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TG - Capítulo 469
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La única manera.

Capítulo 469: La única manera.

En uno de los primeros barrios de la Ciudad Zerzura, el Ministro Turay que estaba tomando su rol de vecino, estaba en la plaza principal charlando con sus vecinos.

Algunos eran las personas que vivieron en el pueblo que estuvo antes de Zerzura y otros eran lo que llegaron posteriormente.

Era el primer barrio debido a que fue el primero en ser construido cuando la ciudad se estaba formando, pero eso no significaba que fuera lujoso o algo por ese estilo.

Las casas eran bastante normales, conformando un pequeño suburbio y una de esas casas, era la suya.

Como Ministro de Zerzura, tenía un sueldo bastante jugoso, que le permitiría un departamento en un gran edificio en el centro de la ciudad o incluso, una mansión en la zona apartada de los barrios privados.

Sin embargo, lo que ganaba lo donaba y se dejaba lo justo para vivir o para pagar sus diversos estudios, que de vez en cuando tenía tiempo para completar.

Era incapaz de apoyar la ciudad con algún tipo de fuerza, pero como Ministro tenía que mostrar una imagen y esa imagen debía mantenerse también cuando hablaba.

Aprender de arte, de política, de comida gourmet, de vinos y de decenas de otras preferencias de algunas personas importantes, era una forma de mostrarse ‘culto’ frente a esos peces gordos, que lo mirarían hacia abajo.

Y era normal que lo miraran hacia abajo cuando literalmente salió un pueblo en medio de la nada.

“¿Ministro se encuentra bien?” Preguntó Eposi Alima una de las líderes del gremio Orisha Oko.

“Si… Estoy bien, solo estaba recordando un poco del pasado y perdiéndome en mis pensamientos.” Respondió Turay notando que la Capitana Sadiya lo miraba desde lejos.

Ella era su escolta personal esta semana, un trabajo que para Turay no tenía sentido, pero que al final aceptó.

No pensaba que alguien lo atacara, a la vez que también dudaba de que fuera tan importante, al menos en el conjunto de las autoridades de la ciudad.

Su mirada luego se desvió a la plaza, en donde estaban niños, vecinos charlando y vio algunas caras conocidas.

La primera esposa del General McLean estaba aquí con Andrea, Nicholas Cowie que era el vice líder del Gremio de Mercenarios le dio un saludo mientras charlaba y si no fuera porque tenía trabajo alrededor del portal, Makeba estaría presente aquí.

Como uno de los primeros vecinos, ese hombre seguramente estaría deseoso de ver lo que habían creado.

Redirigiendo su mirada a Alima, que estaba observando el lugar junto a él, Turay sonrió un poco sin poder resistirse y en ese momento, notó a su secretario personal Sade, acercándose con cierta seriedad.

“Ministro la expedición del décimo portal finalmente ha salido. Todos los miembros de la expedición están a salvo y bajo el protocolo de cuarentena estándar.” Informó Sade a su oído, utilizando un artefacto para que solo él escuchara y a la vez, para que nadie se diera cuenta.

Alima dio una mirada curiosa, por saber lo que le informaba y por la sonrisa que Turay estaba dando.

Estaban a una semana de año nuevo y hace un par de semanas atrás había entrado la expedición, pero ahora había salido finalmente con éxito.

Hubo un poco de alarma, debido a que no podían recibir más respuestas de las máquinas de comunicación dimensional, pero ahora que finalmente salieron no pudo evitar sonreír.

“¿Tiene que irse?” Preguntó Alima con cierta seriedad.

“Eventualmente, pero me gustaría terminar con esto antes.” Respondió el Ministro Turay y haciéndole una señal a su vecino, que había preparado todo, la gente empezó a reunirse.

Por su parte, él se movió entre la multitud que empezó a ser más de lo que pensaba y se dirigió al centro de la plaza, en donde estaba una plataforma y una figura cubierta por una manta blanca.

Subiendo a la plataforma tomando el artefacto para hablar, Turay no se inmutó cuando vio que la plaza se estaba llenando, con más personas que los que vivían en este barrio.

No era un acto público, era un acto de vecinos realizado por él, pero que fuera el Ministro significaba que algunas personas venían de lejos y más para esta ocasión.

“Perdón por adelantarme un poco más, pero las obligaciones llaman y deseaba estar aquí cuando finalmente se revelará lo que se construyó.” Dijo Turay con una pequeña sonrisa y mirando la manga de su traje, murmuró. “La primera vez que la conocí fue cuando estuve por morir… Vi a mis compañeros siendo desgarrados por lobos y pensé que era el siguiente. No lo fui.”

Se había quedado cuando muchos dejaron el ‘barco’ conocido como África, tratando de mudarse buscando una vida mejor, incluso cuando no tenían nada en donde empezar.

Él se quedó, buscando dar una mano a aquellos que la necesitaban, pero en este mundo se necesitaba fuerza para ayudar.

El mundo nunca cambiaba… Antes del ‘Gran Cataclismo’, el poder y el dinero podía traer cambios, pero luego de ese evento, era la fuerza personal la que podía traer cambios.

Y él como millones de otros no despertaron ninguna habilidad sobrehumana o no pudieron convertirse en usuarios de habilidades, pero al igual como antes, el ayudar no podía ser detenido.

“Por mucho tiempo creí que era un marinero en un bote que se hundía. Buscando tapar los gigantescos huecos, sin realizar muchos cambios. Nunca me detuve, no importa si me estaba por ahogar o me estaba hundiendo.” Dijo Turay y con cierta sonrisa, añadió. “Lo que algunos llamarían un tonto por ayudar, por quedarse en este lugar cuando ya no había esperanza. Sin embargo, solo me di cuenta de que la esperanza no había llegado.”

¿Era un marinero que se hundía en un bote? ¿O solo un tonto testarudo que no quería dejar que ese bote se hundiera?

La respuesta estaba en cada uno de aquellos que escuchaban su historia.

Ahora pensaba que no era que no hubiera esperanza, era que no había llegado… Aquellas personas que finalmente dieron esperanza para que todo cambiara.

“Vi a mis amigos morir por criaturas, a mis conocidos morir de hambre y tuve a mi familia muerta en mis brazos. Había perdido la esperanza y lo que quedaba de mi era alguien que solo buscaba continuar, tal vez queriendo ver algo de luz en este lugar tan oscuro y lleno de peligros. Bestias, criaturas, señores de la guerra, milicianos, bandidos o jugadores, para nosotros eran mortales.” Dijo Turay y con una voz algo compleja, añadió. “Hasta que las conocí y me hicieron ver algo de luz, queriendo volver a moverme sin detenerme. La esperanza para mí llego con ellas.”

Había vivido toda su vida en este continente y había viajado por diferentes lugares, visto que la vida era mala incluso antes del Gran Cataclismo, pero se esforzaba por vivir o sobrevivir.

Luego de que todo empezara, el mundo se puso patas hacia arriba y vio como sus amigos morían por criaturas y bestias o vio a algunos de sus conocidos morir por hambre, sin tener nada con lo que alimentarse.

Vio morir a su familia… Y cuando esas jóvenes lo encontraron solo quedaba un hombre testarudo, que se creía que era un marinero tratando de tapar los grandes huecos del barco con su cuerpo.

Un hombre vacío que era lo suficiente testarudo como para luchar antes de morir y eso, cambio con su llegada.

Las jóvenes que cambiaron todo.

Aquellos que lo escucharon dieron miradas serias, tal vez recordando sus propios pasados y otros mostraban expresiones animadas, tal vez por las personas de la que estaba hablando.

“Pero estoy avergonzado. Puse mi supervivencia en los hombros de dos niñas, quienes decidieron cargar con nosotros. Un adulto dependiendo de unas niñas para su cuidado.” Dijo Turay y notando que las expresiones de algunos que venían de lejos cambiaban, añadió. “Ellas no estaban en su mejor momento, cualquiera que la conoció esos primeros días podría verlo, pero ellas se movieron por nosotros. Sangraron, lucharon y al final no nos abandonaron.”

Niñas… No importa que a Aurora o Alice le molestara esa palabra, cuando llegaron a este lugar eran dos niñas perdidas, con pasados complicados y con sus propias pesadillas.

Aurora era una joven que venía del extranjero y Turay todavía recordaba esa máscara y armadura que había llevado, que le dejaba en claro que llevaba cargas pesadas.

Sin embargo, esa joven se echó al hombro la vida de miles de personas y luego tras salvarlos a todos, en vez de dejarlos a su suerte, los siguió cargando.

Una carga pesada en el que incluso Alice, que no mostraba interés en ellos, tuvo que cargar y ambas se enfrentaron a grandes desafíos, que la superaban, pero siguieron aquí.

No importa lo que Aurora dijera sobre que era para sí misma o como Alice deseaba mostrarse indiferente, diciendo que lo hizo por su hermana, ambas se detuvieron a ayudar y luego continuaron ayudando, cargando cientos y miles de vidas por su cuenta.

Dando una señal a sus vecinos, para que bajaran la manta, revelando la figura, todos se quedaron en silencio cuando vieron la figura.

No era la figura de Aurora, levantando su espada en lo alto, como todos la representaban, era una joven en una armadura, que se afirmaba en su espada.

Cabizbaja, se mostraba cansada, agotada y exhausta tan solo afirmándose con su espada, pero no caía arrodillada, todo mientras a su espalda una capa de oscuridad la cubría, apoyándola.

“Esta no es una estatua para alabarlas a ellas. A ninguna de las dos le gustan las alabanzas y los cumplidos. Esta es una estatua para nosotros, para que no nos olvidemos que vivimos gracias a unas niñas que sacrificaron su adolescencia buscando protegernos, cuidándonos y permitiéndonos crecer, trayendo ayuda.” Anunció Turay y viendo la seriedad que compartía entre los primeros vecinos, reveló. “Que esta estatua sea un recordatorio, de que lo que tenemos es a causa del sacrificio de dos jovencitas. Sus dificultades, sus desafíos, sus lágrimas y dolor, nos permitieron por primera vez en mucho tiempo vivir y no solo sobrevivir o simplemente existir.”

Muchos no ‘vivían’, sobrevivían y algunos simplemente existían.

Todo podría haber cambiado si Aurora se retiraba ese día que lo ayudo, pero no lo hizo y se quedó… Llevando a que cargara con la vida de más personas y luego trajera ayuda, cambiando sus vidas para siempre.

Tal vez para los ciudadanos posteriores, la participación del dúo de hermanas en su vida era más baja con el tiempo, pero para los primeros ciudadanos de Zerzura, sus vidas eran de esta forma gracias a ellas y solo a ellas.

Por eso esta estatua no buscaba alabar a las hermanas, sino que era un recordatorio para sí mismo y para todos aquellos del primer barrio que hoy ocupaban puestos importantes tanto en el gobierno como en el ejército.

La vida que hoy tienen fue gracias a esas jovencitas, que sacrificaron más de lo que seguramente ganaron.

“Cumplan con su papel y sigan con su trabajo para Zerzura.” Dijo Turay y con calma, anunció. “La única forma que hay para pagarles, es apoyarlas.”

Aurora no deseaba recibir un agradecimiento y hubo veces que le causaban incomodidad, ya que ella misma decía que lo hizo por sus propios intereses.

Por su parte Alice, estaba aún menos interesada en los agradecimientos y de cierta forma ambas, no deseaban ninguna devolución.

Sin embargo, era necesario devolverles algo y era imposible que no lo hicieran, no solo por ellas, sino que por sí mismo.

Y la única forma de devolver lo que ellas hicieron era apoyarlas por medio de la ciudad.

Haciendo que al menos fuera un lugar acogedor y seguro al cual pudieran regresar, cuando terminara su camino imparable.

Esa era la única manera.

******

Un hombre y una mujer estaban caminando por la vereda de la Ciudad de los Ángeles, mirando el gran domo que cubría el portal a lo lejos.

La seguridad estaba en los alrededores y se veían policías moviéndose, junto a varios aventureros y mercenarios, llevando a que los transeúntes cercanos empezaran a sentir la rareza.

Pero incluso con eso las personas miraban al par, que estaban caminando en dirección al portal y la mayor razón, era por la belleza de la mujer.

Era joven rondando su veintena, cabello negro y largo, ojos celestes, piel blanca que daba la impresión de ser suave y un vestido que revelaba su figura atractiva.

Su mirada indiferente y distante solo causaba que los espectadores, sintieran que el atractivo aumentaba como una joya que no estaba al alcance de todos.

“Parece que pronto empezara.” Murmuró el hombre que caminaba a su lado.

Era un hombre con cabello negro algo corto y con una barba negra prolija, que cubría su mandíbula dando cierta apariencia masculina atractiva a la vista.

A simple vista las personas creería que el hombre rondaba los cuarenta y a pesar de que estaba al lado de una jovencita a la cual doblaba la apariencia, nadie pudo soltar ni siquiera un murmullo.

Eso fue por su físico entrenado, no lo suficiente como para parecer extremadamente musculoso, sino que lo suficiente para dejar en claro que, bajo esa camisa, había un cuerpo aterrador.

Los aventureros al escuchar sus murmullos dudaron de este par que llamaba tanto la atención, pero entonces una alarma sonó.

La gente se quedó aturdido al escuchar esa alarma que sonaba por primera vez, pero luego tras girarse, pudieron ver que en el domo empezaba a ocurrir algo.

“Se recomienda la evacuación de inmediata. ¡Repito todas las fuerzas deben evacuar de inmediato!”

El altavoz empezó a sonar y la gente empezó a actuar de inmediato, sintiendo el peligro que se filtraba desde el Octavo Portal Abismal que apareció en esta ciudad.

Gritos, alaridos, advertencias y el megáfono advirtiendo sonaban mientras que el dúo caminaba en dirección del portal sin temor.

“Algo está queriendo salir. Justo como me habían informado.” Dijo la mujer y sonriendo mientras la luz plateada empezaba a iluminar el cielo de la ciudad, añadió. “Hemos llegado justo a tiempo.”

En medio del aturdimiento de los espectadores al ver esa luz plateada que cualquiera podía reconocer, pudieron escuchar la explosión de la barrera y la niebla de corrupción extendiéndose, todo mientras una figura salía.

Todos tuvieron el mismo pensamiento al mirar en esa dirección… La expedición del Octavo Portal Abismal había fallado.


mode_commentComentario de Evil_Warlord

Aquí finaliza el volumen 2, al menos la parte de la historia principal, cuyo nombre es ‘Necesidad’. Siempre tengo cosas que decir, pero lo dejaré para cuando la historia paralela termine… Y si, la historia paralela continuara hasta que termine, que serán alrededor de 30 capítulos si contamos los otros 5 que no se pudo publicar -Al menos lo que tengo pensado-. Bastante o poco dependiendo de quien lo vea, pero en mi caso quiero darle el final que deseaba, sin extenderme demasiado ni tampoco dejar personajes fuera o sin mostrar lo que deseaba.

La última vez me di un tiempo cuando finalizo el volumen, pero ahora continuara con la historia paralela hasta que acabe, así que se seguirá publicando los capítulos, pero dejaré la encuesta de antemano por aquí… ¡Y si, también hay una encuesta!

Si tienes tiempo pueden responderla, son más preguntas que la anterior, pero no es obligatorio responder todo, así que lo dejo a su decisión.

Les dejo el link de la encuesta y también de discord en donde se publicara, por si desean ir directamente desde ese lugar.

https://forms.gle/Y8jKgMVTZGWnGiB66

https://discord.gg/WG8FX75

Psdt: Aviso por aquí, que esta semana estaré ocupado y tendré un corto viaje de una semana y tendré problemas de internet, así que si es posible seguiré subiendo capítulos de forma constante como siempre, pero es posible que días continuos no se publique nada, todo depende del internet y la suerte.

Dicho eso, antes de hacerlo más largo, gracias por leer!

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Historia Paralela Capítulo 104
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Una gran tormenta.

Historia Paralela Nuevo Comienzo Capítulo 104: Una gran tormenta.

Los disparos vinieron de una petrolera en medio del desierto de Sudan y César se tiró al suelo, bajando su cabeza.

El ‘ta-ta-ta’ de las metralletas estaba sonando con fuerza, golpeando la colina de arena delante de donde él y su compañero Rupert estaban tirados.

“¿Son armas comunes?” Dudó Rupert con seriedad.

Las balas eran rápidas y si bien era la primera vez que se enfrentaban a armas de fuego, habían aprendido la diferencia de un arma que la utilizaba una persona común y un arma utilizada por un individuo con algún talento de maestría.

No obstante…

“¿Quieres probarlo tú mismo?” Cuestionó César tratando de observar, pero de inmediato agachó su cabeza cuando vio un cohete volar por el cielo y explotar a varias decenas de metros.

“Mejor no…” Respondió Rupert tirándose en el suelo.

Los disparos de la metralleta continuaron viniendo, sin contenerse y ambos se miraron entre ellos.

Esta refinería petrolera estaba en medio del desierto de Sudan y si bien antes fue de una empresa, en la actualidad fue tomada por unos milicianos como su base personal.

Su deber era detener a los milicianos y preferiblemente arrestarlo, pero si la batalla se intensificaba, estaban libres para moverse como desearan, pudiendo eliminar a sus objetivos.

Aun así, esa ‘libertad’ para César estaba atada al discernimiento propio, para elegir cuando era necesario contenerse o cuando podían ser más crueles.

“¿Cuántas balas tienen?” Dudó Rupert mientras la arena salpicaba su cabeza por los disparos.

Tenían los artefactos de barrera activos, permitiendo que si una bala atravesaba pudieran protegerse, pero los disparos de la metralleta no paraban.

César que levantó la cabeza mientras la arena salpicaba, pudo ver que, en la parte superior de unas escaleras, un hombre y una mujer estaban cargando lanzacohetes apuntándole a ellos.

“No lo sé, pero no quiero esperar para verlo.” Murmuró César y haciéndole una señal, ambos se prepararon.

Los disparos se detuvieron y entonces los cohetes volaron en su dirección, con una mayor precisión que antes.

*Boom*

*Boom*

Cuando los cohetes explotaron, ellos ya habían parpadeado hacia adelante y con sus barreras activadas, César saltó a las escaleras mientras que Rupert cayó en el piso de abajo.

“¡Bestia!”

El dúo que había lanzado los cohetes sacaron sus pistolas y trataron de dispararles, logrando que César se cubriera su cabeza de forma inconsciente, pero las balas ni siquiera pudieran atravesar su barrera.

Muy posible tampoco le hiciera nada a su cuerpo… Ese pensamiento hizo que sonriera y se moviera.

“¡Ríndanse! ¡Somos miembros de las fuerzas del nuevo gobernante de Jartum y ustedes han tomado ilegalmente una propiedad que no es suya!” Rugió César con una voz alta mientras su presencia de rango A se liberaba.

No solo tomaron una propiedad ilegal, sino que asaltaban los alrededores, robando el ganado de los locales que ya tenían dificultades para sobrevivir e incluso a veces exigían ‘tributo’.

Comparado a otros criminales no era tan malo, pero Jartum con su nuevo ‘gobernante’ deseaba eliminar desde los más grandes crímenes a los pequeños.

Y en este caso le dejaron uno ‘pequeño’ a él, mientras que otros se dedicaban a tareas de mayor importancia.

“Si se rinden pacíficamente…” Deteniéndose cuando el idiota de adelante le disparó con una escopeta que logró penetrar su barrera, añadió. “Los perdonaremos. Si siguen oponiendo resistencia, usaremos la fuerza.”

Tener que hablar cuando fueron atacados le dio tiempo para que ellos se preparan y un mecánico de rango B, preparó su escopeta mientras le apuntaba y disparó.

“Resistencia entonces.” Murmuró César volviendo a cubrirse otra vez a pesar de que su artefacto lo protegía.

No estaba acostumbrado a contar con las protecciones adicionales y por eso reaccionaba a la defensiva de forma instintiva, pero reaccionar o no, no cambiaba la situación.

*Boom*

No fue él quien se movió, sino que su compañero que rompió el pilar de parte de la escalera logrando que arriba en donde estaba él, temblara y parte del piso de metal que estaba alrededor de la refinería, se inclinara.

El dúo que estaba tratando de cargar sus lanzacohetes gritaron y se afirmaron para no caerse, pero el rango B, se mantuvo en pie, aunque perdió el equilibrio de forma ligera.

César se aprovechó del error de su enemigo y acercándose con rapidez, tomó el arma de ese mecánico antes de que pudiera dispararle y apretando con todas sus fuerzas la dobló, inutilizándola.

“No, espera… ¡Bestia!”

Sin importarle el grito de ese hombre, que retrocedió y se cayó, César lo tomó de la pierna y levantándolo lo tiró al desierto a varios metros.

Era una bestia de rango A… Una cuya fuerza era más alta que los luchadores, con mejor resistencia y más capaz en los instintos, mientras que la otra parte era solo un maestro de armas de rango B, que sin su arma era inútil.

“¡HAaa!”

Su movimiento parecía sorprender a ese tipo, que cayó en la arena de una forma muy mala y luego gritó de dolor cuando su pierna se dobló.

Era inexperto… Esa realización hizo que César pusiera una expresión seria.

“Rupert es mejor que nos contengamos un poco. Ellos parecen ser demasiado… Débiles.” Murmuró César por el sistema de comunicación.

Estaba mirando al dúo que antes llevaban los lanzacohetes y que ahora lo miraban con miedo.

Debajo de él, en el suelo estaba Rupert gruñendo de forma salvaje como una bestia indomable, logrando que quienes trataban de dispararle cayeran al suelo cuando ese gorila se acercaba, liberando relámpagos.

“Lo repetiré de vuelta. ¡Ríndanse!” Rugió César con todas sus fuerzas.

Fue un rugido poderoso y bestial que dejo toda el área en silencio y luego vio las armas cayendo al suelo, cuando esas personas se dieron cuenta de que no eran bestias normales.

No solo se trataba de fuerza y que eran rangos A, sino que también estaban equipados con artefactos de protección.

Logrando que su alta defensa fuera aún más alta.

Viendo que todos se rendían sabiamente, César escuchó un auto moverse entre los almacenes en dirección de la entrada.

“Yo me encargó.” Avisó Rupert con una voz clara y cuando el auto estuvo pasando por su lado, ese gorila cargó con fuerza golpeando el costado, llevando a que se estrellara en contra un pilar.

Lo golpeó en la parte trasera, llevando a que la parte del conductor quedara más o menos bien, pero por la forma que vomitaba sangre, estuvo claro que no en tan buen estado como se esperaba.

¿Usaron demasiada fuerza? César dudó un momento, pero al final lo dejo estar.

Había advertido varias veces sobre que utilizarían la fuerza para detenerlos y fueron ellos quienes siguieron actuando.

Tenías demasiadas misiones en estas tierras para estar centrándose en solo una.

Dudaba que en estas tierras hubiera leyes en contra el uso de fuerza excesiva, pero César pensaba que al menos deberían practicar más sus técnicas de supresión.

Escuchando el grito del hombre del auto y el llanto de dolor del rango B que él había tirado al desierto, César hizo como si no vio nada.

Solo esperaba que no lo regañaran cuando volviera.

******

Liam rodeado de proyecciones de toda clase, dio una expresión algo agotada.

Recopilar información no era un trabajo fácil y más en estas tierras en donde la tecnología no era tan alta como se esperaba.

Muy pocas personas fuera de Zerzura tenía relojes holográficos personales y compartían muy poca información.

Lo bueno era que cualquier objetivo que actualmente siguiera, utilizaba la tecnología de forma seguida.

No obstante, no siempre era posible infiltrarse directamente al reloj holográfico de su objetivo, ya que a veces en lugares más remotos también había algunas situaciones ocultas y que no estaban a su alcance.

Aurora y precisamente la Empresa Apicius lo estaba apoyando para crear una red de información, que pudiera recopilar información de forma precisa, pero resultaba algo complicado.

No se trataba del personal, sino que era difícil conseguir algunas fuentes de información y si quería conocer lo que sucedía de forma más rápida, necesitaba cooperar con personas locales de diferentes zonas.

“Una red de información que se base en que los locales sean nuestros informantes… Suena bien.” Murmuró Liam y con una risa, añadió. “La fachada será una página para adultos.”

“Las personas cuando vean que nuestro informante está mirando una página para adultos, lo verán como un degenerado y no prestaran tanta atención.” Dijo Atenea con una voz mecánica.

Liam tosió un poco ante esa respuesta.

No la esperaba que estuviera en este lugar y su costumbre de hablar solo le estaba pasando factura.

“Llamarlo degenerado es un poco… Aunque si esa es la idea.” Respondió Liam y mirando una proyección de una figura en su reloj holográfico, comentó. “Serán tareas a futuro.”

Su expresión fue seria y con una ligera sonrisa, que trataba de ocultar su pregunta de cuánto tiempo lo estuvo vigilando y escuchando.

Le gustaba la privacidad y había momentos muy privados que no le gustaría mostrarle a nadie, como cuando compraba drones y prácticamente revelaba que estaba obsesionado con ellos.

Como si fuera poco, esa inteligencia artificial no había ‘vivido’ tanto tiempo, pero ya entendía lo que era una página de adultos y catalogado a las personas que la utilizaban como ‘degenerados’… Una apreciación muy específica.

“La ciudad está creciendo, pero por ahora no es tan importante la venta de información. Así que sería preferible empezar a extender nuestro alcance. Lo suficiente como para cuando queramos, podamos entender diferentes situaciones de nuestro alrededor.” Dijo Liam cambiando de tema.

Él había bromeado que su deseo era crear una red de información y Aurora lo estaba apoyando mayormente con dinero, que prácticamente era la base de una red de información.

Los pilares serian el talento, pero un gran talento sin fuerza monetaria, le resultaría difícil brillar y él había vivido como alguien sin poder monetario durante bastante tiempo.

“Eso es bueno. Los refugiados siguen llegando aumentando su número y hemos superado la barrera de los cuatrocientos mil. Según mis análisis, es posible que la población aumente aún más y eso significa que empezaran aparecer criminales de toda clase.” Informó Atenea y con calma, añadió. “La gratitud de ser salvado, de obtener una vivienda y una vida mejor, dejando de sufrir frente a otros, no siempre es pagado de buena manera.”

Su voz era mecánica en la primera parte de su informe, pero en la segunda parte Liam pudo captar algo más en esa indiferente voz mecánica.

“¿Molesta?” Dudó Liam con curiosidad.

“No tengo la capacidad de ‘molestarme’, no obstante, para la vida en sociedad hay un deber bilateral entre Zerzura y sus habitantes, que ellos deben responder.” Respondió Atenea con cierta solemnidad.

¿Un deber bilateral? Liam sonrió algo alegre dándose cuenta de que ella tenía algo de idealismo.

No iba a negar que el idealismo de Zerzura era algo contagioso, pero algunos tenían resistencia a ello.

No todos los refugiados mostraban agradecimiento por la Protectora de Zerzura, por la Iglesia y por la ciudad que le brindaba excelentes oportunidades y ayuda.

Era cierto que la mayoría buscaba responder a la ayuda constante de la ciudad, siempre queriendo trabajar para devolver una parte de la amabilidad que la ciudad había dado, pero no significaba que fueran todos.

Había algunos que se aprovechaban de esa amabilidad buscando obtener beneficios para sí mismo, sin deseos de devolver nada.

La entidad que estaba proyectándose en su reloj holográfico, sabia mejor que nadie sobre esos individuos debido a que prácticamente estaba infiltrada en cada reloj holográfico de la ciudad.

Escuchaba y veía todo… El problema era que también aprendía sobre la naturaleza humana y realizaba su propio análisis y opinión.

“Las malas semillas siempre estarán presentes. La naturaleza humana lo vuelve inevitable.” Dijo Liam y mirando a la proyección, señaló. “Solo tienes que recordar que algunas semillas no son completamente negras, son grises y pueden ser beneficiosas.”

¿Entre los ciudadanos había algunos individuos que se aprovechaban de los beneficios que la ciudad daba? Definitivamente había esa clase de persona, pero entre esa clase también se encontraban personas que buscaban prosperar y eran ambiciosos.

Individuos que tenían talentos y que buscaban utilizarlos, usando los recursos que daba Zerzura para crecer.

Esas personas por diversas razones podrían no tener un sentido de gratitud, pero sus logros beneficiarían a Zerzura de alguna u otra manera.

Ya sea que se abriera un negocio, que se creara una empresa o que algún aventurero fundara un gremio para su propio beneficio.

Cada uno de ellos beneficiarían a la ciudad más que un simple sentido de ‘gratitud’.

“También no olvides que la Empresa Apicius también busca beneficios.” Añadió Liam de forma honesta.

La última misión del dúo de gorilas que había conocido de pasada, fue dedicarse a liberar una refinería petrolera de una empresa que la perdió… Esa antigua empresa vendió los derechos a la Empresa Apicius, quien la obtuvo a un precio ‘insignificante’.

Era bueno detener a los criminales, pero la Empresa Apicius se beneficiaba comprando infraestructura de empresas que antes lo perdieron e incluso cuando Melgar lo requisaba, ellos la recompraban.

De esta forma la Empresa Apicius extendía sus raíces, asentándose en la zona, preparándose para obtener grandes beneficios.

Ni hablar de las mazmorras.

Una vez derrotado los antiguos gobernantes de Jartum y ahora con el nuevo gobernante ‘Jasar’, todos aquellos que cometieron fechorías fueron detenidos, eliminados o huyeron dejando atrás decenas de mazmorras de todo tipo del cual se podía sacar beneficios.

Era cierto que daban trabajo y traían prosperidad, pero creer que se movían solo por intereses filántropos, era dejarse engañar.

“Lo tendré en cuenta.” Respondió Atenea con la misma calma.

No buscaba hacer que pensara mal de la Empresa Apicius, ya que prácticamente ellos le pagaban bastante y eran generosos con los ‘suyos’, pero tampoco iba a dejar que fuera engañada.

Él mismo había visto la extrañeza alrededor de la empresa y una de sus jefas… A pesar de que no deseaba meterse en el tema, era necesario al enseñar, que ella viera todas las caras de la ‘moneda’.

“¿Dónde está la jefa?” Dudó Liam tras guardar los informes que tenía.

“Se encuentra en la sala.” Respondió Atenea con calma.

Era muy seguro que Atenea estaba trabajando en cientos, si no miles de tareas por toda la ciudad e incluso afuera, pero aún seguía teniendo la capacidad para responderle y prestarle atención.

Pensando en lo maravilloso que era tener esa capacidad de procesamiento, salió de su pequeña oficina y se dirigió a la sala.

Seguía viviendo en un edificio céntrico de la ciudad y si bien su edificio principal estaba por terminar de construirse, todavía faltaba para mudarse.

Y una vez que él estuviera en ese lugar… ¡Podría diseñar todos los drones que quisiera de forma ilimitada!

O al menos hasta que su dinero se agotara.

“¿Un favor? Últimamente he estado bastante ocupada. Hay demasiado trabajo que hacer y…”

“Y el último favor no salió tan bien, ¿no?” Dudó Antón que estaba proyectado en la sala.

Aurora estaba sentada hablando con su padre y ella al escuchar como su padre la interrumpía solo dio una sonrisa sin decir demasiado.

¿El último favor? Liam había escuchado del estudiante que había venido y causado varios problemas.

Era bastante odiado entre algunos milicianos fanáticos… Ese pensamiento pasó por su mente mientras se quedaba a la espera cuando Aurora le dio una señal para que esperara.

Asintiendo sin retirarse, pudo ver que el Gigante de Acero le daba una mirada seria a su hija.

“Este favor es diferente. Se trata de un nuevo conocido que ha venido a este mundo. Es buena persona y está interesado en los negocios del bosque mágico.” Dijo Antón con una expresión solemne.

“Entonces puedo presentarle a James o pedirle que él envió a alguien. Los negocios no son lo mío, padre.” Respondió Aurora de forma honesta.

Estaba siendo honesta tanto con lo que pensaba como su deseo de rechazar el favor y esa respuesta hizo que Antón parpadeara, sin saber qué decir.

“No será lo mismo.” Dijo Antón y con una gran sonrisa, comentó. “Además, el último favor fue de parte de tu madre, no mía.”

Una sonrisa agradable para un hombre calvo que incluso en la proyección dejaba ver una imagen imponente.

Aurora le dio una mirada a su padre y luego suspiro.

“¿De verdad quieres que me aleje del trabajo aquí?” Dudó Aurora en voz baja.

La expresión de ese gran hombre se debilitó y dio una pequeña sonrisa que no ocultaba su preocupación.

A la vez que dejaba en claro que ella había descubierto la razón por la cual le pedía un ‘favor’.

“Sí. ¿Desde cuándo no has tomado vacaciones? Tomate una semana o dos. Descansa, ve a la playa, invita a tu hermana a comer en algunos restaurantes por alguna parte del mundo, visita nuevas ciudades o solo descansa.” Dijo Antón y con una mirada solemne, anunció. “No puedes hacer esto de forma permanente. Tampoco puedes guardarte todo.”

Tales palabras dejaron en silencio a Aurora, pero por su expresión algo difícil dejaba ver que no estaba a gusto y solo fue la expresión seria y preocupada de su propio padre, lo que la mantuvo en silencio.

“Sabes que puedes hablar conmigo o tu madre de lo que quieras. También está tu hermana o si no quieres pueden soltarte con alguien que confíes y te escuché. O si quieres puedes hablar con una profesional que pueda ayudarte.” Comentó Antón y solo dio una sonrisa vaga al ver que Aurora mostraba una expresión algo molesta.

Mayormente fue a causa de la palabra ‘profesional’, que claramente estaba apuntando algún especialista de salud mental como un psicológico, que esa joven no tomó de buena forma.

Liam mantuvo su expresión en control, pero por dentro solo estaba agitando su cabeza.

La salud mental era importante y tener a un profesional que pudiera ayudarla a sobrellevar algunas cosas era bueno y podía ser de gran ayuda.

“Ya tengo alguien de esa clase y es abrazable.” Respondió Aurora sin especificar quien y dando un suspiro, murmuró. “No quiero tomarme un descanso… Deseo trabajar y mantener mi mente ocupada, padre.”

“Y es por eso que te he pedido un favor, hija. Mi conocido viene de Terra nova, estuvo en la guerra europea-demoniaca, pero ha estado ocupado y no ha visto este mundo.” Respondió Antón y con seriedad, señaló. “Que él tenga una visión más amplia de este mundo, es un gran trabajo y más cuando sepas que clase de cargo ocupa.”

En vez de obligarla a tomar vacaciones o tomarse un descanso, le pidió un favor para que ‘trabajara’ en otra cosa, que fuera más relajante y apartada de todo.

Principalmente de Sudan cuyos informes llegaban de forma constante, al igual que los informes de los alrededores que no paraban de llegar.

“Lo haré, padre.” Respondió Aurora con un suspiro.

Ella misma sabía que lo que había visto en Sudan la afecto lo suficiente como para preocupar a la gente de su alrededor, pero en vez de rechazar la preocupación la acepto.

Y en cuanto a ese hombre, dejo ver que conocía muy bien a su hija.

Para Liam su jefa no podía dejar de trabajar de forma constante y eso significaba que si alguien deseaba distraerla o quería que se tomara el trabajo de forma ligera, lo mejor era darle otro trabajo menos pesado.

Tras una corta despedida, Antón terminó la llamada como si no deseara que su hija se arrepintiera.

Viendo que su jefa suspiraba, Liam estuvo por hablar, cuando su reloj holográfico brillo y su conexión con su inteligencia artificial le informó la situación.

“¿Ha sucedido algo?” Preguntó Aurora con curiosidad.

“Si, pero en América. Parece que algunas situaciones están sucediendo allí.” Respondió Liam lleno de calma.

No solo eran algunas situaciones, sino que para Liam parecía que se venía una gran tormenta… O el final de ella.

Sin embargo, no importaba, su trabajo estaba en este lado del mundo.


mode_commentComentario de Evil_Warlord

Volvemos con la historia paralela. Les recuerdo que el volumen 3 empezara cuando la historia paralela finalice. No puedo decirle con exactitud cuanto falta para que termine, pero será algo así como treinta capítulos, tal vez un poco más, ya que hay algunos personajes o temas que desearía profundizar. Por ejemplo…  ¡Akira!

Por cierto, volvemos a la publicación habitual de seis o cinco capítulos por semana. 

Les dejo el link para la encuesta: https://forms.gle/vcu5UPGbAyrrUfZT8

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