tg-capitulo-666
TG - Capítulo 666
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Único camino.

Capítulo 666: Único camino.

Gervaise Alméras bostezó al firmar el último documento en su escritorio. Tomando una taza de café, se levantó de su oficina y se acercó a la ventana. Tenía una oficina en lo más alto de la sede del Gremio de Héroes en la Ciudad Atlántida. 

Desde su ventana, podía ver la increíble y hermosa ciudad. Sin embargo, también podía ver la muchedumbre reunida en la entrada del edificio.

Cerca de dos mil a tres mil personas se habían reunido para protestar en contra del gremio de héroes y, especialmente, de las autoridades como ella. Los carteles apuntaban hacia la mayoría de los miembros que controlaban el gremio.

 Entre todos ellos, ella era una de las mayores acusadas. La llamaban ‘defensora de violadores’, ‘asesinos’, ‘lunáticos’. La trataban de corrupta, de villana. Los visitantes traían carteles con su rostro detrás de rejas o ella siendo decapitada. 

Por más horroroso que fuera ver todo eso, ella no podía hacer nada. Porque la verdad era que ella había hecho todo eso. Había protegido a todo tipo de ‘héroes’ para mantener al gremio de héroes en flote y públicamente limpio. 

Lo había hecho para mantener la imagen del gremio que ella lideraba. Para hacerlo, tuvo que deshacerse de aquellos que trataban de manchar la imagen del gremio y cubrir a quien fuera necesario. Entre los que había protegido se encontraban violadores, asesinos o lunáticos.

Sin embargo, si ella no hacía este trabajo… ¿Quién lo haría? Antón se había esfumado y nunca dijo a dónde se retiraba o incluso cómo contactarlo. Simplemente, se esfumó y nadie sabía dónde. Agatha era miembro, pero ella nunca participó activamente en el gremio. También desapareció con su esposo. 

Archibald, también conocido como el Arcángel de la Guerra o el Arcángel Miguel, pasaba su tiempo en solitario. Cuando ella había ido a hablar de estos temas, ese hombre la ignoró por completo. Él escuchaba, pero sin importar lo que le contaran, el hombre no reaccionaba ni mostraba interés. Para Alméras, él ya había dejado de ser humano hace mucho tiempo. También sabía que había perdido el interés en toda la humanidad. 

Logan Harris se presentaba de vez en cuando, pero lo hacía por Vincent. Cuando este último murió, el fundador del Gremio de Aventureros se concentró en su tarea y prácticamente cortó cualquier lazo con ellos. Fue por tal razón que él no era acusado de todo lo que sucedía.

A ella le hubiera encantado decir que Vincent estaba al tanto de todo, pero era mentira. Ese hombre estaba centrado en su academia y había dejado los asuntos del gremio, y Alméras sabía qué clase de individuo era ese hombre. A él no le hubiera importado dañar la imagen del gremio si fuera necesario, así que ella nunca le contó.

Se necesitaba a alguien que se encargara de todo y pensara en el gremio, y ella fue la única fundadora que decidió tomar este papel mientras los otros se "retiraban" con las colas entre las piernas. ¿Tomó la decisión correcta? Alméras incluso en este momento sentía que su decisión fue correcta.

"Su Excelencia, ya está todo listo", dijo su secretaria desde el otro lado de la puerta. Alméras volvió a mirar por la ventana hacia la muchedumbre. Entre ellos también vio a individuos que la llamaban terrorista y lo hacían por lo sucedido en Zerzura, donde el Gremio de Héroes estuvo involucrado.

Cada uno de los altos miembros era tratado como criminales o escoria, y la excepción era el más nuevo y joven... Edward Palmer era visto como el "salvador", la "luz en la oscuridad", o el "reformador" que cambiaría todo el gremio. Volvería a traer gloria a los héroes y ya no era una simple imagen pública que las personas comunes creaban. En este punto, las naciones enteras lo estaban viendo de ese modo, buscando relacionarse con la Asociación de Héroes en reemplazo del gremio.

No se trataba de un simple reemplazo, sino también de los permisos y las donaciones que las naciones realizaban a los héroes para que ellos tomaran diferentes tareas, y todo estaba yendo hacia Edward.

Él se estaba convirtiendo en un obstáculo y Alméras, luego de cerrar sus ojos, levantó la mirada y reveló seriedad. Dejando la taza de café en la mesa sin tocar, ella salió de la oficina y vio a su secretaria con una expresión solemne.

“¿Todo está listo?”, preguntó Alméras en calma.

“Sí. Me he encargado de evitar que el portal registre el siguiente movimiento espacial. Usted en este momento está en una reunión personal”, respondió su secretaria y, en voz baja, murmuró: “Las cámaras revelarán ese hecho.”

Alméras asintió y caminó por su cuenta hacia el portal. Era la mañana y todavía era temprano, lo suficiente como para que muy pocas personas estuvieran trabajando a esta hora.

Ella caminó hasta la habitación del portal y, al entrar y ver que las cámaras estaban apagadas, se acercó a la esquina y en el panel del portal escribió las coordenadas siguiendo el último mensaje de Kadota.

Su colega le había mencionado que era hora de hablar de todo y le había enviado las coordenadas a donde podía moverse, y ella quería hablar, especialmente de Edward. Ese muchacho no le importaba los sacrificios que ella hizo por el gremio y el esfuerzo que dedicaba cada día, y lo único que le interesaba era él mismo y su Asociación de Héroes. Alméras no iba a dejar que continuara con lo suyo. No había trabajado tan duro para que ella fuera acusada de ser una criminal.

Al terminar de poner las coordenadas, el portal en el centro brilló y ella subió a la plataforma y entró al portal. A diferencia de lo que esperaba de un viaje instantáneo, el movimiento se retrasó y ella quedó en un espacio con los alrededores distorsionados.

“Kadota se ha preparado bien”, murmuró Alméras al estar en el viaje espacial. Los alrededores estaban distorsionados, pero ella seguía en movimiento y era probable que se tratara de un viaje entre varios portales y que estaba diseñado para evitar los rastreos. Edward había encontrado mucha información de ellos y de sus relojes personales, así que al igual que ella, se preparó para ocultarse, Kadota hizo lo mismo con el portal. Al menos eso era lo que ella suponía.

Ella esperó quince minutos y luego veinte minutos, y recién a los treinta minutos, cuando ella se estaba impacientando, fue que el viaje finalmente se estabilizó y ella llegó a una isla. Una pequeña isla flotante de unos cien metros en la que únicamente se encontraba arena y unas palmeras en el centro. El sol estaba en lo alto, con varias nubes cubriendo todo a su paso.

Alméras frunció el ceño y girándose, vio a Kadota sentado en una palmera, y ella se acercó a él.

“Elegiste un buen lugar”, dijo Kadota con una sonrisa.

“¿Disculpa?”, dudó Alméras al ver al hombre y frunciendo el ceño. “Fuiste tú quien eligió la ubicación”.

Kadota puso una expresión seria al escuchar sus últimas palabras, y él agitó la cabeza tensamente mientras movía su mano a su anillo en busca de artefactos de seguridad.

Alméras no fue tan discreta, y ella liberó su aura de rango S, y las raíces de las palmeras crecieron desde la tierra y surgieron a su alrededor mientras ella miraba la pequeña isla.

“¡Quien sea que se le haya ocurrido, esto es mejor que salga ahora mismo!”, anunció Alméras mirando por todas partes.

Ambos usaban códigos al comunicarse en secreto y usaban tal seguridad porque los temas que hablaban siempre eran cuestionables, pero esta vez fue claro que alguien había intervenido. No solamente descubrió sus códigos, sino que los engañó a ambos para que vinieran aquí.

Alméras se concentró y preparó sus hechizos.

“Los artefactos espaciales no funcionan. Es lo mismo con los artefactos de comunicación o el reloj holográfico”, murmuró Kadota a su espalda.

Ella se tensó y analizó sus alrededores. Las nubes eran cada vez más numerosas y oscuras, y si bien parecía que una tormenta se acercaba por el horizonte, no corría viento y el mar estaba en calma.

Una persona vino a su mente, y antes de que ella diera su nombre, vio cómo el espacio se distorsionaba y desde el otro lado aparecían sus otros colegas.

Redbad Alkema y Joseph Wasserman. Fue el primero quien frunció el ceño de inmediato al verlos y, por la mirada momentánea que dio Alméras, se dio cuenta de que él supo que algo más ocurría. En cambio, Joseph los miró a ellos dos y luego a su colega sin comprender lo que sucedía.

“¿No mencionaste que íbamos a hablar solos?” murmuró Joseph con desagrado.

“Fuiste tú quien envió un mensaje primero”, respondió Alkema.

Antes de que ambos pudieran seguir hablando, el cielo cambió y las nubes se volvieron negras, mientras que los relámpagos aparecieron agitándose en el cielo como serpientes brillantes. La intensidad llegó a su pico en menos de un segundo y Alméras vio cientos de metros a su alrededor cubiertos de nubes oscuras y relámpagos cayendo en el agua.

Decenas de relámpagos se convirtieron en miles y desde el cielo cayó en picada la persona que estaba detrás de todo, y ese individuo creó un cráter por su caída.

“¿Por qué nos…?” Joseph, que estuvo por hablar, se quedó en silencio cuando vio a Edward rodeado de relámpagos que quemaban la tierra y se retorcían. El aura que emanaba del joven superaba el límite de un rango S y sus relámpagos prácticamente quemaban la tierra a su paso.

Los ojos celestes de Edward se fijaron en ellos y Alméras vio los relámpagos y captó el peligro detrás de la mirada del joven.

Edward los trajo en secreto a un lugar discreto sin que nadie lo descubriera… Alméras se tensó de inmediato y sacó su varita preparada para lo que estaba por venir, pero él hizo lo mismo.

Al momento en que él sacó la varita, los relámpagos en el cielo surgieron como serpientes aladas y cubrieron toda la isla como una prisión de relámpagos, impidiendo que cualquiera de ellos escapara.

******

En una pequeña oficina en la Ciudad Accra, antigua capital de Ghana, en la República de África Occidental, se encontraba un hombre de piel blanca y ojos rojos sentado en el escritorio mientras la luz del sol naciente entraba.

Raiden llevaba una túnica simple de mago de color rojo y negro, y se había dejado crecer la barba, dando la impresión de un hombre mayor y respetable. Lo segundo lo era, aunque sus rivales dijeran lo contrario.

Archimago de fuego, antiguo Gran Señor de la Guerra y uno de los dos dueños de la República de África Occidental.

Él compartía su gobierno con Helen, o como a ella le gustaba que la llamaran, la Señora del Amanecer y Gobernante de la Luz. Un título demasiado largo para una mujer que no tenía la mitad de la fama que él había logrado.

Era probable que ella no fuera conocida por gran parte del mundo, mientras que cualquier individuo un poco informado habría escuchado su nombre. La diferencia entre ambos era abismal, pero Raiden no le importaba compartir el gobierno con esa clase de mujer.

La República de África Occidental y la administración "oficial" le facilitaban a él llevar a cabo sus negocios y sus inversiones sin quejas ni regulaciones que en otras naciones lo retendrían. A sus ojos, la magia no tenía que tener límites y tampoco las inversiones y las recompensas.

Raiden proyectó las últimas imágenes que le llegaban y vio cómo sus proyectos estaban en desarrollo.

Primero era la actualización y creación de nuevas armas de guerra modernas. Él había contratado a varios diseñadores y había invertido varios millones en la industria armamentística, y si bien el costo era altísimo, a largo plazo valdría la pena.

Armas de fuego encantadas con magia, imbuidas con hechizos, y luego se encontraban todo tipo de explosivos, y él se concentró en su último proyecto y en la proyección vio una explosión de fuego negro que se extendía por el campo de prueba.

Similar a aquella explosión que había sucedido en Zerzura, y él, al volver a comparar ambas explosiones, puso una expresión solemne.

"Llama a Martin", dijo Raiden a su secretaria. Después de cinco minutos, un hombre alto y musculoso de piel oscura entró en su oficina con una expresión seria.

"¿Has borrado los rastros?", preguntó Raiden inmediatamente. Él había desarrollado el hechizo del fuego negro, y la combinación de corrupción y fuego era su orgullo. Los investigadores en su laboratorio habían logrado combinar este magnífico hechizo con explosivos, y el arma resultante era impresionante.

Como tantas veces antes, Raiden confió en su antigua mano derecha y la Ministra de Comercio y Asuntos Externos de la República de África Occidental, su aliada Eliana Márquez, conocida como la Marquesa. A diferencia de la Señora de la Luz, Eliana era una mujer ambiciosa que había logrado muchos éxitos desde que Raiden le había permitido entrar en la República. Incluso había avanzado en su fuerza, pero ahora la situación era diferente.

"Ya hemos eliminado la mayoría de los rastros. Hemos silenciado a los investigadores y borrado los rastros del laboratorio. También hemos aumentado la seguridad de nuestra red", dijo su jefe de seguridad. Viendo a Raiden dudar, preguntó: "¿Desea que intentemos descubrir los resultados de investigación de Zerzura?"

Esta vez, Eliana Márquez lo puso en una posición difícil. Había decidido vender su producto a individuos que él no conocía, y esas personas lo habían utilizado en Zerzura. Eliana le había hecho varias promesas de que las personas a las que se lo estaba vendiendo eran influyentes y le abrirían la puerta a un mundo lleno de contactos, pero a Raiden no le gustó el resultado ni las promesas vacías. Su hechizo se había utilizado en el ataque terrorista a Zerzura, y aunque a él no le importaba la ciudad, el hecho de que fuera un ataque terrorista iba a limitar la venta de su producto. A sus ojos, eso era malo para los negocios.

La mayor preocupación era que los habitantes de Zerzura lo relacionaran con el ataque.

"No. Mantengámonos alejados de Zerzura y actuemos con discreción por ahora", respondió Raiden con calma.

Eliana era su aliada y colega, y la mujer se encargaba de muchos asuntos en la República y le encantaba estar metida tanto en la política como en los negocios. También fue ella quien se encargó de la venta y de borrar los rastros, así que él decidió confiar.

Antes de que su jefe de seguridad asintiera, el reloj holográfico vibró, y él leyó un mensaje que hizo que su expresión cambiara.

"¿Qué sucede?", preguntó Raiden teniendo un mal presentimiento.

"Ha habido una violación de seguridad en nuestro nuevo centro de investigación de armas", respondió su jefe de seguridad con una voz tensa. "Las cámaras ya no funcionan y el equipo de seguridad no responde."

La respuesta hizo que el mal presentimiento aumentara en gran medida, y él se levantó de su asiento.

"Señor, no necesita…"

"Iré", dijo Raiden, y mirando a su jefe de seguridad, ordenó: "Envía un mensaje a la Señora de la Luz y a la Marquesa".

Raiden vio cómo su jefe de seguridad fruncía el ceño por su paranoia, pero la última vez que él fue alertado, se encontró interceptado por el Emperador Víctor, mientras que su laboratorio era destruido por la Primera Heroína.

La calma de ese día se sentía similar a la calma de hoy, y él estaba tenso y prefería prepararse.

Al darse cuenta de que su jefe de seguridad asentía a su orden, él salió por el pasillo, y por la ventana vio el sol en lo alto.

Él se movió a la zona de viaje espacial y luego seleccionó el centro de investigación y se equipó con su túnica para estar preparado para cualquier eventualidad.

El viaje duró unos segundos, y al salir, vio a varios guardias de seguridad llegando al área, y cuando lo saludaron, él extendió sus sentidos, y su expresión se volvió seria.

Al salir del área y entrar al pasillo, él caminó hacia la única presencia que estaba en el centro del área de investigación, y al avanzar, la vio en el pasillo.

Cabello y ojos negros, la mujer llevaba un conjunto de batalla y tenía una espada enfundada en su cadera, y cuando él cruzó miradas, Raiden lo supo.

Ella lo sabía... Al instante que él tuvo ese pensamiento, la Protectora de Zerzura desenfundó su espada, y Raiden sacó su varita.

Solamente había un único camino hacia delante.


mode_commentComentario de Evil_Warlord

Espero que disfruten el capítulo hoy. Es probable que noten una diferencia en el estilo normal, la verdad ese que utilizo una IA que me ayuda con los errores ortográficos y gramáticos. Creo que ayuda bastante, así que probablemente la siga usando. A pesar de que lo leo antes de subir, si se me pasa un error, avisen.


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TG - Capítulo 667
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Caída.

Capítulo 667: Caída.

Una mujer alta de cabello rubio y ojos celestes caminó apresuradamente por un pasillo. Ella estaba equipada con una coraza metálica de color gris y en su mano llevaba una espada de dos manos de gran tamaño.

Los funcionarios que se encontraban en el camino se apartaban al reconocer quién era la mujer. Eliana Márquez era una antigua jugadora influyente y altamente reconocida en Terra Nova. También se había convertido en una Marquesa en Terra Nova, y el título había permanecido cuando todo había acabado.

Ella era la Marquesa y, en este momento, no era un título vacío, sino uno que mostraba la influencia que ella ejercía en la República de África Occidental y que estaba a la par con nobles que gobernaban reinos enteros. Conseguir la influencia que ella había logrado significaba que muchas personas deseaban estar en contacto con ella, y esta vez no fue diferente. Sus negocios le abrieron las puertas y ella entró en contacto con toda clase de grupos, y entre ellos estaba un grupo importante que deseaba la muerte de la Protectora de Zerzura o su quiebre. 

Eliana aceptó ayudar. Tener contacto con ese grupo era importante, y ambos habían cooperado durante un buen tiempo, y ella lo había vuelto a hacer y le había vendido las bombas de Raiden a uno de sus colegas. Normalmente, nadie lo descubriría, ya que ella se ocultó perfectamente, pero al parecer fue demasiado confiada.

"Informe". Al entrar a la oficina, ella dio su orden, y los militares y diferentes políticos que se reunieron de emergencia se levantaron para saludar. 

"Hemos perdido las comunicaciones con diferentes redes en toda la República, y también hemos perdido el contacto con varios cuarteles. Las comunicaciones mágicas son las únicas que funcionan, ya que toda la nación no tiene acceso a internet".

El primer informe fue preocupante. Un asunto era perder la comunicación con las redes de la república, y si bien ese era un problema grave, otro asunto era que perdieran el acceso a internet. Todo servicio de internet tenía un punto de partida... La Empresa Cosmos. Eran ellos quienes ofrecían el servicio a nivel mundial, y cualquier proveedor usaba los satélites y la infraestructura que ellos proveían. Algunas naciones tenían sus propios sistemas de internet que les permitían ser independientes, pero ellos no eran ese caso.

"Hemos enviado mensajes a nuestros aliados. Esperamos pronta respuesta".

Eliana frunció el ceño al escuchar esas palabras.

La República de África Occidental había vivido con el miedo de que Zerzura decidiera ir en su contra, y se habían preparado. La idea era ponerlos en una desventaja política e internacional, utilizando cualquier aliado que tuvieran.

Nadie deseaba que una nación declarara la guerra en tiempos de paz, y mucho menos una nación que estaba conectada a la Iglesia del Tiempo y el Espacio y a una empresa privada.

"¿Qué tan grave es la situación?", preguntó Eliana.

Los altos mandos se miraron entre ellos, y ella se dio cuenta de que ninguno de ellos estaba enterado con exactitud de lo que sucedía, y fue en ese momento en el que ella frunció el ceño.

Eliana fue llamada de emergencia a esta reunión con un artefacto mágico, y le mencionaron que Zerzura estaba preparando algo, pero ahora se daba cuenta de que la atrajeron de manera consciente.

"¿Marquesa?", la llamaron.

Lo primero que hizo ella fue revisar el reloj holográfico. Al ver que no funcionaba, revisó el cristal de comunicación, y a pesar de que envió mensajes, ya había dejado de funcionar.

Eliana de inmediato pensó en el ataque terrorista y supo que Zerzura se había dado cuenta, pero la pregunta que tuvo fue… ¿Cómo?

Probablemente, solamente ella y aquellos en la reunión de la organización sabían del plan, y eso significaba que había un traidor entre sus filas. Uno que la vendió a ella a Zerzura y que probablemente vendería a los otros.

¿Quién era? A pesar de que en las reuniones las identidades se ocultaban para evitar que se reconocieran, si uno estaba mucho tiempo, eventualmente descubriría quién era quién, por la influencia que ejercía y por el área que controlaban.

Sin embargo, ella no tenía ninguna enemistad con nadie.

Eliana, al tener tantos pensamientos en su mente, decidió en un instante dejar el área y sacó un artefacto espacial para viajar a una de sus áreas seguras, pero el artefacto no se activó.

Ella, ignorando a los individuos que la rodeaban sin saber qué hacer por la situación en la que se encontraba, vio por la ventana la ciudad. La ciudad estaba tranquila y en calma, sin ruidos ni autos, y ella al acercarse a la ventana vio toda la ciudad vacía.

No, no estaba vacía, ya que a cientos de metros en la calle, al frente de este edificio, se encontraba una mujer llevando una túnica de maga. La ciudad Abiyán, antigua capital de Costa de Marfil, fue sellada espacialmente con ella y otros en el interior, y afuera estaba una única persona.

Era una mujer joven que llevaba una túnica azul y que tenía el cabello rubio suelto. A pesar de la distancia, Eliana pudo ver con claridad a esa mujer gracias a sus altos sentidos. Ella había alcanzado el rango SS en secreto hace tiempo y en este momento pudo percibir la mirada de la joven mujer y también vio cómo el hielo se extendía ampliamente por los alrededores de la mujer. El hielo congeló casas, edificios y luego, al llegar a la costa, congeló un par de kilómetros de mar, y entonces el hielo llegó hacia ellos congelando el edificio.

"¿Qué sucede? ¿Quién es?", preguntaron los demás altos mandos al levantarse de sus asientos sin comprender. Pero Eliana reconoció a la joven que había causado revuelo en el último portal abismal, y ella puso una expresión solemne al darse cuenta de que desde el mar soldados de hielo estaban surgiendo.

Decenas de soldados de hielo, desde magos, espadachines y otros soldados de hielo, surgieron y la maga que era el centro de todo levantó su varita hacia ellos y una onda de hielo se extendió.

La potencia fue aterradora y en menos de cinco segundos, el hielo chocó con el edificio de varias decenas de metros en la que estaban ellos, y Eliana balanceó su espada de dos manos cortando el hielo que estaba por chocar con ellos. Su espada dividió el hielo a la mitad y lo que quedó fue una rampa de hielo, y por esa rampa corrieron decenas de clones de hielo similares a la joven, dirigidos por un lancero de hielo que ella reconoció.

El Antiguo Gran Señor de la Guerra, el General, utilizó la rampa a mayor velocidad que los demás clones y rompió el vidrio. Eliana, con indiferencia, movió su espada para cortar al general de hielo, pero para su sorpresa, el general esquivó su espada y la golpeó con la lanza en el pecho.

“Ugg…”

Ella voló rompiendo la pared de las habitaciones y luego la pared del edificio y fue lanzada a cientos de metros, atravesando un par de autos y cayendo a la calle vacía. Eliana se miró la coraza y vio el hielo extendiéndose por el agujero de la lanza, tocando parte de su carne, y ella levantó la cabeza con sorpresa por la fuerza, potencia y velocidad del lancero. Un lancero con la capacidad de un rango SS. El problema no fue solamente el lancero, sino que la maga de hielo que dirigía todo estaba en lo alto del edificio con otras figuras de hielo similares a ella, y todos juntos levantaron las varitas.

Eliana vio cómo cientos de lanzas eran creadas en el cielo, hasta el punto de que en un momento llenaron su visión y borraron el sol de lo alto, y la lluvia de lanzas cayó hacia ella.

******

En la ciudad Freetown, antigua capital de Sierra Leona y una de las ciudades militares dentro de la República de África Occidental, se encontraba en un estado caótico. Desde la base militar en la costa, los barcos que la República tenía estaban saliendo al mar, y desde el hangar en el cuartel principal, los helicópteros estaban en marcha, con algunos aviones a punto de despegar. 

La alarma sonaba por toda la ciudad, y los civiles intentaban ocultarse, pero todos los gremios de mercenarios, jugadores y aventureros que habitaban esta ciudad estaban armándose y saliendo para enfrentarse a lo que sea que amenazaba a la ciudad. 

Los tontos que no miraban la costa y el mar a lo lejos no se daban cuenta de que lo que enfrentaban no era un enemigo que pudieran derrotar, pero aquellos que volaban o veían desde lejos lo sabían. 

“¿Cómo mierda trajeron toda una flota?”

Una mujer regordeta de cabello y ojos blancos abrió la boca mientras estaba en su oficina, en el edificio más grande de la ciudad.

Ella estaba impactada al ver una flota navegar hacia la ciudad, y gracias a que ella era un rango SS, podía ver la bandera de la Ciudad Atlántida y el Logo de la Empresa Cosmos.

Un portaaviones acompañado por dos cruceros y tres barcos conformaban una flota a sus ojos, y lo hacía porque cada barco tenía tecnología que ninguna nación de la Tierra tenía.

Helen, la Gobernante de la Luz y una de las dos fundadoras de la República de África Occidental, abrió la boca cuando vio que el armazón liso del barco revelaba dos cañones láseres y disparaba al cielo.

Toda la ciudad levantó la cabeza cuando un láser cortó las nubes en el cielo y cruzó decenas de kilómetros, mostrándose en toda la ciudad. Era un disparo de advertencia.

La ciudad quedó en silencio, y todos aquellos que se preparaban para la batalla detuvieron sus movimientos, mientras ella escuchaba los gritos y la alarma de toda la ciudad. Los bastardos que deseaban aprovecharse de la situación caótica se pusieron pálidos, y los civiles empezaron a llorar y a buscar un lugar en sus casas para ocultarse.

Varios helicópteros de guerra que estaban saliendo del hangar del cuartel militar se detuvieron, y lo mismo ocurrió con un par de barcos de menor tamaño que la República tenía, pero otros barcos y algunos helicópteros siguieron volando queriendo enfrentarse a los atacantes.

En respuesta, uno de los cruceros dejó salir diez misiles que volaron a todas partes de la ciudad en el cielo y, al estallar, liberaron ondas electromagnéticas que apagaron los helicópteros, aviones, barcos y hasta los tanques y vehículos móviles.

La ciudad quedó sin luz, pero el sol era tan intenso en esta tarde que ellos siguieron viendo cómo un enjambre de armaduras metálicas despegaba desde los barcos.

Tres aviones volaron por la ciudad sin sonido y volvieron a desaparecer entre las nubes cuando la ocultación se activó, y luego vinieron los helicópteros desde el portaaviones.

Los helicópteros eran grandes con cuatro propulsores y a cada lado se encontraba una ametralladora utilizada por varias armaduras de poder que solamente tenía la Empresa Cosmos. Lo más impresionante no solo eran las armaduras de poder en el interior, sino también las otras armaduras de poder que volaban escoltando el helicóptero.

Muchos bajaron sus armas cuando esas armaduras aterrizaron en el cuartel militar, pero la República de África Occidental estaba compuesta por algunos lunáticos y esos bastardos dispararon a las armaduras de poder o trataron de atacarlas.

Las armaduras de poder eran armazones metálicos de más de dos metros y no solo eran grandes, sino que estaban altamente equipadas y las espadas, balas e incluso la magia apenas causaban daño en el armazón.

El espacio en el cielo se distorsionó y desde allí salió un hombre revelándose frente a todos.

“Bajen las armas y ríndanse. La ciudad y sus alrededores están bajo el control de la Ciudad Atlántida y si se rinden, yo, Aquila Trenus, garantizo un trato justo.”

La voz del Psiónico de rango SS altamente reconocido se extendió por toda la ciudad y tal como Helen esperaba, un par de lunáticos atacaron... Y murieron a los minutos siguientes.

Las armaduras de poder cortaron a esos tontos idiotas o los fusilaron con potentes rifles cuyas balas creaban agujeros en los cuerpos humanos.

Helen, la Gobernante de la Luz y Señora del Amanecer, se quedó quieta en su oficina y no intervino.

Ella tampoco buscó escapar e incluso no se giró para mirar su oficina, ya que podía percibir cómo la oscuridad la rodeaba y cualquier movimiento la llevaría a la muerte. Y como existían rumores terroríficos sobre la persona que controlaba esa oscuridad, era probable que la muerte fuera dolorosa y desagradable.

Cualquiera que fuera la razón por la cual la Empresa Cosmos estaba allí, no era ella. Es más, era probable que el único informe que ellos tuvieran de ella fuera uno de su tiempo como Gran Señora de la Guerra y su logro más ‘grande’ fue ser una de las fundadoras de la República.

En cierta forma, ella era desconocida en todo sentido y prácticamente cualquiera la olvidaría, y así que aquellos que atacaban su ciudad no lo hacían por ella, sino por otros bastardos.

Helen suspiró sabiendo que la mierda de otros le estaba salpicando la cara.

Ya fuera Raiden o Eliana, uno de los dos la cagó tan feo como para que la Empresa Cosmos movilizara a los militares y sus rangos SS.

******

La puerta de un sótano explotó y las personas que estaban en el interior se sorprendieron al ver a una joven mujer entrar a la sala. Nicole se aprovechó de la sorpresa y cargó hacia el mago de rango S. Antes de que pudiera sacar la varita, ella le dio una patada en el pecho y lo incrustó en la pared.

“Ugh…” El mago intentó resistirse, pero Nicole lo atacó de nuevo y le dio otra patada, empujándolo aún más en la pared de concreto. Luego lo golpeó con sus puños, rompiéndole la nariz y con el siguiente golpe, la mandíbula.

El tercer golpe noqueó al mago. Al girarse, Nicole vio una sombra que degollaba a un arquero que intentaba atacarla. Luego, Melgar apareció en la otra esquina, apuñalando a un par de mujeres.

Nicole, al ver que todo estaba completo, tomó al mago del pelo y, sin importarle que la sangre saliera, abandonó el sótano y caminó por el pasillo para dirigirse a las escaleras al final del mismo. Vio a varios miembros de la organización de Jasar el Pálido en los diferentes pasillos y habitaciones, pero ella, arrastrando al mago, subió las escaleras y salió del sótano de la pequeña mansión en donde estaba.

Ella estaba al norte de la Ciudad de Accra, que era controlada por Raiden, y estaba en una de las misiones que llevaba a cabo Melgar, también conocido como Jasar el Pálido. 

Al salir, vio la mansión destruida y los muertos, y ella tiró al mago a los pies de varias panteras negras de rango S. Esas panteras eran silenciosas y estaban esparcidas por toda la mansión y sus alrededores, vigilantes de todo. 

“¿Todavía tienes energía?” preguntó Melgar, disfrazado como Jasar.

Ella podría haber venido como Bastet, pero Aurora y Alice le pidieron ayuda a "Nicole" y ella aceptó el llamado. Era raro que Aurora les permitiera participar en estas situaciones, y más aún últimamente que ambas hermanas estaban ocupadas y distantes, pero esta vez Aurora aceptó pedirles ayuda.

El bosque mágico estaba cerca y la tribu de la Reina del Bosque estaba ayudando, pero no eran los únicos. La Iglesia del Tiempo y el Espacio estaba trabajando con los militares para tomar el control de varias ciudades, y Andrés los estaba apoyando. 

Luego estaba la Empresa Cosmos y el ejército atlante, donde Leslie también estaba controlando otras ciudades. 

A Érica la dejaron ir por una de las dirigentes de la República, mientras que Alice se encargaba de otra y Aurora debía estar con Raiden. Al final, Nicole aceptó cumplir las misiones que se le asignaron mejor.

"¿Qué tal si nos dividimos?", preguntó Nicole, sonriendo salvajemente. "No les demos tiempo para respirar."

La República de África Occidental iba a caer, y su caída fue planeada durante una noche... Una noche en la que Aurora, Alice y Érica se reunieron y organizaron, junto con las autoridades de Zerzura, la caída de una nación.

Los dirigentes de la República fueron quienes realizaron los ataques terroristas y la ciudad Zerzura y sus miembros estaban tan enojados que decidieron el destino de la nación. En vez de ir directamente por las personas importantes, aquellos altos mandos aceptaron tomar la república y Aurora hasta había conseguido el apoyo de la Empresa Cosmos y el Bosque Mágico.

Cada ciudad dentro de la República de África Occidental iba a ser tomada por sus colegas, pero ella, Melgar y las panteras negras de la Reina tenían misiones específicas: asesinar o detener a cada criminal peligroso de la República para que, una vez que todo terminara, no hubiera ningún problema remanente.

“Me agrada tu actitud”, respondió Melgar y le hizo una señal a varios demonios para que la acompañaran.

Nicole, antes de que diera una sonrisa, vio cómo las nubes surgían por el cielo y luego una tormenta de nubes negras pasó por su cabeza y siguió hacia la ciudad Accra.

“¿Qué fue eso?”, dudó ella y luego, agitando la cabeza, ordenó: “No importa. Sigamos con la misión”.

Ella tenía una misión que cumplir y todo lo demás podía dejar que se encargaran los otros… Después de todo, la ciudad Zerzura, el Bosque Mágico y la ciudad Atlántida, al igual que la Iglesia del Tiempo y el Espacio, estaban en la ciudad y con ello todos sus rangos SS.


mode_commentComentario de Evil_Warlord

Espero que disfruten el capitulo!


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