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TG - Capítulo 678
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¿Por qué?

Capítulo 678: ¿Por qué?

Aurora, al salir de la prisión de Edward luego de estar una hora hablando, suspiró y caminó de vuelta por este pasillo.

Los planes de Edward eran arriesgados, pero ese individuo los aceptó. Él estaba arriesgando su libertad y todo lo que había logrado al ponerse a sí mismo como cebo, y tenía un objetivo claro.

Aurora no podía criticarlo cuando ella, con el plan de Alice, también estaba tomando múltiples riesgos y terminaría afectando a muchas personas, desde aquellos más cercanos hasta aquellos que apenas la conocían.

¿Estaba bien lo que estaban por hacer? ¿Era lo correcto? Para Aurora, ya era tarde hacerse esa pregunta.

Ella tenía un plan y un objetivo, y quizás no fuera el único camino, pero era el único en el que podía pensar en este momento. Así que, incluso si era un camino equivocado, ella continuaría.

"No hay vuelta atrás", murmuró Aurora y volvió a caminar por el pasillo de la iglesia. Cuando llegó a la encrucijada central, se giró para mirar el pasillo hacia la entrada, pero en vez de eso, continuó caminando.

Sus pasos resonaban en este silencioso lugar y el pasillo se fue expandiendo y haciéndose más grande hasta que la habitación se convirtió en una enorme sala con pilares a cada lado.

En el fondo, había una puerta que normalmente sería el portal a Terra Nova, pero esta vez ella quería ir a otro sitio, así que, al caminar, ella abrió la puerta.

Aquí no había nadie más que ella, así que nadie la detuvo y ella forzó la puerta. Al entrar, vio un espacio de color grisáceo e ilimitado.

El suelo parecía no existir y al caminar, dio la impresión de que caminaba por el aire vacío.

Aurora siguió caminando hasta que la niebla surgió, cubriendo su campo de visión, y ella continuó, deseando encontrarse con el dueño de este lugar.

Ella no tuvo que expresar su deseo en voz alta, no cuando estaba aquí caminando sin un objetivo claro, y tal como esperaba, tuvo respuesta.

La niebla desapareció y ella entró a una sala con paredes grises y en la cual lo único que se encontraba era un asiento y una figura.

El asiento era simplemente una silla de mármol y la figura también parecía estar hecha de mármol, como si estuviera apartada del tiempo. 

"¿Podemos hablar?" preguntó Aurora, tratando de controlar todos sus pensamientos que asomaban.

No los controlaba por temor a que él leyera su mente. Lo hizo porque no quiso irse a los extremos por su nerviosismo o sus miedos.

La figura de mármol sin rostro de repente abrió los ojos y toda la figura empezó a tornarse real. La túnica se hizo real y la tela blanca no reveló ninguna mancha ni arruga mientras él se movía para mirarla.

Aurora pudo sentir la respiración de la figura, pero no pudo ver el rostro. Al igual que las estatuas, el rostro se distorsionaba y cambiaba entre un hombre de mediana edad y un adulto, sin dar detalles ni revelar ninguna característica.

También era similar con el cabello que cada vez que ella intentaba mirar no era capaz de distinguir el color o el estilo, volviendo todo extraño.

La figura parecía simple en muchos sentidos. No había aura imponente, ni una apariencia abrumadora, y si bien era extraño que no se pudieran distinguir los rasgos, no era aterrador ni tampoco daba la impresión de que era uno de los Primordiales más poderosos.

Hasta su cuñada era más extraña al convertirse en una niña.

Ambos se quedaron mirando y Aurora, sin saber cómo, sintió que él estaba tan incómodo como ella.

"¿No hay asientos?" preguntó, tratando de contener su risa.

La risa no solo era de diversión, sino que la idea de que él no era tan lejano a como había imaginado a su sistema. Un ser silencioso, que se incomodaba con algunos temas y bromas que ella hacía.

Ante su pregunta, esa entidad manifestó la silla a más de cinco metros y Aurora, al levantar la ceja, tomó la silla y se acercó al frente de él para sentarse.

"Quiero hablar, no gritar", murmuró Aurora al sentarse.

"Lo siento", respondió él en calma y mirándola, añadió: "Pensé que era lo mejor."

Ahora parecía estar hablando con una persona normal cerca del otro, pero antes estaban lejos. Aurora entendía por qué lo hizo.

Ella, al estar tan cerca, notaba la figura con mayor exactitud y le costaba mirar el rostro, ya que cambiaba constantemente. Ciertamente era extraño y en cierta medida incómodo, pero si tal extraño efecto le hubiera asustado, no estaría aquí tratando de hablar con un Primordial. 

"Era obvio", murmuró Aurora al recordar su pasado. Lo miró y murmuró, "Un espacio blanco ilimitado donde el tiempo no afectaba. Capacidades que daban la impresión de ser ilimitadas. Y siempre respondiendo a cualquier plegaria al instante, y las veces que intervenías de algún modo, yo estaba relacionada. Era obvio que mi sistema eras tú."

Ella no pudo evitar recordar las veces que él la ayudaba. Aurora le había rezado y él había respondido varias veces, quizás no fueron muchas, pero la respuesta siempre fue al instante.

También él la había ayudado de manera indirecta. Durante el primer portal abismal, fue él quien estabilizó el portal y ella suponía que no lo hacía por alguna clase de deber, sino porque ella estaba al otro lado.

La ayuda no fue brusca ni excesiva, sino delicada y sutil.

"No quería incomodar", dijo él, afirmando su idea.

La voz en calma y serena, revelando un toque de sinceridad y emociones que iba más allá de lo que ella imaginaba que sería la voz de su sistema y aún más de un Primordial. Si bien era una voz distorsionada, ella podía percibir con claridad las emociones, aunque el tono a veces era extraño.

"Desde que fuiste joven siempre quisiste hacer todo por tu cuenta. Querías que tu vida fuera tuya y lo respeto. Te ayudé en las pequeñas cosas, pero no quería solucionar tus problemas por ti", dijo él, levantando la cabeza en alto para mirarla y bajándola lentamente, añadió, "Pero no quería verte sufrir."

La voz se sentía conocida y a la vez completamente desconocida. Aurora no sabía si era por las palabras, que eran similares a lo que ella esperaría que su sistema dijera, o era porque lo había escuchado en otra parte.

Aun así, ella pudo notar la sinceridad en la voz. Una sinceridad que mostraba más de lo que ella preguntó.

"Aunque a veces algunas situaciones iban más allá de mi vista", murmuró la entidad, y Aurora por momentos percibió una media sonrisa ligeramente decaída.

Él la ayudó múltiples veces, pero fue verdad que también no solucionó todos sus problemas y preocupaciones. Ese ser no estuvo para detener a Malik cuando él asesinó toda una ciudad y tampoco estuvo en otras situaciones como el ataque terrorista a Zerzura.

Aurora no era una niña para culparlo a él de esas situaciones. A lo mejor, si él estuviera mirando todo, podría detener cualquier situación, pero ella no podía obligarlo, ni tampoco quería.

Aun así, tenía una pregunta en su mente.

"¿Por qué yo?" preguntó Aurora y cerró su puño tratando de controlar sus pensamientos y sus peores preguntas.

Jezabel le dijo que él ya no veía el futuro, y aunque ella trataba de evitarlo, tuvo sus dudas.

A lo mejor vio algo que hizo que él se acercara a ella, o quizás lo hizo por una razón en específico. Una razón que iba más allá de lo que ella podía imaginar.

¿Por qué se acercó cuando ella era una niña?

"Vi a una pequeña niña llorando en solitario, asustada y temerosa. Y sin darme cuenta me acerqué a ella para que no se sintiera sola", dijo la figura y suspirando, murmuró, "No quería asustarte al decirte quién era, así que preferí otro método para definirme y... 'Sistema' me pareció una buena opción."

"¿No es una denominación algo tonta?" preguntó Aurora de manera inconsciente y al segundo, al darse cuenta, se cubrió la boca.

La figura simplemente soltó una pequeña risa.

"Fue... y lo es. Tenía múltiples nombres para elegir, pero en ese momento fue lo único que vino a mi mente", respondió y soltando una pequeña risa incómoda, agregó, "Tampoco estoy acostumbrado a definirme."

Aurora vio cómo él se reía de manera ligera a su pequeña broma y al quedarse mirándolo fijamente, notó la incomodidad y suspiró, dando una sonrisa.

Lo esperaba. Su sistema era esa clase de individuo que trataría de ayudarla sin pensarlo demasiado, y lo hizo durante mucho tiempo.

¿No hizo lo mismo cuando ella quiso entrenar? Él la llevó a un maestro que podría haberlo puesto en evidencia, y a pesar de saber las consecuencias, la ayudó.

Aurora sentía que había algo más que lo hizo estar mirándola en primer lugar.

Podía tratarse de sus padres o de su cuñada, y ambos estaban relacionados con él, o a lo mejor era algo más, pero Aurora no quiso seguir cuestionándolo.

¿Cómo podría cuestionarlo? Él estuvo ahí para ayudarla, para cuidarla o simplemente para acompañarla antes de que su hermana estuviera.

Fue su sistema quien la ayudó a entrenar, quien la aconsejó y la apoyó, y él nunca exigió nada. Es más, siempre actuó como una conciencia responsable y le hablaba de los peligros, e incluso evitaba que ella se pusiera en peligro y le advertía sin instarla a luchar, entrenar o ayudar.

Ella no fue manipulada por él ni guiada en dirección a algún tipo de final, así que Aurora no sentía necesidad de cuestionarlo, y menos cuando ella era dueña de sus decisiones.

Ambos se quedaron en silencio y Aurora levantó la cabeza para mirarlo fijamente.

"Mi madre una vez dijo que la Tierra es la puerta para este universo, pero... ¿lo es?" dudó Aurora y centrando sus pensamientos, miró al sistema y preguntó, "¿Por qué lo es?"

Una vez su madre le contó que la Tierra era la puerta al universo, y para Aurora siempre fue exagerado. ¿Por qué la Tierra, un planeta que hace años no tenía nada notable, sería la puerta?

Ella, que había viajado a otros planetas por medio de los portales abismales, entendía que existían otros mundos con mayores características e importancia que ellos.

Planetas que tenían dioses poderosos como la naturaleza en el portal de los Zarquianos, y distintos planetas con múltiples razas y características que eran diferentes al nuestro.

¿Cuántos otros mundos existían y cuántos de ellos eran más notables que la Tierra? El universo era grande, y Aurora suponía que la vida no solamente estaba en la Tierra o en esos planetas que ella visitaba por los portales.

Sin embargo, la Tierra, por más mundana que había sido, tuvo una característica que ningún otro planeta tenía, y esa era la máquina virtual que conectó a Terra Nova.

"¿Por qué creaste la máquina de Terra Nova y cuáles fueron las consecuencias de hacerlo?" preguntó Aurora con seriedad.

A diferencia de antes, cuando ella estaba haciendo preguntas más personales, esta vez él pareció más relajado al escucharla y luego levantó su dedo apuntando al cielo.

"Lo hice por tu hermano y mi sobrina", respondió él y, viendo que ella seguía atenta sabiendo que no era todo, añadió, "Y porque si no lo hubiera hecho, ellos habrían destruido este y otros universos."

Aurora, que entendía, sentía que su hermano y su sobrina no eran toda la explicación, se quedó totalmente en silencio al escuchar la última parte.

Ellos...

"En la línea de tiempo original en la que yo no intervine, su encuentro no fue tan pacífico como lo fue en esta línea", dijo Aión y movió sus dedos.

Aurora, que estaba sentada, se afirmó al asiento al ver que todo a su alrededor se distorsionaba y al darse cuenta de que una visión estaba formándose, se concentró y observó.

Esperando la respuesta a su pregunta.


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TG - Capítulo 679
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Primera Línea Parte 1.

Capítulo 679: Primera Línea Parte 1.

En una diferente línea de tiempo.

******

14 de enero de 2018, Londres, Inglaterra.

Una mujer estaba sonriendo mientras caminaba por la calle. Ella estaba en sus cuarenta y tantos, y si bien tenía algunas canas, su rostro no tenía arrugas. Cabello negro y ojos del mismo color.

La figura era firme y bien cuidada, atrayendo la atención de algunos transeúntes a causa de su vestido negro que destacaba su figura madura.

Agatha sonrió felizmente mientras caminaba e ignoró cada una de las miradas de aquellos que la rodeaban.

"Señora Directora."

Ella siguió caminando hasta un edificio y, al entrar y pasar por la entrada de seguridad, escuchó el saludo del guardia de seguridad y ella simplemente lo ignoró.

Al entrar, una joven mujer vino corriendo a su lado con un café y se lo dio.

"Su esposo la espera. Ya he retrasado la cita con la Señora Ackermann y también la reunión con los diferentes directores de secciones", dijo la secretaria y, en voz baja, murmuró, "Los directores no están contentos."

"¿Es así? Entonces reprogramarlo para mañana cuando su humor mejore, pero recuérdales que si incumplen sus obligaciones pueden ser despedidos", respondió Agatha y, tomando el ascensor privado, agregó, "Si tienen un problema, que lo hablen conmigo y no se quejen con mi madre."

La puerta se cerró y Agatha vio el rostro tenso de su secretaria, pero ella la ignoró. Hoy estaba feliz y nadie le quitaría su felicidad, ni su empresa ni los directores que seguían inclinándose a la antigua dirección.

Heredar un negocio familiar tan grande era problemático y más cuando ella no se llevaba bien con su madre ni ninguno de sus familiares, pero ellos no tenían mucho que decir. Sus padres apenas dirigían una empresa de poca importancia y, luego de años que ella tomó el control, la empresa era internacional y había fundado varias empresas subsidiarias.

Cuando sus familiares murieran, ella estaría aún más feliz... Tal pensamiento hizo que ella sonriera de vuelta cuando el pensamiento intentó salir a la luz.

"Oops, tengo que cuidar la apariencia", murmuró en calma.

Cuanto más vieja se volvía, más difícil era ocultar su desapego a la vida humana y su carencia absoluta de empatía. Si fuera por ella, eliminaría muchos obstáculos por medios secretos.

Sus familiares eran uno de ellos y los rivales comerciales eran otros, pero incluso cuando tuvo facilidad para cruzar los límites, ella no podía hacerlo.

Aunque tuviera herramientas y las facilidades monetarias, al igual que los contactos, Agatha tenía un límite.

"Amor."

La puerta del ascensor se abrió y ella murmuró esas palabras al ver a su esposo esperándola en la puerta de su oficina.

Su esposo estaba esperándola llevando un traje que le quedaba ajustado. Él se entrenaba mucho y siempre estaba en forma, lo cual era agradable, ya que de vez en cuando realizaba tareas humanitarias en áreas peligrosas.

Lugares donde hombres como él valdrían millones, así que estar en forma y entrenar para protegerse era una exigencia que ella le había pedido. Por supuesto, ella siempre enviaba miembros de seguridad, pero no iba a negar que en el fondo ganaba un esposo guapo y con una alta resistencia nocturna.

Su esposo, al notarla, se acercó a ella y sonriendo tomó su bolso.

"Estás muy feliz", dijo su esposo al darle un beso y apartándose, preguntó, "¿Tan feliz te pone que Karl elija una carrera?"

Karl, su único hijo, era igual que ella e incluso peor. Le costaba sentir emociones por otros, no tenía empatía, pero él se ocultaba perfectamente a un nivel que incluso ella no sabía qué pensaba o cuáles eran sus límites... si es que no había pasado los límites ya.

Sin embargo, para Agatha, incluso si su hijo se había convertido en un asesino, ella sabía que él ocultaría sus rastros por su cuenta sin dejarse atrapar.

Después de todo, era un joven inteligente y la prueba era que estuviera en Corea en una de las mejores academias como estudiante de intercambio a sus dieciocho años, y él en unos días elegiría una carrera.

"Por supuesto", respondió Agatha y sonriendo, preguntó, "¿Qué crees que elija? ¿Medicina? ¿Arquitectura? ¿Quizás quiera convertirse en abogado para ser juez o miembro de la Corte Suprema? No parece gustarle la política, así que no creo que siga alguna carrera política."

Sus estándares eran altos y ella quería que su hijo fuera el mejor en su campo.

"Sea lo que sea que elija, quiero que le guste", respondió Antón y le dio una sonrisa.

Ella simplemente sonrió sin molestarse por la calma de su esposo y las pocas exigencias que él tenía sobre su hijo, pero Agatha no cambió su modo de pensar.

Personas como ellos se aburrían con facilidad y, si no lograban enfocarse en algún área, empezarían a tener pensamientos cuyos resultados no terminarían para nada bien.

"Esperemos que..."

Ella, al estar por hablar, se detuvo de repente y al mirar por la ventana de la empresa vio cómo el cielo se ponía rojo y una grieta se abría, dejando caer una gigantesca hacha que cortaba el espacio y caía sobre la ciudad.

Luego, no hubo nada.

******

14 de enero de 2018, al otro lado del mundo, en un bar privado en la ciudad de Seúl, Corea.

Un joven de dieciocho años levantó un vaso de cerveza y lo tomó tranquilamente mientras se miraba en el espejo. Tenía el pelo corto y negro, ojos negros y un rostro que no llamaba demasiado la atención.

Y, aun así, él se giró y vio a la mujer que lo seguía mirando de vez en cuando, y cuando sus ojos se cruzaron, ella levantó la copa con una sonrisa.

La mujer, en sus treinta y tantos años, llevaba un vestido escotado y varias bebidas para su grupo de amigas.

Él le devolvió la sonrisa y de inmediato, al ver que la mujer sonreía con mayor fuerza, encantada de que él pareciera atraído por ella.

Para él fue fácil mostrar la emoción que ella buscaba para atraerla, y él sonrió cuando ella se acercó y...

"¡Karl!"

Antes de que la mujer pudiera acercarse, unos brazos lo atraparon por atrás, y él frunció el ceño al ver que la mujer se iba y se giró hacia la persona que lo abrazaba.

"¿Por qué estás tan tranquilo, Karl? ¡Tenemos que elegir nuestro futuro!", dijo el joven hombre, y girándose hacia atrás, señaló. "Su Chin, ven. ¡Tenemos que decidir nuestro futuro juntos!"

Karl suspiró al ver a su amigo Víctor ligeramente ebrio. Su amigo era suelto y carismático, pero hoy se emborrachó en exceso y la razón era que tenían que elegir las carreras en las que querían ingresar.

Habían terminado la secundaria juntos y, como fueron los mejores promedios de una prestigiosa escuela, entraron a un programa que los llevaba por las universidades más prestigiosas del mundo para que eligieran qué universidad y carrera querían ingresar.

"Yo solo quiero dinero. Cualquier carrera que me dé dinero está bien para mí", dijo su otro colega mientras los tres iban a sus secciones.

Karl se sentó y vio a Víctor agitando la cabeza por la decisión de Su Chin. Su colega asiático era tranquilo y sereno, y el cabello negro estaba bien arreglado, dando la impresión de ser alguien estudioso.

A diferencia de él y Víctor, que parecían un par de años mayores, Su Chin seguía pareciendo joven.

"Por favor. ¿No sienten que están para algo más que simplemente estudiar, recibirnos y trabajar?", cuestionó Víctor, y mirando a Su Chin, preguntó: "¿No quieres hacer algo más que meterte en una carrera para ganar dinero? ¿No quieres hacer algo grande?"

Su Chin se quedó en silencio al verse afectado por la pregunta, y Víctor se giró hacia él.

"¿No quieres lograr algo más, Karl? Algo más que heredar la empresa de tu madre, algo más alto que simplemente ser un médico", preguntó Víctor, y chasqueando la lengua al ver su indiferencia, reveló: “¡Nos estamos estancando! ¡Podemos lograr más que esto!”

Ambición en su forma más pura.

Karl siempre supo que Víctor era ambicioso. Su amigo, a diferencia de él, no venía de una familia rica y provenía de un país de Sudamérica. A pesar de enfrentar múltiples obstáculos, logró obtener una beca para la prestigiosa secundaria a la que asistieron.

Víctor terminó con el tercer promedio más alto, cuando sus mayores capacidades eran físicas, llegando al punto en que varios equipos de fútbol quisieron reclutarlo, pero él rechazó todas las ofertas.

"¿Cómo que...?" preguntó Su Chin, levantando la cabeza y señalando. "Tienes todas las oportunidades, pero las has ignorado."

La ambición era insaciable, y Víctor era ambicioso, y aunque no lo pareciera, Su Chin también lo era, pero en otras áreas. Su Chin no había alcanzado el promedio más alto simplemente por ser inteligente, sino por su ambición y competitividad.

"Es mejor que volvamos al hotel y descansemos. Mañana podemos decidir", dijo Karl al darse cuenta de que ambos estaban tensos.

A él no le interesaba qué elegir. Terminaría cualquier carrera que eligiera y probablemente llegaría a lo más alto que pudiera antes de dejarlo, pero no trataría de competir.

Por esa razón, se graduó con el segundo mejor promedio sin tratar de competir por el primer lugar.

Víctor y Su Chin suspiraron, asintieron y los tres se levantaron. Luego de pagar, salieron por la entrada y al notar la calle, vieron a algunos transeúntes.

"¿Es Halloween o estoy muy ebrio?" preguntó Víctor, y cuando los dos se giraron para ver a dónde apuntaba su amigo, notaron cómo el espacio se distorsionaba en un callejón y una criatura salía.

La criatura media un metro, tenía piel roja y cuernos, mientras que los colmillos eran grotescos. Karl pensó en los demonios que se veían en los juegos y...

"¡HAA!"

La criatura saltó hacia un par de mujeres que la estaban viendo antes y les atravesó la cabeza con un hacha.

Luego, otras criaturas similares comenzaron a aparecer, mientras el cielo se tornaba rojo y Karl reaccionó tomando a sus dos amigos para meterlos al bar.

"HAAA..."

"Corran..."

Los gritos sonaron desde afuera y Su Chin vomitó en una esquina, pero los clientes se levantaron asustados.

"¿Qué sucede?"

"¿Qué es lo que ocurre?"

Las preguntas llegaron, pero Karl le dio una mirada a Víctor, quien tenía una expresión seria. Ambos habían ido de intercambio a una escuela militar en Arabia, y si bien no estuvieron mucho tiempo, fue suficiente para moldear cierta resistencia ante las eventualidades.

Y ahora ambos sabían que tenían que ocultarse de algún modo y sobrevivir... A sea lo que fuera a lo que se enfrentaran.

******

En un espacio donde el fuego era ilimitado, se encontraba una proyección dividida en múltiples paneles que mostraban la invasión de múltiples planetas dentro de un universo.

Había planetas con goblins, razas extrañas y un planeta donde existía un árbol gigante, pero entre todos los planetas que la entidad observaba, uno destacaba entre ellos.

La razón no era que los dioses de ese mundo trataran de oponer resistencia o que terminaran muriendo, sino las vidas de esos mortales y la destrucción causada por esos humanos.

Las pantallas cambiaron y mostraron diferentes mortales luchando por sus vidas y su supervivencia, y la entidad que estaba oculta detrás de ese fuego insondable observó cada escena.

"Su Majestad", el espacio se distorsionó y un demonio de cuatro brazos apareció, revelando una brillante sonrisa. "Espero que disfrute del espectáculo."

Aburrimiento. Las invasiones de miles de planetas fueron realizadas por aburrimiento y por el deleite de un único ser que se aburría de su existencia.

La Emperatriz del Infierno, la Primordial del Caos y la Destrucción, al igual que innumerables veces antes, se aburrió y su autonombrado adorador número uno quiso ayudarla.

Salveroth, el Dios de la Ira y la Locura y Gobernante del Séptimo Infierno, sonrió de manera brillante.

"Disfrute del espectáculo, Su Majestad", dijo el demonio antes de desaparecer.

En la ciudad del planeta que ella observaba, vio cómo una mano gigantesca entraba por una grieta y arrancaba un hacha, destruyendo la ciudad y sus alrededores sin dejar a nadie a la vista.

Dicha mano fue presenciada por los seres mortales de todo el planeta y el miedo se extendió sin fronteras. Ella, que observaba a cada mortal, se detuvo.

"Oh..."

Una pequeña y delicada exclamación se extendió, y el fuego se detuvo cuando en una de las proyecciones un hombre asesinaba a varios sobrevivientes para usar sus cadáveres y ganar tiempo con los demonios ávidos de carne.

No era la primera vez que ella veía a un humano tan indiferente, pero este era especial. Al leer los pensamientos de él, ella no sintió el miedo ni asco que los mortales solían tener al matar, ni ninguna emoción. Y cuando él vio la mano gigantesca atravesando la realidad de su pequeño mundo, él no sintió miedo, sino emoción.

Emoción por algo nuevo que entraba en su vida. Y ella, al observar, sonrió por primera vez, interesada en saber qué haría ese hombre cuando se enterará de que su familia había sido asesinada.


mode_commentComentario de Evil_Warlord

La historia sobre esta línea de tiempos eran de cuatro capítulos. Un pequeño “What if”.

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