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Historia Paralela Capítulo 125
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Un intento.

Historia Paralela Nuevo Comienzo Capítulo 125: Un intento.

Un largo informe fue dado por Liam y Aurora escuchó.

Las misiones arcas de Eritrea y de Massawa, que estaban atrayendo a bastantes personas, los problemas que se encontraron y la situación general.

Incluso si ella participó en una misión arca, no podría participar en todas y se estaban llevando demasiadas misiones al mismo tiempo.

No solo en estas tierras, sino que, en el oeste, en las antiguas tierras controladas por el General McLean y que ahora estaban ‘desalojando’ o estaban quedando en control de Señores de la Guerra de ‘confianza’.

Miles y miles de personas llegaban a Jartum y luego se iban al oeste a Zerzura, tan solo para que los camiones volvieran y el proceso se repitiera.

“Ha habido algunas quejas de que nos estemos llevando la mano de obra de Massawa, pero nadie ha dicho demasiado. James se ha encargado de los problemas en los ‘negocios’ y la Cardenal Brousseau de las negociaciones diplomáticas.” Dijo Liam y cambiando de informe, añadió. “He escuchado que las autoridades del Reino de Arabia han ordenado a quienes controla, que nos dejen hacer lo que deseamos.”

Ella causó problemas en Massawa al eliminar a todo un gremio y si bien eran jugadores y criminales, era imposible que no se creara problemas.

Tal vez Massawa seguía estando en África, pero al ser una ciudad costera cerca de la civilización que estaba al otro del ‘Mar Rojo’, significaba que había más orden.

Un ‘Orden’ que se tambaleó por su culpa.

Ahí era el momento en el que James intervenía, atando intereses a Zerzura y a la Empresa Apicius de esa forma, evitando que aquellos con intereses económicos en la ciudad la molestaran.

Por otra parte, la Cardenal Brousseau era la persona perfecta para encargarse de negociaciones diplomáticas y buscar la manera de reducir las ‘asperezas’ entre los influyentes de Massawa y las fuerzas de Zerzura.

Las respuestas de ese dúo la llevaban a preguntarse si solo causaba problemas y dio un suspiro al pensarlo.

“En las tierras de África Occidental se han avistado movimientos políticos y de unificación. Hay rumores que algunos quieren replicar las hazañas de América del Sur.” Añadió Liam ignorando su suspiro.

Aurora levantó su mirada, viendo las imágenes que Liam proyectaba.

Publicidad de unificación eran vistas en las calles de algunas ciudades y ejércitos de milicianos que antes luchaban entre ellos ahora, se notaban moviéndose entre las fronteras de los territorios de diversos señores de la guerra.

Las reuniones que realizaban los ‘gobernantes’ de sus respectivos territorios, no pasaban desapercibidas y ya eran públicas.

Buscaban unificar las tierras como lo que sucedió con el Imperio Sudamericano con Víctor Pellegrini.

“…”

Aurora dio un golpeteo en la mesa, sin ocultar la seriedad en su rostro.

Una parte de ella le decía que era genial, que tal hecho estuviera sucediendo, ya que como los países americanos bajo el Emperador Víctor podrían encontrar algo de calma y paz, tal vez hasta prosperidad, pero otra parte no la pudo dejar que creyera eso.

Era la parte más cínica y la que había visto demasiada oscuridad como para creerse el eslogan de que unificar esas tierras traería paz, prosperidad y esperanza.

“¿Su ambición solo llega a esas tierras?” Preguntó Aurora sin ocultar su mirada solemne.

“Sí. Al menos por lo que sabemos, sus intenciones son pequeñas.” Respondió Liam y proyectando otras imágenes, precisó. “Algo similar parece suceder en la Isla de Madagascar con un Gran Señor de la Guerra llamado Ronald Einhorn.”

Al igual que en el oeste, había otros ‘Grandes Señores de la Guerra’ y Aurora solo podía mirar desde lejos a tales individuos.

Como un rango S, no podría hacerle nada y eso llevaba a que actuara con precaución, pero a la vez no significaba que se dejara intimidar por tales individuos.

Era imposible que pudiera estar a la altura de sus fuerzas a nivel personal y más cuando dejo de entrenar con su espada y como luchadora le estaba costando readaptarse, pero haría algo si era necesario.

“Mantenme informada. Por ahora solo miraremos. Lo mejor es dejar que lleven a cabo sus planes y solo espero que hagan las cosas bien.” Murmuró Aurora de forma honesta.

¿Estaba en su poder decidir si dejar que esos individuos hicieran lo que deseaban? Era una pregunta difícil, pero Aurora, aunque no le gustaba la respuesta, lo sabía.

Justo como ahora que hizo un desastre en Massawa y la apoyaran, era posible que también hicieran lo mismo con cualquier acción que hiciera y eso significaba que debía controlarse.

No necesitaba causar problemas a las personas que la rodeaban.

“Entiendo, trataré de mantener un ojo. Aunque solo será de forma superficial, mi alcance no es tan alto.” Dijo Liam de forma honesta.

“Está bien por mí.” Respondió Aurora despidiendo a ese hombre y al quedar sola en esta pequeña oficina, soltó un gran suspiro.

Estaba algo cansada, ya que, si bien era trabajo de ‘escritorio’, seguía siendo pesado.

Organizar las misiones arcas, seleccionar a los jefes, prestar atención a las necesidades y a la seguridad, encargándose de organizar los grupos de respaldo y luego mantener un ojo en todas las caravanas que estaban en movimiento a la vez que se preparaba para moverse a otras partes… Todo junto resultaba ser pesado.

Aunque era incapaz de decir que prefería el trabajo de campo y era normal, cuando era agobiante a su manera sostener su espada.

Dejándose caer en el sofá, pudo ver como alguien entraba y ella al enderezarse, pudo distinguir que era su hermana.

“¿Cansada?” Preguntó Alice con calma.

“Sí. Un poco.” Respondió Aurora y mirando a su hermana que tenía una bolsa de papitas en sus manos, dudó. “¿Y tú?”

“No. Tomó trabajos fáciles.” Respondió Alice de forma tranquila.

La mirada y su tono de voz dejo ver que no mentía, llevando a que Aurora diera una media sonrisa algo extraña.

¿Tomaba trabajos fáciles? Por lo que Aurora había leído, limpio dos mazmorras naturales y una mazmorra temporal de rango A por si sola en el transcurso de la mañana.

Eran mazmorras alejadas que normalmente no eran limpiadas, ya que las criaturas eran molestas o no daban ganancias que superaban las perdidas, pero, aun así, Alice se encargaba para evitar los desbordamientos.

Y sin duda no eran trabajos fáciles.

Viendo que su reloj holográfico vibraba, dando un informe de que una caravana estaba por partir y su líder necesitaba hablar, Aurora dio un medio suspiro.

“Si quieres ve a trabajar y yo visito a Akira para ver cómo se encuentra.” Dijo Alice de repente, llevando a que Aurora pensara en la joven.

Tenía demasiado trabajo para estar atento a esa jovencita y solo le había pedido a Abdellah y a Alima que le dieran algunos trabajos diferentes, para que no se aburriera y pudiera aprender algo, pero por lo demás, no se acercó demasiado.

Hoy era su turno de ir a visitarla y ver como se encontraba, lamentablemente tenía demasiado trabajo.

“Por favor. Si necesita algo, avísame.” Respondió Aurora de forma honesta.

Su hermana no era muy conversadora, pero su idea era que viera si Akira se encontraba bien o si necesitaba algo y esa glotona era suficiente para completar la tarea.

****** 

Alice viajo en taxi a su casa mientras miraba los edificios en construcción y las personas que paseaban por la ciudad.

Cuando se acercó vio un negocio cerca y ella detuvo al taxista, entonces tras pagar se bajó y entró al negocio para comprar algunos aperitivos.

Era una panadería que recién acababa de hornear y ella compró varios aperitivos, ignorando las miradas de los vendedores.

“No necesita pagar. Tómelo como un regalo.” Dijo el vendedor con una sonrisa.

Era un hombre adulto y la sonrisa que le daba era algo tranquila y amable, pero a la vez agradecida y llena de gratitud.

Tal mirada cada vez resultaba ‘normal’ y Alice la había visto incontables veces, pero ella ni siquiera devolvió la sonrisa.

“Le pagaré o mi hermana me regañará por aprovecharme de otros.” Respondió Alice con un tono plano.

No era una broma… Y fue eso lo que causó que el hombre diera una risa algo divertida y dejo que pagara, permitiéndole que ella saliera.

Si bien era cierto que su hermana la regañaría si se aprovechaba de otros, era probable que estas muestras de ‘gratitud’, Aurora las aceptara.

Gratitud… Eso era lo que mostraban las personas que vivían en esta ciudad.

Podía comprender que era normal, ya que ella estuvo al lado de su hermana para apoyarla, pero era Aurora quien verdaderamente tenía intenciones y deseos de ayudar.

Por su parte, solo lo hizo como un trabajo y si no fuera por su hermana, ella no vería diferencia si estuvieran muertos o siguieran vivos.

“Debo dejarlo pasar.” Murmuró Alice para sí misma.

Antes cuando su hermana quiso ser una heroína, ella la acompañó, pero estuvo en su sombra de forma literal y ese fue un gran lugar para mirar a su hermana.

La atención iba a esa heroína y su deber solo era apoyarla.

Sin embargo, ahora su hermana no necesitaba alguien que la apoyara, sino que una compañera que estuviera a su lado.

Y esa era la razón por la cual a pesar de que le molestaba un poco los actos de agradecimiento o las miradas de gratitud que las personas le daban, prefirió ignorarlos a todos.

Caminando con esos pensamientos en su mente, vio el edificio de su casa y entrando con calma, abrió la entrada.

El interior estaba todo limpio y ordenado, entonces tras cerrar la puerta, pudo escuchar pasos apresurados desde la cocina.

“¡Alice!”

Si primero Akira se mostraba curiosa por saber quién era la persona que entro, al ver que era ella no hubo decepción, sino que hubo emoción y esa jovencita se acercó.

Alice le dio una rara mirada al ver que estaba llevando una escoba para limpiar, pero Akira ignoró su mirada y se acercó sin ocultar una sonrisa.

“¿Estás ocupada? ¿Quieres ir a entrenar?” Preguntó Akira con emoción.

Parecía emocionada, pero supo controlarse para no abrazarla o invadir su espacio personal y Alice le dio una mirada atenta.

Los ojos marrones de la joven brillaban con fuerza, entre la emoción, algo de nervios y lo que pudo captar como audacia.

¿Se había sentido sola? Al final no importaba.

“Lo siento. No tengo interés en entrenar.” Respondió Alice de forma indiferente y pasando por su lado viendo que no esperaba esa respuesta, añadió. “Si quieres puedo conseguir alguien con quien entrenes. El ejército tiene varios soldados profesionales.”

¿No se esperaba su rechazo? Para Alice era normal rechazarla.

No estaba de humor para jugar e intercambiar golpes sin sentido y a diferencia de los gorilas, sintió que se iba a aburrir si entrenaba con esa jovencita.

Akira le dio una mirada algo dudosa ante su rechazo, pero luego tras pensarlo, dio un suspiro y se volvió a acercar.

“En realidad no es entrenar… Es luchar. No, no creo que pueda luchar contigo, pero quiero tu ayuda.” Murmuró Akira y respirando hondo, le dio una mirada y confesó. “Quiero superar mi miedo a la muerte y me recomendaron que un miedo puede superar a otro.”

¿Estaba nerviosa? La forma que retorcía sus manos al hablar, daba la impresión de estar nerviosa, pero estos nervios no eran por realizar el pedido y Alice lo pudo captar.

Era algo de nervios por el temor y eso significaba que sabía lo que estaba pidiendo.

“Quiero superar mi miedo y ver si puedo volver a las misiones. Creo que puedo ser de ayuda.” Dijo Akira y agitando su cabeza, declaró. “No. Quiero ser de ayuda. Deseo estar a la altura y si para eso, debo enfrentar estos miedos, lo haré.”

Esa determinación en su mirada logró que Alice le prestara atención.

¿Deseaba volver al trabajo solo por el trabajo? ¿Por qué quería estar a la altura de las expectativas que pusieron en ella? ¿Por un deseo de avance? ¿O solo porque quería estar al lado de su hermana? 

Sea cual fuera la respuesta, Akira estaba siendo honesta y estuvo claro que captaba de forma ligera lo que estaba pidiendo.

“Está bien.” Respondió Alice de forma simple.

¿Fue su madre la que le dijo que era lo que debía hacer para superar su miedo? Había escuchado que esa mujer había venido a la casa, pero no sabía que era lo que había hablado y no importaba demasiado.

Le agradaba la seriedad de Akira… Aunque en el fondo no creía que fuera suficiente, pero aceptó darle un intento.

“Lo probaré una vez. Si creo que me has hecho perder el tiempo, lo dejaré.” Avisó Alice con seriedad, viendo que Akira asentía sin ocultar su sonrisa alegre.

¿Cuánto era capaz de soportar para superar su miedo? 

Esa duda vino a la mente de Alice, pero hubo otra más importante… ¿Cuánto debía limitarse ella?

Después de todo, dependía de ella la intensidad con la cual actuaria y a la mente de Alice vinieron decenas de formas de actuar para ayudarla a superar el miedo.

Algunas de ellas eran más aterradoras que otras.


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Historia Paralela Capítulo 126
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¡Deberías estarlo!

Historia Paralela Nuevo Comienzo Capítulo 126: ¡Deberías estarlo!

En una sala de entrenamiento privada, cuyas luces iluminaban el centro, se encontraba una joven luchando en contra dos mujeres.

Esas mujeres liberaban una intensa sed de sangre y mostraban ojos llenos de locura mientras atacaban como si estuviera poseídas.

Su oponente era una joven cuyos movimientos eran hábiles, esquivando y desviando los ataques de esos dos rangos A con experiencia y determinación.

Sin embargo, sus oponentes eran más sabios y buscaron causar las heridas más dolorosas posibles.

“Es buena…” Murmuró una figura encapuchada que liberaba cierto aroma agradable.

Al lado de Alice que observaba, estaban dos mujeres y tres hombres, encargándose de crear una barrera alrededor del campo de entrenamiento y a la vez utilizar sus hechizos de magia mental.

Esas dos mujeres que estaban enfrentándose a Akira eran dos demonios que trajo la figura encapuchada y los demás eran individuos afiliados a la Empresa Apicius que vinieron con un solo llamado.

Alice que miraba el entrenamiento, no dijo demasiado a Celina que liberaba cierto encanto incapaz de controlar.

Su mirada permaneció en Akira, viéndola detenidamente.

“No es lo que busco. Aumenta la intensidad.” Ordenó Alice con calma.

Los magos de magia mental, empezaron a actuar, causando que los sentimientos y las emociones se desbordaran y Akira temblara con miedo, llevando a que recibiera una patada en su estómago.

Rodando por el suelo escupiendo sangre, otra de las mujeres pateó su cabeza enviándola a volar, tan solo para que golpeara varis veces el suelo.

La que la había pateado al principio estuvo por acercarse, para golpearla y el movimiento fue tal que dio una apertura para que Akira eliminara a su objetivo, pero en vez de eso retrocedió.

Alice levantó su ceja con seriedad.

“¿La intensidad es alta?” Cuestionó Alice a los magos mentales y tal vez fue por su tono o mirada, esos individuos se tensaron.

“Es alta. Debería estar sintiéndose ansiosa, no lo suficiente como para dejar sus armas, pero si como para dudar.” Respondió uno de los magos de rango S y mostrando una expresión tensa, añadió. “Aunque es una psiónica, su defensa mental es de por sí alta.”

La Empresa Apicius tenía múltiples conexiones y en este caso esos magos que vinieron eran afiliados cercanos, que ahora mostraron obediencia.

“Si vamos más lejos, es posible que causemos traumas en ella.” Añadió otro de los magos.

No dijo que no podía ir más lejos, solo dejo en claro que este era el límite que la joven era capaz de soportar antes de que pasara de ‘entrenamiento’ a algo más aterrador.

Alice chasqueó su lengua molesta.

Si hubiera pedido el campo de entrenamiento de la iglesia, podría utilizar el área en donde los paladines templaban su mente para aterrar a la joven de una forma ‘segura’, pero tuvo que improvisar y ordenarle a James que le enviara gente capaz.

Hasta tenía un equipo de curación a la espera en caso de que la situación fuera grave, todo para evitar a cualquier miembro de la iglesia y de esa forma, evitar que su hermana se enterara.

Aurora se enojaría si descubría que estaba entrenando con Akira y más de la forma que esa joven había pedido.

“…”

Volviendo su mirada a Akira, Alice no pudo evitar que su expresión cambiara.

¿Por qué demonios retrocedía cuando tenía la oportunidad? Era capaz de levantarse y seguir luchando sin congelarse, pero no daba el golpe final ni un intento de ello.

¿Temía que sus oponentes salieran heridos? La magia mental estaba siendo utilizada para hacerla creer que estaba en un campo de batalla con la tensión al límite, aun así, esa joven no actuaba.

Y eso la estaba molestando.

“Hazlo más duro…” Ordenó Alice por medio de la red de comunicación a las mujeres demoniacas que estaban disfrazadas.

Esas dos mujeres siguieron sus órdenes y ambas se movieron al mismo tiempo, llevando a que Akira se tensara y levantara un muro de hielo.

Una de ellas lo rompió y la otra pasó por los restos destruidos, cortando el estómago de Akira con su daga y si bien no fue un corte profundo, luego fue golpeada por el pomo de la daga en su ojo.

“Uggg…”

Gruñendo de dolor ante ese golpe grave, Akira retrocedió creando una explosión de hielo, que otra de las mujeres demoniaca pudo superar y le dio otro golpe en la nariz rompiéndola.

¿Creía que era capaz de compararse a dos demonios que vivieron en un mundo donde el conflicto era la norma? Esas mujeres demoniacas fueron traídas por Celina, ya que no solo sabían controlarse, sino que eran perfectas para mostrar lo que un rango A era capaz.

El dolor tan intenso, le dejo en claro a Akira que esto no era un juego y la magia mental, presionó para demostrar que esas mujeres no se estaban conteniendo.

Llevando a que diera una expresión seria y… Evitará dar otro golpe que podía ser mortal.

Ese fue el colmo para Alice, quien ya estaba cansada de ver la misma situación una y otra vez, a pesar de que Akira se notaba en su límite.

Sus ojos mostraban miedo, estaba temblando y se mordía los labios ante el dolor sin querer llorar, a pesar de que su ojo sangraba tanto como su nariz.

Aguanto el dolor y mostró resistencia, la suficiente para sobrevivir y para querer seguir luchando a pesar del miedo, pero no mostró lo más importante… Deseo de asesinar.

¿Y que si era capaz de seguir luchando a pesar del dolor y la sed de sangre de sus oponentes? Si no eliminaba a su objetivo no significaba nada.

En las batallas en donde estaba en desventaja tanto en número como en capacidad, era necesario aprovecharse del sentido de superioridad de su enemigo y la confianza, para eliminar a uno y reducirlo.

Era básico… Era necesario si deseaba sobrevivir en ambientes como África, en donde los lunáticos atacaban en grupo y utilizaban cualquier arma a su favor.

“Es suficiente.” Ordenó Alice y controlando su expresión, se adelantó por la barrera que se deshabilitó y sintiendo que el hechizo mental seguía, solo lo ignoró mientras se desactivaba.

Akira al ver que intervenía, respiró hondo mientras gruñía de dolor, pero llevaba una sonrisa, como si fuera un logro avanzar tanto.

¿Estaba esperando sus elogios? Eso, enojo aún más a Alice, pero se controló, sin tener intenciones de molestarse por esta estupidez.

“Es mejor que vuelvas a casa.” Dijo Alice con una voz indiferente.

No tenía sentido perder el tiempo, en alguien que no se atrevía a intentar atacar a muerte, aunque sea por su propio deseo de sobrevivir.

Y la respuesta fue…

“¿Puedo volver al trabajo?” Preguntó Akira con una voz extraña y adolorida por las heridas, a la vez que algo esperanzadora.

Alice que estuvo por retirarse, se detuvo… Esas palabras causaron que su molestia, pasara a enojo y le dio una mirada a la joven.

El ojo estaba rojo, sangrando de forma ligera y a la vez estaba morado, a punto de hincharse, mientras que su boca estaba partida y su nariz quebrada, pero ella congeló la sangre y mantuvo su mirada.

Como una niña, que creía estar a la altura y que pensaba que ya estaba lista y fue esa mirada de creer que esto era suficiente, lo que llevo a que Alice se dejara de controlar.

“¿Y vas a hacer? ¿Quieres ir a luchar por horas con los enemigos que vengan a por ti? ¿Crees que es un gran logro poder sobrevivir y tener tenacidad para seguir? ¿Crees que tus enemigos se rendirán al ver que eres dura o continuarán mostrando la misma tenacidad que tú?” Cuestionó Alice sin poder resistirse y viendo que Akira se sorprendía por su reacción, preguntó. “¿Piensas que habrá una próxima vez en donde yo o alguien más venga a salvarte?”

Akira tragó no solo ante su voz elevada, sino que a la fuerza con la que decía sus palabras y el desprecio que mostraba y al darse cuenta de que se estaba dejando llevar, Alice solo suspiro sintiendo que era una pérdida de tiempo.

“Solo vete. Me has hecho perder el tiempo a mí y a todos los que han venido ahora. Te conseguiré algo más para que te distraigas.” Añadió Alice dándose cuenta de que estaba perdiendo el tiempo aquí.

Akira era incapaz de entender lo que sucedía y no era capaz de ver sus fallas o si las veía, seguía sin comprender lo que era necesario.

La tenacidad y el deseo de seguir luchando luego de ser duramente lastimado era elogiable, pero en este mundo la mayoría era capaz de sobrevivir con grandes heridas y seguir luchando.

Y en una batalla a muerte de dos oponentes tenaces, lo que definía la victoria de la derrota, era la capacidad de dar un golpe mortal con la intención de matar a un enemigo… Y eso le faltaba a Akira.

No era algo que pudiera dejar pasar y era necesario tener al menos la determinación de ser capaz de asesinar y más si deseaba sobrevivir.

O si no dejarla ir sería lo mismo que dejar que muriera y para Alice la persona que cargaría con su estúpida muerte, sería su hermana.

“Entonces… Yo puedo seguir… Creo que puedo lograrlo y puedo volver al trabajo estoy segura.” Dijo Akira y mordiéndose los labios con miedo y algo de determinación, murmuró. “Puedo estar a la altura de tu expectativa.”

¿Altura de su expectativa? Alice se rio a carcajadas y no fue diversión, fue la molestia que había superado toda etapa.

Era una niña que seguía queriendo estar a la altura de la expectativa de los demás, forzándose por ser la mejor, sin ver que aquí no solo se trataba de ella.

No se trataba de estar a la altura, se trataba de su propia supervivencia y más importante que todo, que no muriera para que su hermana no se sintiera culpable.

“Solo vete déjame de molestar.” Dijo Alice y se dio vuelta tratando contenerse.

Era innecesario molestarse… Ese era lo que se decía para calmarse.

Calmar la ira que estaba sintiendo a causa de esta niña tonta, que seguía queriendo estar a la altura y deseando participar en las misiones, pero sin ver que esto se trataba de sobrevivir.

Al fin y al cabo, se podía asesinar por muchas cosas, pero Alice solo deseaba que Akira pudiera tener la capacidad para dar el último golpe final por su propia supervivencia.

Pero lo que más le molestaba, era que Akira era incapaz de ver que era su hermana quien cargaría con su muerte, por su falta de determinación y eso era algo que la enfurecía.

Después de todo si pedía volver y Aurora la dejaba, si saliera herida o terminaba muriendo sería su hermana quien cargaría con la culpa.

Sin embargo, antes de que pudiera irse, pudo sentir que alguien sostenía su mano…

“Por favor… Creo que yo puedo hacerlo… Puedo pasar tu entrenamiento y puedo volver a las misiones.” Dijo Akira y con una voz temblorosa, añadió. “No quiero perder esta oportunidad y me gustaría trabajar a tu lado y al lado de Aurora… Creo que soy capaz.”

Era un tono sincero, que llevaba algo de respeto y admiración, siendo más profunda en la parte de que hablaba de su hermana y también había algo de orgullo lastimado.

¿Fue por qué antes dijo que le daría una tarea para que se distrajera como a un niño que le daban algo para hacer? ¿Fue el orgullo de ser la mejor estudiante y no estar a la altura? ¿O fue el deseo de querer avanzar? Tal vez quería ser su amiga y el de su hermana, queriendo ser su igual.

Ya no importaba, su estúpida insistencia no causó ningún elogio y solo llevo a que Alice se molestara, lo suficiente como para que decidiera hacer actuar.

“Prepárate.” Dijo Alice con una expresión fría y haciendo una señal para que los magos de curación vinieran, le dio una mirada para que las mujeres que habían estado luchando, la siguieran.

¿Akira entendía que si la dejaban participar en la misión y algo le sucediera su hermana seria la que sufriera? Aurora en este momento no necesitaba cargar con otra muerte y pensar en las pesadillas o en su llanto nocturno, solo causó que Alice se enfureciera aún más.

Y eso la hizo que decidiera actuar y mirando a Celina que era una maga de ilusión, supo qué hacer de inmediato.

Le mostraría a Akira lo que podría desencadenar sus dudas.

******

Tras que los magos terminaran de curarla y se retiraran, una barrera cubrió el campo de entrenamiento y la oscuridad empezó a rodear el lugar.

No fue una oscuridad fuerte, sino que fue lo suficiente para hacerla sentir que no estaba en un campo de entrenamiento, sino que en un lugar oscuro por la noche.

Un sentimiento extraño empezó a extenderse por su mente y Akira respiró hondo tratando de controlarse.

No quería perder la oportunidad de participar en las misiones que realizaban aquí, como alguien que estuvo por un tiempo realizando misiones simples supo que la diferencia con lo que hacía Aurora y Alice era astronómica.

Al lado de Aurora ‘hacían’ algo y no simplemente se quedaba limpiando mazmorras en un lugar seguro… O tal como lo dijo Alice, no hacia tareas que solo buscaban distraerla.

Deseaba volver y para ello necesitaba superar sus miedos y más importantes, estar a la altura de la expectativa de Alice.

Respirando hondo, sin dejar que su miedo, el dolor que había sentido y la ansiedad le quitara el control sobre su energía psiónica, ella se preparó.

No iba a dejar que el dolor, el miedo y su ansiedad le impidiera controlar la energía psiónica, su primer medio para defenderse y ahora a pesar de que su mente buscaba desorientarla, se calmó utilizando su energía psiónica para traer calma.

Y entonces vino…

Una de las mujeres que había enfrentado antes, la atacó utilizando su daga para cortarla y Akira creó un muro de hielo, que esa mujer destruyó y la otra la atravesó, tan solo para toparse con que el hielo restante se pegó a su cuerpo.

Incluso si el hielo se pegó al cuerpo, tratando de congelarla, la mujer se movió, soportando el dolor y Akira que intentó retroceder recibió un corte en su hombro, que la hizo gemir de dolor.

*Boom*

Liberando una onda expansiva de hielo que empujó a esa mujer lejos, la otra mujer ya se había movido cortando su pierna antes de retroceder esquivando las lanzas de hielo que ella había lanzado.

Sin darle tiempo, por el otro lado vino la mujer cuyo cuerpo se estaba congelando por el hielo y Akira que pensaba al menos ser lo suficiente seria como para obtener la aprobación de Alice, se sorprendió.

“Uggg…”

Cuando la mujer estuvo a un par de metros una lanza la atravesó por su espalda y Akira sintió como la sangre salpicaba su rostro y entonces…

“¡!”

La lanza dividió a la mitad el cuerpo de la mujer y las tripas junto a la carne cayeron en su rostro y ropa, manchando su cuerpo llevando a que Akira sostuviera lo que parecía ser algún intestino.

“¡AHh!”

Su mente había estado preparada, pero esto superó todas las posibilidades que había esperado y ella tirando la carne pegajosa, retrocedió cayéndose en su trasero.

El olor a sangre tan intenso, la sangre caliente cayendo por sus mejillas y humedeciendo su ropa junto a los órganos y pedazos de carne repartidos por su cuerpo, llevo a que ella tratara de tirar todo lo más lejos posible.

Esto no es posible… No es real… Es falso…

Sus pensamientos aparecieron en su mente, tratando de traer calma, pero un grito vino de repente de la otra mujer, que trataba de correr hacia ella, como si le gritara que huyera.

“¡Ughhh!”

La mirada llena de miedo fue lo único que quedo cuando una lanza negra le cortó la cabeza y como había estado corriendo hacia ella, la cabeza cayó en su falda, mientras la sangre manchaba su cuerpo.

Era la misma mujer con la que había luchado solo que ahora tenía la cabeza en sus manos y Akira se quedó congelada al ver la mirada de miedo y terror.

¿Fue otro ataque a Zerzura? Ella había escuchado que antes hubo un ataque y se decía que ese día hubo muchas pérdidas y el primer pensamiento que tuvo Akira, fue que había sucedido lo mismo. 

El miedo se elevó por todo su cuerpo y al darse cuenta de la posibilidad de que todo fuera real, su mente entró en pánico y ella tiró la cabeza mientras retrocedía, tratando de quitarse los trozos de carne.

“Esto no es real… No es real… No es real…” 

Su voz temblorosa llena de miedo se filtró y sus lágrimas empezaron a caer cuando el miedo se hizo intenso.

No importa cuánto se dijera que no era real, el olor de la sangre, el dolor de sus uñas clavándose en la palma de sus manos, le decía que era real.

¿En dónde estaba? ¿Se encontraba en el mismo lugar? Eso ya no importaba.

Retrocediendo lo suficiente para golpear una pared que estaba teñida de sangre y en el cual estaban afirmados los cuerpos de los magos de curación, Akira soltó un grito y se volvió arrastrar para otro lado.

¿Por qué le estaba sucediendo esto a ella?

“¡Ayuda!”

Esa pregunta vino de repente, pero luego desapareció cuando vino un grito de una voz que a Akira le pareció conocida.

¿Cómo podía estar aquí? ¿No estaba en Japón? La voz de su amiga Aeko fue reconocible para Akira que estaba temblando de miedo.

Todas sus preguntas se fueron de repente y el miedo se intensificó, sintiendo que había sido tragada por una espesa oscuridad que la deseaba devorar.

Aun así, el grito que había sonado desesperado, hizo que se moviera… Eran los deseos de no dejar de lado a su amiga y buscar ayudarla, incluso si todo su cuerpo temblaba de miedo.

“Yo lo haré… Yo lo haré…” Dando ese murmullo para ella sola, Akira se levantó y empezó a moverse.

Alejo las advertencias de sus profesores de que se retirara si encontraba algo peligroso y avanzó por la oscuridad, buscando la ubicación de donde había provenido la voz.

Con cada paso, el miedo se intensificaba y fue lo suficiente como para que ella quisiera llorar, pero se contuvo y avanzó.

Entonces a mitad de camino sintió el peligro y Akira trató de levantar un muro de hielo, pero debido a su estado mental, fue lo suficiente débil como para que una mano negra avanzara y la sostuviera del cuello.

Akira trató de escapar, sintiendo que el agarre apretaba su cuello como si estuviera a punto de quebrarlo y el miedo a la muerte despertó con fuerza, tan solo para convertirse en pánico y desconcierto al ver la figura que aparecía en la oscuridad.

“…”

Una figura tranquila y un vestido negro manchado de sangre, a pesar de que ella mostraba calma, era una calma que causaba miedo.

Akira nunca había visto una mirada tan indiferente en alguien y se preguntó, como alguien era capaz de mirar a otras personas como si fueran inexistentes.

“Por qué… Ugh…”

Cuando Akira trató de preguntarle a Alice porque lo hacía, el mismo brazo que la sostenía lo golpeó en contra el piso dos veces, alejando sus pensamientos.

Alice la miraba con cuatro brazos a su espalda y Akira se congeló sin saber qué hacer ni decir, sin entender, olvidándose en donde estaba y en qué situación se encontraba.

“Eres patética. ¿Crees que llorar te salvara?” Dudó Alice y cuando Akira se dio cuenta de que las lágrimas se filtraron, añadió. “¿No te has olvidado de tu amiga?”

La voz… Akira reaccionó abriendo sus ojos mientras que la mano la sostenía en su cuello, levantándola como si fuera una muñeca de trapo.

Y Alice sonrió entonces desde un brazo que se extendía a la oscuridad, empezó a arrastrar un cuerpo mutilado y ensangrentado con un uniforme que Akira reconoció.

Era mentira… No puede ser… Debe ser falso…

Tantos pensamientos vinieron al mismo tiempo, pero sus ojos le mostraron la realidad, una realidad cruel, cuando Alice con un brazo negro levantó del cabello a la joven en el suelo.

Lo suficiente como para mostrar el corte en la garganta, que todavía sangraba y Akira abrió sus ojos, empezando a llorar al ver a su amiga muerta.

“Sabes, ella tenía un hermanito. Supongo que lo has conocido.” 

Entre las lágrimas y los mocos de su llanto desconsolado, vino la voz fría de Alice y Akira abrió sus ojos.

“Por favor… Por favor… Para… Para…” Akira rogó en llanto desconsolado.

La respuesta fue una mirada aún más fría, que no solo dejaba ver desprecio, sino que ira y esa ira se convirtió en una sed de sangre, que causó que Akira temblara queriendo huir lo más lejos posible.

Era una sed de sangre fusionada en un deseo de devorar todo a su paso.

“Tía…”

Ella no sería capaz… Ese pensamiento fue destruido cuando escuchó la voz del hermano de Aeko al cual conocía bien.

El cariñoso llamado de ‘Tía’ ahora llevaba miedo y pánico junto a la confianza de la salvación y esperanza que estaba puesta en ella.

Entonces lo vio en la oscuridad con manos negras sosteniéndolo en los límites de esa oscuridad, sin dejarlo ir.

Fue la mirada indiferente y la sonrisa de Alice que le demostró que ella, ya no era la jovencita que trabajaba en Zerzura con Aurora… O tal vez se había revelado como quien verdaderamente era, dejándose de ocultar.

“Por favor… Por favor… Haré lo que sea… Solo déjalo ir… Déjalo ir…” Rogó Akira con desesperación en su voz.

No iba a dudar de lo que era capaz la asesina que estaba al frente de sus ojos, esa indiferencia solo estaba presente en quienes veían la vida misma como insignificante y quien no tenía límites en lo que era capaz.

“Mátame…” Ordenó Alice y con una voz fría, anunció. “Si quieres que las personas que amas se salven, mátame… O los asesinaré de la forma más cruel posible.”

Voz y mirada fría que llevaba seriedad.

El agarre que sostenía su cuello se redujo lo suficiente como para que Akira pudiera escapar y atacar, pero al final cuando le mencionaron matar, no pudo y dudo.

Fue una duda por un segundo y eso fue todo.

“Tarde.”

“¡TIAAAA!"

Alice no esperó y el hermano de Aeko fue tragado por la oscuridad, tan solo para luego venir los gritos de dolor de un niño juntos a ruidos de masticar carne y la sangre se extendió por el suelo desde la oscuridad dejando ver lo que había sucedido.

“Eres un monstruo…” Tales palabras débiles salieron de su boca y al instante siguiente el miedo la inundó mientras lloraba.

El agarre de su cuello se soltó y ella cayó al suelo tan solo para volverse una bolita, llorando con miedo, desesperación y deseos de que alguien la salvara.

Su cuerpo temblaba y su ropa inferior estaba húmeda, ya no sabía si era por la sangre o por algo más, pero al final solo pudo llorar en desesperación y terror.

“Lo soy. Un verdadero monstruo oculto en el cuerpo de una adolescente, que se alimenta de los seres vivos, manteniendo un hambre insaciable. ¿Y sabes lo que va a hacer este monstruo ahora?” Preguntó Alice y escuchando su llanto, murmuró. “Iré a por tus padres. Devoraré su carne lentamente mientras me entretengo con su llanto.”

Dejando ese murmullo, Alice se movió a la oscuridad y…

“¡¿Hija?!”

El grito de su padre sonó en sus oídos, proviniendo de la dirección de Alice y Akira con su miedo, sus lágrimas y su llanto, se levantó.

Ya no sabía si fue inconsciente o si era su deseo de salvar a su madre, pero ella se levantó y empezó a moverse por la oscuridad.

“¡Corran! ¡Huyan! ¡Váyanse rápido!” Gritó Akira queriendo advertir a sus padres.

“¡Hija!”

Y la respuesta de su padre fue un grito de alivio al escuchar que estaba a salvo, llevando a que Akira se asustara aún más, queriendo que se alejara.

Antes de que su esperanza ni siquiera pudiera brotar, ella se detuvo al ver que una criatura de cinco metros de alto y piel negra estaba levantando a su padre.

La criatura se giró y desde la cabeza se mostró a Alice hundiéndose en la oscuridad, revelando que era un verdadero monstruo.

“No te atrevas…”

“AHh… HUgg...”

Su advertencia pasó desapercibida cuando esa criatura tragó la cabeza de Alice y abriendo su boca llena de colmillos negros, mordió a su padre, tragando hasta el hombro y luego devorando el cuerpo hasta la mitad, le tiró el resto del cuerpo a sus pies.

“…”

Akira se quedó por unos segundos en blanco, viendo como la mitad de su padre caía al suelo y algo se quiso romper dentro de ella.

“¡Hija!”

Sin embargo, fue el grito de su madre la que evitó que ella se perdiera en el miedo y al ver la criatura moviéndose hacia la voz, Akira dejo salir toda su energía psiónica creando varias lanzas, empezó a dispararlas a la espalda de la criatura.

“¡Detente ahora! ¡Madre, corre! ¡Corre!” Gritando con todas sus fuerzas mientras lloraba, las lanzas atravesaron a la criatura, pero esa monstruosidad se siguió moviendo.

Ya no le importaba si en el interior estaba Alice… No, deseaba que sus lanzas atravesaran a esa asesina para parar a ese monstruo, queriendo que todo se detuviera.

Y sus ataques siguieron su voluntad, siendo lo más letal que pudo con lanzas puntiagudas, tratando de congelar las piernas y haciéndola pedazos, pero la criatura era imparable con una regeneración increíble.

Entonces ambos vieron su madre a la lejanía y Akira intensificó, su ataque, pero la criatura no solo fue más rápida, sino que más fuerte y extraña.

A pesar de que había congelado gran parte del cuerpo, haciendo que la criatura cayera al suelo, esa monstruosidad abrió su boca y su lengua se transformó en una lanza, que perforó el estómago de su madre y la atrajo a la boca, tan solo para que Akira escuchara los ruidos de masticar y de pánico.

“¿Crees que pararía si gritas? ¿O con esos ataques tan débiles me detendría? Es tu culpa. Te di la oportunidad para que me detuvieras, pero dudaste. ¡La muerte de tus seres queridos es tu culpa!”

La voz de Alice tan fría, tan indiferente y a la vez tan llena de desprecio, llevo a que algo en el interior de Akira se rompiera… Fueron sus límites.

“¡HAAAAA!” 

*BOOOM*

Gritando con todas sus fuerzas, una onda expansiva de hielo se extendió, no por unos metros, sino que decenas de metros, empujando la oscuridad y golpeando la barrera, pero Akira solo mantuvo su mirada en la criatura.

“¡MUERE!”

Una sed de sangre lo suficiente palpable e intensa se extendió mientras todo el campo de entrenamiento empezaba a conformarse una tormenta poderosa.

Al mismo tiempo cientos de lanzas, espadas y carámbanos de hielo fueron creadas con solo la intensa locura de su mente y fueron a Alice, quien la recibió con su cuerpo monstruoso.

“¡¿Enojada?! ¡Deberías estarlo! ¿Piensas que esto era un maldito juego? ¿Qué solo necesitabas estar a la altura? ¿Te creías capaz antes? ¿Cuánto necesitaste sufrir para mostrar esa sed de sangre?” La voz irritada de Alice vino de la criatura y luego con un grito, declaró. “Si hubieras vuelto antes a las misiones, por tu estupidez hubieras muerto cuando te enfrentaras a alguien similar a mí… ¿Y sabes quién cargaría por tu estúpida muerte? ¡Mi hermana!”

Un gigantesco puño negro salió de la criatura que estaba atravesada y congelada por el hielo, pero Akira congeló toda el área alrededor del brazo y luego sin darse cuenta de que fue un ataque superior a su estado normal, congeló todo el brazo, convirtiéndolo en hielo que lanzó a la criatura.

“¡CÁLLATE!”

Su grito furioso con lágrimas en los ojos y su mente tan agitada llevo a que la energía psiónica se extendiera por su cuerpo, superando los límites de su rango normal y los ataques continuaron.

Akira descargó todo en un estado de locura que no mermó incluso cuando los hechizos y la magia de ilusión desaparecieron y ella siguió emanando su intención asesina.

Y Alice lo recibió todo sin apartarse transformado en esa monstruosidad, conformando tentáculos, manos y escudos para protegerse de los ataques.

Más… Más… Más…

Ese único pensamiento quedaba en su mente mientras Akira se presionaba aún más lejos para atacar superando todos sus límites y al final, reunió todo el hielo alrededor y lo lanzó a Alice, conformando una gigantesca ventisca y explosión de hielo que estaba a la altura de un rango S.

Al final, no supo si su ataque tuvo éxito o no y ella cayó al suelo exhausta.

Golpeando el piso destruido y congelado mientras el cansancio extremo la asaltaba a la vez que lloraba, Akira perdió la conciencia.


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