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TG - Capítulo 611
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A la espera.

Capítulo 611: A la espera.

Aurora, luego de limpiar su espada, notó que el sol estaba entrando desde la ventana.

En este momento estaba al noreste de capital de Egipto y estaba ocupando un edificio abandonado que era usado temporalmente por los héroes cuando entraban a la calamidad no-muerta.

Como todos los edificios estaban abandonados, los héroes seleccionaban algunos edificios como casas seguras y de descanso o para ocultarse de los no-muertos, pero ahora no era necesario.

Aurora al enfundar su espada se levantó y se acercó al balcón mirando lo que estaba al oeste.

Una tormenta de arena estaba cubriendo toda la zona oeste, prácticamente tragando edificios enteros alrededor de decenas de kilómetros.

Lo extraño era que la tormenta no se movía y permanecía en un área determinada y que tenía como centro la ciudad Tanta, al norte de la capital de Egipto.

Tal esfera había aparecido luego de que ellos eliminaran la maldición, pero si la diosa del conocimiento estaba en lo correcto, su grupo no fue el causante.

También esa zona era donde los no-muertos de todo Egipto se reunían y Aurora solamente podía mirar.

La razón eran los héroes, los miembros de la iglesia del Orden y la Iglesia del Tiempo y el Espacio y también los militares de la Zona Satélite... Prácticamente, todas las autoridades que se habían reunido y que estaban rodeando toda esta tormenta de arena.

Aurora escuchó el sonido de la puerta y se giró al ver a Leslie entrando.

“Los no-muertos siguen moviéndose. Al parecer algunos exploradores han entrado, pero han terminado saliendo. Dicen que temieron adentrarse, ya que la tormenta de arena impide los movimientos espaciales y la comunicación. También escuché que hay muchas almas en la tormenta y que son usadas para vigilar.” Dijo Leslie en un tono serio y observándola, informó. “Las fuerzas de Zerzura han llegado.”

Las influencias de todas partes de esta región se estaban reuniendo por este evento repentino y Zerzura no era una excepción.

La ciudad estaba lejos de esta tierra, no obstante, ellos mantenían influencia en Sudan, al sur de Egipto y tenía contacto con ciudades que existían por la zona, lo que significaba que toda esta zona era su área de influencia y como tal podían intervenir y Aurora había aceptado el apoyo que el General McLean le había enviado.

Su hermana era un rango SS y tenía cierta importancia, también ella tenía el apoyo de la Iglesia del Tiempo y el Espacio, pero la próxima reunión se iba a convertir en una batalla de influencias.

Influencias que decidirían que había que hacer y Aurora tenía en claro lo que haría.

El mural robado, la falta del cuerpo del faraón en la pirámide y la mención de Alice que en una pirámide todo estaba limpió como si alguien hubiera entrado antes… En este punto era obvio que las mentes maestras detrás del robo estaban dando pie a su plan y había que encargarse de la situación.

“La Cardenal Najjar ha entrado y profundizado en la tormenta, localizando que el centro es la Ciudad Tanta, pero no ha podido acercarse más. No quería llamar la atención, ya que según ella hay presencias poderosas en el centro.” Agregó Leslie en calma.

Si la tormenta de arena trataba de impedir los movimientos espaciales, entonces buscaba detener a personas como la Cardenal Najjar que, si bien podía superar algunas barreras con sus poderes, podía ser descubierta si cometía un error.

Aunque era obvio que los del interior ya sabían que ellos vendrían y estaban preparados, pero era demasiado arriesgado ir sin preparativos.

Aurora dejó de reflexionar sobre el tema, evitando pensar sobre los rehenes o lo que ese grupo desconocido estaba planeando y respiró hondo.

Era inútil pensar en las posibilidades y lo que sucedía cuando no podía moverse.

“Supongo que ya están por realizar la reunión.” Dijo Aurora y al ver que Leslie asentía, la observó y sonrió. “Perdón por meterte en todo esto a ti y a tus compañeros.”

Leslie desde que había entrado se encontraba seria y firme como un soldado disciplinado y no tratándola como una amiga, sino que como una jefa.

Ella siempre fue la más seria del grupo, pero Aurora no había esperado que luego de tanto tiempo se convirtiera en alguien tan estricta.

Leslie no cuestionaba, no hacía preguntas ni duda como lo harían otros, sino que obedecía y seguía las órdenes, ayudando cuando podía y en donde podía.

Ahora, al escuchar su disculpa, Leslie se rascó la mejilla y dio una sonrisa.

“Gracias por no apartarme. Sé que no estoy a la altura de lo que sucede.” Murmuró Leslie con una media sonrisa.

Se estaba refiriendo a que ella era un rango A y que al compararse con todo lo que ocurría era demasiado débil, pero Aurora simplemente agito la cabeza.

“Ninguno de nosotros está a la altura de lo que sucede.” Respondió Aurora y al acercarse le dio una palmada en el hombro y comentó. “Contaré contigo para lo que está por venir.”

Ella tampoco estaba a la altura de la situación e iba más allá de fuerza, sino que de la escala que estaba tomando toda la situación.

Sin embargo, no significaba que se rindiera y era lo mismo para Leslie, que a pesar de que podía ser débil, se esforzaba en todo lo que hacía.

“Daré lo mejor de mí. Te lo aseguro.” Respondió Leslie con una expresión seria.

La mirada y la forma que se paraba erguida dio la impresión de un soldado recibiendo órdenes y Aurora tuvo que admitir que su compañera había crecido.

Leslie era decidida y estaba llena de determinación lo suficiente como para no sentirse rebajada cuando se comparaba con otros o cuando se daba cuenta de que era débil y a Aurora le agradaba.

Tal voluntad significaba que ella ya estaba en el camino correcto y si bien se había retrasado para ascender de rango, quizás no estaba tan lejos como ella lo creía.

“Vamos.” Ordenó Aurora y ambas bajaron por la escalera a la sala del edificio.

El edificio era viejo, pero como era mantenido por los héroes era suficiente para descansar y esperar mientras se prepararán.

En la sala del edificio se encontraban las personas que vinieron de Zerzura y quien guiaba era el Coronel Makeba.

“Estamos listo para apoyar, Protectora de Zerzura.” Dijo el Coronel Makeba y dando la mano en saludo, agregó. “También varios grupos del ejército protegen la zona sur de Egipto. Si los no-muertos deciden salir, el mismo General McLean los estará esperando.”

La seriedad del Coronel Makeba y las personas que estaban a su espalda era notable.

Las autoridades decidieron sellar toda la zona de la calamidad no-muerta y en el sur estaba la ciudad de Zerzura que vino desde el centro de África para evitar peligros.

Al oeste estaba la Iglesia del Tiempo y el Espacio, mientras que al este estaban los héroes y los militares de la zona satélite en conjunto con las fuerzas del Rey de Arabia.

Aurora tomó la mano en saludo y miró a los demás que acompañaban al General Makeba.

Tal como esperaba, lo que enviaron al centro de las autoridades fue un grupo pequeño en caso de que fueran necesarios fuerzas móviles.

La primera que destacaba era la Capitana Sadiya que estaba firme mientras saludaba con un asentimiento.

“Te has convertido en un rango S. Felicidades.” Saludó Aurora a la Capitana Sadiya.

“Gracias. Todo se debe a la ciudad que nos brinda apoyo.” Respondió la Capitana Sadiya.

Fue amigable dándole crédito a la ciudad y el hombre que estaba a su lado asintió en acuerdo.

El hombre era fornido y llevaba una expresión seria que emanaba un aura de un rango A al límite y Aurora le tomó un tiempo reconocerlo.

“Espero que Ashanti esté bien. Es una niña adorable.” Dijo Aurora a Okello.

Para ella era complicado recordar todas las caras que había visto y no era que tuviera mala memoria, sino que las personas cambiaban.

Okello el amigo de Érica y padre de la pequeña Ashanti que la había ido a visitar, era un ejemplo claro de cambio.

El hombre ya había dejado de ser delgado y tenía un cuerpo fornido y bien entrenado de un estricto soldado.

La piel oscura y el tamaño del hombre era similar a Makeba y por la actitud disciplinada era obvio de quien estaba aprendiendo.

“Gracias por venir, Amadayo.” Dijo Aurora saludando al tercer miembro.

También estaba aquí Nuur Amadayo el capitán de la Academia de Zerzura durante el torneo internacional y con quien tuvo algunos encuentros luego cuando tuvo que eliminar el laboratorio de droga como la Primera Heroína.

Era un grupo pequeño, pero que ellos vinieran significaba que los comandantes le daban una alta prioridad y el joven asintió con seriedad y disciplina.

“La situación es un poco complicada y todavía no se ha decidido que hacer, pero me gustaría que estén preparados.” Dijo Aurora con un tono serio.

Antes las autoridades no sabían por qué todo había ocurrido, pero la Cardenal Najjar había mencionado que ella iba a ser quien se encargara de informar de la urgencia de la situación.

Sin embargo, no se los informaría a todos, sino que a los que ella considerara digno para de esa forma evitar que los planes se filtraran.

De lo que estaban hablando era de murales que contenían almas y que si lo que decían de la tormenta era correcto ya fueron liberadas.

Era primordial moverse con urgencia, pero a la vez tampoco tenían que ser imprudente de ir de inmediato.

No cuando no sabían con exactitud lo que ocurría o como los enemigos lo estaban esperando.

“¿Quieres que te acompañe a la reunión?” Preguntó el General Makeba y con seriedad, agregó. “Escuche que el Rey Demonio el Joven ha llegado y también el Rey Demonio Pacífico junto a Mercurio, el líder del Gremio los Caídos.”

Aurora no se sorprendió al escuchar esos nombres.

Ivras el Rey Demonio el Joven era conocido por ser alguien problemático y orgulloso, no se quedaría fuera de esta situación cuando lo que estaba ocurriendo no estaba tan lejos de su tierra en Iraq.

En cuanto a la llegada del Rey Demonio Pacífico y el líder del Gremio los Caídos para Aurora no se sintió como una sorpresa.

A pesar de que esos dos controlaban los restos de Turquía en el norte y tenían una enorme influencia, Aurora sintió que la razón por la cual vino ese líder del gremio no era por lo que estaba ocurriendo aquí, sino que la persona que se podía encontrar.

Que su hermana estuviera oculta en su sombra, prácticamente viendo todo lo que ocurría sin salir, era la prueba de que quizás no quería que alguien la viera.

“¿Quién vino en representación del Rey de Arabia?” Preguntó Aurora con curiosidad.

“La Princesa Arwa el-Hossain y el capitán de la Guardia Real Gustav Strittmatter.” Respondió Leslie. “El capitán es un rango SS.”

El Rey de Arabia envió a un rango SS y a la princesa Arwa tal hecho mostraba que le daba cierta importancia al asunto, pero para ella fue bueno.

Alice conocía a la princesa y la Ciudad Zerzura a la cual ella representaba, tenía buenas relaciones con el Rey de Arabia.

Quizás no conocía a sus rangos SS excepto por rumores y noticias, pero era bueno haber cooperado antes, ya que significaba que podían cooperar de vuelta.

Y necesitarían cooperar cuando personas como el Rey Demonio el Joven o el Rey Demonio el Pacífico habían decidido venir.

No sabían lo que ellos harían y si bien el Rey Demonio Pacífico tenía una reputación de cooperar con las autoridades humanas, el Rey Demonio el Joven no tanto.

Quizás no era un enemigo público como otros reyes demonios, pero tampoco alguien confiable con los cuales debían cooperar sin medida.

“La reunión está por empezar.”

La voz de Alice salió de repente de una esquina y desde la sombra su hermana salió con una bolsa de papitas en sus manos.

“¿Vienes?” Preguntó Aurora mirando a su hermana.

“Si, te acompañare.” Respondió Alice y Aurora asintió.

Aunque su hermana no lo dijera directamente, Zerzura tenía dos rangos SS y Alice era una de ellas y sería suficiente peso como para no quedarse atrás en esta reunión de personas influyentes.

Aurora saludó a los demás y dejó el edificio, esperando que la reunión fuera bien.


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TG - Capítulo 612
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No podían.

Capítulo 612: No podían.

Aurora subió por el ascensor con su hermana y cuando se abrió se adelantó por el pasillo dirigiéndose a la sala de reuniones.

La reunión era entre las más grandes fuerzas de las distintas influencias y si bien la Cardenal Najjar le había ofrecido venir de parte de la iglesia, ella prefirió ir por parte de la Ciudad Zerzura.

En este punto era innegable que ella como la ‘Protectora de Zerzura’ tenía una innegable influencia en la ciudad y aunque su hermana lo negara, era un rango SS de Zerzura.

Ambas siguieron caminando y entraron a la sala de reunión.

Una mesa redonda estaba en el centro y rodeándolo estaban varias sillas varias de las cuales ya estaban ocupadas.

La Iglesia del Orden ya estaba aquí con el grupo de los Ejecutores del Orden, dirigidos por Regis Delacroix y Theodore Laurent, quienes eran el capitán y vice capitán respectivamente.

Ambos al observarlas dieron un asentimiento de saludo.

Aurora había conocido al hermano de Clémentine cuando Cithrel había desaparecido y sinceramente ella no tenía la mejor relación con la iglesia del orden, pero devolvió el saludo.

La tensión de la sala ya era alta y ella no quería aumentar aún más la tensión.

La razón de la tensión era el demonio de piel roja de dos metros de alto que parecía estar ocupando una silla pequeña.

El demonio era musculoso, con brazos, piernas y manos grandes y a pesar de que estaba vestido con un conjunto de batalla, le quedaba apretado y pequeño.

Ojos rojos, fuego y cabello rojo ardiente… La mirada del gran demonio fue a ellas y Aurora se acercó a pesar de que su hermana parecía no querer hacerlo.

La razón del rechazo de su hermana era el hombre que estaba sentado al lado del Rey Demonio Pacífico.

El hombre llevaba una túnica que cubría parte de su cabello y que únicamente dejaba la máscara de color negro que fuera vista.

La máscara tenía grabado una sonrisa y de ojos tenía dos perlas negras, pero a diferencia de una máscara inmóvil, esta daba la impresión de expresar emociones.

¿Eran las perlas negras la causa? Aurora pudo percibir que el hombre estaba sonriendo al ver lo incomodaba que estaba Alice.

“Un gusto volver a verte.” Dijo Aurora dando la mano a Mercurio y sonriendo, agregó. “No esperaba que nos encontráramos de esta forma.”

Ni tan rápido.

Si antes Aurora había tenido dudas de quien era el amigo de Alice, esta vez por la forma que el hombre las recibía fue obvio que eran la misma persona.

“Sí. Yo tampoco esperaba verlas aquí.” Dijo Mercurio devolviendo el saludo con la mano y señalando al gigantesco demonio a su lado, presentó. “Déjenme presentarle a mi increíble jefe. Venmurd el Rey Demonio Pacífico.”

Aurora había esperado una atmosfera más bromista que daba por lo general el Director Hermes, pero ahora estaba siendo serio y solemne.

No parecía ser por el gran demonio que estaba presentando, sino que por otra razón y Aurora, al ver que el Rey Pacífico se levantaba, dio la mano.

“He escuchado de ustedes. Espero que mi subordinado no les haya causado problemas.” Dijo el Rey Demonio Pacífico.

Esta era la primera vez que Aurora escuchaba el hombre y ella devolvió la mano para saludar, sintiendo la fuerza de la otra parte.

El tono que el demonio había usado era pesado y ella, en vez de sentirse intimidada, dio una sonrisa y se giró para ver a su hermana.

Alice llevaba una expresión seria e indiferente, sin mostrar ningún rastro de emociones, como si ella no hubiera conocido al líder del gremio los Caídos antes.

Se habían llevado tan bien con el director, pero ahora que el hombre usaba otra identidad hizo como si no lo conociera.

“Creo que se ha portado bien. ¿Qué dices tú, Alice?” Preguntó Aurora apenas conteniendo la sonrisa en su rostro

Era obvio que el Rey Demonio sabía que Hermes fue al Duodécimo Portal Abismal y estuvo con ellas y a pesar de que recién las conocía, parecía tomarse en serio el rol de líder.

Sin embargo, Aurora aprovechó la pregunta para meterse con su hermana y al ver que las cejas de Alice temblaban sutilmente, ella sonrió aún más.

“Oh, esta es una gran reunión.”

Antes de que Alice pudiera responder desde la entrada, un hombre abrió la puerta de repente y entró en calma con una sonrisa brillante y arrogante.

Era un hombre joven, delgado, con ojos totalmente blancos y la sonrisa arrogante, junto a la mirada altiva con la cual observaba a todos fue claro que quería divertirse causando problemas.

Tenía el cabello de color plateado, pero si lo que los informes que Aurora leyó eran ciertos, entonces no era natural ese color.

“Invitaron a supremacistas. Arrogantes petulantes y…” Dijo el hombre mirando a primero al grupo de la iglesia y luego a Mercurio y su jefe, entonces se detuvo en ellas y sonrió. “Y una nueva rango SS.”

El Rey Demonio el Joven observó a Alice desde abajo hacia arriba y sonriendo con cierta atención, se acercó al frente de su hermana.

Ella estaba en el medio y fue ignorada por completo, pero Aurora, a pesar de que estaba molesta por la mirada que le daba a su querida hermana, se abstuvo a decir algo.

“Escuche que ha ascendido recientemente. Si quieres puedo ofrecerte algunos consejos.” Dijo el hombre dando una sonrisa coqueta.

Aurora levantó la ceja y notó de reojo que ‘Mercurio’ parecía algo sorprendido, pero Alice le dio una mirada al hombre y luego lo ignoró completamente.

La mirada desinteresada y aburrida de Alice llevaba ese sentimiento de desprecio único que logró que Mercurio soltara una risa.

“Tomar consejos de alguien con el título de Joven no es la mejor idea.” Dijo Mercurio encogiéndose de hombros.

Ivras miró al antiguo director con cierta intención asesina, desbordante y aquel conocido como líder del gremio, dio un paso al costado al lado del gran demonio y…

“Jefe. Al parecer alguien se quiere meter con nosotros.” Dijo Mercurio logrando que el Rey Demonio Pacífico se girara para ver a Ivras.

Aurora parpadeó por la manera en la cual ese hombre llamaba su jefe descaradamente, como si estuviera trayendo a sus padres a una pelea de niños, y lo más extraño era que el Rey Demonio Pacífico se cruzó de brazos mientras miraba a Ivras.

Con tan solo la mirada ese gran demonio dejaba en claro que no quería molestias y Ivras soltando un bufido se alejó y se sentó en su asiento.

Aurora, al ver que la entrada se abría revelando a la Princesa Arwa seguido de su guardaespaldas de rango SS, se despidió del dúo y se dirigió a su asiento conteniendo parte de su risa.

Al sentarse, la Cardenal Najjar entró con una acompañante.

A diferencia de los otros grupos, Aurora no se sorprendió al ver la mujer con el velo cubriendo su rostro que había acompañado a la Cardenal Najjar.

Esta era la primera vez que ella conocía a Oprovana la Nigromante, y si bien esa mujer usaba un velo para cubrir su rostro, Aurora podía ver la piel pálida y los ojos dorados al otro lado del velo.

Los rumores de aquellos que han visto la verdadera apariencia de esa Reina Demonio estaban de acuerdo de que ella era una de las mujeres más atractivas y pese a que ahora mismo usaba un velo, Aurora podía estar un poco de acuerdo.

Siguiendo a la Cardenal Najjar y a Oprovana, entró la antigua heroína y una de las líderes del Gremio de Héroes, Gervaise Alméras.

Cuando todos se sentaron luego de asentimientos de reconocimiento básico, la Cardenal Najjar se levantó.

“Luego de eliminar la maldición que padecía Egipto, una tormenta de arena con almas surgió desde la ciudad Tanta.” Dijo la Cardenal Najjar y al ver que algunos levantaban la cejas para cuestionar, reveló. “Nuestro grupo ha estado siguiendo a traficantes de seres humanos y bestias mágicas. Tal búsqueda nos ha llevado a encontrar la fuente de la maldición y también a un grupo desconocido cuyas intenciones son desconocidos.”

La Cardenal Najjar no se anduvo con rodeos y quienes parecían sorprendidos porque la maldición no estuviera era personas como el Rey Demonio Pacífico, Mercurio o Ivras y Arwa.

Alméras permaneció seria, al igual que el dúo de la Iglesia del Orden, dejando ver que habían sido informadas con anterioridad.

“¿Así que estás diciendo que luego de que ustedes metieran la pata algo sucedió?” Cuestionó Ivras desde el inicio.

Lo hizo ver como si estuviera preocupado, pero era obvio de que solamente quería causar problemas y la Cardenal Najjar le dio una mirada simple antes de observar a los demás.

“Lamentablemente, llegamos demasiado tarde siguiendo al grupo desconocido. No obstante, encontramos que ellos están usando unos murales y pueden causar muchos problemas.” Dijo la Cardenal Najjar y señalando a la Reina Demonio Oprovana, pidió. “Nuestra invitada puede explicar más.”

Oprovana fue la que se levantó y escudriñó a los presentes.

“Los causantes de la calamidad no-muerta es una civilización antigua y…”

La mujer detalló sobre la antigua civilización y como utilizaron hechizos nigrománticos para revivir y si bien Aurora estaba algo sorprendida de los detalles tan acertados, ella se concentró en el tema de hechizos.

Oprovana era una experta en magia de nigromancia y era la fundadora de la Magocracia pakistaní y su actual líder, lo que significaba que estaba entre los expertos mágicos de mayor reputación de la tierra.

Ella logró descifrar lo que la Diosa del Conocimiento había mencionado, pero a diferencia de esa diosa que se centró en eliminar la maldición y encontrar las otras pirámides, Oprovana fue más profundo.

“Los antiguos tenían varios pasos para su plan. Embalsamaron sus cuerpos y guardaron sus almas en un lugar seguro, dejando un hechizo que se activaría cuando la energía mágica volviera.” Dijo Oprovana y observando a los presentes, comentó. “Sus cuerpos podemos verlos afuera y la maldición era el hechizo. No obstante, sus almas desaparecieron. Hasta ahora.”

Aurora esperó expectante y…

“Algunas almas que estaban en la niebla son almas antiguas de hace cientos e incluso miles de años. Quien sea que activó la tormenta de arena era para ocultar que algo más se está desarrollando.”

Clara y precisa, la mujer dejó en evidencia que algo preocupante sucedía en el interior de esa tormenta de arena y las expresiones se volvieron serias de inmediato.

Era sorprendente hablar de una civilización que uso magia antes que cualquier terrícola, pero más sorprendente era darse cuenta de que el plan que tenían casi había funcionado.

Si su hermano no se hubiera llevado los murales, entonces cuando el hechizo se activará, la calamidad podría haber despertado totalmente.

“¿Es posible que las almas vuelvan a sus cuerpos luego de tanto tiempo?” Preguntó Arwa y frunciendo el ceño, señaló. “Entiendo que las almas puedan poseer cuerpos, pero no es lo mismo que volver a sus cuerpos.”

Las almas o los espíritus podían poseer objetos e incluso personas y seres vivos, permitiéndole controlarlos, no obstante, requería cierta energía y fuerza que no todos los espíritus tenían.

En algunos casos era más fácil atacar en forma de espíritu, ya que podían robar la vitalidad o manifestarse momentáneamente en vez de poseer cuerpos.

Aurora también estaba curiosa, pero tenía una idea en su mente.

“El tráfico de personas y de bestias mágicas que la Cardenal Najjar y compañía estaban persiguiendo probablemente eran materiales para el ritual.” Reveló Oprovana. “Las bestias mágicas pueden ser perfectos para robar vitalidad, mientras que los seres humanos pueden ser objetivos para fortalecer almas y recuperar la conciencia.”

Lo peor idea fue expresada por la Reina Demonio Oprovana.

Quizás Aurora no conocía demasiado sobre los espíritus o almas, pero había aprendido de rituales y entendía que los seres humanos eran materiales perfectos para toda clase de ritual.

Sus almas, la sangre, emociones e incluso deseos podían ser utilizados si uno sabia el cómo.

“¿Cuánto tiempo tenemos?” Preguntó Alméras.

Era su gente quien dejó pasar los traficantes sin nunca averiguar lo que sucedía y ahora se notaba seria.

“Es probablemente que estén sacrificando personas en este momento.” Respondió Oprovana y en calma, agregó. “Sin embargo, esta clase de rituales lleva su tiempo. No es tan fácil recuperar la conciencia de almas antiguas.”

“Aunque ya tienen una ventaja de tiempo.” Murmuró Aurora sin poder evitarlo.

Desde que todo había iniciado no había pasado mucho tiempo, sino que más de un día, pero ese tiempo fue usado completamente.

Ya fueran sacrificando personas o planeando para protegerse.

“Sí y no. Estamos hablando de un ritual con una magnitud enorme. No dudo que hayan sacrificado personas o bestias mágicas a este punto, pero no es el número que estás suponiendo.” Dijo Oprovana y mirándola a ella, agregó. “Las almas absorben la energía de otras almas y alimentarla demasiado rápido no llevará a que recuperen la conciencia, sino que puede llevarla a enloquecer.”

“Por eso está la tormenta.” Murmuró Regis frunciendo el ceño.

Aquellos que se ocultaban en lo profundo de la tormenta de arena estaban llevando a cabo un ritual y necesitaban tiempo para hacerlo, por ende, activaron ese hechizo de la tormenta de arena.

Lo suficiente poderoso como para cubrir una extensa área de decenas de kilómetros y lo suficiente molesto como para evitar que los magos espaciales se movieran indiferentes por el área.

También daba una sensación de amenaza y provocaba cautela… Ellos eran el ejemplo de personas cautelosas que temían que algo más sucediera.

“También hay que agregar que están llevando a cabo múltiples hechizos. También están controlando a los no-muertos y reuniéndolos a todos.” Dijo Oprovana y deteniéndose un segundo, reveló. “Controlar a los no-muertos de Egipto ha sido una tarea ardua para los nigromantes. Estos son cuerpos vacíos que siguen órdenes básicas. A diferencia de cuerpos no-muertos con almas o espíritus, aquí están vacíos.”

Por la forma que hablaba era obvio que ella obtuvo algunos no-muertos de Egipto o estuvo su tiempo investigando sobre la calamidad no-muerta, nada raro cuando ella era una nigromante poderosa.

Sin embargo, que evidenciara la dificultad no mostraba falta de habilidad, sino que lo contrario era una prueba de la dificultad de la tarea.

“Y ahora alguien ha controlado un ejército de cientos de miles de no-muertos y puede manejarlos.” Dijo Arwa y mirando a la Cardenal Najjar, declaró. “Si la mente maestra decide darles al ejército un objetivo sería un problema, incluso para una gran nación.”

Arwa estaba apuntando a la idea de que si todos los no-muertos atacaban en una dirección podrían causar una enorme devastación.

¿Cuántas personas murieron Egipto? Se contaba en cientos de miles y entre ellas había usuarios de habilidades y si bien no todos eran sumamente fuertes, eran muchos.

Los nigromantes eran temidos por sus números y la calamidad no-muerta era tratada como tal porque los no-muertos eran numerosos.

Los ejércitos podrían ser superados si no se usaba hechizos de guerra o armas de guerra de gran destrucción y Arwa como la hija del Rey de Arabia, estaba preocupada por las tierras de su padre.

Aurora también le preocupaba que los no-muertos se movieran en alguna dirección.

“Todo porque un grupo de insensatos se metió con no-muertos y eliminó una maldición.” Gruñó Ivras en un tono molesto.

Ivras estaba buscando problemas, pero que Theodore también pusiera una expresión seria y algo molesta dejaba ver que estaba medianamente de acuerdo.

¿Era su culpa? Aurora chasqueó la lengua a escondidas.

“La Diosa del Conocimiento estuvo involucrada para eliminar la maldición.” Agregó la Cardenal Najjar en calma y al ver que Ivras se quedaba en silencio, señaló. “Lo principal es responder lo más rápido posible.”

La Diosa del Conocimiento tenía una reputación por su cuenta y que Ivras se quedara en silencio era la prueba.

Aurora no dudaba que probablemente ellos estuvieran siguiendo al grupo, los llevara a actuar más rápido, no obstante, creía que desde el principio las mentes maestras buscaban terminar con todo rápido.

Y luego de escuchar a Oprovana se dio cuenta de que las mentes maestras ciertamente querían terminar con todo rápido, porque el proceso de las almas llevaría un tiempo.

La pregunta era si era demasiado tarde cuando ellas respondieran.

“¿No debemos primero explorar y descubrir lo que sucede?” Preguntó Alméras y al recibir las miradas de todos, declaró. “No podemos arriesgarnos a un ataque sin saber lo que sucede."

En parte tenía razón, ya que era demasiado imprudente ir sin investigar antes, pero de otro modo también estaba equivocada.

Ya no tenían más tiempo y era hora de ir.

Sin embargo, Aurora supo que decirlo abiertamente en este momento no era lo indicado.

“La Iglesia del Orden se puede encargar del grupo para explorar.” Dijo Regis en un tono serio.

“Zerzura puede ofrecer apoyo.” Añadió Aurora y Regis dio un asentimiento de acuerdo para aceptar la ayuda.

“Perfecto. Entonces, luego de que nos traigan la información que buscábamos, decidiremos como responder y en qué medida. Por ahora estén preparados.” Ordenó la Cardenal Najjar.

Aurora asintió, pero notó la mirada de la cardenal.

¿Esperar? No, ya no se podía esperar más.

Sin embargo, en esta reunión de diferentes influencias significaba que había fuerzas que podían no estar de su lado y que eran poco confiables.

Era necesario explorar, no había duda, pero también era necesario moverse de inmediato, lo que significaba que tenían que poner a los aliados en el punto correcto.

Aurora miró cómo los presentes asentían y luego dando una mirada a su hermana, que estaba comiendo, se decidió.

Había que inclinar la balanza, que todo fuera como ella quería y esta vez Aurora estaba decidida en trabajar para lograrlo.

Después de todo, ya no podían retrasarse más.


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