido el edificio… Tal vez no era fuerte como un rango S, pero como un mago, no era tan difícil destruirlo poco a poco.

Estaban en una ciudad pequeña en Rumania y el barrio no era muy seguro, aun así, la actuación de la policía era tardía.

No iba a ser muy difícil para Edward mostrar que el gremio de héroes era más confiable cuando la competencia, tenía esta clase de reacción.

Lo único bueno del gremio, era que los héroes debido a su estatus internacional tenían jurisdicción para actuar y detener criminales, lo que significaba que no tenía que dar cuenta a la policía.

Viendo que los estudiantes estaban un poco nerviosos, Érica dio una mirada a su reloj holográfico y no pudo evitar sonreír, al leer que la expedición ya había salido de la cuarentena tras todas las revisiones.

Estaba emocionada por querer juntarse con Aurora y Alice y preguntar sobre cómo era el otro lado del portal.

******

Aurora se lanzó al sofá en la sala del edificio en donde residía en Zerzura.

“Extrañe mi casa…” Murmuró de forma inevitable.

La cuarentena duró unos días y ya estaban por terminar la primera semana de julio, pero no importa cuántas comodidades tuvieron durante ese tiempo, estar en su casa era lo mejor.

“Quiero ir a cenar a un restaurante.” Comentó Alice mientras abría una bolsa de papitas.

Había llevado toda clase de comida en sus anillos espaciales y estuvo muy bien alimentada, pero ahora deseaba comer más… Aurora no pudo evitar darle una mirada.

“¿Qué? Comer en un restaurante es diferente que hacerlo en ese lugar.” Justificó Alice con claridad.

Aurora solo pudo asentir en comprensión.

Ella tenía un punto.

Estar en el otro lado hizo que sus nervios estuvieran siempre en el punto más alto y aunque descansaba, lo que tuvo que descansar, no era lo mismo que hacerlo en su casa.

Al otro lado tenía que estar atenta por cualquier ataque sorpresa o cualquier eventualidad mientras que aquí, solo necesitaba relajarse.

“El Séptimo Portal Abismal ha sido cerrado y los miembros de la expedición han salido indemne. Las autoridades han mantenido la información clasificada y todos esperan, la conferencia. El mundo está a la espera de la tecnología que compartirán con todos.”

Escuchando esa voz que venía del noticiero, Aurora sacó la cabeza del suave sofá y dio una mirada mientras estaba acostada.

“¿Ya empezaron? Son demasiado rápidos.” Murmuró con cierto cansancio.

‘El mundo está a la espera de la tecnología que compartirán con todos’… Para Aurora esa frase sin duda fue preparada.

¿Quiénes eran los que pagaban para que dijeran esas palabras? La verdad era que no importaba y quien estaba detrás podían ser los enemigos de Zerzura, incluso un aliado.

La tecnología era así importante y si bien algunos no sabían cuánto conocimiento obtuvieron, no estaba mal presionar para conseguir, aunque sea una migaja de todo.

Ahora los noticieros estaban preparando el escenario y dirigiendo la opinión pública.

Si Zerzura declaraba que no iba a entregar nada, entonces lo haría ver como egoísta y de esa forma también ocasionaría problemas para la iglesia y la Empresa Apicius.

“Por favor, apágalo. No quiero escuchar nada de eso.” Murmuró Aurora enterrando su cabeza en el sofá tan suave.

Era la principal culpable de que las autoridades eligieran guardar y controlar la tecnología sin compartirlo libremente, pero ahora quería tirar la responsabilidad a otro.

Así de alto era su cansancio acumulado.

“¿De verdad dejarás que ese ‘tipo’, se encargue de todo?” Preguntó Alice tras apagar el televisor.

Aurora volvió a levantar su cabeza y dio una mirada a su amiga, cuya expresión era indiferente.

“Ese tipo tiene un nombre y no es ‘pervertido’.” Respondió Aurora riéndose para sí misma y al ver que su amiga no la acompañaba, preguntó. “¿No confías en él?”

No le iba a preguntar si no le agradaba, ya que era obvio, pero en cuanto a la confianza Kairos con su estatus parecía confiable.

“No. Aunque no confió en nadie fuera de algunas excepciones.” Respondió Alice y cuando la vio a ella asintiendo de acuerdo, dio un suspiro y comentó. “Y tú tienes la manía de confiar en ‘cosas’ que ni siquiera conoces.”

Su comentario fue muy específico y a la vez extrañamente general.

“¿Y tú lo conoces?”

Aurora al dar su pregunta volvió a dejarse caer su cabeza en el sofá y el silencio le dejo en claro que Alice conocía un poco más de Kairos.

¿Se trataba de asuntos sucios de la Empresa Cosmos? James posiblemente tenía relaciones comerciales con Kairos y aunque Alice no lo hacía parecer, ese anciano le informaba de algunos temas.

Sin embargo, para Aurora fue lo mismo.

“Tengo un maestro que supuestamente dice estar en África y ni sabe en dónde queda. Un sistema que habla a través de textos y con funciones que ni siquiera están especificadas. Un hermano que desconozco por completo y…” Deteniéndose, Aurora levantó su mirada de reojo y al ver a Alice con una expresión seria, añadió. “Y una glotona que es un misterioso pozo sin fondo y como si fuera poco mantiene su figura sin importar lo que come.”

Los labios de Alice temblaron ante sus últimas palabras y claramente estaba aguantando su sonrisa.

Aurora se rio para sí misma al verla y sintiendo su cuerpo exhausto, volvió a enterrar su cabeza en el cómodo sofá.

“Dejemos que mi lindo pretendiente-acosador siga con su duro esfuerzo.” Murmuró Aurora con un tono cansado.

Pudo escuchar un suspiro de su hermana y la impresión que dio ese suspiro fue como si dijera que era inevitable.

“Está bien… Trataré de no inmiscuirme en tu vida amorosa. Aunque si te hace daño, lo mataré.”

Aurora escuchando esas palabras, no pudo evitar temblar, sintiendo que era demasiado sincero al menos en la última parte.

Ni siquiera se atrevió a preguntar si era una broma, ya que sabía la verdad y lo peor era que ella sentía el cariño que estaba detrás de esas retorcidas palabras y en el fondo, le agradaba.

No iba a decir que estaba mal, cuando ella misma en el fondo, sabía que haría lo mismo si alguien se metía con su hermana.

Sintiendo como alguien acariciaba su cabeza, Aurora dio una mirada de reojo a su hermana que se había acercado.

“Y cuídate. La seguridad es lo primero.” Declaró Alice asintiendo para sí misma como si fuera obvio.

Su ‘cuídate’ fue extremadamente ambiguo y estuvo claro que apuntaba a un tema muy específico.

“¡Alice!” Gritó Aurora, pero su hermana simplemente se alejó riéndose entretenida.

“¿Qué? ¿No me digas que quieres que le diga a madre? Tal vez ella debería volver de su retiro, para repetir la ‘charla’.” Opinó Alice, riéndose de forma malvada.

Aurora se retorció y se hizo una bolita en el sofá mientras ocultaba su rostro extremadamente rojo.

Había sentido el cariño de su hermana y su cálida preocupación, pero ahora solo pudo sentir pura maldad…. Eso se dijo a sí misma mientras se ocultaba de forma tímida.

“Es mejor que descanses. Todos quieren reunirse y por los mensajes que envían en el grupo, están emocionados.” Agregó Alice mientras se retiraba riéndose en voz baja.

Aurora solo se acurrucó y en el fondo pensó que algún día se vengaría.


mode_commentComentario de Evil_Warlord

Ya el ‘arco’ del portal acabo… ¡Ahora se viene el penúltimo arco del volumen! Esperemos ver como todo se desarrolla.

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tg-capitulo-377
TG - Capítulo 377
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¿Por qué iba a detenerse?

Capítulo 377: ¿Por qué iba a detenerse?

“La conferencia ha sido preparada y ya ha sido definida. También hemos preparado los informes que se distribuirán a los países y la metodología para la distribución y restricción de la tecnología.”

Elerius Trenus, que estaba vestido como secretario estaba al frente de una gran mesa mientras proyectaba los detalles del procedimiento sobre la tecnología.

En la sala, estaba el General McLean, la Cardenal Brousseau, James y el Ministro Turay de parte de Zerzura, pero en una esquina estaba Kairos.

Aurora que estaba sentada en unas de esas sillas de alto mando, dio un suspiro, sintiéndose un poco incomoda a pesar de que cada vez estaba tomando un mayor rol en Zerzura.

Ya no solo estaba encargándose de las misiones ‘Arca’ o ‘Asalto’ o de los señores de la guerra y los diferentes problemas externos que podían suceder fuera de Zerzura, ahora mismo estaba participando activamente en decisiones importantes.

No por medio de alguien, sino que de forma directa y la naturalidad con la que todos aceptaron ese hecho, fue lo que extrañamente le dio incomodidad.

“Dejando de lado la conferencia, que nosotros nos encargaremos con todas sus consecuencias. Liberaremos el conocimiento de forma progresiva, restringiendo tecnología peligrosa.” Detalló Elerius y cambiando la proyección, señaló. “Por supuesto, buscamos aplicar algunas tecnologías de inmediato y los primeros en ser beneficiados, será la Empresa Cosmos, Zerzura y por último Kenia.”

Había algunas tecnologías que no eran peligrosas, pero que para ser aplicadas necesitaban recursos y lugares para ser aplicados.

Los ‘robots’ de servicio de hogar eran uno de los ejemplos de tecnología que no estaba en la tierra.

Aurora no iba a decir que no existía, ya que la Empresa Cosmos podía tener tal tecnología, pero al menos no se había aplicado.

Luego mejoras en la minería, agricultura y todo tipo de industrialización en temas de recursos materiales era otro ejemplo de avances.

Los Quoarianos eran científicos y la investigación era la base de su sociedad, haciendo que todo girara alrededor de ese tema.

Incluso cuando se hablaba de profesiones como granjeros, se aplicaban tecnologías para aumentar la eficacia de la obtención de recursos.

Para decirlo de otra manera la ‘Utopía’ de los Quoarianos era una sociedad en la que todos eran investigadores y en el que todo estaba sistematizado para que pudiera brindarle las necesidades, para mantener la investigación.

“Hay mucha tecnología que necesita ser adaptada a la humanidad, pero con la Empresa Cosmos a la cabeza, nos aseguraremos que se pueda.” Anunció Elerius y mostrando algunas imágenes y detalles, cuestionó. “Sin embargo nuestra pregunta es… ¿Debemos aplicarlas?”

En la pantalla estaba detalles sobre modificaciones genéticas que los Quoarianos se realizaban por diversas razones.

Algunas veces buscaban cambiar el genoma de los bebes, adaptándolo y buscando ‘evolucionar’.

Las modificaciones sintéticas en sus cuerpos también estaban presentes y era impulsada entre algunos investigadores, que buscaban cambiar su cuerpo por maquinaria que aumentara su potencial.

El paso de la ‘conciencia’ a datos, era el mayor logro de esta ‘rama evolutiva’ que chocaba con la rama evolutiva ‘biológica’.

Este conocimiento era unas de las tantas razones por la cual Aurora prefirió controlarlo todo.

Era conocimiento que no podía ser borrado, ya que representaba un avance para la ciencia en sus respectivos campos y el esfuerzo de toda una raza, pero a la vez era lo suficiente peligroso como para liberarlo.

“…” La sala quedó en silencio y mientras algunos se apartaban sin intenciones de responder, entendiendo que esto excedía su autoridad, otros dieron miradas a los demás.

El Ministro Turay y el General McLean dejaron ver que este tema lo superaba, pero incluso cuando miraron a Kairos, este último permaneció en silencio actuando como un observador.

Aurora por su parte recibió la mirada de la Cardenal Brousseau.

“¿Por qué me mira Cardenal Brousseau? ¿No debería usted tener una opinión sobre el tema?” Preguntó Aurora con cierta sonrisa y dando la impresión de madurez y calma, añadió. “Digo, usted es una de las personas más importantes en esta sala y tiene la iglesia a su espalda.”

Una encantadora sonrisa apareció en el rostro de la Cardenal Brousseau, dejando en claro que ella vio a través de ella.

¡Kairos estaba aquí!

Aurora no iba a avergonzarse delante de su pretendiente y aunque tuviera que tomar una actitud más madura y solemne, lo haría.

“Lo soy, no obstante, no soy quien eligió este camino. Aunque lo quería.” Respondió la Cardenal Brousseau tratando de contener su risa.

¿Se estaba divirtiendo al verla actuar de forma diferente a su habitual actitud silenciosa y tímida?

Aurora tosió un poco controlando su vergüenza y al ver que Kairos la miraba, ella volvió a tomar una actitud más dominante y capaz.

Tenía que lucirse al frente de su pretendiente y aunque era cargando sus propias decisiones, todavía contaba.

“La humanidad no está lo suficientemente desesperada como para buscar cambiarse a sí misma para mejorar. Y para ser sincera, prácticamente hemos tomado nuestro camino evolutivo.” Declaró Aurora y con una expresión solemne, señaló. “No diré que esa tecnología no es necesaria o peligrosa, pero si estoy segura, que no estamos listos para ella.”

Esos fueron sus pensamientos y ahora mismo esos pensamientos estaba definiendo un cambio en toda la tierra.

Los terrícolas estaban evolucionando a través de la energía mágica o lo psiónico y si bien la modificación genética o sintética sonaba impresionante, ante los ojos de Aurora, los terrícolas no estaban listos para ese tema.

¿Qué era lo que le daba derecho a elegir lo que estaba bien o mal? Esa pregunta vino a la mente de Aurora.

“Aunque es solo mi opinión…” Añadió, al darse cuenta de que había hablado con un tono más serio del que había querido.

Estaba tratando lucirse en frente de Kairos, pero esas palabras eran sus propios pensamientos y ella no podía negar que deseaba imponerlas, tan solo por sus propias creencias.

“Como dijo Aurora, la humanidad no se encuentra en una encrucijada para buscar medios externos para fortalecerse, pero a diferencia de lo que ella piensa… Yo si veo peligro en esta tecnología cuando estén en manos inadecuadas.” Dijo la Cardenal Brousseau y con una mirada, comentó. “Esta tecnología nos brinda oportunidades, pero también trae nuevos peligros.”

Aurora pudo entender a lo que se refería.

Sonaba agradable tener un chip que ayudara a conectarse a la red o tener una IA como su sistema siempre conectado a ella, pero tal tecnología podría ser un extremo peligro cuando uno pensaba en mecánicos.

Que pasaba si un mecánico actuaba sobre esos chips, buscando controlar a las personas o manipularlas a su favor.

Tal vez la Cardenal Brousseau estaba siendo muy pesimista, pero solo había que mirar en la historia para darse cuenta de que existía esa posibilidad.

La magia mental era un ejemplo claro de un peligro y cuando uno miraba políticos, generales o gobernantes controlados en secreto durante la corta historia de la tierra, nadie podía negar que la preocupación superaba los beneficios.

“Debemos guiarnos por la idea de beneficio a la humanidad. Toda tecnología que dé más beneficios que problemas, puede ser liberada a su debido tiempo.” Señaló Aurora de forma clara.

No era necesario que los otros escucharan o la apoyaran, todos los presentes podían dar sus opiniones o decidir del tema y ahora que ella estaba en esta posición, debía tomar la responsabilidad de su decisión.

Lo que estaba diciendo no era innovador o sorprendente, por parte de la mayoría de los de Zerzura hubo un asentimiento claro y simple.

“Excelente, ¿entonces cuantas veces a la semana nos reunimos para decidir el destino tecnológico del mundo?”

Una voz sonó en cada reloj holográfico y Aurora reconoció que la voz le pertenecía al Sabio Lucius.

Sus palabras sonaban como una broma, pero Aurora pudo entender a lo que estaba apuntando.

“¿Te parece los miércoles? Estoy desocupada ese día.” Respondió Aurora siguiendo la broma de la otra parte.

La respuesta fue una risa entretenida y algunos de los presentes dieron sonrisas mientras que otros como el Ministro Turay y el General McLean solo dieron expresiones temblorosas.

A pesar de su actitud bromista, Aurora por dentro estaba suspirando.

Se alejaba de las tomas de decisiones de Zerzura para no sentir el peso de tales decisiones y ahora estaba en este lugar, decidiendo la tecnología que se podía o no liberar.

El Sabio Lucius puso en evidencia el peso de esta reunión y también dio cierta impresión de que todos ellos, eran miembros de algún tipo de sociedad que elegía el destino tecnológico del mundo.

Y el problema era que, si Aurora deseaba que las cosas fueran como quería, debía tomar las decisiones que a ella le gustaban y soportar la presión de la elección.

Aunque esas decisiones tuvieran un efecto mundial.

******

“Estoy exhausta.” Murmuró Aurora sin poder evitarlo.

Estaba sentada mirando el techo del auto en el que se encontraba y su mente buscaba vaciarse, alejando esta nueva presión que estaba sintiendo.

Pasar toda la mañana, precisando que conocimiento y tecnología podía liberarse, cuál restringirse y limitarse junto a cuál prohibirse, no era algo simple.

El peso de cada decisión, no era fácil de soportar y como si fuera poco, la única que mayormente participaba del lado de Zerzura era la Cardenal Brousseau.

Por lo demás, si ella quería o dudaba sobre un tema, tenía que hablar e intervenir.

“Sabes que puedes dejar que otros se encarguen, ¿cierto?” Preguntó una voz a su lado.

Aurora bajo su mirada a Kairos quien la trajo en su auto hasta afuera de la casa en Zerzura.

Uno pensaría que alguien como él, decidiría gran parte del asunto, pero en realidad Kairos fue un observador y no solo a ella, sino que a un observador de todos.

Prácticamente no tomaba decisiones y dejaban que debatieran, interviniendo en momentos que tenía que definir el resultado.

Lo bueno fue que él no la apoyo en todo, dio sus puntos de vista y estuvo las mismas veces a su favor como en contra.

Tal como ahora había dicho, ella podía dejar que otros se encargaran, tal como dejo las decisiones más importantes de Zerzura a James y a la Cardenal Brousseau.

¿Podía volver a encargarse de las misiones de asalto y las misiones arca como antes? ¿Solo tener que vigilar esos temas?

“Puedo, pero no creo que deba.” Respondió Aurora y al ver a Kairos la miraba detenidamente, declaró. “No voy a ignorar las consecuencias de mis propias decisiones… Necesito asumirlas.”

Enterarse de que este mundo y que todos los mundos al otro lado de los portales eran parte del mismo universo la hizo sentir pequeña.

Pero ser pequeña no significaba que tendría que ser de esa forma para siempre.

El mejor ejemplo era su posición tan incierta en Zerzura… James y la Cardenal Brousseau una vez le ofrecieron un asiento a su lado, pero ella no lo tomo y continúo siendo alguien que solo se encargaba de algunos temas.

Queriendo permanecer pequeña y si bien en esos tiempos tuvo la excusa de su edad, ahora no había excusas que podía usar.

Asumir nuevas responsabilidades significaba volverse un poco más grande y aunque comparada con las situaciones mayores, era diminuta, al menos podía ser más grande que antes.

Lo que sea que estuviera en su camino, Aurora quería avanzar, aunque este nuevo camino fue empinado.

“No sé si mis decisiones están bien o mal, pero creo que, si tengo la oportunidad para cambiar el mundo a lo que creo que sea mejor, lo haré.” Respondió Aurora y girando su cabeza, dio una mirada, dudó. “¿No harías lo mismo?”

¿Cuándo volvería a tener esta oportunidad de cambiar al mundo? El peso de decidir que tecnología se liberaba y cuál se prohibía, era enorme y por eso ahora mismo estaba exhausta, pero ella entendía que era lo mejor.

Al menos estaba cambiando el mundo según lo que ella creía que era mejor… Independientemente de si lo era o no.

“No. No quiero cambiar el mundo a mi voluntad. No quiero cambiar a nadie a mi voluntad.” Respondió Kairos y dando una suave sonrisa ante su propio tono más serio, murmuró. “No quiero elegir el destino de nadie.”

Sus palabras llevaban un peso que Aurora pudo sentir, aunque fue superficial.

Él intervino durante esta reunión, dando su punto de vista, pero de cierta forma fue más que nada un observador que ponía en juego los intereses de los otros.

Fue muy diferente al Sabio Lucius quien prácticamente fue quien, más discutió con ella, señalando cuál tecnología era más peligrosa, según sus propias creencias.

“Aunque a veces deba tomar decisiones finales.” Musitó con una voz baja.

Como esas veces que ni ella y el Sabio Lucius se puso de acuerdo y él tuvo que decidir… Aurora que estaba pensando en la reunión, no podía evitar mirarlo.

Kairos no parecía nervioso y era posible que no le pareciera pesado tomar tales decisiones, sino que no deseaba ser quien las tomaba.

Para ser la persona que lideraba una poderosa empresa que controlaba mucha tecnología y las clasificaba, daba la impresión de que…

“No lo debes tener para nada fácil.” Señaló Aurora manteniendo la mirada en el joven.

Kairos al escuchar sus palabras dio una media sonrisa y miró hacia adelante sosteniendo el manubrio, a pesar de que el auto estaba estacionado.

“No, es todo lo contrario. Es fácil. Demasiado fácil. Solo tengo que decir que es lo que quiero para que se haga y aquellos que me obedecen, lo harán.” Respondió Kairos y dando un suspiro, declaró. “Eso no quita que no sea de mi agrado.”

A su lado, no estaba el joven que se volvía tímido por coqueteos simples y aunque la apariencia lo ocultaba, la persona de la cual se había enamorado había vivido más que ella.

¿Cuántos años tenía? Su apariencia apuntaba entre los veintitantos y sus facciones lo hacían ver un poco más joven.

Se dejó llevar por esa timidez que dejaba ver cuando ella lo molestaba, pero por lo demás, su hermana estaba en lo correcto, no lo conocía.

En las redes solo salían pequeños detalles sobre él y su empresa, pero por lo demás, no sabía nada más.

Ni familia, amigos o detalles sobre su vida, nada.

Y aun así… ¿Por qué tal hecho no la incomodaba?

La Empresa Cosmos apareció hace veinte años y los detalles sobre él, eran nulos hasta hace poco tiempo.

Tal vez él tenía la doble de edad que ella… Aurora ante ese pensamiento se rio, atrayendo la mirada de él.

“Creo que el cansancio, me está volviendo loca.” Murmuró Aurora y al ver que Kairos inclinaba la cabeza de forma curiosa, comentó. “Pensé que mi hermana tal vez podía tener razón sobre que eres un pervertido.”

Aurora pudo ver como Kairos parpadeaba aturdido y entonces en cámara lenta disfruto como él, se sonrojaba por completo.

Ahí estaba ese lado tímido que le hizo ver a ella que sus palabras podían ocasionar un gran cambio en él y lo afectaba de forma que nadie lo hacía.

“Y si lo eres, entonces sin duda estoy enloqueciendo.” Murmuró Aurora y desenchufando su cinturón, se acercó al rostro rojo de su pretendiente y declaró. “Después de todo, me estoy enamorando de un pervertido.”

Estaba muy cerca de su oído y cuando estuvo por darle un beso en la mejilla, el auto tembló y su beso terminó en la comisura de los labios.

¿Eso se podía considerar un beso directo?

“¿Cómo recompensa por ayudarme?” Dudó Aurora al retroceder un poco nerviosa.

Sus mejillas estaban rojas y por dentro estaba maldiciendo al auto que no estaba diseñado para poder coquetear con el conductor.

Ese fue el único pensamiento, que le impidió estallar en vergüenza y quedar en blanco, permitiéndole salir del auto.

Todo mientras Kairos estaba literalmente atónito y parpadeaba como si estuviera en una ilusión o un sueño agradable.

A la vez que daba una sonrisa que no ocultaba su felicidad, pero tantas emociones hicieron que Aurora se volviera aún más tímida.

“Creo que es momento de retirarse…” Recordó Aurora tosiendo suavemente.

Kairos de forma obediente y en modo automático, asintió y empezó a conducir el auto de forma lenta hasta que se alejó, en una dirección que muy posiblemente no era su destino.

“Mierda…” Maldijo Aurora entre una risa y un fruncir de ceño.

¿Por qué el auto se movió?

¡Quería invitarlo a unas cuantas citas antes de animarse y besarlo! Aunque todavía no había pensado cuantas citas necesitaba hacerlo sufrir, antes de que ella pudiera animarse.

Tal vez Alice estaba en lo correcto y estaba confiando demasiado rápido en él y lo estaba dejando entrar en su pequeño círculo sin conocerlo por completo.

Estuvo claro que él ocultaba cosas y era posible que esos secretos tuvieran su propia importancia, pero… ¿Por qué iba a detenerse?

Si en algo ella era buena, era manteniendo una mentira cuando la evidencia y la verdad estaba al frente de sus ojos.

Lo estaba haciendo con su maestro que prácticamente ya estuvo claro que no estaba en África y lo hizo en cierta forma con su sistema, ignorando algunas preguntas que debían cuestionarse.

Frotándose su rostro mientras ocultaba su propia vergüenza y su sonrisa al pensar en la comisura de los labios del joven, ella no pudo ocultar su diversión.

“¿Sus labios se sentirán tan suaves?” Murmuró Aurora dándose vuelta y su sonrisa tonta, decayó lentamente.

Clémentine rodeada de una suave capa de energía psiónica que ocultaba su presencia, estaba a unos metros a su espalda y por su boca abierta, estuvo claro que lo estuvo durante un tiempo.

“¿Cuánto viste?” Preguntó Aurora, buscando mantener su vergüenza en control.

A la vez el pensamiento de castigar a la ‘mirona’ vino a su mente.

“No vi nada.” Mintió Clémentine de forma descarada apenas vio su expresión y tras soportar varios segundos, confesó. “Todo… Hasta que creo yo fui quien movió el auto.”

Aurora se cubrió su rostro por completo, deseando que la tierra la tragara y viendo de reojo que esa jovencita estaba conteniendo su risa, fue aún peor.

“Hasta la fiesta… Entrenaré contigo.”

¡Le dejaría ver porque no debía ocultarse para ver y escuchar conversaciones ajenas!


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