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TG - Capítulo 435
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¿Cómo era posible?

Capítulo 435: ¿Cómo era posible?

Lunes 8 de noviembre.

Este era el día en el cual la expedición del décimo portal abismal estaba por comenzar su misión, siendo los primeros que se moverían.

Edward al pensar en ese tema, mantuvo su mirada en los documentos de su escritorio por varios segundos y luego dirigió su mirada a sus alrededores.

Se podía escuchar el ruido que venía de afuera del gremio y de todos los héroes que trabajaban constantemente para mantener el sistema que había creado.

Ella te está dejando atrás… Ese maldito pensamiento estaba en su mente y no importa cuanto lo intentaba suprimir seguía de forma constante.

Resultaba molesto y era algo que le desagradaba cada vez que aparecía.

Pero había otro pensamiento más fuerte que lo molestaba.

Ella no te considera su amigo…

No era una duda, era un hecho y la razón era simple, él era solo un conocido de esa joven que iba a entrar al portal abismal con su hermana.

Su tiempo en África no fue muy bueno y su reencuentro también fue ligero, así que era imposible que ella lo considerara como un amigo.

Por tal razón no le aviso de que iba a entrar al portal y solo se enteró no porque todo fuera público, sino que él también era miembro de la expedición de un portal y le fue avisado que la expedición del décimo portal se movería.

¿Por qué esos pensamientos lo estaban martirizando?

Edward se tragó la respuesta, para sí mismo y sin querer pensar demasiado, envió un mensaje a su secretaria para que llamara a Rachael.

Tras varios minutos, el golpe de la entrada vino y luego Rachael entró con calma, observando atentamente.

“¿Sucede algo?” Preguntó Rachael con una sonrisa curiosa.

¿Estaba dejando salir sus emociones de forma evidente? A veces le era difícil controlar sus emociones y pensamientos para que no se mostrara en su rostro.

“Sí. Entra necesito que me ayudes en algo.” Dijo Edward y cuando Rachael cerró la entrada, activó la barrera y pidió. “¿Puedes ayudarme a preparar una reunión con los altos mandos de la asociación? Me gustaría decidir mi remplazo.”

Habían sucedido bastantes cosas, así que sus preocupaciones personales se podían ocultar como problemas laborales y eso fue algo fácil de hacer.

“¿Una reunión? No creo que sea necesaria. No importa quién te reemplace, tú puedes ayudarlo y guiarlo a escondidas.” Respondió Rachael con calma y encogiéndose de hombros, añadió. “A nadie le molestará ser un títere.”

Ella identificó la razón por la cual quería una reunión.

Resultaba prioritario tratar de decidir el reemplazo para su puesto mientras su castigo estuviera pendiente y si él elegía a alguien cercano, podría controlar a la persona como un títere.

Sin embargo, había un problema.

“Dudo que tenga tiempo para estar pendiente del tema. Así que quiero decidir pronto mi remplazo mientras me encargó de arreglar todos los asuntos.” Avisó Edward con calma.

La Empresa Apicius le estaba ayudando a que las aprobaciones del gobierno rumano para su Asociación de Héroes fuera oficial lo más pronto posible.

También lo estaba ayudando a ser intermediarios con los países de la península balcánica cuyos jefes criminales fueron eliminados y solo necesitaba una reunión para definir todo.

Por otra parte, su accionar en contra de la mafia, hizo que los héroes más idealistas y limpios de la región, confiaran en su asociación y los acercara.

Si lograba extenderse esos héroes podrían ser un soporte para el futuro y básicamente se convertirían en su mano de obra, para mantener su asociación eficiente.

Sin embargo, todo estaba atado a elegir su remplazo… Un remplazo que pudiera al menos mantener lo que había creado.

“También invita a Érica. Puede que ella desee trabajar de forma temporal, pero es un miembro de rango S y uno de los pocos a los cuales podemos confiar.” Añadió Edward tras pensarlo.

La otra persona que era confiable era Adala, quien era la imagen de su asociación de héroes en Rumania, pero en cuanto a todos los nuevos miembros, no había nadie confiable.

Los héroes venían del extranjero para unirse al gremio, pero muy pocos se convertían en miembros afiliados y aquellos que lo hicieron tomaban diferentes tareas debido a que su lealtad era cuestionable.

“Debo encargarme de hablar con los socios para arreglar el presupuesto.” Murmuró Edward al pensar en todos los temas.

Actualmente la financiación ya no venía de solo la Empresa Apicius, sino que de los diferentes negocios con otras empresas que se asentaron en la Ciudad Constanza, no obstante, era necesario encargarse de avisar sobre su remplazo temporal.

“¿Ya te han dado el castigo? ¿Es grave?” Preguntó Rachael con una expresión solemne.

Su castigo todavía no había sido dado de forma oficial, pero extraoficialmente ya estaba decidido.

Iba a entrar al portal abismal de Los Ángeles con su maestro y la razón que se dio fue, que era mejor utilizar sus capacidades de rango S en un lugar más ‘necesario’.

Si bien podía rechazarlo, la realidad era que esta era una oportunidad para él, que necesitaba aprovechar.

A todo eso también estaba interesado en los portales abismales y confiaba en su fuerza, para decir que podía obtener un puesto en la expedición.

Por tal razón, él sabía que hoy iba a ser el día en que la expedición del décimo portal entraría, a pesar de que literalmente se mantuvo oculto del público.

“No y sí. Sin embargo, es mejor tener una reunión para comunicarlo abiertamente. Déjame ordenar mis asuntos y luego te daré la fecha, es necesario tener todo preparado para ese momento.” Dijo Edward con calma.

Si terminaba el portal abismal y salía victorioso entonces era posible afianzar su posición, pero el problema era que, durante ese tiempo, su reemplazo estaría completamente solo.

Por esa razón era importante la persona que elegirá y la reunión que buscaba era necesaria para definir algunos asuntos sobre la persona que deseaba de remplazo.

¿En cuanto a lo que suceda cuando entrara al portal abismal? Eso era algo que él debía encargarse.

Poniendo su mente a trabajar, Edward solo pensó que debía enviar un mensaje deseándole suerte al dúo de hermanas que estaba por moverse.

******

Un ruido se escuchó desde afuera y César observó a la mujer que le estaba dando una expresión grave.

“Sigues preocupada.” Murmuró César al distinguir la expresión de Charlotte.

Había conocido a su compañera hace años y si bien en ‘edad’ ella era mayor, técnicamente los gorilas atronadores maduraban más rápido.

Su compañera no mostraba su expresión de forma habitual y si bien no llegaba al punto de ser inexpresiva, era muy reservada.

Pero ahora esa mirada seria, no ocultaba su preocupación y César le dio palmadas en la cabeza para tranquilizarla.

“Todo irá bien.” Dijo César acariciando el cabello castaño de esa mujer, que le dio una mirada más fría.

“No me trates de esa forma, no soy una niña.” Respondió Charlotte, pero a diferencia de sus palabras se dejó acariciar por su gran mano y tras un segundo, murmuró. “Y técnicamente soy tu domadora, debería haber ido contigo.”

Ella se estaba preocupado debido a que estaba por entrar al portal abismal y César simplemente dio una sonrisa al escuchar su murmullo.

Las bestias mágicas en la mayoría de las naciones no podían andar por su cuenta y necesitaban un domador, para asegurar su cuidado y su adaptación a la sociedad humana.

Suiza no era tan estricta al igual que Zerzura, pero a diferencia de la segunda, la primera nación era parte de la Unión Europea, que regulaba de forma más estricta todo.

Por tal razón Charlotte era su ‘domadora’ y como tal en teoría, tendría que acompañarlo al portal, pero la realidad era que no era necesario.

Si bien su compañera era fuerte con su magia de naturaleza, era una teórica centrada en la investigación de la magia de transformación y en la metamorfosis.

“Para mí está bien que te quedes aquí. Los asuntos del bosque no tienen que ver contigo y no tienes obligaciones para actuar.” Precisó César con un tono solemne.

“Sin embargo, a ti te importa y como tu compañera, para mí es un asunto importante.” Respondió Charlotte, lo suficiente rápido para dejarlo boca abierta.

La forma que decía que era su compañera, hizo que César no pudiera contradecirlo y al final suspiro.

“No peleemos en este día.” Murmuró César y viendo que había una fuente de plátanos, le paso uno, y señaló. “Toma, te animará.”

El plátano era bastante grande y era debido a que la energía mágica lo había afectado, aumentando su tamaño y el valor nutritivo.

Ese pensamiento tuvo César mientras evitaba pensar en la expresión enojada de su compañera.

No deseaba pelear con su compañera, ya que era una de las pocas personas fuera del bosque mágico, que le importaba y no deseaba entrar al portal, habiendo discutido con ella.

“Solo cuídate… Y no hagas nada arriesgado, ni imprudente, ni tonto y tampoco te hagas el héroe.” Especificó Charlotte con calma.

Era esa clase de calma aterradora que daba la impresión de que si se oponía iba a ser regañado y fue por tal razón que César asintió como un niño.

Fue cuando la expresión de su compañera tembló que él se rio con calma.

“Seguiré tus consejos.” Respondió César de forma honesta.

Ocultando el hecho de que seguiría a su líder, sin importar la situación… Aunque sinceramente, era parte del ‘trabajo’.

Escuchando pasos desde afuera, pudo ver que Rupert trataba de abrir la entrada de su carpa.

Ahora mismo llevaba su cinturón que disminuía su tamaño y la carpa era preparada para bestias mágicas de su tipo, altamente equipada para su comodidad.

Era una de los tantos objetos que fueron llevados y era muy posible que la tecnología que tenía Zerzura resultara ser muy alta.

La razón era que la Empresa Cosmos se había encargado de la mayoría del suministro y como alguien que había estado en la sociedad humana, entendía que ellos estaban avanzados.

“¿Sucede algo?” Preguntó César cuando vio que Rupert entraba.

Era difícil ‘tocar’ la puerta, así que ese gorila trató de mover la entrada queriendo dar la impresión de que alguien estaba afuera.

“Quería ver si estabas listo.” Respondió Rupert al entrar y viendo que estaba con Charlotte, dudó. “¿Estoy molestando?”

“No, puedes entrar. Los dejaré solo.” Respondió Charlotte dándole una última mirada antes de retirarse.

Se notaba que estaba preocupada por la situación y la verdad era que los portales abismales causaban ese temor.

Sin embargo, César no estaba preocupado, sino que estaba decidido.

Fue aceptado por Aurora y era la prueba de que ella confiaba en su capacidad, así que era imposible que no estuviera decidido a mostrar su progreso.

Saliendo de la carpa con Rupert a su lado, pudo notar que todo el campamento estaba lleno con bestias mágicas y humanos que caminaban lado a lado preparando los últimos pasos.

Desde los anillos espaciales que en su interior eran capaces de guardar grandes construcciones tecnológicas miniaturizadas hasta la central de mando instalada en este lado, que se utilizaría con la que se instalara en el otro lado.

Ni hablar de la seguridad, los drones que volaban por el área, los milicianos patrullando y vigilando.

Entonces más allá, estaba una enorme barrera gigantesca en forma de domo que cubría todo alrededor del portal y que estaba teñida de oscuridad debido a la neblina de corrupción.

“¿Qué sucede?” Preguntó César a su compañero.

Rupert en vez de responder le hizo una señal a donde estaban varios homotherium hablando con Alba.

Estaban utilizando una barrera para que su conversación no pudiera ser escuchada, pero por como Alba revelaba sus colmillos, dejaba ver que la situación no era buena.

“Al parecer los rumores de que Aurora esperaba la peor posibilidad se han extendido y han llegado hasta el centro del bosque en donde su tribu se queda.” Susurró Rupert y en voz baja añadió. “Ahora su gente ha venido preocupada. Ya sabes cómo son los homotherium.”

Los homotherium eran felinos que le gustaba vivir en grupo y en comunidad mientras que se llevaban muy bien entre ellos.

Tenían un fuerte sentido de pertenencia y pertenezco que no se extendía entre grupo, sino que a toda su raza y fue por eso que ellos eran considerados muy peligrosos.

No solo eran fuertes, sino que extremadamente cooperativos y lo suficiente aterradores como para que nadie quisiera meterse con uno de ellos.

Era normal que vinieran preocupados por su líder, cuando escuchaban que el portal podría ser más peligroso de lo normal, pero…

“Aurora siempre es así.” Murmuró César sin entender el problema y agitando su cabeza, declaró. “Ella siempre se prepara para lo peor.”

Para él, Aurora era alguien que le gustaba estar preparada para lo peor o al menos tener en cuenta la posibilidad y todo era para que cuando sucediera, no lo tomara por sorpresa.

La peor posibilidad en este caso era que toda la expedición fallara o muriera y que el portal se desbordara trayendo el peligro que estaba al otro lado.

O incluso que generara un desgarro que llevara a una gran grieta en la barrera dimensional.

Sin embargo, que pensara en esa posibilidad no significaba que la aceptaría y más cuando ella estaba al mando.

“¡Lo sé!” Exclamó Rupert como si alguien por fin lo entendiera y bajando su voz, añadió. “Pero ellos no la conocen lo suficiente, así que es normal que se hayan tomado todo con tanta seriedad.”

César asintió en comprensión.

La gente que no conocía a Aurora pensaría que al protegerse ante la peor posibilidad era apocalíptica, pero alguien que la conocía bien, entendería que era parte de su actuar.

Ella necesitaba prepararse para lo peor para de esa forma al entrar no tuviera que tener que preocuparse por el exterior y solo tendría que cargar hacia adelante con su convicción en alto.

De cierta forma, era similar a la razón por la cual él no deseaba discutir con su compañera al entrar.

“¿Crees que causen problemas?” Preguntó César con curiosidad.

Alba soltó varios gruñidos que logró que los felinos que la estaban rodeando bajaran sus orejas y colas mientras se sentaban, como si estuvieran siendo regañados.

“Lo dudo. Ellos son obedientes y no es como si pudieran hacer mucho.” Murmuró Rupert encogiéndose de hombros y dándole un codazo, cuestionó. “¿Crees que la Reina del Bosque venga?”

Alba tras terminar de regañar a algunos miembros de su gente, rompió la barrera y volvió a caminar con calma mientras se retiraba.

César simplemente desvió la mirada cuando notó que ellos estaban observando y sonrió como si nada pasara.

“¿Tal vez?” Dudó César en respuesta y al ver que Alba se retiraba, añadió. “Sinceramente no lo sé. Dicen que ella no sale mucho. Al menos yo de hace tiempo que no la veo.”

La Reina del Bosque era una bestia de rango SSS y verla no era tan difícil, cuando esas bestias tenían cuerpos gigantescos y ni hablar de su presencia.

Algunos rumores en la tribu decían que le gustaba estudiar magia humana y pasaba su tiempo aprendiendo, pero era difícil precisar la verdad.

Al final no importaba.

“Es mejor que nos vayamos preparando. Pronto partiremos.” Declaró César con calma.

Lo que ahora importaba era estar listo para entrar al portal abismal.

******

Terminando de rezar, la Cardenal Najjar se levantó y salió de la pequeña habitación, para llegar a la sala de mando.

“Ya he realizado el ritual para mi señor.” Informó la Cardenal Brousseau a la persona que lideraba esta expedición.

En esta sala de mando estaban todos los miembros de la expedición y quien lideraba esta vez era Aurora, que estaba llevando su armadura de combate.

Como este lugar era grande también estaba César, Rupert y Alba, cada uno escuchando con calma.

Los dos primeros eran bestias mágicas de la tribu de los gorilas, pero según lo que había leído, estuvieron cerca de Aurora y Alice durante un tiempo.

Eran personas de confiar y cuyas habilidades tenía la confianza de esa jovencita que dirigía.

Luego viendo en silencio, se encontraba el salvador de los Goblins, Zrag quien estaba llevando un equipo de batalla de cuero y su gran espada a su espalda.

Luego estaba la Sumo Sacerdotisa Xaali, que llevaba su túnica de sacerdote altamente encantada y Abdellah equipado con su túnica de mago.

Al final estaba Melgar, pero disfrazado como Jasar el Pálido, que se había integrado oficialmente a Zerzura.

La segunda identidad para un demonio, que prácticamente era rechazado en gran parte del mundo era necesario y más si deseaba cierta libertad.

Ahora estaba participando en esta misión, aceptando el llamado de Aurora para entrar al portal.

“El voto grupal será realizado con su aceptación.” Añadió la Cardenal Najjar.

Pudo sentir la mirada de Alice llena de desconfianza a la voluntad de su señor, y claramente recordaba lo que sucedió durante el último portal.

Sin embargo, esta vez cuando todos asintieron de acuerdo, el espacio se distorsionó alrededor de todos demostrando que estaba atento.

Un voto tradicional que solo era mera formalidad y eso era porque cada uno de ellos se conocían y fueron elegidos totalmente por su líder.

“Gracias por su esfuerzo.” Dijo Aurora y mirando al grupo, recordó. “Tenemos ventaja en el frente de ‘deidades’, sin embargo, debe ser nuestro último recurso.”

No debían depender de un ‘Dios’ para moverse, porque de esa forma si en algún momento la ayuda se detenía, estarían en problemas.

La Cardenal Najjar asintió.

Quizás no compartía su modo de pensar, pero tampoco le agradaría molestar a su Dios por pequeñeces.

“Todos han leído lo que puede ocurrir. Si tenemos buena suerte, tal vez aparezcamos cerca, si tenemos mala suerte estaremos lejos y si las cosas van mal, apareceremos en diferente momento.” Dijo Aurora y mirando a los presentes, anunció. “Recuerden. Su propia seguridad es lo principal.”

En el primer portal abismal, algunos de los miembros aparecieron con cierto retraso el uno del otro y en cuanto a la lejanía, también era una posibilidad.

Sin embargo, tenían miembros de magia espacial y eso significaba que siempre podrían reunirse cuando encontraran su posición.

Agregando a eso, la tecnología de la Empresa Cosmos, entonces podrían solucionar algunos temas con rapidez.

Que estuviera presente Minerva, que era la inteligencia artificial que se encargó de la mayoría de los asuntos tecnológicos en el séptimo portal abismal, daba una gran confianza.

“Si están listos, podemos partir.” Añadió Aurora con claridad.

No había mucho que decir en este momento.

A pesar de que tuvieron poco tiempo para conocerse entre ellos, la mayoría de ellos se conocían de alguna u otra manera y, sobre todo, había confianza entre ellos.

Cada uno sabía que era lo que debía hacer, así que tampoco era necesario repetir lo básico y como también se planeó para diferentes situaciones, solo quedaba moverse.

“Me gusta que todo sea directo.” Gruñó César con una sonrisa feroz.

“Esperaba un discurso motivacional, pero esto concuerda con nuestra ‘jefa’.” Intervino Melgar, sonriendo de forma entretenida.

Rupert e incluso Alice asintieron ante esas palabras mientras todos los demás salían de la carpa.

Al salir, la Cardenal Najjar notó a todos los altos mandos esperando afuera y entre el grupo, pudo distinguir a la Cardenal Brousseau que se acercó con James y el General McLean.

Ese hombre no fue puesto en la lista de miembros, debido a que era necesario que Zerzura tuviera una protección propia, que no estuviera dentro de la iglesia.

Quedándose en el fondo del grupo, la Cardenal Najjar observó cómo cada uno daba algunas últimas palabras.

César y Rupert a sus respectivos ‘compañeros’ que hoy estaban presente, Alba hablando con la leona alada Lapis, dejando algunas órdenes con una seriedad absoluta y Aurora intercambiando palabras con la Cardenal Brousseau y el General McLean.

Las conversaciones importantes ya se habían realizado, así que, tras menos de un par de minutos, el grupo empezó a caminar y quien dirigió el camino fue Aurora junto Alba, que iban a la cabecera.

El campamento estaba alrededor de una gran muralla que extendía una poderosa barrera como un domo, cubriendo el portal y sus alrededores.

Doscientos metros en todas direcciones del portal estaba asegurado con la gran muralla y la barrera.

Torretas estaban instaladas en las torres de la muralla y su grupo, se dirigió a una entrada que tenía una gran puerta.

Una vez que las autoridades abrieron la puerta, la niebla fue alejada para permitir que su grupo pasara.

La Cardenal Najjar que estaba al final, frunció el ceño al ver la niebla y agitando su mano, abrió un camino creando un espacio hacia el portal.

A su espalda, pudo sentir que tanto las bestias mágicas como el ejército de Zerzura y sus autoridades observaban desde las murallas.

Aurora sin mirar hacia atrás, lideró el camino.

“Esto es muy solemne para mí.” Murmuró Rupert y tras recibir un codazo de César, gruñó. “¿Qué?”

“Al menos no estamos siendo trasmitidos por las noticias.” Dijo Alice y cuando todos dieron le dieron una mirada, pudieron darse cuenta de que ella estaba acabando su paquete de papitas de forma rápida antes de entrar.

Parecía tener hambre, pero a la vez era una buena manera de disminuir la tensión que se estaba extendiendo.

“Técnicamente deben estar grabando para guardarlo en los informes.” Intervino Aurora y cuando Alice se detuvo de comer, simplemente se encogió de hombros.

Logrando que algunos dieran una sonrisa.

La niebla oscura que golpeaba el espacio era intimidante y si se combinaba con el sentimiento que venía del portal, el miedo instintivo era alto.

Todos tenían cierta experiencia, pero estar tenso era normal.

Tras acercarse, el gran portal quedo a la vista y ese gran portal dejo en claro que era más grande que todos los demás.

Seis metros de alto y cuatro metros de ancho con una tonalidad negra que daba la impresión de que tragaría a cualquiera que se acercara.

“Nos vemos en el otro lado.” Dijo Alba y al ver que asentían, se adentró al portal logrando ser tragada por completo.

Los siguientes fueron Abdellah con la Sumo Sacerdotisa Xaali y seguidos de Rupert y César, tan solo para que Zrag y Melgar entraran con expresión simples.

Literalmente dos razas que no eran de este mundo estaban entrando en los portales abismales… Si incluían a las bestias mágicas, entonces significaba que esta expedición demostraba que muchos deseaban proteger este mundo.

Justo cuando tuvo ese pensamiento, pudo ver que la sombra de Alice se movió a su hermana, pero cuando estuvo por asimilarse, chocó con la sombra de esa jovencita.

Aurora sin darse cuenta entró al portal y Alice al recuperar su sombra, dio un suspiro y se giró.

“Alguien acaba de ocupar tu lugar.” Dijo Alice y sin esperar respuesta, saltó al portal abismal, desapareciendo por completo.

La Cardenal Najjar parpadeó aturdida ante esas palabras, pero no necesitó acercarse para darse cuenta de lo que sucedía.

El portal abismal comenzó a sellarse, de igual forma que como cuando todos los miembros de la expedición entraban.

Este portal tenía capacidad para diez miembros y técnicamente ella era la última.

Alba, Alice, Aurora, Melgar, la Sumo Sacerdotisa Xaali, Abdellah, César, Rupert y Zrag eran nueve de los miembros y ella la décima.

Justo cuando su expresión se estaba volviendo seria, una imagen vino a su mente de forma repentina.

Era de una sombra entrando a la barrera al mismo tiempo que ellas y asimilándose a la sombra de Aurora cuando nadie la vio.

En lo profundo de esa sombra se ocultaba un pequeño felino.

Ella era… Deteniendo su pensamiento, la Cardenal Najjar se dio vuelta y tras dar un paso, sus alrededores cambiaron y apareció en medio de la muralla.

“¿Qué sucedió?” Preguntó el General McLean con una expresión grave.

La Cardenal Najjar cambió su mirada a los presentes y se detuvo en la Leona Alada Lapis, que estaba inclinando la cabeza sin entender.

“¿En dónde está la Reina del Bosque?” Preguntó la Cardenal Najjar con seriedad.

“Ella está en el gran árbol.” Respondió Lapis y cuando vio que su expresión era seria, esa leona empezó a tensarse como si pensara en una posibilidad y tras un momento, murmuró. “Su Majestad aceptó que Alba se encargaría del portal…”

Al escuchar ese murmullo, la Cardenal Najjar empezó a distorsionar el espacio alrededor de ella y de Lapis mientras que las expresiones de todos cambiaban.

Aurora fue algo apocalíptica y lo fue frente a Alba, pero también de Lapis, que era leal a la gobernante del bosque.

Llevando consigo también a la Cardenal Brousseau y a los otros altos mandos de la ciudad, el espacio se distorsionó cuando un viaje espacial comenzó.

Tras varios segundos llegaron a la entrada del gran árbol en el centro del bosque y ella se dirigió hacia la entrada, en donde estaba la gran roca que normalmente servía de trono.

Lapis también entró observando por todas partes mientras sus orejas se agitaban y entonces todos centraron su mirada en la gran roca que estaba en trono.

“Le dije a Alba que Amnestria no se iba a quedar quieta. Esto no tiene nada que ver con el portal, se refiere a una humana que le importa.”

Una voz gruñona y grave vino desde esa gran roca al final de este lugar.

Esas palabras fueron toda la información que necesitaba.

Nunca hubo problemas de cooperación y parecía que estaba todo en orden, sin embargo, quien lideraba a sus aliados ya había tomado una decisión.

Era imposible saber cuándo, pero había decidido que hacer y solo estaba esperando el momento… Este momento.

“Todo sería más fácil si nos hubiera hablado…” Murmuró la Cardenal Brousseau con una voz cansada.

Se dio cuenta de lo que estaba sucediendo y quien había tomado su lugar.

“Ni la joven que lidera la expedición la hubiera dejado ir y ni Alba lo hubiera permitido.” Declaró la voz que venía de la roca y mientras el suelo temblaba, anunció. “Ella hizo lo que creía correcto.”

Esas palabras de la gran roca demostraron que ese poderoso goliathus que se hacía pasar por un trono, conocía mejor que nadie a quien dejaba que se sentara arriba de él.

Por la mirada de Lapis, que estaba sorprendida y preocupada, era muy posible que Alba hubiera estado igual de preocupada por la bestia que seguía.

El único alivio para la Cardenal Najjar, era que alguien más fuerte que ella ocupó su lugar.

******

“La expedición del décimo portal ha entrado.”

El profeta que estaba en una habitación en la sede de la Iglesia del Orden en Estados Unidos, escuchó el informe por medio de lo que los humanos llamaban reloj holográfico.

La expedición del décimo portal que estaba liderado por la persona que estuvo presente en dos de sus visiones acababa de entrar al décimo portal abismal.

Siguiendo la profecía que había tenido y si bien los humanos lograron descifrar bastantes partes de esa profecía, el profeta seguía molesto por su error en la primera profecía.

Sin embargo, ahora tenía otro problema.

“¿Preguntas por algo en particular o has tenido otra visión?” Preguntó la voz en su reloj holográfico.

Según lo que había escuchado, era una secretaria, que lo atendía a él y se encargaba de ayudarlo en todas sus necesidades y responder todas sus dudas.

Esa pregunta lo hizo dudar demasiado, pero tras pensarlo, al final simplemente activó su reloj holográfico.

“No… No ha sucedido nada.” Respondió el profeta con calma.

Estaba mintiendo.

Hace cinco minutos tuvo una visión y por esa razón había preguntado.

En esta visión estaba la misma persona que vio en sus dos otras visiones y ella era la única que permanecía totalmente reconocible en esta visión.

Rodeada de oscuridad, esa persona entró al noveno portal abismal que apareció en lo que los humanos llamaban, Republica Checa y esa jovencita entró al lugar para enfrentar lo que había dentro.

“¿Cómo es posible?” Dudó el profeta tras apagar su reloj holográfico.

¿Cómo era posible que la misma persona apareciera en otra profecía cuando había entrado a otro portal?

El problema era que esta visión no era de un futuro lejano y eso significaba que era muy posible que la humana no pudiera salir del décimo portal para volver a entrar a este... Y eso no tenía sentido.

¿Cómo se podía profetizar sobre alguien que ni siquiera estaba en este mundo? ¿Y por qué cada visión era realista como si inevitablemente debía suceder?

Tales visiones que siempre fueron acertadas, ahora no tenían sentido para él y al final, solo ocultó todas sus dudas y se mantuvo en silencio.

Después de todo, a quienes le debía informar primero no era a las iglesias.


mode_commentComentario de Evil_Warlord

Creo que es obvio, pero lo diré. Estamos por entrar en el último ‘arco’ del volumen. Y por ende, cada vez más cerca del final del volumen. Al menos en la historia principal, la historia paralela se demorará un poco más. Les aviso por si desean guardar capítulos y almacenarlos, para que puedan leer todo sin tener que esperar.

Dicho eso, no se olviden unirse al discord: discord.com/invite/WG8FX75

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Historia Paralela Capítulo 94
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Descabellado.

Historia Paralela Nuevo Comienzo Capítulo 94: Descabellado.

Los gruñidos en voz baja vinieron de un par de gorilas que estaban caminando en dirección de una habitación.

“Ugg… Me duelen los huesos.” Gruñó Rupert en voz baja y observando a su compañero, cuestionó. “¿Por qué demonio nos hiciste ir a enfrentar a Alice?”

Hace dos horas acabaron de llegar de otra misión arca y como siempre, el viaje fue agobiante mental y físicamente, siendo bastante incómodo.

Estaban viajando por el mismo lugar que antes y la tribu de gorilas estuvieron apoyando, así que su seguridad estaba garantizada.

No obstante, ellos estuvieron participando más en las batallas porque no deseaban que su gente los estaba viendo los menospreciara y necesitaban actuar.

Sin embargo, tras llegar pasaron dos horas entrenando con Alice, porque a César se le ocurrió la idea de pedirle entrenamiento y ahora todo su cuerpo estaba doliendo.

“No sabemos cuándo comiencen las siguientes misiones. Debemos estar preparados.” Gruñó César en respuesta y dándole una mirada, declaró. “No me importa si no quieres seguirme, pero creo que esta misión nos podrá al límite.”

Rupert dudó un momento, pero al final asintió.

A diferencia de César, él no participó tanto en batalla, pero había escuchado que los asuntos que se metían las ‘Protectoras de Zerzura’ eran grandes.

Su gente fue atacada por una gran horda de bestias mágicas y Rupert todavía lo seguía recordando… Al igual que seguía recordando, que su gente fue salvada de esa horda, por dos personas, que literalmente la desbarataron.

¿Cuántos riesgos habían tomado para hacerlo? Sus misiones estaban en un alto nivel y que fueran elegidos, llevaba cierta importancia.

“Lo entiendo...” Murmuró Rupert al entrar a su habitación y a ver su gran cama, se tiró arriba de ella.

La cama solo tembló al soportar todo su peso y Rupert solo gruñó dejando salir su cansancio, mientras era observado por César que se sentó con calma.

No cuestiono demasiado las elecciones de César y no fue porque lo seguía a toda parte, sino que él era quien tenía más experiencia conociendo a esas dos personas.

También fue alguien que luchó al frente para defender la ciudad y lo hizo incluso cuando estuvo en desventaja.

Era normal seguir a alguien más experimentado.

“¿Qué crees que nos deparara?” Preguntó Rupert con seriedad.

Las misiones Arcas le mostraron que las ‘Protectoras de Zerzura’ realizaban bastantes misiones para salvar vidas y esta ciudad era la prueba que ayudaba, pero esa ayuda siempre se extendió a cualquiera.

Por eso mismo, los Addax mágicos tenían ‘reservas’ para ellos en donde vivían con algunas otras bestias mágicas más pacíficas.

Las bestias mágicas estaban incluidas entre los seres vivos que ellas ayudaban... Al menos, Aurora.

Alice por su otra parte, no solo era indiferente, sino que era demasiado peligrosa y para él representaba la fuerza de ese dúo.

“No lo sé.” Respondió César de forma honesta y tirándose en su propia cama, anunció. “Pero confió en ellas.”

Confiaba en las personas que se enfrentaron a peligros por una tribu con la cual no tenían conexión… ¿Y cómo no podían confiar en esa clase de persona?

Ni siquiera se acercó para pedir una recompensa, simplemente los ayudó sin pedir nada a cambio.

“Y también te enseñan a ser fuerte.” Murmuró Rupert mirando el techo.

Alice aceptaba los pedidos de César de entrenamiento y lo aceptó a pesar de que ella había llegado de misiones arcas.

Incluso si ella estaba cansada por esos viajes, nunca lo mostraba y le daba una paliza que a veces la realizaba con una sed de sangre palpable o incluso con cierta presencia que daba miedo.

Fortalecía sus instintos de bestias para de esa forma mejorar su fuerza de batalla a la vez que buscaba fortalecer sus mentes.

Si antes se enfrentaban a un monstruo, era normal que la segunda vez fuera más fácil y una pequeña facilidad podía ser de mucha ayuda en batalla.

“No debemos decepcionarlas.” Dijo César y al escuchar esa voz, Rupert se levantó viendo que su compañero hacia lo mismo.

Ambas hermanas eran difíciles de entender.

Aurora resultaba ser muy difícil de comprender cuando se trataba de sus valores y su naturalidad para ayudar a otros, sin pedir nada de vuelta.

Una ayuda que se extendía a desconocidos.

Los humanos resultaban difíciles de comprender, pero quien se llevaba el premio de incomprensible, era Alice.

Literalmente no sabía lo que pasaba por la mente de esa humana, pero algo estaba seguro… Ella veía potencial en ellos y trataba de apoyarlos a su manera más salvaje posible.

Una humana que representaba valores que incluso lo cautivaban a él y una glotona que veía potencial en ellos. 

¿Cómo podrían decepcionarlas?

“Volvamos a entrenar. Quien pierda debe soportar el ataque de Alice en nuestro próximo entrenamiento.” Murmuró César con un gruñido salvaje.

Rupert solo gruñó de vuelta mientras se levantaba, pero por dentro ocultaba su sonrisa.

En realidad, no estaba tan cansado como decía.

******

En el último piso del edificio de la sede de la Empresa Apicius, James observó por la gran ventana.

La muralla se estaba extendiendo para tener un área de mayor tamaño para la expansión y en su visión era posible observar como la construcción de la muralla estaba avanzando.

También era capaz de ver todos los edificios que se estaban construyendo y si bien los que estaban al centro de la ciudad, eran grandes, las casas que se extendían a lo lejos, eran más numerosas, pero visibles.

“Un oasis en el desierto… Zerzura.” Murmuró una voz y acercándose a su lado, anunció. “Nunca pensé que esto podría haber sido posible.”

James se giró para observar a Chonz Kernen.

Era un anciano que estaba en una edad avanzada, pero que seguía mostrando una mirada brillante y llena de entusiasmo.

Profesor de la Academia Cernunnos, ese hombre era alguien que tenía relaciones con bastantes tribus de bestias mágicas por alrededor del mundo.

Con solo decir que era alguien capaz de entrar al bosque mágico por su cuenta demostraba que no era nadie simple… Y eso iba más allá de su fuerza de curandero rango A.

Audacia, determinación y voluntad, ese anciano era decidido con sus objetivos.

“Se creó una ciudad en medio del océano atlántico. Nosotros somos imitadores.” Respondió James con una sonrisa.

“¿Es así? Pienso que lo que hacen aquí es más grande que la Ciudad Atlántida o lo que la Empresa Cosmos hizo.” Respondió el Anciano Kernen y observando seriamente, señaló. “Y eso me llama la atención. ¿Por qué la Empresa Apicius que trata a las bestias como carne está ayudando a esas mismas bestias? Es entendible sobre los humanos, pero que apoyen a las bestias, es …”

“¿Descabellado?” Dudó James y dando una sonrisa al haber acertado, se ajustó su corbata mientras observaba la ciudad.

¿Cuántos restaurantes tenía en el mundo?

Estos edificios estaban en la mayoría de las naciones de este mundo y sus restaurantes estaban presentes con los mejores chefs y los más grandes ingredientes.

Sin embargo, ellos no estaban metidos en solo el negocio de los restaurantes.

Cualquier persona que iba a un negocio y tomara cualquier elemento comestible, muy seguramente pertenecería a la Empresa Apicius directa o indirectamente.

O, por otra parte, si uno iba a los mayores productores de carne de bestia mágica, lo encontrarían a ellos.

A ese lugar estaba apuntando el Anciano Kernen… Le estaba encontrando descabellado que la empresa que literalmente se manejaba con comida, apoyara a las bestias mágicas inteligentes.

Bestias que posiblemente habría querido devorar antes.

“Nuestra empresa sigue las regulaciones nacionales e internacionales sobre las bestias mágicas inteligentes. Solo tocamos lo que este mundo permite.” Dijo James con la sonrisa de un empresario amigable.

No estaba mintiendo, pero a la vez no significaba que no hubiera hecho negocios de esa clase.

Sus granjas de bestias mágicas eran muy reconocidas en todas partes y si bien no eran bestias mágicas inteligentes y eran solo aquellas permitidas en las reglas, no significaba que lo que hacían no fuera cruel para un domador de bestias idealista.

Aun así, incluso si su empresa hubiera hecho negocios con bestias ‘exóticas’, nadie lo podía probar y más importante que todo…

“En la actualidad no llevamos a cabo esos negocios. Los tiempos cambian y nosotros debemos adaptarnos.” Respondió James con honestidad y dando una mirada, precisó. “Son negocios y como todo negocio, los beneficios importan.”

Lo que hace quince años estaba bien, en la actualidad estaba mal y eso significaba que ellos debían actualizarse si no deseaban tener pérdidas y quedar atrás.

“Si alguien le pregunta a un cazador ilegal quien fue su mayor cliente, todos lo mirarían a ustedes… O sus filiales, socios o como deseen llamarlo.” Dijo el Anciano Kernen con frialdad.

En sus restaurantes en lo más alto de los edificios se realizaban las negociaciones más importantes y las personas que asistían le gustaba comer buena comida y a veces algo exótica.

Conseguirla era parte de su trabajo.

“Y ahora somos quienes buscan detener a esos cazadores.” Respondió James sin negar lo que insinuaba y sin cambiar de expresión, precisó. “La diferencia de antes y ahora, es que tenemos una nueva accionista y ella tiene ciertos ‘valores’ que debemos cumplir.”

Aurora nunca se metió en sus asuntos desde que fue nombrada accionista y era posible que ella lo tomara como una broma o incluso negara esa realidad.

Era accionista de la segunda empresa más rica de todas y ella se convirtió en una de las personas más ricas de este mundo… Era imposible que Aurora, que ni siquiera se atrevía a aceptar un puesto oficial en la ciudad pudiera aceptar la verdad.

Sin embargo, no era un juego y ella era la segunda accionista y como si fuera poco, era la persona a la cual Alice seguía a todas partes.

Estaba claro que la empresa se afianzaría a los valores que Aurora representaba y lo bueno era que ahora tenían todo para mantenerse estable, incluso si seguían algunos estándares.

Sus negocios en este punto iban más allá de los grandes restaurantes con los cuales empezaron.

“¿Esa es la respuesta que buscaban?” Preguntó James y observando a ese anciano que fue atrapado, explicó. “Ayudar a las bestias o crear una ciudad tiene una importancia económica. Incluso si gastamos cientos de millones en la ciudad, lo recuperaremos.”

En Uganda se encontraba un antiguo parque nacional en donde una planta mutaba a los cocodrilos que lo comían y lograban que aumentara su tamaño, a costa de limitarlos en rango.

No obstante, si esa planta se trataba con cuidado y se mezclaba con otros alimentos, era posible potenciar el cuerpo de un usuario de habilidad.

Ese era uno de los tantos beneficios que podían conseguir, cuando los negocios de la ciudad profundizaran con el bosque.

Ni hablar de los beneficios que iba a obtener cuando extendiera sus raíces por estas tierras y era imposible que no se extendiera.

En ese sentido los valores de Aurora, estaban acorde a los intereses económicos de la empresa y lo bueno era que esa jovencita entendía que era necesario un equilibrio económico.

Aun así, todo requería su tiempo y James no estaba preocupado por los gastos o por la expansión de la ciudad.

Incluso si ahora se llevaban a cabo más de diez misiones arcas de forma simultánea y la ciudad estaba expandiéndose al máximo, no importaba.

“¿Entonces qué piensas Anciano Kernen?” Preguntó James y mirando a ese individuo con calma, cuestionó. “¿Crees que la Academia Cernunnos estaría interesada en la ciudad?” 

Chonz Kernen no era un hombre simple y de cierta forma representaba los intereses de la Academia Cernunnos en el exterior, mayormente con las tribus con la cual tenía contacto.

Eso significaba que de cierta forma representaba al Director Ackermann de rango SS y mayormente a la Bestia Santa de Suiza, el Barbegazi.

“Lo está. No con su empresa, sino que con la ciudad… Se ha creado algo grande aquí y es imposible que no deseemos estar presente y tratar de influir con nuestros intereses.” Respondió el Anciano Kernen y dando un suspiro, murmuró. “Aunque esos intereses están siendo satisfechos.”

Una nueva ciudad estaba surgiendo en áfrica y que las personas no pudieran venir tan fácilmente era una de las razones por la cual las fuerzas externas no se acercaban.

Otra fuente era la Iglesia del Tiempo y el Espacio y Empresa Apicius que era gigantesca en los negocios, impedían que nadie intentara algo ‘gracioso’.

Pronto se añadiría el General McLean, pero ese era un asunto que no era revelado públicamente.

Aun así, sería un buen lugar para que una academia que era conocida por respetar y tratar de iguales a las bestias mágicas, buscara influenciar.

No obstante, aquí no había nada que influenciar.

Literalmente las leyes estaban a favor de las bestias mágicas y quienes estaban llevando los juicios lo estaban haciendo de forma muy estricta.

Aun así…

“No obstante, podemos beneficiarnos. La ciudad puede expandirse para dar la bienvenida a domadores de bestias y sus gremios de domadores. Desde edificios para su gente, habitad para las bestias o reservas para cualquier tribu que necesite asilo.” Dijo James, sin ocultar su sonrisa.

Suiza era parte de la Unión Europea y si bien esa gran nación trataba de mantener contenta a la Bestia Santa, necesitaba mantener cierto equilibrio en su totalidad.

Era imposible prestarle todo el apoyo que necesitaba o concederle todo lo que deseaba esa gran bestia.

Y eso significaba, que la Academia Cernunnos no podía ayudar a todos lo que deseara, específicamente era capaz de ayudar a todas las tribus que estaban en peligro o bestias mágicas que se encontraban en problemas.

No obstante, Zerzura podía recibirlos, ya sea en una zona de la ciudad o en una reserva que podía crear dentro de sus fronteras.

“También necesitamos domadores de bestias para que nos ayuden a mantener las relaciones con las bestias y por supuesto, profesores que puedan apoyar nuestra futura academia.” Añadió James y a ver a ese profesor atraído, explicó. “Los ciudadanos están aumentando y hemos estado trabajando en una academia. Pronto abrirá.”

La Academia de Zerzura… Era un nombre que le parecía atractivo y era imposible que no deseara crear una gran academia que se asemejara a las grandes academias del mundo.

Era un proyecto que estaba siendo llevado a cabo y que empezaría a lo grande, invitando estudiantes extranjeros a esta ciudad.

“Pronto volveré a la Academia Cernunnos, en ese momento informaré sobre esta conversación al director.” Respondió el Anciano Kernen.

James asintió de forma simple.

No estaba demasiado preocupado por la respuesta, ya que era imposible que ellos se negaran a acercarse al bosque y, por ende, a sus tribus del interior.

Y ahora quienes tenían la puerta para conectarse a ese lugar eran ellos… Precisamente esa jovencita que estaba trabajando tanto.

Sonriendo con calma, James simplemente volvió a mirar la ciudad en silencio, disfrutando de la vista.


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