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Historia Paralela Capítulo 75
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Hazlo bien.

Historia Paralela Nuevo Comienzo Capítulo 75: Hazlo bien.

Cerca de las fronteras noreste de Benín, en un pequeño bosque oscuro en medio de la noche, estaba un campamento oculto que nadie podía ver desde afuera.

En ese lugar estaba Aurora, dando una expresión seria.

El número de personas que estaba en este lugar era demasiado alto.

Los milicianos seleccionados personalmente por Makeba, quien ahora era un rango S, era solo una pequeña porción del total.

Gran parte de los presentes eran paladines equipados con armaduras de cuerpo completo, liderados por Claus, pero entre ellos había otro grupo diferente.

Psiónicos, magos, espadachines, luchadores y decenas de otra clase de individuo que daban miradas serias y profesionales muy similares a los paladines.

Su número era pequeño comparado al alto número de paladines que estaban en el área, pero las auras que liberaban dejaron en claro que no eran un grupo de broma.

Y todos ellos estaban liderados por una mujer de cabello gríseo y mirada plana que estaba esperando de forma solemne.

Esa mujer estaba esperando a que su madre llegara y diera el inicio de la misión.

Sin embargo, el número de paladines y ese grupo no era nada comparado al número de mercenarios y aventureros que estaban en otra esquina.

Algunos usaban capuchas para que no vieran sus rostros y otros estaban al descubierto.

El problema era que Aurora había escuchado de algunos de ellos o lo había visto en la televisión.

Líderes de gremios de aventureros reconocidos de diferentes países en prácticamente todo el mundo.

Desde América hasta Asia… En este lugar se encontraban decenas de ellos y su número superaba las doscientas personas.

A diferencia de los veinte milicianos, cincuenta paladines o el grupo de elite de veinte miembros, el grupo de la Empresa Apicius no era ningún chiste.

Todo ese gran grupo estaba en una esquina hablando con Abdellah, James y Alice que tenía una mirada indiferente.

Aurora sabía que Alice deseaba encargarse del Gremio Los Toros Rojos por su cuenta y como era un asunto personal de la Empresa Apicius, su madre les dejo el trabajo.

Quien se encargó de contratar a ese gremio fue James y era posible que hubiera realizado un trato más estricto de lo que ella podía imaginar o de lo que se le había dicho.

Incluso si le decían que ella era la segunda accionista de esa empresa, Aurora sintió que, si preguntaba temas más profundos de la empresa, James no le respondería de forma honesta… No, al menos que Alice se lo ordenara.

En medio de esos pensamientos, el espacio se distorsionó y su madre junto a su padre aparecieron en el centro del lugar.

Aurora que estaba observando, se acercó al igual como los diferentes líderes de sus respectivos equipos.

Abdellah, James y Alice de la parte de ese gran grupo, la joven mujer de parte del grupo de elite, Claus de los paladines y Makeba de su parte.

“Zhan Tian y Alima con los Orisha Oko han estado actuando en Zinder. Si los espías de la Señora de las Bestias están vigilando, verán que Zerzura sigue con su trabajo de siempre.” Informó Agatha y con una sonrisa, añadió. “Mi cebo ha funcionado y la Señora de las Bestias está moviéndose en secreto. Eso significa que aparte de su ejército retenido por el General, la antigua capital y prácticamente todas sus tierras están indefensas.”

¿Cuál era la estrategia?

Era bastante simple.

Mientras que su madre y padre se encargaban de la Señora de las Bestias, los diferentes grupos debían debilitar las fuerzas restantes y básicamente arrasar la zona que sus enemigos controlaban.

Cuarteles, gremios de jugadores, militares, criminales y todos los aliados a esa Gran Señora de la Guerra debían ser eliminados, capturados o arrestados.

Liam obtuvo toda la información y una vez que había logrado interceptar la comunicación directa de esa Gran Señora de la Guerra, todo lo demás fue fácil.

Debido a que gran parte del ejército principal de esa mujer iba a estar en la frontera de Benín, enfrentándose al General, incluso si llamaban por refuerzos no se iban a poder mover.

Y si bien no sabían que haría el General, cualquier estratega no dudaría en golpear al ver a un enemigo debilitado o en problemas y más cuando los atacantes, eran prácticamente neutrales.

Aurora pensaba que su madre estaba usando esta oportunidad para ‘probar’ al General, pero no podía estar segura de su suposición o para que lo estaba haciendo.

“Por obvias razones tengan cuidado con los inocentes, pero por lo demás… Que nadie los detenga.” Comunicó Agatha y observando a todos, anunció. “Gremios, aventureros o héroes corruptos. Ahora estaban bajo mi mando, el mando de la Iglesia del Tiempo y el Espacio, si alguien se queja diré que fue una orden de Aión. Nadie se opondrá a la voluntad de ese dios.”

La expresión de Aurora tembló y ella vio que las expresiones de los paladines también temblaban, pero su reacción fue más superficial… Como si esta clase de suceso fuera normal.

Por la mirada de su padre que suspiraba, estuvo claro que era tal como pensaba, era demasiado normal.

Alguien de ese rango no debería decir eso… Ese pensamiento fue tragado, al ver que Agatha agitaba su mano para que se retiraran.

Alice y Aurora fueron las únicas que quedaron junto a la mujer de cabello gríseo.

“Esmeralda quiero que tu grupo se encargue de la misión que le di. No aceptó fallos.” Ordenó Agatha y la mujer llamada Esmeralda asintió de forma solemne.

Al verla retirarse, Aurora pudo sentir la mirada de esa mujer, pero solo la ignoró y se concentró en su madre y padre.

Su padre parecía listo para la batalla y su cuerpo musculoso era visible a través de su ropa que parecía estar por romperse… Como si su cuerpo estuviera creciendo.

Por un momento, pensó que fue un error pedirle ayuda.

Sus padres eran poderosos, pero ambos tenían habilidades innatas que entre más la usaban más cambiaban y si bien se volvían fuerte, el cambio era el problema.

Había pasado bastante tiempo desde que ambos se convirtieron en rango SS y para Aurora estuvo claro que ambos se estaban conteniendo para no volver a ascender.

Si no fuera de esa forma, ellos se hubieran vuelto ‘calamidades’ hace tiempo.

“No des esa mirada, hija.” Señaló su padre y dándole una palmada con su gran mano, reveló. “Mi cuerpo reacciona automáticamente ante la batalla y si soy sincero… Estoy emocionado.”

La sonrisa con la cual dio esa revelación le hizo ver a Aurora que verdaderamente era un luchador.

Feroz y decidido, esperaba un buen combate que hiciera hervir su sangre.

“Además es guapo de esta forma… No saben cuántas mujeres lo miraban babeando cuando ven sus venas marcadas en sus musculosos brazos.” Señaló Agatha y tras ver que Antón tosía tomado por sorpresa, declaró. “Estoy orgullosa de que sea mío.”

Si nadie sabía la relación de ambos, parecería que una mujer en sus veintitantos estaba coqueteando con un hombre, un metro más alto que ella y que tenía la apariencia de un hombre maduro en sus cincuenta y tantos.

“Solo ignórenla y vayan a prepararse.” Dijo Antón y acariciando la cabeza de ambas, añadió. “Sé que es inútil decirlo en este punto, pero cuídense.”

Estaba dejando que sus hijas que ni siquiera llegaban a la mayoría de edad participaran en una misión peligrosa que cualquier padre en su sano juicio rechazaría, pero ambos la estaban dejando.

No era como si no hubiera otra opción y por eso era que le pareció inútil decir que se cuidaran, cuando él no lo estaba haciendo.

Aurora dio una mirada a su hermana y cuando sus miradas se cruzaron, ambas sonrieron.

“Entiendo, padre. Ustedes también cuídense.” Respondió Aurora con su mejor sonrisa.

“Lo tendré en cuenta, padre.” Respondió Alice de forma simple.

Aunque fuera para darle tranquilidad a su padre, era necesario aceptarlo.

A pesar de que ambas tenían misiones que claramente no iban a estar exentas de dificultades.

******

En medio de una sala de entrenamiento Arnold Fawkes, se limpió el sudor con una toalla.

Entrenar era para él una necesidad y si bien su habilidad innata que lo cambiaba de forma, le daba una gran fuerza, esa fuerza aumentaba si su cuerpo original era fuerte.

Aunque fuera agotador, hacer ejercicio de forma recurrente era bastante sano y entrenar era necesario para utilizar de forma correcta la fuerza que su habilidad innata le proporcionaba.

“Jefe, ha llegado un mensaje. Al parecer el vice-líder está reuniendo a todos los miembros del gremio en la gran sala.” Avisó un subordinado con una expresión seria y al sentir su mirada, añadió. “No sabemos de qué se trata.”

Arnold asintió ante ese informe y dudando un momento, utilizó un artefacto de limpieza y con cambio rápido, se puso un traje.

Que el vice-líder reuniera a todos los miembros del gremio en la gran sala del nuevo edificio que le dieron, estaba claro que se trataba de un asunto serio que requería la presencia de todos.

Era posible que la Señora de las Bestias estuviera de visita y eso significaba que debían presentarse bien.

Después de todos, ella era su nueva jefa.

“Vamos a usar el círculo mágico para llegar rápido.” Informó Arnold de forma solemne.

No le gustaba entrenar en el mismo lugar que sus miembros del gremio y por eso tenía un nuevo lugar de entrenamiento.

La Gran Señora de la Guerra Allannia no solo le dio una gran oferta que los hizo cancelar el contrato de la Empresa Apicius, sino que demasiados beneficios.

Dinero, beneficios y prioridad para mazmorras naturales y temporales e incluso concesiones para eliminar bestias mágicas cuyo valor era alto o convertirse en cazadores.

La ciudad Zerzura no podía brindarle tales beneficios y especialmente el último, que prácticamente estaba prohibido debido a que era ‘ilegal’ la caza de algunas bestias mágicas.

¿Cuánto valía un solo Goliathus? Su precio era muy alto, su gremio estaba muy frustrado de que no pudiera cazarlos.

Entrando al círculo mágico de teletransporte tras prepararse bien presentable, Arnold sintió como el espacio se distorsionaba y llegaba al salón de círculos mágicos.

La Señora de las Bestias también le dio una sede para su gremio, un magnífico castillo que algún individuo rico diseño y que ahora era suyo.

“No me canso de estar en este lugar.” Murmuró el secretario con una sonrisa.

Este castillo era magnífico y los círculos mágicos de teletransporte, le permitía conectarse a la casa de cada uno de los miembros, permitiéndole llegar de forma veloz.

El costo fue alto para obtener todo esto, Arnold lo sabía.

La Empresa Apicius era una enorme empresa internacional que era considerada una de las más poderosas y debería tener sus razones para ocupar ese puesto.

Por otra parte, el gremio de aventureros internacional, les quitó los beneficios y el rango de ‘gremio’, convirtiéndolo básicamente en un gremio de jugadores ilegal.

Sucedió lo mismo con cada miembro dentro del gremio, que perdió el rango de aventurero y era posible que no pudieran conseguir trabajo en un país decente.

No obstante, el dinero que brindó la Señora de las Bestias fue bastante alto y los futuros beneficios resultaron tan jugosos que nadie pudo rechazar.

“Aunque hubiéramos ganado más si en vez de dejar que otros entraran, hubiéramos atacado por la espalda.” Dijo el secretario con una risa malvada.

Estaban caminando por los pasillos del castillo para dirigirse a la sala y por la falta de miembros en este lugar, estuvo claro que todos se estaban reuniendo en la sala principal.

Las palabras de ese secretario dejaron ver otra posibilidad.

Era cierto que la seguridad de la ciudad fue alta y registraban incluso a los refugiados para ver que no causaran problema, pero eso no significara que fuera totalmente segura.

Ellos fueron los que permitieron que el nigromante junto a otros asaltantes humanos entrara a la ciudad y se preparan para atacar desde dentro.

Fracasaron, pero si ellos hubieran traicionado a la ciudad por completo y los hubieran apuñalado por la espalda, era posible que pudieran haber hecho que la barrera cayera.

La victoria hubiera sido posible.

Sin embargo…

“Dejando de lado los beneficios, era demasiado arriesgado. Me gusta el dinero, pero quiero vivir para usarlo.” Respondió Arnold y su secretario le dio una mirada como si estuviera exagerando.

Tal vez rompió el contrato con la Empresa Apicius y abandonó la ciudad, pero para Arnold no hubo duda de que la ciudad ganarían y se protegerían.

La ciudad tal vez no tenía individuos tan fuertes, pero había una determinación de proteger su hogar, que no era algo tan simple de quebrar… O para decirlo de otra manera, que nunca dejaría de persistir, incluso cuando estuvieran por morir.

Claro, Arnold estaba más preocupado por lo que hubiera hecho la iglesia, ya que era posible que los marcara como terroristas o jugadores que debían ser eliminados.

En cambio, al solo aceptar dinero y romper el contrato con la Empresa Apicius, enojaba solo a la empresa y al gremio de aventureros que fue el medio por el cual hicieron el contrato, pero su influencia llegaba a lugares civilizados.

No a Benín que prácticamente era un lugar sin ninguna empresa oficial y que solo regia la fuerza.

Por supuesto, la empresa podría poner precio a su cabeza, pero le preocupaba la iglesia.

Normalmente una iglesia debía tener razones para atacar y más a una gran escala, ya que su influencia era mundial.

Era eso o que alguien de gran autoridad en la iglesia actuara de forma arbitraria para usar la fuerza de la iglesia, pero Arnold que conocía a la Cardenal Brousseau, sintió que esa mujer no era ese tipo de persona.

Tal vez tenía una relación con las Protectoras de Zerzura, pero sería muy exagerado que actuaran solo por ellas y pensaba que era demasiado con que la iglesia viniera a África.

“Al parecer están todos.” Murmuró Arnold al sentir las presencias detrás de la puerta al final del pasillo.

Abriendo la puerta, pudo ver a todos sus miembros en el área y todos ellos tenían miradas curiosas, pero abrieron paso para dejarlo pasar al centro.

La Empresa Apicius ofrecía un gran pago, pero también prometió que les permitiría que sus miembros escalaran de fuerza si ellos hacían un buen trabajo.

Tenían esa capacidad gracias a su maestro culinario, pero Arnold pensaba que era una promesa vacía que se le dio para mantenerlo atado y esperanzado.

Las promesas no eran nada comparado con las acciones y ahora al ver esta enorme sala que parecía la sala de un trono, dio una gran sonrisa.

“Este es el gran lugar que nos merecemos.” Dijo Arnold con una sonrisa que rara vez daba.

Sus compañeros se rieron suavemente mientras lo dejaban pasar.

Cerca de doscientas personas, decenas de rangos A y contándose él, dos rangos S junto a su vice líder, que había comprado un elixir para forzar su ascenso.

Con el dinero que ganaron y ganarían, ‘alimentar’ a sus miembros para que su fuerza aumentara no sería tan difícil y si bien los elixires eran caros y algunos tenían efectos secundarios, había algunos capaces de ayudar al ascenso a un rango A o al menos darle mayores posibilidades para ascender.

Viendo las sonrisas, Arnold se acercó al vice líder que estaba esperándolo en el centro.

“Ya están todos como pediste, eres el último.” Informó el vice líder con la sonrisa de alguien que deseaba decir, ‘te lo dije’.

Él fue la persona que recibió el mensaje de la Señora de las Bestias y fue él quien le dio el informe, instándolo a aceptar… Era normal que tuviera esa sonrisa tan pedante.

Sin embargo, sus palabras hicieron que Arnold frunciera el ceño debido a otra razón.

“Yo no lo pedí, fuiste tú quien reunió a todos.” Dijo Arnold y mirando a su secretario que asentía y la mirada extraña de su segundo al mando, dio una expresión seria y declaró. “Preparen sus armas.”

Sus palabras sorprendieron a sus compañeros, pero cuando la puerta se abrió de repente, obedecieron.

Entrando por la puerta principal, se encontraba una jovencita seguida por dos hombres.

Arnold reconoció a dos de los tres individuos que entraban al lugar.

Uno era Abdellah que llevaba una expresión fría y la otra era la jovencita que por lo general llevaba una bolsa de papitas, que ahora no tenía en sus manos, Alice Campbell.

El tercero era un joven y por los drones que lo seguían, estaba seguro de que era un mecánico y era posible que ese individuo fuera la persona que los reunió a todos aquí con mensajes falsos.

Alice dio una mirada fría a todos los miembros del gremio, quienes empezaron a separarse para mostrarlo a él y al su segundo al mando.

“¿Supongo que vienes a hablar?” Preguntó Arnold con seriedad mientras ordenaba a su grupo levantar la defensa.

Su pregunta fue realizada a Abdellah y su pregunta ocultaba sus decenas de preguntas internas en su mente.

¿Por qué estaban aquí? ¿Por qué eran solo tres? ¿Creían que derribarían a su gremio solo con eso?

En Zinder las ‘Protectoras de Zerzura’ derribaron a un gremio, pero su gremio era diferente y Arnold tenía confianza no solo en su fuerza, sino que en la de todo su grupo.

“Yo no soy el líder, solo soy un miembro de algo más grande.” Respondió Abdellah y agitando su cabeza, añadió. “¿Recuerdas lo que te mencione durante la misión de asalto? Te dije que trabajaras bien y no solo recibirías mucho dinero, sino que la confianza de la Empresa Apicius y unirte a ellos.”

Arnold frunció el ceño ante esas palabras y asintió, teniendo recuerdo ese día que arruinaron el plan de la Señora de las Bestias.

“Y yo respondí, que no era lo mío y que solo estaba por la paga.” Respondió Arnold repitiendo lo que dijo en ese momento.

¿Ellos venían a eliminarlos? ¿Negociar? ¿Quejarse? Arnold todavía no le encontraba sentido porque tres personas estaban en este lugar.

“Ese día me olvidé decirte la segunda parte… Nunca intentes traicionarnos.” Declaró Abdellah y con una mirada extremadamente seria, anunció. “Hay cosas más profundas de lo que puedes imaginar.”

Junto a esas palabras, la expresión de cada miembro del gremio Los Toros Rojos paso de sorpresa y seriedad a palidez.

La sorpresa vino de que en esta gran sala estaba rodeado de mercenarios, aventureros y todo tipo de usuarios de habilidades en el cual algunos de ellos eran de rango S.

Algunos encapuchados o enmascarados ocultando su identidad, pero el número y la fuerza… Lo superaba y algunos eran conocidos.

Un líder de un gremio coreano, australiano, americano, otro héroe conocido en Europa, un grupo de mercenarios temible de Grecia y el número de rostros que pudo reconocer, hizo que incluso la expresión seria de Arnold se tiñera de cierta palidez.

Estaban aquí para eliminarlos a todos con una fuerza abrumadora.

“Si atacan, la Señora de las Bestias vendrá y…”

“Dudo que lo haga. Ella en unos minutos tal vez se encuentre con alguien que no está en su liga.” Respondió Alice y mirando a los presentes, anunció. “Retírense y sellen el área. Me encargaré de todos ellos.”

“…”

Silencio.

Algunos aventureros que estaban en el área e incluso mercenarios, dieron expresiones extrañas como si no supieran si seguir esa orden y miraron a Abdellah, quien dio una señal para que obedecieran.

¿Qué estaban haciendo?

Arnold tuvo esa pregunta en su mente.

Sabía que ella a pesar de ser una adolescente era fuerte, la había visto luchar y también había escuchado como vencía a sus enemigos.

A diferencia de la hermana, esta joven estaba diseñada para luchar en contra de números, pero creer que se encargarían de todos ellos, dejo ver un desprecio que molestó a Arnold.

Otros también estaban disgustados, pero Arnold le dio una señal para que se calmaran mientras veía a los diferentes individuos retirarse fuera de la sala y empezar a sellarla.

Sabía que esa jovencita tenía una gran autoridad en la Empresa Apicius era posible que fuera una de las accionistas y eso para Arnold fue bueno.

Solo necesitaban tomarla de rehén para usarla en contra del grupo que estaba afuera y no tener que luchar.

Ese pensamiento vino a su mente y la respuesta, fue una sombra que se extendió por el piso a una velocidad aterradora y…

“Uggah…” Un luchador descuidado fue atravesado en su cuello por una lanza negra que salió de la sombra.

“Terminaré rápido.” Murmuró la jovencita hundiéndose en la oscuridad bajo sus pies y entonces una criatura empezó a levantarse del suelo.

Una horripilante criatura de cinco metros de alta, cuyo rostro empezó a formarse detalles y reveló una grotesca sonrisa con decenas de colmillos.

La oscuridad dio forma a dos ojos negros como perlas y esa grotesca criatura dio una sonrisa al ver como el luchador se desangraba y todos se llenaban de terror.

Arnold se dio cuenta de que esa criatura lo estaba disfrutando y que posiblemente les iba a querer dar una muerte lenta.

Fue demasiado tarde cuando se dio cuenta de que había cometido un error.

******

Liam al ver la gran entrada a la sala que estaba sellada por magos, dio una expresión seria y observó a las personas que lo rodeaban.

Las personas que estaban en la entrada esperando, eran bastantes y eso fue gracias a que el pasillo era grande, pero ahora algunos de ellos tenían expresiones serias.

¿Aquel héroe que estaba observando no era alguien conocido por amar la comida? ¿Ese mercenario no era un reconocido cazarrecompensas?

Estuvo escapando durante un tiempo y permanecer ocultó significaba que pasaba mucho tiempo solo y su mayor entretenimiento fueron las redes.

Conocía varios de los individuos mientras que otro no tenía ni idea de quienes eran, pero algunos ni siquiera ocultaban sus auras de rango S.

Entre los más reconocidos, fue al Henrik Vainio, un reconocido cazador escandinavo de rango S.

Alice con su grupo se había adelantado a la misión para terminar con su tarea personal y luego apoyar a su hermana… Esas fueron las palabras literales de Alice.

Usaron un pergamino de un reconocido mago de rango SS para ocultarse y ningún guardia pudo detectarlo, permitiéndole entrar con demasiada facilidad a este lugar.

Liam esperaba una batalla a gran escala, pero ahora Alice quedo dentro y les ordeno que todos se retiraran.

“¿No es excesivo?” Preguntó Liam de forma seria y sin ocultar su expresión, declaró. “Creo que deberíamos ayudarla o ver que es lo que está haciendo.”

Finalmente, no pudo ocultar su preocupación y la dejo salir completamente.

Entendía que la Empresa Apicius estaba enojada y enviaron a muchas personas, pero en vez de usar su fuerza, dejaron solo a una jovencita en el interior.

Había leído el informe de que ella detuvo a una bestia de rango SS, aun así… 

“¿No deberían estar más preocupados?” Preguntó otra vez, esperando que alguien entrara en razón.

Algunos mercenarios y aventureros dieron una mirada a Abdellah que era el segundo al mando y si bien mostraron que también estaban pensando igual, nadie dijo algo para apoyarlo.

“¿Es un posible afiliado?” Preguntó Henrik Vainio mirándolo y sin ocultar su curiosidad, dudó. “¿O un talento digno de alimentar?”

¿Afiliado? ¿Talento digno de alimentar? Liam quedo aturdido ante esa pregunta que no tenía nada que ver con lo que él hablaba.

“No lo sé. Ella lo trajo y no mencionó la razón.” Respondió Abdellah y dándole una mirada directa, comentó. “No depende de mí explicarte, pero la Empresa Apicius es más profunda de lo que parece… Más unida de lo que imaginas y puede llegar a ser aterradora.”

Entendía que todas las empresas tenían algo que ocultar a su manera y tenían su propia fuerza, pero la forma que lo decía ese hombre, dejo en claro para Liam que aquí podía ser más profundo.

“La mayoría de los presentes somos afiliados y es posible que gran parte de nosotros nos hayamos convertido en rango S o nuestros gremios sean poderosos gracias a la Empresa Apicius.” Informó Henrik y dando una mirada a los presentes, declaró. “Tal vez algunos de aquí sean individuos con una conexión más profunda, pero todos tenemos nuestros contratos de afiliados y cumplimos con nuestras obligaciones. En este caso, obedecer a la primera accionista de la Empresa Apicius.”

Ser afiliados… Liam se dio cuenta de que la ‘afiliación’ de la que hablaban no era un tema superficial y aquí era más profundo.

Afiliados para ser una fuerza privada de la empresa y era obvio que alcanzar esa posición le brindaría los beneficios que una empresa poderosa podía dar y la oportunidad de alcanzar nuevos límites.

No sabía de qué se trataba el contrato, pero tenía una idea y…

“Solo está haciendo del Gremio ‘Los Toros Rojos’ que la traicionaron, un ejemplo y es un aviso para nosotros.” Dijo Abdellah y mirando a los presentes, murmuró. “Después de todo, a diferencia de cualquier otro contrato, el nuestro solo se basa en confianza.”

Un contrato que posiblemente no estaba al nombre de ninguna deidad ni creado por contratistas expertos en diseñar contratos mágicos con fuertes restricciones.

Era un contrato del más tradicional como el que se le había dado a él… Liam recordaba firmar el contrato para trabajar en esta misión y en ese momento, pensó que era una formalidad de la empresa para tener registrado todo, pero ahora se dio cuenta de porque estaba aquí.

Él también era uno de esos que estaba siendo advertido.

*Boom*

En medio de esos pensamientos, la entrada principal fue golpeada desde adentro y mientras todos preparaban su arma, aquellos que sellaban el área lo reforzaron.

*Boom*

*Boom*

*Boom*

Los golpes continuaron y en este punto todos se dieron cuenta, no era que alguien tratara de salir, eran los golpes desesperados de alguien que trataba de huir.

¿Cuántos usuarios de habilidades había dentro? Cuando Liam recordó que la capacidad de la joven era un tipo de dominio de magia de oscuridad, él empezó a dudar de esa información.

Tal vez, solo tal vez, había algo más profundo y…

*BOOM*

Antes de que sus pensamientos pudieran ser respondidos, un feroz golpe abrió la entrada mostrando a un gran minotauro, cuya mirada era de pánico.

El aterrador olor a sangre vino desde el interior causando que todos los más jóvenes se cubrieran la nariz y entonces cuando ese minotauro intentó correr, una poderosa patada lo envió volando.

Golpeando el suelo con su rostro, al caer de frente, Arnold Fawkes conocido por convertirse en un poderoso minotauro no se pudo levantar.

“¡HAAAAAAAAA!”

Y un grito vino desde la entrada.

Desde el interior la sala que estaba completamente negra, una criatura rompió la entrada para que su cuerpo de cinco metros de alto pudiera salir.

Piel completamente negra, una boca llena de colmillos negros y ojos como perlas azabaches que observaban con frialdad.

“¡HAAA!”

El grito volvió a sonar cuando esa criatura salió por completo y algunos vomitaron ante la vista.

Atrapado en la espalda de esa criatura, estaba el vice líder del gremio Los Toros Rojos gritando mientras su cuerpo estaba hundido en la criatura.

Por la sangre que estaba cayendo por la espalda de esa criatura, estuvo claro que su carne estaba siendo carcomida y por el grito, dejo en evidencia que el dolor era extremadamente alto.

Esa imagen combinada con la escena sangrienta y grotesca del interior de la sala, en donde solo quedaban partes de cadáveres esparcidas al azar, fue aterradora.

Liam se puso extremadamente pálido y resistió sus deseos de vomitar, de la misma forma que lo hizo cuando conoció a la Señora de las Bestias.

“De verdad me enojaron… Pusieron en peligro la poca estabilidad mental de mi hermana, llevando a que casi toda esa ciudad fuera destruida.” Murmuró la criatura con una voz fría de esa jovencita y mientras la criatura caminaba, añadió. “Tanto le cuesta avanzar lentamente y ahora ustedes idiotas por un poco de dinero, casi lo arruinan.”

Una voz fría y gélida que venía de una criatura que liberaba un aura siniestra que daba la impresión de ser alguien de sangre fría… No, dejando ver que lo era.

“HAAAaa…”

El ruido del vice líder dejo de sonar cuando manos salieron de la espalda de la criatura y lo hundieron en la masa negra, mientras se escuchaba ruido de masticar.

La sangre cayó al suelo cuando el cuerpo desapareció en la masa de oscuridad que conformaba el cuerpo y esa criatura negra, siguió caminando hacia Arnold, que estaba en su forma de minotauro.

En medio de la caminata, la masa negra que conformaba a la criatura se fue derritiendo y dejo ver a la jovencita, que no tenía ninguna herida.

El miedo entre los novatos fue mayor, debido a que esa jovencita, estaba sonriendo al ver como Arnold se arrastraba huyendo.

“Madre pidió encargarse de la Señora de las Bestias, pero está bien. Tú serás suficiente para calmar mi ira.” Dijo Alice dejando salir dos brazos negros de su espalda.

Un brazo atrapó los cuernos de Arnold levantándolo para que revelara el cuello y el otro brazo se convirtió en un sable curvo para cortar.

“Yo me rindo, po…”

Ignorando la súplica, el brazo en forma de sable curvo cortó el cuello profundamente y de forma lenta, avanzando hasta que eventualmente la otra mano levantó la cabeza de Arnold en su forma de minotauro.

La sangre cayo desde la cabeza cortada manchando el suelo y mientras que la última expresión del minotauro dejaba ver terror.

Lo asesinó a sangre fría… Liam se dio cuenta de porque en este grupo vinieron solo fuerzas de la Empresa Apicius.

Nadie hablaría de este día ni de las acciones de la jefa de todos.

“No me interesa la empresa. Tampoco su gente o los trabajadores, pero debido a que todo fue levantado bajo mi nombre, les daré una advertencia al trabajar para mí.” Dijo Alice y tirando la cabeza a los pies de la multitud, anunció. “Nunca hagan algo que eventualmente dañe a mi hermana o a mi familia.”

Palabras simples dichas en un escenario de miedo.

Liam lo sabía, ella era peligrosa… No, el nivel de peligro era más aterrador que cualquier otro.

Era una asesina a sangre fría que tenía personas que le importaban y que era capaz de mostrarse como verdaderamente era, en caso de que la molestaran.

Ahora esa jovencita pisando la sangre del cadáver de Arnold que estaba volviendo a su forma humana, dio una mirada a unos encapuchados y tras un momento, uno de ellos se adelantó pasando una bolsa de papitas.

“James los errores no se repiten, se corrigen. No importa lo que hagas con la Empresa Apicius, pero si lo haces bajo mi nombre, hazlo bien.” Dijo esa jovencita tomando la bolsa de papitas.

El individuo encapuchado se sacó la capucha que claramente era un objeto de ocultación y todos pudieron ver a James, que daba una sonrisa cordial de asentimiento a pesar de que acababa de suceder una escena grotesca.

Liam había pensado que ese hombre se había quedado en el campamento, pero ahora estuvo claro que en realidad se había ocultado para venir.

Tal vez aquellos encapuchados eran otras personas de cierta importancia… Ante ese pensamiento él se detuvo y dejo de pensar.

No iba a mirar demasiado e iba a ignorar todo lo que sucediera, marcando a Alice como alguien que jamás enojaría y a la Empresa Apicius, como alguien que era preferible tener de aliado y no de enemigo.

“Ahora muévanse… Tenemos otros lugares que arrasar.” Declaró Alice haciendo que todos volvieran a moverse.

Liam fue igual que todos los demás.

A nadie le importo los muertos y menos los traidores, a pesar de que la escena fue grotesca, Liam no tuvo lástima.

Después de todo, él sería igual de vengativo si lo traicionaran.


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Historia Paralela Capítulo 76
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Yo seré suficiente.

Historia Paralela Nuevo Comienzo Capítulo 76: Yo seré suficiente.

Al norte de Nigeria en los límites con el bosque mágico, dos personas estaban esperando en medio de la noche.

Una era una joven mujer de facciones encantadoras y el otro era un gigante musculoso y alto que tenía una expresión seria.

“¿Preocupado querido?” Preguntó Agatha a su esposo.

Tenía que levantar su cabeza para mirarlo debido a que era bastante grande, pero su físico tan musculoso y atractivo, era una delicia a los ojos.

“Sí. Hay demasiadas emociones de por medio. Ellas pueden realizar algunas acciones por ira que tal vez luego se arrepentirán.” Murmuró Antón con un suspiro.

Agatha al escuchar esas palabras dio una sonrisa viendo la preocupación de su esposo.

Las palabras de Antón eran ciertas, había demasiadas emociones de por medio en esta misión y eso llevaría a que cualquier persona actuara de forma precipitada.

“Alice es la que más me preocupa. A diferencia de su hermana, que está tratando de mirar más allá de la venganza, nuestra pequeña glotona sigue poniendo a su hermana como su todo.” Dijo Antón y dándole una mirada apenada, murmuró. “Ella no se controla cuando alguien daña a su hermana.”

Sus hijas se cuidaban demasiado entre ellas y lo hicieron desde que fueron pequeñas.

De una forma curiosa ambas eran los limitadores del otro y si bien eran diferentes en pensamiento, ambas se equilibraban bien.

Sin embargo, ambas tenían el defecto que una vez que alguien se metiera con su hermana, los límites y valores no tendrían importancia al igual que las consecuencias.

Alice estaba más enojada que Aurora por el ataque a la ciudad.

Esa ciudad construida a la mitad de la nada representaba la esperanza de Aurora, el deseo de progresar y seguir avanzando, a la vez que era el pilar emocional que tenía.

Era normal que, si alguien trataba de arruinar ese pilar de estabilidad, las personas que dependían de ese lugar se enojaran y…

“Y está bien. Ellas tienen que protegerse entre ellas.” Respondió Agatha y recibiendo la mirada de su esposo, declaró. “Y en cuanto al gremio, no me interesa. ¿Y que si tortura a todos? ¿Los devora o le hace algo peor?”

Que Alice llevara solo a los miembros de la Empresa Apicius con ella fue debido a que no deseaba mostrarle lo que haría a otra persona que no controlara o que pudiera callar, todo porque no deseaba que su hermana supiera que seguramente ‘exageraría’

“Es un castigo desmedido. Entiendo sobre castigar a los líderes del gremio, pero a sus miembros… Si ella los asesina a todos será excesivo.” Señaló Antón con seriedad.

Su esposo actuaba siguiendo la idea de ‘diente por diente’, pero ese concepto era limitado y era una forma de no excederse y perderse en la venganza.

Él apuntaba a ir a por los líderes que controlaban todo y técnicamente fueron quienes ordenaron la traición, en vez de ir por los miembros del gremio.

Para Agatha ese pensamiento, era nada más que una broma.

“Sigo sin entender. Si fuera yo quemaría todo el gremio hasta sus cimientos con toda su gente dentro. De la misma forma que hice con la sede del Gremio The Eternal Guards.” Respondió Agatha y recibiendo la mirada de su esposo, sonrió y murmuró. “No me importo quienes estuvieron dentro.”

Ni siquiera percibió quienes estaban dentro del gremio, solo vio que estaban todos los líderes y los quemó a todos sin importarle absolutamente nada.

Su esposo hablaba de límites, de no perderse en las emociones y para Agatha eso contaba para aquellas personas que la sentían.

Ella no sintió ninguna emoción cuando quemo todo el edificio, de la misma forma que no sentía nada cuando eliminó a otras personas que no le agradaron.

Alice era igual que ella… Por eso defendía a su hija con todas sus fuerzas y no la detendría cuando deseaba hacer algo por su hermana.

Las pocas emociones que llegara a sentir debían ser apreciadas.

“Entiendo a lo que te refieres. El Gremio Toros Rojos en vez de traicionar directamente y apuñalar la ciudad por la espalda, se retiró. Tal vez pensando que no deseaban luchar en contra de sus antiguos camaradas o se encariñaron con los ciudadanos. Quizás dejar que Alice se encargara fue desmedido.” Dijo Agatha y mirando a su esposo, reveló. “Pero Alice tiene otros valores y estoy segura de que, si ella asesina a todos de la forma más cruel posible, lo considerara misericordia.”

Era imposible saber la razón por la cual el gremio se retiró en vez de apuñalarlos por la espalda y ahora que dejo que su hija se encargara del gremio, las posibilidades de saber la respuesta eran aún más bajas.

Lo que Agatha, si estaba segura, era de que, si su hija asesinaba a todos los miembros del gremio y se detenía en ese punto, era considerado misericordia.

Después de todo, cada miembro del gremio tenía familia, conocidos y amigos… Alice era alguien capaz de ser extremadamente vengativa y a diferencia de ella, su hija no tenía miedo a las consecuencias.

Agatha tenía que limitarse y controlar las consecuencias ya sea por su propia imagen o trabajo, pero Alice solo debía pensar en si sus acciones enojaban o no, a su hermana o le causarían molestia.

“Alice le importa la familia, empezando con su hermana y en menor medida, nosotros. Una vez que alguien cruza esa línea, ya no hay límites y ninguna acción es desmedida.” Respondió Agatha y mirando a su esposo, declaró. “Estoy orgullosa de que ella aprendiera el valor de la familia de nosotros.”

La familia era importante, tal vez esa fue la única enseñanza que pudo enseñarle a sus retoños.

Un valor que toda la familia pregonaba y aceptaba… Algo que incluso Antón no podía negar y la mejor prueba era que a pesar de que posiblemente pensaba que Alice estaba mal por lo que estaba por hacer, la dejaba.

O la razón por la cual esta misión se estaba llevando pese a que, si no se manejaba bien, la iglesia se vería como una entidad que actuaba arbitrariamente.

Tal vez para algunos esa importancia parecería desmedida, pero para Agatha todavía era menor.

“Me gusta que seas cariñoso, amable y lamentes tus acciones pensando en las consecuencias, pero me enamore de ti, debido a que harías lo que sea por la familia.” Murmuró Agatha y elevándose en un vuelo, beso a su esposo y señaló. “Nuestra familia.”

Antón dudaba, cuestionaba y lamentaba sus acciones, sabiendo perdonar y dejando pasar pequeños errores, pero al final era el Gigante de Acero que haría lo que tuviera que hacer por su familia.

Aunque esa familia fuera anormal.

Agatha abrazando a su esposo por el cuello y dejándose caer en esos gigantescos brazos, disfrutó del beso y el suave abrazo.

Le parecía gracioso como su esposo la abrazaba con sumo cuidado como si temiera romperla con sus musculosos brazos.

“Si quieres luego de esto puedes ser mi sujeto de prueba para mi magia de transformación...” Murmuró Agatha y sintiendo una masiva cantidad de presencias que se acercaban, añadió. “Aunque será luego de que terminemos con todo esto.”

Su esposo que había entendido la ambigüedad de su tono, asintió y la dejo en el suelo, tratando de mantener su expresión tranquila.

Agatha dio una risa.

No iba a hacer que él se volviera más pequeño, ella iba a crecer y necesitaba probar la movilidad de su cuerpo y no había mejor lugar que la intimidad para hacerlo.

Riéndose mientras observaba como un enorme ejército de bestias aparecía a lo lejos, la expresión de ambos no cambio.

Era de noche, pero resultaba posible observar debido a que la visión de ambos ya había dejado de ser simple y podían ver el inmenso número de bestias mágicas y criaturas de todo tipo que se acercaban a la distancia.

Estaban al límite del bosque mágico y ese ejército de bestia pertenecía a Kax, la segunda bestia de la Señora de las Bestias, que también estaba aquí.

Traer a alguien como Liam fue la mejor decisión debido a que hizo un trabajo excelente.

Había descubierto completamente los planes de Allannia con el bosque mágico y sabía que estaba conectado con los Rinkhals que iniciaron la guerra en el interior del bosque.

Utilizó a Kax que era la segunda bestia contratada en secreto, para crear un segundo ejército y serle de apoyo a los Rinkhals, para que ellos actuaran.

Casi logró atrapar a la gobernante del bosque y poner todo ese lugar bajo su mando, pero sus hijas lo detuvieron y por eso envió a esa bestia y otro ejército a atacar Zerzura.

Mientras a la vez apoyaban a los Rinkhals que estaban luchando en contra las otras tribus del bosque.

“Una pena que no pueda seguir coqueteando.” Murmuró Agatha mientras volaba en el aire con su esposo en dirección a ese masivo ejército.

La presencia de dos bestias de rango SS pudieron ser sentidas, pero ninguno de los dos se inmutó.

El bosque mágico estaba en guerra y que ella pudiera comunicarse con esa gran pantera que gobernaba la zona, le hizo posible formar una estrategia beneficiosa para ambas.

Pidió que todas las bestias atacaran a los Rinkhals y sus aliados dentro del bosque para terminar todo el trabajo rápido.

Era imposible que la Señora de las Bestias se quedara quieta dejando que su plan fracasara.

Ahora ese masivo ejército no solo iba a apoyar a los Rinkhals, sino que iban al centro del bosque mágico para tomar el lugar y controlar a todas las crías posibles, para de esa forma controlar a la gran bestia que gobernaba a los demás.

“Cariño, te dejaré a ese Xenosmilus a ti. Esa bestia fue la que se enfrentó a Alice.” Señaló Agatha y viendo que su esposo asentía, añadió. “Yo me encargaré de la mujer y su oso.”

En medio de ese enorme ejército de bestias estaba el Xenosmilus que controlaba todo y luego estaba Allannia, montando a su oso, conocido como Múller.

El plan de Allannia era bueno, pero lamentablemente se hizo con demasiados enemigos.

Zerzura y el bosque mágico se enfrentaban a un enemigo en común y ese mismo enemigo los volvió aliados. 

Si no fuera tan ambiciosa, era posible usar a sus dos bestias mágicas y a sus dos ejércitos, para derrotar al General y controlar toda la zona.

En vez de eso, ocultó un ejército y planeó en contra del bosque mágico mientras dejaba a su ejército principal se protegiera en contra del General.

Aterrizando a unos veinte metros del ejército, Agatha al observar el gran número de bestias, dio una sonrisa.

“Pensé que había asesinado a la mayoría la última vez. No me di cuenta de que algunos se escaparon.” Dijo Agatha y mirando a la mujer que controlaba todo, añadió. “Supongo que están bien entrenados, los que escaparon volvieron a su dueña.”

Allannia era una mujer guapa, pero ahora tenía una mirada fría y seria en su rostro que era imposible de ocultar.

“¿Qué hace aquí el Gigante de Acero y la Luz de Plata?” Preguntó esa mujer y mirando fríamente a ambos, añadió. “Pensé que la Iglesia del Tiempo y el Espacio estarían tratando la paz con los demonios.”

Era una pregunta sincera que llevaba cierta curiosidad, pero a la vez hizo que las bestias de los alrededores empezaran a actuar.

Varias bestias de rango S, entraron en una formación buscando rodearlos y el gran Xenosmilus lo rodeó por la espalda.

El vínculo telepático de una domadora con sus bestias era impresionante y Allannia no era una domadora de rango SS por nada.

“¿Importa?” Dudó Agatha sin contener su sonrisa.

Pudo ver como su esposo empezaba a tensar sus músculos y su cuerpo empezaba emanar un profundo deseo de batalla, dejando ver las venas por sus brazos.

Su esposo no era solo musculoso, era grande, su cuerpo siempre creció en su totalidad y ahora daba la impresión de que ese crecimiento estaba siendo estimulado.

“¿La iglesia intervendrá también en los asuntos de África?” Cuestionó Allannia y observándola, dudó. “¿No temen a que nuevos enemigos se levanten en su contra?”

África era un continente abandonado en donde muy pocas naciones quedaban, pero estaba controlada por individuos poderosos.

Normalmente luchaban entre ellos por diversos intereses, pero era posible que, si un ‘invasor’ venía, trataran de unirse para enfrentarlo.

Más al oeste estaba Raiden junto a otro gran rango SS, en el sureste estaba Ronald Einhorn y al este se encontraba el Pirata Somalí.

El número era alto, pero si veían que la iglesia venía a intervenir, era posible que los señores de la guerra de rango S, también se unieran en una coalición para evitar que la iglesia actuara.

La Iglesia del Tiempo y el Espacio buscaba la paz con los demonios y en este momento causar estragos en otra área, creando enemigos iba a ser un problema.

“Es mejor que nada escale. Después de todo, no creo que su dios, este interesado en traer calma a África.” Señaló Allannia de forma solemne.

Estaba siguiendo la idea de que el Dios del Tiempo y el Espacio ignoraría esta región como prácticamente lo hizo con todo el mundo y que solo la iglesia se movería siguiendo la idea de neutralidad.

Actuando solo cuando algunos asuntos importantes sucedieran, muy similar con los demonios.

“Si la iglesia permanece neutral. Estoy segura de que los otros grandes señores de la guerra, también estarán al margen con sus propios asuntos.” Añadió Allannia.

La participación de Agatha era la participación de la iglesia y era posible que una gran intervención no solo alteraría a los señores de la guerra locales, sino que podría ser negativo para la imagen de la iglesia a nivel mundial.

La iglesia siempre mantuvo una neutralidad y solo actuaba cuando había temas que importaban o que podrían causar problemas al mundo en su totalidad.

Demonios, sectarios u organizaciones secretas que buscaban cosas tan tontas como la dominación mundial o alguna idea de ese tipo.

Sin embargo…

“Yo inventé la idea de neutralidad. En ese momento era molesto participar en algunos asuntos. Por eso lo utilicé.” Reveló Agatha y riéndose de forma entretenida, mirando a Allannia, cuestionó. “¿Crees que Aión le importa la neutralidad? Él es extremadamente parcial. ¿Por qué crees que este mundo acabo de esta forma?”

Entendía que las personas religiosas como la Cardenal Brousseau, creyeran que su dios era bueno y buscaba ayudarlos, pero que alguien al azar lo creyera… Era divertido.

El tiempo era indiferente ellos también… Esa idea tonta se le ocurrió a ella cuando hubo un asunto en el cual no deseaba actuar.

Allannia abrió y cerró su boca de forma bastante graciosa y Agatha continuó.

“Y no te preocupes, nadie vengara tu muerte o causara problemas. Después de todo, estoy aquí porque Aión me pidió que trajera estabilidad al mundo, derrotando a una peligrosa Gran Señora de la Guerra que buscaba causar estragos.” Reveló Agatha con una mirada sonriente y ‘honesta’.

Su esposo que estaba en modo batalla tuvo cambios de expresión, pero fue Allannia quien paso de sorpresa a ira.

“Eso es mentira.” Señaló Allannia enfurecida.

Tal vez era ambiciosa, pero no era como si su ambición arruinaría al mundo como lo hizo ver, no obstante…

“Lo sé y tú lo sabes, pero los demás no lo saben.” Precisó Agatha y viendo como la expresión de esa mujer se distorsionaba, añadió. “Al menos que tengan una forma de comunicarse con Aión, pero lo dudo. No da su número fácilmente.”

Se volvió a reír a carcajadas.

¿Cómo podía no reírse? La persona que podía oficialmente comunicarse con Aión, era el Sumo Pontífice Abraham y en cuanto a todos los demás cardenales, solo recibían mensajes y no se comunicaban de forma bilateral.

Eso significaba que las palabras de una autoridad de la iglesia como ella, serian la voluntad de ese dios y de toda la iglesia.

“Si mientes perderás el favor de tu dios.” Dijo Allannia buscando el último atisbo de esperanza.

Un paladín que actuaba en contra de la voluntad de su dios caería perdiendo sus poderes y en el caso de alguien con tanta autoridad como ella, era posible que fuera echada o encarcelada en la iglesia.

Pero…

“No es mi dios.” Respondió Agatha y observando sus alrededores sonrió y señaló. “¿Y no te lo dije? Aión es parcial.”

Cubriendo varios kilómetros alrededor de este masivo ejército, el espacio fue cortado de la realidad como si un gigante, hubiera arrancado una porción del espacio.

En los límites de este lugar, la realidad estaba distorsionada de una forma extraña mientras que la ‘noche’ continuaba de forma misteriosa.

“Yo… Yo…”

Allannia se puso pálida al ver una pequeña porción del poder de un Dios Primordial y sobre todo al verlo actuar.

Ella era ambiciosa, pero su ambición no debería haber llamado la atención de una deidad para que actuara.

Y no lo hizo.

“No necesitas preocuparte. Aión solo está cumpliendo mi petición para cerrar este lugar y darnos un campo de batalla que pudiéramos destruir.” Informó Agatha y con una sonrisa, se elevó al cielo y declaró. “Después de todo, no necesito a un dios para eliminarte. Yo seré suficiente.”

******

Melorrill dio una mirada a lo lejos mientras sus pupilas cambiaban de forma.

“¿Qué sucede?” Preguntó Xezor con curiosidad.

“Solo me preguntaba cómo le está yendo a Agatha.” Respondió Melorrill y mirando al inmenso bosque que estaba bajo sus pies, murmuró. “Espero que grabe su batalla.”

Bajo sus pies en medio del bosque mágico miles de bestias corrían a alta velocidad en dirección en donde la batalla estaba por tener lugar.

La luna iluminaba los alrededores, pero todos tenían una capacidad natural para ver en la oscuridad y ahora cientos de bestias mágicas se estaban moviendo.

Por el cielo también estaba llena de leones alados y águilas de fuego que dejaban estelas a su paso.

Si uno sentía bajo la tierra era posible que pudiera percibir a los goliathus que también estaban actuando.

Ya habían arrasado con varias defensas de los Rinkhals que estaban en esta área y estaban en dirección a en donde estaba la cabeza de esa tribu y sus aliados.

Las presencias de rango SS en el área, dejaron en claro que las fuerzas del bosque se estaban moviendo con todo.

Pronto estallaría la batalla final que definiría el destino de todo el bosque.

“Sé que seré mala, si lo digo, pero espero que pierdan.” Murmuró Melorrill mirando a esas bestias.

Ninguna de esas bestias podría ver que lo estaban siguiendo y era imposible que alguien la pudiera notar cuando deseaba esconderse.

Aunque desearles mala suerte a las bestias que supuestamente debía vigilar no era agradable, era necesario.

“Lo dices porque deseas participar, ¿no?” Dudó Xezor y dando un suspiro, pidió. “Por favor, abstente a enojar a Agatha con tus acciones.”

Agatha le pidió que vigilara que el resultado fuera como deseaba y eso significaba que tendría que actuar si las cosas no iban como esa gran Archimago deseaba.

Básicamente tendría que matar a las serpientes y a sus aliados, para darle la victoria a la felina de este lado.

Sin embargo, era posible que ni siquiera tuviera que participar, ya que las fuerzas eran más poderosas de lo que había imaginado.

Melorrill bajo sus hombros y siguió volando.

Sintiendo que ella no iba a tener demasiada participación esta vez.


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