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TG - Capítulo 631
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No pararan.

Capítulo 631: No pararan.

En un espacio oscuro, Aurora flotó lentamente en el aire, sintiendo como la oscuridad la tocaba sutil y cálidamente.

Ella lentamente abrió los ojos y al frente de ella aparecieron los recuerdos de su pasado.

Una niña entrenando duramente y sonriendo mientras luchaba, una adolescente enmascarada con deseo de ayudar y una heroína brillante y resplandeciente que salvaba a aquellos que lo necesitaban.

Se vio a sí misma como la Primera Heroína, la máscara y la armadura plateada y entonces vio como esa armadura era salpicada con sangre roja y luego se vio a sí misma caer en un pozo lleno de oscuridad y desesperación.

La armadura se hizo pedazos, la máscara cayó de su rostro revelando las lágrimas y ella trató de escapar fútilmente mientras la oscuridad trataba de ahogarla como si estuviera en un pantano.

A diferencia de la oscuridad que la rodeaba actualmente, esa oscuridad del recuerdo era la desesperación y ella luchó fuertemente hasta que encontró una luz y halló la salida.

Aurora parpadeó y sonrió sutilmente mientras se daba cuenta de que, mezclada con la oscuridad de la desesperación, había otra oscuridad que la empujaba y la ayudaba a escapar.

La ayudó a reunir esas luces y le ayudó a escapar de ese pozo… El momento más horrible de su vida y ella se vio a sí misma salir del pozo y luego se levantó para caminar y esa caminata se convirtió en una carrera veloz.

Ella sonreía en la imagen, en su carrera, hacia una meta desconocida, hacia sus objetivos y cuando tuvo esa sonrisa, ella saltó en lo alto y en vez de caer voló.

Un vuelo alto y elevado mientras ella sonreía con su espada en su mano. Se elevó como un pájaro que volaba por primera vez y de repente una bala voló entre las nubes y la derribó, golpeándola en el pecho y tirándola al suelo.

La detuvieron porque al lugar que iba era uno que otros querían llegar… Tal idea apareció en su mente y Aurora reaccionó mientras los recuerdos volvían y cayó al suelo de oscuridad.

“…”

En este mundo de oscuridad ella se levantó y al querer desenfundar su espada se dio cuenta de que no tenía arma.

Rodeada de oscuridad en un mundo misterioso contrario al blanco ilimitado donde estaba su maestro y ella en este mundo miró los alrededores mientras que su mano se abría.

En su mano se manifestó una luz roja que lentamente se condensó y solidifico formando una empuñadora y…

“No necesitas continuar.”

Una voz sonó a su alrededor y al frente de ella una esfera de fuego apareció flotando en el aire e iluminó los alrededores.

Fue imposible no reconocer la voz… Esa voz que escuchó por primera vez en un video en donde su hermano había aparecido.

“¿A qué te refieres?” Preguntó Aurora al fruncir el ceño ligeramente relajada por la presencia.

Se dio cuenta de que el ‘no necesitas continuar’ no se refería a que ella se defendiera, sino que al camino… Precisamente hacia el destino desconocido que ella había ido en su vuelo.

Al destino que llevó a que otros la detuvieran sin importar el medio.

Los recuerdos volvieron. La sensación innatural de peligro cuando ella salió del edificio, el modo natural en el que ella desenfundó su espada y luego la bala golpeando su espada y rompiéndose llevando a que ella fuera impactada.

El dolor, el cielo abierto, la sangre cubriendo su garganta y los miles de pensamientos que tuvo mientras todo se oscurecía la llevó a la realización de donde estaba.

“Estoy muerta.” Murmuró Aurora. No como una pregunta, sino que como un hecho.

¿Fue demasiado lenta al detener la bala? Reaccionó instantáneamente guiándose por sus agudos instintos y trató de repeler la bala, pero esa bala fue demasiado y su espada se rompió.

Quizás porque al reaccionar al peligro trató de protegerse con su aura celeste que trató de manifestar más allá de lo que su espada podía soportar, o tal vez fue porque la bala fue demasiado para que ella la cortara.

Al final el resultado era el mismo.

“Si moriste. ¿La primera muerte es la más emblemática, no lo crees?” Dijo la voz y en calma, añadió. “Aunque no fue tu final.”

Murió. Tal era un hecho, pero las últimas palabras apuntaban a una situación particular y…

“Mi sistema.” Dijo Aurora con una expresión complicada y abriendo la boca, murmuró. “Aión.”

Las últimas palabras que revelaba aquello que quiso ocultar durante la mayor parte de su vida provocaron que ella quedara en silencio al darse cuenta de que no hubo respuesta ni ninguna sensación de ser vista.

Una risa vino del fuego que creció y empezó a concentrarse en una figura. El fuego se convirtió en sangre y carne y luego en piel blanca y entonces se convirtió en un vestido de color rojo mientras la mujer se manifestaba.

Era una mujer de cabello rubio largo que le alcanzaba la cintura y entre los finos cabellos en la cabeza se extendían dos cuernos negros hacia atrás. Aurora recibió la mirada de mujer y esos ojos rojos que eran tan ardientes como penetrantes de la mujer se fijaron en ella.

Aurora no pudo quitar la mirada de la piel blanca tan suave y delicada, ni de los labios gruesos o las mejillas ligeramente sonrojadas o las pestañas largas. Ni tampoco pudo apartar la mirada del impactante cuerpo que la mujer tenía.

La figura de un reloj… No, la figura perfectamente esculpida en carne, fuego y divinidad.

La majestuosidad artística y encantadora figura de una Diosa tan fascinante como atractiva la hipnotizo.

“Ahora entiendo por qué mi hermano se enamoró de ti.” Murmuró Aurora sin darse cuenta y sin poder controlarse.

La mujer sonrió lentamente elevando los labios y luego se cubrió con sus manos la boca de manera tan elegante y encantadora que Aurora quedo fascinada.

¿Así se sentían los insectos cuando se acercaban a la luz? La mujer, su cuñada, no era una luz, era un sol ardiente y resplandeciente, tan fascinante como hechizante y ella no podía quitarle los ojos de encima.

“Divertido. La realidad es que no. Tu hermano se enamoró de mí cuando yo estaba en mi forma pequeña. Aunque él diga que se enamoró de mi personalidad. Yo lo dudo. Soy encantadora en mis dos formas.” Dijo la mujer cruzando la mirada con ella.

El humo se extendió alrededor de la mujer con el sonido de ‘puff’ y la perfecta mujer volvió a su forma pequeña y le sonrió mientras el vestido pasaba de rojo a rosa.

“No le mostré mi verdadera forma durante un buen tiempo. Resulta ser demasiado para algunos.” Dijo la pequeña mirándola de reojo a ella con una sonrisa divertida.

Aurora se sonrojó un poco al darse cuenta de que no había parado de mirarla desde que se transformó.

Luego ella se relajó y finalmente suspiró dándose cuenta de que su cuñada estaba aquí. Ya no como una voluntad secundaria, sino como el verdadero ser.

La Primordial de la Destrucción, del Caos y el Fuego. La Emperatriz del infierno vino a verla directamente.

“No necesitaba ayuda.” Dijo Aurora no de manera cortante, sino que con una media sonrisa que daba a entender que lo sabía.

No necesitaba su ayuda cuando su ‘sistema’… Cuando él estaba a su lado.

Jezabel le sonrió mientras al frente de ambas se manifestaba dos sillas y una mesa decorada. La pequeña se sentó y le hizo una señal para que ella hiciera lo mismo.

“Y tampoco necesito tu ayuda.” Dijo Aurora al sentarse.

Ella fue asesinada y era probable que haya revivido… A pesar de que no sabía lo que sucedía afuera, estaba segura de que su ‘muerte’ fue la razón por la cual su cuñada vino personalmente.

¿Qué era lo que su cuñada estuvo haciendo durante este tiempo? Antes la fue a buscar, pero no vino la verdadera, sino que fue una voluntad, una pequeña porción de la real y ahora era diferente.

La situación hizo que viniera personalmente.

“Estuve mirando a tu hermano dormir durante unos cientos de años. En otro universo en donde el tiempo difiere mucho de aquí.” Respondió Jezabel y sirviéndose té, comentó. “Tu madre se enojará si se entera de que vine a ti. Esperaba que tú no te enojaras.”

Aurora recibió la mirada y a pesar de que la pequeña estaba bebiendo té, ella sintió la seriedad de la otra parte y notó que su llegada no fue por algo simple.

“Mis acciones son mías, al igual que las consecuencias.” Dijo Aurora tratando de sonar determinada.

Le estaba diciendo que ella hacía lo que siempre quiso y también soportaba sus propias consecuencias… Asesinó a muchos, algunas veces a sangre fría y otras veces en combate.

Muchas personas la odiaban o no le gustaba y varios de ellos probablemente querían venganza y esas eran las consecuencias de sus acciones y ella lo soportaría.

No esperaba que hubiera llegado a este punto. Aurora había estado entrenando, mejorando y aprendiendo, pero esto la superó por completo.

Fue demasiado confiada y orgullosa de sus habilidades y de estar cerca de convertirse en un rango SS y ser demasiada confiada tuvo consecuencias. Consecuencias que sin su sistema podrían ser para siempre.

Aun así, su vida y las consecuencias debían ser cargadas por ella como siempre lo fue.

“Respeto tus ideales. Tu voluntad. Me hace acordar a tu madre. Su voluntad para controlar todo es igual a la tuya.” Dijo Jezabel y la sonrisa disminuyó y declaró. “Sin embargo, al igual que tu madre, no lo entiendes. Tus decisiones son tuyas, pero no puedes controlar las decisiones de los demás.”

Aurora se quedó tiesa en su lugar.

¿Por qué vino? Ella no la llamó ni pidió por ayuda y tampoco podía, ya que suponía que estaba inconsciente, pero incluso si estuviera consciente, ella no llamaría a su cuñada.

“No puedes controlar las decisiones de otros, Aurora.” Repitió la pequeña con una seriedad y una mirada única.

La seriedad y la mirada daba a entender que entre las decisiones de los ‘otros’ estaba ella y no se trataba de que su cuñada era una Primordial, sino que como persona no podía controlar a otros.

¿Por qué su cuñada estaba aquí? Quizás era por alguien y también por propia voluntad.

La familia estaba en los momentos más difíciles y Jezabel parecía mostrar ese sentido de preocupación por un familiar.

“¿Cómo está, Alice?” Preguntó Aurora cerrando su mano con preocupación por debajo de la mesa.

Entre los ‘otros’ que su cuñada hizo referencia estaba su hermana. Si Jezabel no vino porque ella la llamó, entonces vino por la otra cuñada que tenía.

La expresión de Jezabel se volvió seria y bebió el té, dirigiéndole una mirada directa como si le devolviera la pregunta.

¿Cómo estaba Alice? Aurora tuvo miedo de la respuesta.

No por lo que Alice pudiera hacer, sino que por lo que su hermana estaría sufriendo. Alice podía ser fría e indiferente, pero su amor y cariño era sincero y profundo.

Su hermana no estaba bien al igual que ella, no lo estaría si a Alice le sucediera algo y la pregunta era estúpida y más cuando Jezabel estaba aquí.

“Vine para avisarte de mi presencia. No me quedaré mucho tiempo. Sé que no me quieres aquí y lo entiendo. Este es tu mundo y tu vida, lo respetaré.” Dijo Jezabel al terminar la taza de té.

Aurora no se avergonzó de que en el fondo de su mente deseaba que su cuñada no se quedara.

No la conocía lo suficiente y temía que fuera como las historias decían… Un ser de tal poder que le gustaba manipular y controlar mortales, guiándolos en todo tipo de espectáculos planeados.

Ella era conocida como el ‘Diablo’ por sus fechorías y sus acciones y a pesar de que Aurora quería pensar que eran familia y que su cuñada nunca le haría nada, no podía quitarse la idea de su mente… Al menos no por ahora.

Le agrado que su cuñada lo entendiera, pero en este momento se dio cuenta de que su cuñada, aunque lo aceptaba, no se iría sin más.

¿Qué es lo que haría?

“Quemar a un insecto.” Respondió Jezabel mirándola seriamente mientras se levantaba.

En los ojos rojos había entendimiento y comprensión de lo que ella pensaba… ¿Estaba leyendo sus pensamientos?

“Espera yo…”

Aurora se levantó queriendo decirle que su miedo y desconfianza no era algo que sentía voluntariamente.

Quería tratarla como familia y como su cuñada, pero los conceptos e historias chocaban con sus deseos y sus conceptos preconcebidos sobre los dioses le impedían verla como la ‘novia’ de su hermano. Al menos totalmente.

“Está bien. Tu madre me miraba con la misma desconfianza. Entiendo que acercarnos será un proceso lento. Estaré en la mansión de tu hermano por si deseas hablar conmigo, al menos por ahora.” Dijo Jezabel sonriéndole para calmarla y entonces, cuando se estuvo por girar, se detuvo. “Ellos no pararán.”

Aurora, que se sentía mejor ante el consuelo de su cuñada y al saber que sus pensamientos no la hirieron, parpadeó al escuchar las últimas palabras y Jezabel, luego de girarse, la miró directamente.

Los ojos rojos brillaban como fuego y Aurora quedo inmóvil al ser vista.

“Ellos no pararán, Aurora. Esto es una carrera. Quizás tú no quieras alcanzar la meta, pero te diriges a ese camino. Es natural. El mundo busca que alguien llene la necesidad y el universo responde por medio de sus habitantes.” Dijo Jezabel y mirándola con una expresión seria, declaró. “Tus acciones y sus consecuencias pueden ser tuyas. Sin embargo, esto es una carrera en el que vale todo y eventualmente las consecuencias alcanzaran a otros.”

Las palabras de la niña eran serias y llenas de sabiduría, como si esta ‘carrera’ no era la primera que había visto y en este momento mostraba el conocimiento de alguien cuya vida había sido longeva… De alguien que tenía el título de ‘Inmortal’.

Aurora no pudo responder, ya que su cuñada desapareció y ella fue tragada por la oscuridad.

El control de su cuerpo desapareció, pero sus sentidos empezaron a activarse mientras el cansancio y sueño la alcanzaba. Ella olfateó un perfume y abrió sus ojos con letargo, notando que estaba acostada en la cama de su habitación en Zerzura.

Ella sintió su cuerpo completo y aparte del cansancio no hubo ningún dolor por partes faltantes y cuando se estaba preguntando si estaba en otro sueño, sintió un movimiento y ruido.

Al reaccionar miró a su costado y vio el cabello negro de su hermana, mientras que Alice estaba acostada a su lado mientras se escuchaba un suave sollozo.

Tenue y débil…

“Alice…” 

Aurora habló. Su voz salió más temblorosa de lo que pensaba y Alice reaccionó levantando la cabeza dándose cuenta de que ella estaba despierta.

Ella quedó sin palabras al ver que las lágrimas estaban saliendo de los ojos de su hermana y Aurora en su letargo se preguntó si alguna vez había visto llorar a su hermana y la respuesta fue nunca.

Quizás a veces fue afectada por su humor, pero su hermana no lloraba… Excepto ahora y Alice al ver que ella estaba despierta saltó y la abrazó al subirse a la cama.

“Estoy bien.” Dijo Aurora al recibir el abrazo de su hermana y al escuchar que el sollozo se convertía en llanto.

Alice temblaba y su abrazo fue fuerte como si temiera a que ella dejara sus brazos y lloraba metiendo su cara en su cuello como una niña.

Su hermana, aquella que se enfrentaba a rangos S, SS e incluso que podía enfrentarse a rangos SSS o los mismos dioses sin temor ni miedo, ahora estaba temblando de miedo y llorando como una niña.

“No quiero perderte… No quiero perderte… No quiero perderte…”

Aurora abrazó a su hermana cuando escuchó el murmullo de miedo en sus oídos y fue la tercera vez que ese murmullo de preocupación y temor se convirtió en algo más siniestro y oscuro.

Fue escalofriante, pero Aurora no apartó a su hermana y la siguió abrazando, acariciando la espalda para que su hermana se relajara y se diera cuenta de que ella seguía a su lado.

Sin embargo, Alice no se relajó, no al menos de la manera que Aurora esperaba.

“No voy a perderte…” Susurró Alice y mientras la oscuridad que rodeaba la habitación se agitaba, anunció. “Los mataré a todos. Cada uno de ellos. Los devoraré lentamente sin perdonar a ninguno. Los haré sufrir.”

La voz de su hermana fue siniestra y oscura, con un deseo retorcido de venganza y sed de sangre tan intensa que incluso Aurora lo sintió y tembló instintivamente.

La oscuridad que rodeaba la habitación se retorcía mientras que brazos amenazaban con salir y Aurora, al sentir la intensa furia de su hermana, se preocupó y…

“…”

Aurora abrazó a Alice con mayor fuerza mientras sentía como las lágrimas mojaban su pijama y su hermana la abrazó sollozando en silencio sin querer mostrar su cara y luego lentamente perdió fuerza y cayó dormida suavemente en su regazo.

Su hermana apenas podía ocultar la presencia que amenazaba con salir y la oscuridad que se retorcía por sus emociones mostraba la furia que estaba sintiendo. Sin embargo, incluso ella se agotaba mentalmente y solamente ahora se relajó.

Aurora al ver a su hermana acarició el cabello y dejó que durmiera.

Ella aceptaba las consecuencias de sus acciones y cargaría con ellas, pero la muerte no estaba en su lista ni era lo que deseaba. ¿Por qué moriría y dejaría a su hermana detrás?


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TG - Capítulo 632
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Decisiones.

Capítulo 632: Decisiones.

En medio de la oscuridad, en el único lugar que había luz, se encontraba una mujer tirada en el suelo con su hombro y pecho destrozado. La sangre manchaba el suelo extendiéndose hasta tocar la oscuridad y la mujer miraba el cielo abierto mientras lentamente daba el último aliento.

“…”

Alice despertó de su sueño y abrió los ojos tratando de levantarse para buscar a su hermana, pero se quedó quieta al no poder moverse.

Ella estaba en la habitación de su hermana en donde Aurora estaba descansando y no estaba al lado, sino que en la cama y su hermana la abrazaba, babeándole el hombro.

Aurora dormía pacíficamente y como ella se había levantado abruptamente trataba de volver a abrazarla. Similar a cuando eran niñas, Aurora le gustaba tener a alguien que abrazar y podía ser muy pegajosa.

Algunos dirían que era una molestia, ya que ella podría disfrutar abrazando, pero la persona que era abrazada sufría al ser tratado como un peluche. Aunque no era así para Alice.

“…”

Alice al ver a su hermana se mordió los labios resistiendo ese miedo y dolor que amenazaba con salir.

Ella se metió entre los brazos de su hermana, que estaba completamente dormida y se quedó ahí con sus ojos cerrados. Tratando de controlar el miedo que la quería engullir y sintiéndose aliviada de que su hermana estuviera bien.

Su hermana fue asesinada… Ella fue asesinada.

Fue el tirador quien le disparo, pero no estaba solo, sino que recibió la ayuda de alguien más. Uno de ellos eran los sectarios de Ketzula e incluso del mismo Dios que bendijo las balas, aumentando la potencia y también el peligro.

Convirtiendo al tirador que ni siquiera podía tocar a su hermana en un peligro fatal… Uno que ella había ignorado.

Debió matarlo cuando tuvo la oportunidad… No, debió ignorar a su hermana y ordenar que su gente lo buscara para asesinarlo.

Fue su culpa de que su hermana muriera y si ella hubiera asesinado al tirador y hubiera estado más vigilante, su hermana no hubiera muerto.

No. Tampoco hubiera sido cierto. La muerte del tirador no cambiaba el hecho de que alguien más la quería muerta.

El tirador y la bala bendecida por Ketzula fue un medio, pero había alguien más y esta no era la primera vez que intentaron asesinar a su hermana. En China, Kong Tian y Tang Bai también lo intentaron y cuando Hermes quiso descubrir algo, no pudo.

Su hermana lo ignoraba voluntariamente porque no podría encontrarlos y sobre todo tenía confianza en sus capacidades y Alice también tenía confianza.

¿Cómo no podría? Su hermana era hábil, capaz y fuerte. Que sintiera el peligro antes del disparo fue la prueba de su capacidad, pero no era todopoderosa y tampoco era indestructible.

“…”

Alice miró el techo y luego se giró para ver como su hermana dormía y cerró los ojos durante un breve segundo.

No tuvo que pensarlo demasiado. Su hermana lo era todo y ella no iba a perder su todo por su inacción.

Al abrir sus ojos, ella ya estaba afuera de la habitación de su hermana mientras la oscuridad surgía reformando su cuerpo.

A pesar de que estaba afuera, ella también estaba en el interior, acostada con su hermana. Sintiendo la calidez del abrazo, escuchando la respiración suave y viendo a su hermana dormir con tranquilidad y calma.

La oscuridad también cubría la habitación de su hermana, toda la sala y prácticamente el edificio, permitiendo que ella sintiera, viera y escuchara todo lo que sucedía.

Escuchó a Liam viendo las noticias en su habitación mientras seguía trabajando, ayudando a ellas dos como siempre hizo.

Sin embargo, este no era un trabajo para él.

Alice entró a su habitación y dejó que la oscuridad bajo sus pies tragara toda la habitación mientras proyectaba una videollamada.

En la proyección apareció un hombre de cabello negro y ojos rojos. Guapo y masculino, pero ahora no llevaba la sonrisa bromista y juguetona que siempre tenía, sino que una expresión seria y solemne.

Estaba a la espera de que ella hablara y esos ojos rojos mostraban que la apoyaría independientemente de lo que pidiera.

“Necesito un favor.” Dijo Alice y viendo que no había respuesta, ordenó. “Encuentra a todos sus conocidos… Cada uno de ellos.”

Lo primero era la venganza. El tirador no hablaría y probablemente estaba atado con contratos que evitaban que hablara, pero de esos contratos podía hacerse cargo y lo importante era la venganza y el sufrimiento.

Alice hizo una promesa y la cumpliría, aunque tuviera que pedir favores y él asintió.

“Lo haré.” Respondió el hombre antes de cortar.

Este era un favor diferente a todos y él lo sabía. Esta no era la primera vez que pedía grandes favores personales y el último también fue en una situación en donde su hermana fue herida, aunque esa vez fue emocionalmente.

Alice, al quedar sola notó como la oscuridad que se extendía por las paredes temblaba de hambre ante su deseo de venganza.

Sin embargo, ella no se detuvo. Tenía al tirador en su poder y se encargaría de él y de la promesa, pero también de todos aquellos que empezaron todo.

Ella abrió su reloj holográfico y escribió un mensaje a la persona que más le desagradaba por acercarse a su hermana.

El idiota era un tipo problemático y a veces estúpido y bromista, pero cumplía los favores y sus tratos.

No obstante, ese pervertido le desagradaba, pero ya no era momento de que sus celos y miedo a que él le quitara a su hermana la detuvieran.

Si las emociones que él mostraba eran ciertas, entonces estaría enojado y cooperaría.

“…” Alice envió el mensaje y cerró los ojos.

Ya había rezado fervientemente por venganza y decidido cooperar con el idiota, no sería demasiado si buscaba la ayuda del novio de su hermana.

******

En una oficina en el edificio sede de la Empresa Cosmos en la Ciudad Atlántida estaba Elerius y Aquila Trenus.

Ambos gemelos eran similares. Tenían cabello marrón, ojos claros y normalmente el único detalle que los diferenciaría era que Elerius le gustaba sonreír y Aquila era un hombre serio.

Otro de los factores que la gente usaba para diferenciarlos era la vestimenta.

Elerius siempre usaba un traje, ya que su trabajo era ser un secretario del CEO de la Empresa Cosmos y aquel que le ayudaba en los temas administrativos y en los negocios.

Mientras que Aquila era alguien que le gustaba usar ropa de militar y estaba orgulloso de ser parte del ejército de la Ciudad Atlántida.

Ahora ambos llevaban el mismo traje psiónico diseñado para potenciar la fuerza psiónica en sus cuerpos.

Ambos miraban las trasmisiones tanto del laboratorio como del ejército y notaron como las personas se movilizaban.

En el ejército las fuerzas de elite estaban armadas y equipadas con la última tecnología que el Sabio diseñaba y hoy más que nunca estaban mejor armados de lo normal.

Mientras los soldados se preparaban, los investigadores guiados por Lucius desarrollaban más armas y sus equipos se preparaban para brindar apoyo.

“Me acaban de avisar de que alguien volvió a subir el video a las redes.” Dijo Aquila mientras miraba su reloj holográfico y apagándolo, declaró. “Ha sido bajado antes de que nosotros nos moviéramos.”

Elerius asintió.

Algunos transeúntes que trataban de grabar a la Glotona en secreto grabaron a Aurora Campbell siendo golpeada por una bala y también grabaron a quienes llegaron inmediatamente después.

“¿La Iglesia?” Preguntó Elerius, pero su hermano negó con la cabeza. “Zerzura entonces.”

¿Por qué el Sumo Pontífice de la Iglesia del Tiempo y el Espacio apareció de repente a instante de que Aurora Campbell fuera golpeada? Esa era una de las muchas preguntas que las personas tendrían si el video se extendía y las preguntas aumentaría si analizaban lentamente el video, así que la mejor decisión era eliminarlo.

Elerius no conocía demasiado a Aurora Campbell, pero había oído hablar de ella por el joven maestro y sabía que a la joven no le agradaría ser el centro de atención y más de esta forma.

El video iba a ser bajado rápidamente de internet, pero no podía ser censurado por completo y escaparía de alguna manera y lo que estaban haciendo era retrasar la verdad.

Sin embargo, era suficiente por ahora.

“Iré a hablar con el joven maestro.” Dijo Elerius y al notar la mirada preocupada de su hermano, ordenó. “Prepárate.”

Su hermano asintió y lo dejo ir.

Elerius abandonó la oficina y en vez de usar un portal subió en el ascensor queriendo tiempo para pensar.

El joven maestro había ordenado que dejaran el último piso vacío y se había quedado encerrado en su oficina desde ese evento.

Él no había dado órdenes o había pedido que hicieran algo, simplemente se quedaba mirando la ventana inmóvil y perdido.

Elerius cerró sus ojos controlando la energía psiónica y aceleró el movimiento del ascensor.

Al abrir sus ojos, él había llegado al último piso caminó entre las oficinas importantes, pasando por la sala de reuniones y negocios, dirigiéndose a la oficina en el fondo y luego al llegar vio la puerta medio abierta.

“Señor…”

Elerius habló en voz alta y pasó dándose cuenta de que la única luz era la del sol que se estaba ocultando en el horizonte.

Viendo la ciudad y el atardecer estaba el hombre que había decidido servir… Llamarlo ‘Joven Maestro’ simplemente era un modo de ponerle título a él, que no le gustaban muchas de las formas que ellos podían llamarlo.

Al igual que las veces anteriores, no hubo respuesta ni movimientos y Elerius preocupado por aquel que servía, se quedó sin saber qué hacer ni cómo reaccionar.

Un silencio sepulcral que a Elerius le preocupaba duró más de lo que él creía.

“¿Así es como se siente?” Preguntó de repente el hombre y al girarse, cuestionó. “¿Así es como se siente vivir? ¿Temiendo perder lo que nos mantiene vivos?”

Elerius que fue sorprendido, se detuvo y no le respondió.

No podía responder cuando sentía la calma en la voz del hombre y peor aún la tormenta que amenazaba con llegar a este mundo. Su maestro estaba enojado y furioso, pero sus emociones no salían abruptamente.

Al no tener respuesta, el hombre se giró y los ojos de color zafiro brillantes se fijaron en él y al sentir el brillo de esos ojos, Elerius bajó la cabeza.

“Vivir no significa temer lo que podemos perder, sino que disfrutar lo que tenemos y hacemos todo lo posible para aferrarnos a lo bueno de nuestra vida.” Respondió Elerius y exhalando, levantó la cabeza. “Incluso a costa de otros.”

Los ojos del hombre se apagaron sutilmente hasta que volvieron a la normalidad.

“Me he enamorado de ella, Elerius.” Dijo Kairos y bajando su mirada, murmuró. “Y tengo miedo de perderla.”

Elerius quedó en silencio por esas palabras.

Su maestro tenía miedo a perder aquella mujer que amaba y esa era una de las razones por la cual se ponía tan nervioso cuando hablaba con ella, no queriendo cometer ningún error sabiendo que no podía volver hacia atrás.

Sin embargo, Kairos había terminado de hablar.

“Pero más miedo tengo de que alguien me la quite.” Dijo Kairos y respirando hondo levantó la cabeza y mientras sus ojos volvían a brillar, declaró. “Encuentra la ubicación de aquellos cercanos al tirador. Alguien más se encargará de cooperar contigo.”

¿Alguien más? Elerius asintió.

El deber de él y su hermano era cumplir con las tareas y no preguntar ni cuestionar sobre las decisiones.

“Y también busca el paradero de la secta Ketzula y sus miembros.” Ordenó Kairos en calma y volviendo a mirar la ventana, murmuró. “No importan los medios.”

Por la mirada fue obvio que el destino de la secta ya estaba grabado en piedra.


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