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TG - Capítulo 610
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Espada.

Capítulo 610: Espada.

Érica miró la gigantesca meseta de color marrón que estaba al frente de ella.

Más de doscientos de metros de altura y en vez de una cordillera montañosa, parecía una pared y en medio se encontraba una grieta que llevaba al interior de esa meseta.

Lo curioso no era esa meseta, sino que la entrada en la grieta que tenía dos pilares de diez metros de altura y tallado una entrada en la piedra de siete metros, que daba a la vista al interior.

Érica al ver esa entrada pensó en Petra, en Jordania, y sintió la misma vibración.

A pesar de que era de noche y ellos estaban acampando a más de quinientos metros de la entrada, ver el interior oscuro de la entrada daba cierta sensación de peligro a lo desconocido.

La expedición estuvo viajando siguiendo la guía de la Directora Meredith que los guiaba siguiendo rastros de la civilización de este mundo y si bien antes habían encontrado estructuras o rastros de civilización, esta era la primera vez que encontraban una estructura intacta.

Esto no parecía abandonado.

Aurora le había enseñado que cada portal abismal tenía un escenario y que había límites en ese escenario y este mundo era igual, limitado con tormentas de arenas y con arenas movedizas que prácticamente cubrían las zonas más peligrosas.

Las tormentas de arena quemaban la piel e incluso derretían las barreras, así que era normal que fuera difícil sobrevivir a esta tormenta, pero tales tormentas no llegaban a estas montañas.

“¿Arrepentida de venir?”

Era de noche y faltaba unas horas para que amaneciera y ella estaba haciendo guardia y quien la acompañaba era Noah, el espadachín de magia de fuego.

Noah era alto y ligeramente fornido y también tenía una apariencia agradable con su cabello negruzco desordenado y los ojos marrón claro, pero ahora se veía extremadamente vitalizado.

Muy diferente a ella… Érica sabía que estaba en un estado pésimo.

“Me estoy muriendo de calor a pesar de que es de noche y cada día empeora, pero no, no me arrepiento.” Respondió Érica en calma.

A pesar de que estaba usando una barrera de magia de hielo, el calor la seguía afectando y empeoraba el lanzamiento de hechizos.

Con el tiempo no se acostumbraba, sino que era lo contrario, el calor se volvía más elevado y era aún más molesto para resistir.

Llevando a que ella usara artefactos de limpieza para limpiar el sudor constante y la transpiración.

Hasta ahora no habían tenido batallas importantes y si bien se enfrentaron a monstruos no fue lo suficiente como para que ella quedara en desventaja.

Sin embargo, estaba en desventaja.

“Lo estás aguantando muy bien.” Dijo Noah sonriendo brillantemente.

¿Quería ser amigable? Érica tenía que aceptar que aparte de obedecer órdenes no se comunicaba demasiado con los demás miembros del grupo y cada poco tiempo libre lo pasaba estudiando para su hechizo.

“Es solo la apariencia. Aunque serás tú quien tenga que hacer un mayor trabajo.” Respondió Érica no queriendo ser tan poco amigable.

Noah era un mago de fuego y que estuviera tan revitalizado, mostraba que el calor lo estaba favoreciendo y Érica había visto como la magia de fuego era potente en esta clase de ambiente.

“Es una gran responsabilidad, pero me esforzaré.” Respondió Noah volviendo a sonreírle. “Si es necesario te protegeré.”

No, él no estaba tratando de ser amigable, trataba de coquetear y Érica al escucharlo levantó la ceja y lo miró de arriba abajo, antes de soltar un bufido.

Al instante de ver al joven avergonzarse por su mirada y su bufido, ella se arrepintió de haber mostrado sus emociones tan directamente, pero mantuvo su expresión indiferente.

Estaban en una misión y lo último que ella pensaba era coquetear… No, ella estaba en el punto de su vida en el que el conocimiento, el deseo de aprender y de mejorar era lo único que estaba frente de ella y el romance estaba lejos.

No obstante, no necesitaba ser tan directa y menos cuando podía causar problemas con sus compañeros.

“Iré a pedir el cambio de guardia.” Dijo Érica girándose para dirigirse al campamento dejando atrás a Noah.

Los portales abismales eran peligrosos, pero hasta ahora no había aparecido ningún peligro y tampoco habían encontrado demasiado.

Para Érica eso significaba que el peligro todavía estaba oculto y si no mantenían la misma guardia podían ser problemático.

Dirigiéndose al campamento, vio las tiendas de campaña de varios metros y también notó a Sasha hablando con Cécile mientras pasaban el tiempo.

Ellos eran los segundos guardias internos y Érica los saludó.

La tarea que le dieron a ella y a Noah era vigilar la entrada de la grieta en caso de que alguien o algo saliera por la noche, mientras que Sasha y la Profesora Cécile cuidaban el campamento.

Érica caminando por la arena se dirigió hacia la carpa del Príncipe Artorius quien era el siguiente guardia y al abrir la carpa, se adentró a la sala interna.

Cada carpa tenía un espacio interno y la del príncipe era de las más altas calidades y la sala estaba equipada con una heladera, televisor, sillones y una mesa para comer, junto a una mesa de ping-pong.

También el tamaño era considerable.

“Su Alteza Artorius.” Dijo Érica en voz alta, dirigiéndose al pasillo y acercándose a la puerta del dormitorio.

Justo cuando estuvo por tocar, la puerta se abrió y Érica frunció el ceño de inmediato al ver a Morgan abriendo la puerta.

“No abras…”

Morgan estaba llevando únicamente bragas y un sostén de encaje de color negro bastante seductor y estaba mostrando su piel blanca algo rosada con bastante orgullo.

La voz del príncipe sonó detrás de ella y Morgan le dio una sonrisa a Érica y pasó mientras se ponía la pollera delante de ella y luego de arreglar el cabello se puso una camisa.

Lo hizo a propósito delante de ella, no para mostrar su cuerpo orgullosamente ni como un sentido de dominio para posibles rivales amorosas, sino que con cierto deseo oculto de ver su reacción y Érica simplemente frunció el ceño.

“Estamos en un portal. Trata de mantener tu libido en control.” Dijo Érica con un tono frío.

“Somos seres humanos, Érica. Hay veces que relajarse es bueno y el sexo es un método excelente.” Respondió Morgan sin sentirse ofendida y dando una sonrisa, agregó. “Y fue el príncipe quien me pidió que viniera esta noche.”

Junto a esas palabras, ella se alejó saliendo de la carpa y Érica se dirigió a la sala y esperó hasta que luego de unos minutos el príncipe Artorius salió llevando su equipo de combate.

“Lo siento por eso. Hemos estado saliendo por un buen tiempo.” Dijo Artorius como si quisiera aclarar la situación.

A Érica no le importaba que clase de relación, sino que…

“No me importa lo que ustedes hagan, pero espero que no bajes la guardia.” Dijo Érica y sin ocultar la seriedad, señaló. “Es tu turno de guardia. No la cagues.”

Sus últimas palabras provocaron que el príncipe se quedara tieso al escucharla ser tan brusca, pero Érica simplemente abandonó la carpa.

Recordaba que Meredith le había dicho que esperara que esto no se convirtiera en algo similar al Duodécimo Portal Abismal y si el príncipe quien debía mostrar una actitud responsable estaba distrayéndose de este modo, iban mal.

No estaba mal relajarse, pero tampoco dejarse llevar con tanta facilidad y menos en un portal como este y era aún más importante mantener el control para alguien como el príncipe, que debía mostrar una imagen de liderazgo, responsabilidad y profesionalismo sobre los demás.

Si Artorius la invitó para que ella se sintiera convencida de apoyarlo, Érica debía admitir que no estaba haciendo las cosas bien.

Al final, ella dejó de pensar en el tema y volvió a su carpa.

Como ya había terminado su guardia, necesitaba volver a su estudio hasta que decidieran ingresar en esa grieta.

Necesitaba estar preparada para lo que fuera que este mundo le estuviera esperando.

******

En un espacio blanco ilimitado, Aurora respiró hondo mientras controlaba su jadeante respiración.

Acababa de entrenar con su maestro y estaba tratando de recuperar su aliento mediante la meditación, sin querer pensar en lo que sucedía afuera en el mundo real.

Desde que esa tormenta de arena surgió las cosas se complicaban y las autoridades se reunieron provocando cierta conmoción.

Los informes hablaban de que los no-muertos se estaban reuniendo desde todas partes del territorio de la calamidad no-muerta y algunos temían lo que podría suceder o lo que estaba sucediendo.

Prepararse para esa situación iba a ser complicado y más cuando estas tierras tenían individuos influyentes que podrían intervenir.

En el norte en las tierras de Turquía se encontraba el Rey Demonio Pacífico y el Gremio los Caídos, al sureste estaba el Rey de Arabia y al este en las tierras sin ley en Iraq se encontraba el Rey Demonio el Joven y otros reyes, señores demonios y sectas.

Sin embargo, pronto tendría que enfrentarse a todos esos problemas y ahora que ella estaba en este espacio de su maestro, vino por una razón particular.

“Mi espada se está rompiendo.” Dijo Aurora al abrir sus ojos.

Su maestro estaba meditando al frente de ella y Aurora observó la espada en su regazo y la grieta en su tan confiable espada.

Con esta espada cortó bestias mágicas de rango S, atravesó el armazón de una nave de guerra y también hirió a poderosas bestias de rangos SS y personas de ese rango.

Sin embargo, lo que estaba rompiendo su espada era su aura.

Sus auras que cada vez se estaba fortaleciendo y ella que estaba alcanzando su límite y la fortaleza de sus auras estaba destruyendo la espada cada vez que la manifestaba.

“Así es.” Respondió su maestro y observándola, reveló. “Esta es una espada de entrenamiento. Una espada diseñada para ayudarte a manejar tu aura con facilidad y ahora ya has superado a tu espada.”

En este momento no estaba su anciana maestra, sino que estaba solamente el anciano que la miraba con cierta seriedad.

Aurora había logrado avanzar y el aura solidificada que le permitió cortarle la cabeza a la mujer-mariposa fue la prueba de que estaba alcanzando nuevas alturas.

Su aura se había solidificado obteniendo una nitidez mayor y a la vez estaba rompiendo su espada… La espada que alguna vez su maestro le había dado.

La espada que la había acompañado en buenos y malos momentos.

“¿Y ahora qué hago?” Preguntó Aurora prestándole atención al anciano.

Ella sabía que el anciano y la anciana no eran normales, pero para ella ambos eran sus maestros y la confianza que les tenía la hizo preguntar sobre qué hacer.

“Necesitas encontrar una nueva espada.” Respondió el anciano como si fuera obvio.

Esa respuesta fue poco confiable… Demasiado poco confiable.

¿Una espada? Aurora desde que había tenido su espada no necesito buscar otras espadas y las otras espadas que utilizaba era las espadas secundarias que usaba como entrenamiento o cuando usaba su aura celeste independientemente.

Sin embargo, nunca buscó una espada ni tampoco trató de encontrar una nueva espada y eso que había visto armas con habilidad encantadas o efectos únicos.

Nada le había atraído la atención, ya que su espada era excelente.

Una espada diseñada para que ella pudiera ejercer su aura de tal forma que no se sentía incómoda ni había resistencia.

“¿Qué es una espada para ti?” Preguntó el anciano observándola expectante.

Un arma… Eso respondería hace tiempo cuando veía su espada como un arma que solamente servía para asesinar, pero ahora era diferente.

Ella disfrutaba su arte de espada y entendía que el arma no era la espada, sino que ella y su espada era simplemente un medio ya fuera para asesinar, para lograr su objetivo o para disfrutar su arte.

Un pincel para una artista como ella… Sonaba cursi, pero Aurora eso era.

Un artista que plasmaba sus emociones en la realidad usando una espada como pincel y los colores de su aura como tinta y últimamente sus auras estaban manifestando ya no solo a un nivel conceptual en el cual ella podía cortar maldiciones, sino que estaba adquiriendo solidez.

Ella le cortó la cabeza a la mujer mariposa gracias a que su aura roja se solidificó y fue tan letal que logró cortar el cuello de un rango SS.

“Todo espadachín tiene su espada que puede llamar suya… Su propia arma que lo distingue de los demás. Si te gusta lo que haces necesitas encontrar una espada que sea de tu gusto.” Dijo el anciano dando una sonrisa.

Aurora recordó a Zrag y la espada que ese goblin usaba y limpiaba con cariño y atención de alguien que cuidaba su arma.

Todo espadachín tenía una espada que podría llamar propia y si bien la espada que le dio su maestra le gustaba y la acompañó por mucho tiempo, no fue una espada que ella eligió.

Fue un regalo.

Ahora ella era la suficiente adulta y tenía un estilo propio y era momento de buscar una espada que no solamente se ajustara a su estilo, sino que a su fuerza futura.

Cuando ascendiera a rango SS, Aurora podía sentir que sus auras tomarían una nueva forma que ya antes se había mostrado y una espada normal no iba a ser suficiente para esas auras.

“Gracias, maestro.” Dijo Aurora inclinándose en respeto.

Era triste saber que su espada se rompería por su fuerza, pero ese momento seria cuando ella finalmente diera un paso a los rangos superiores.

Aurora estaba agradecida de que su maestro la guiara a este punto y sin él probablemente no alcanzaría estas alturas.

“No estaría mal que yo tenga una nueva espada.” Murmuró el anciano como si estuviera pensando en voz alta.

Aurora observó la seriedad del anciano y supo de inmediato que le estaba pidiendo un soborno.

Había personas como ellas que eventualmente se quedaría sin espada y luego estaban personas como el anciano que coleccionaba espadas.

Al final, Aurora sonrió.

Esa clase de persona era su maestro.


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TG - Capítulo 611
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A la espera.

Capítulo 611: A la espera.

Aurora, luego de limpiar su espada, notó que el sol estaba entrando desde la ventana.

En este momento estaba al noreste de capital de Egipto y estaba ocupando un edificio abandonado que era usado temporalmente por los héroes cuando entraban a la calamidad no-muerta.

Como todos los edificios estaban abandonados, los héroes seleccionaban algunos edificios como casas seguras y de descanso o para ocultarse de los no-muertos, pero ahora no era necesario.

Aurora al enfundar su espada se levantó y se acercó al balcón mirando lo que estaba al oeste.

Una tormenta de arena estaba cubriendo toda la zona oeste, prácticamente tragando edificios enteros alrededor de decenas de kilómetros.

Lo extraño era que la tormenta no se movía y permanecía en un área determinada y que tenía como centro la ciudad Tanta, al norte de la capital de Egipto.

Tal esfera había aparecido luego de que ellos eliminaran la maldición, pero si la diosa del conocimiento estaba en lo correcto, su grupo no fue el causante.

También esa zona era donde los no-muertos de todo Egipto se reunían y Aurora solamente podía mirar.

La razón eran los héroes, los miembros de la iglesia del Orden y la Iglesia del Tiempo y el Espacio y también los militares de la Zona Satélite... Prácticamente, todas las autoridades que se habían reunido y que estaban rodeando toda esta tormenta de arena.

Aurora escuchó el sonido de la puerta y se giró al ver a Leslie entrando.

“Los no-muertos siguen moviéndose. Al parecer algunos exploradores han entrado, pero han terminado saliendo. Dicen que temieron adentrarse, ya que la tormenta de arena impide los movimientos espaciales y la comunicación. También escuché que hay muchas almas en la tormenta y que son usadas para vigilar.” Dijo Leslie en un tono serio y observándola, informó. “Las fuerzas de Zerzura han llegado.”

Las influencias de todas partes de esta región se estaban reuniendo por este evento repentino y Zerzura no era una excepción.

La ciudad estaba lejos de esta tierra, no obstante, ellos mantenían influencia en Sudan, al sur de Egipto y tenía contacto con ciudades que existían por la zona, lo que significaba que toda esta zona era su área de influencia y como tal podían intervenir y Aurora había aceptado el apoyo que el General McLean le había enviado.

Su hermana era un rango SS y tenía cierta importancia, también ella tenía el apoyo de la Iglesia del Tiempo y el Espacio, pero la próxima reunión se iba a convertir en una batalla de influencias.

Influencias que decidirían que había que hacer y Aurora tenía en claro lo que haría.

El mural robado, la falta del cuerpo del faraón en la pirámide y la mención de Alice que en una pirámide todo estaba limpió como si alguien hubiera entrado antes… En este punto era obvio que las mentes maestras detrás del robo estaban dando pie a su plan y había que encargarse de la situación.

“La Cardenal Najjar ha entrado y profundizado en la tormenta, localizando que el centro es la Ciudad Tanta, pero no ha podido acercarse más. No quería llamar la atención, ya que según ella hay presencias poderosas en el centro.” Agregó Leslie en calma.

Si la tormenta de arena trataba de impedir los movimientos espaciales, entonces buscaba detener a personas como la Cardenal Najjar que, si bien podía superar algunas barreras con sus poderes, podía ser descubierta si cometía un error.

Aunque era obvio que los del interior ya sabían que ellos vendrían y estaban preparados, pero era demasiado arriesgado ir sin preparativos.

Aurora dejó de reflexionar sobre el tema, evitando pensar sobre los rehenes o lo que ese grupo desconocido estaba planeando y respiró hondo.

Era inútil pensar en las posibilidades y lo que sucedía cuando no podía moverse.

“Supongo que ya están por realizar la reunión.” Dijo Aurora y al ver que Leslie asentía, la observó y sonrió. “Perdón por meterte en todo esto a ti y a tus compañeros.”

Leslie desde que había entrado se encontraba seria y firme como un soldado disciplinado y no tratándola como una amiga, sino que como una jefa.

Ella siempre fue la más seria del grupo, pero Aurora no había esperado que luego de tanto tiempo se convirtiera en alguien tan estricta.

Leslie no cuestionaba, no hacía preguntas ni duda como lo harían otros, sino que obedecía y seguía las órdenes, ayudando cuando podía y en donde podía.

Ahora, al escuchar su disculpa, Leslie se rascó la mejilla y dio una sonrisa.

“Gracias por no apartarme. Sé que no estoy a la altura de lo que sucede.” Murmuró Leslie con una media sonrisa.

Se estaba refiriendo a que ella era un rango A y que al compararse con todo lo que ocurría era demasiado débil, pero Aurora simplemente agito la cabeza.

“Ninguno de nosotros está a la altura de lo que sucede.” Respondió Aurora y al acercarse le dio una palmada en el hombro y comentó. “Contaré contigo para lo que está por venir.”

Ella tampoco estaba a la altura de la situación e iba más allá de fuerza, sino que de la escala que estaba tomando toda la situación.

Sin embargo, no significaba que se rindiera y era lo mismo para Leslie, que a pesar de que podía ser débil, se esforzaba en todo lo que hacía.

“Daré lo mejor de mí. Te lo aseguro.” Respondió Leslie con una expresión seria.

La mirada y la forma que se paraba erguida dio la impresión de un soldado recibiendo órdenes y Aurora tuvo que admitir que su compañera había crecido.

Leslie era decidida y estaba llena de determinación lo suficiente como para no sentirse rebajada cuando se comparaba con otros o cuando se daba cuenta de que era débil y a Aurora le agradaba.

Tal voluntad significaba que ella ya estaba en el camino correcto y si bien se había retrasado para ascender de rango, quizás no estaba tan lejos como ella lo creía.

“Vamos.” Ordenó Aurora y ambas bajaron por la escalera a la sala del edificio.

El edificio era viejo, pero como era mantenido por los héroes era suficiente para descansar y esperar mientras se prepararán.

En la sala del edificio se encontraban las personas que vinieron de Zerzura y quien guiaba era el Coronel Makeba.

“Estamos listo para apoyar, Protectora de Zerzura.” Dijo el Coronel Makeba y dando la mano en saludo, agregó. “También varios grupos del ejército protegen la zona sur de Egipto. Si los no-muertos deciden salir, el mismo General McLean los estará esperando.”

La seriedad del Coronel Makeba y las personas que estaban a su espalda era notable.

Las autoridades decidieron sellar toda la zona de la calamidad no-muerta y en el sur estaba la ciudad de Zerzura que vino desde el centro de África para evitar peligros.

Al oeste estaba la Iglesia del Tiempo y el Espacio, mientras que al este estaban los héroes y los militares de la zona satélite en conjunto con las fuerzas del Rey de Arabia.

Aurora tomó la mano en saludo y miró a los demás que acompañaban al General Makeba.

Tal como esperaba, lo que enviaron al centro de las autoridades fue un grupo pequeño en caso de que fueran necesarios fuerzas móviles.

La primera que destacaba era la Capitana Sadiya que estaba firme mientras saludaba con un asentimiento.

“Te has convertido en un rango S. Felicidades.” Saludó Aurora a la Capitana Sadiya.

“Gracias. Todo se debe a la ciudad que nos brinda apoyo.” Respondió la Capitana Sadiya.

Fue amigable dándole crédito a la ciudad y el hombre que estaba a su lado asintió en acuerdo.

El hombre era fornido y llevaba una expresión seria que emanaba un aura de un rango A al límite y Aurora le tomó un tiempo reconocerlo.

“Espero que Ashanti esté bien. Es una niña adorable.” Dijo Aurora a Okello.

Para ella era complicado recordar todas las caras que había visto y no era que tuviera mala memoria, sino que las personas cambiaban.

Okello el amigo de Érica y padre de la pequeña Ashanti que la había ido a visitar, era un ejemplo claro de cambio.

El hombre ya había dejado de ser delgado y tenía un cuerpo fornido y bien entrenado de un estricto soldado.

La piel oscura y el tamaño del hombre era similar a Makeba y por la actitud disciplinada era obvio de quien estaba aprendiendo.

“Gracias por venir, Amadayo.” Dijo Aurora saludando al tercer miembro.

También estaba aquí Nuur Amadayo el capitán de la Academia de Zerzura durante el torneo internacional y con quien tuvo algunos encuentros luego cuando tuvo que eliminar el laboratorio de droga como la Primera Heroína.

Era un grupo pequeño, pero que ellos vinieran significaba que los comandantes le daban una alta prioridad y el joven asintió con seriedad y disciplina.

“La situación es un poco complicada y todavía no se ha decidido que hacer, pero me gustaría que estén preparados.” Dijo Aurora con un tono serio.

Antes las autoridades no sabían por qué todo había ocurrido, pero la Cardenal Najjar había mencionado que ella iba a ser quien se encargara de informar de la urgencia de la situación.

Sin embargo, no se los informaría a todos, sino que a los que ella considerara digno para de esa forma evitar que los planes se filtraran.

De lo que estaban hablando era de murales que contenían almas y que si lo que decían de la tormenta era correcto ya fueron liberadas.

Era primordial moverse con urgencia, pero a la vez tampoco tenían que ser imprudente de ir de inmediato.

No cuando no sabían con exactitud lo que ocurría o como los enemigos lo estaban esperando.

“¿Quieres que te acompañe a la reunión?” Preguntó el General Makeba y con seriedad, agregó. “Escuche que el Rey Demonio el Joven ha llegado y también el Rey Demonio Pacífico junto a Mercurio, el líder del Gremio los Caídos.”

Aurora no se sorprendió al escuchar esos nombres.

Ivras el Rey Demonio el Joven era conocido por ser alguien problemático y orgulloso, no se quedaría fuera de esta situación cuando lo que estaba ocurriendo no estaba tan lejos de su tierra en Iraq.

En cuanto a la llegada del Rey Demonio Pacífico y el líder del Gremio los Caídos para Aurora no se sintió como una sorpresa.

A pesar de que esos dos controlaban los restos de Turquía en el norte y tenían una enorme influencia, Aurora sintió que la razón por la cual vino ese líder del gremio no era por lo que estaba ocurriendo aquí, sino que la persona que se podía encontrar.

Que su hermana estuviera oculta en su sombra, prácticamente viendo todo lo que ocurría sin salir, era la prueba de que quizás no quería que alguien la viera.

“¿Quién vino en representación del Rey de Arabia?” Preguntó Aurora con curiosidad.

“La Princesa Arwa el-Hossain y el capitán de la Guardia Real Gustav Strittmatter.” Respondió Leslie. “El capitán es un rango SS.”

El Rey de Arabia envió a un rango SS y a la princesa Arwa tal hecho mostraba que le daba cierta importancia al asunto, pero para ella fue bueno.

Alice conocía a la princesa y la Ciudad Zerzura a la cual ella representaba, tenía buenas relaciones con el Rey de Arabia.

Quizás no conocía a sus rangos SS excepto por rumores y noticias, pero era bueno haber cooperado antes, ya que significaba que podían cooperar de vuelta.

Y necesitarían cooperar cuando personas como el Rey Demonio el Joven o el Rey Demonio el Pacífico habían decidido venir.

No sabían lo que ellos harían y si bien el Rey Demonio Pacífico tenía una reputación de cooperar con las autoridades humanas, el Rey Demonio el Joven no tanto.

Quizás no era un enemigo público como otros reyes demonios, pero tampoco alguien confiable con los cuales debían cooperar sin medida.

“La reunión está por empezar.”

La voz de Alice salió de repente de una esquina y desde la sombra su hermana salió con una bolsa de papitas en sus manos.

“¿Vienes?” Preguntó Aurora mirando a su hermana.

“Si, te acompañare.” Respondió Alice y Aurora asintió.

Aunque su hermana no lo dijera directamente, Zerzura tenía dos rangos SS y Alice era una de ellas y sería suficiente peso como para no quedarse atrás en esta reunión de personas influyentes.

Aurora saludó a los demás y dejó el edificio, esperando que la reunión fuera bien.


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