Incomodo
Capítulo 752: Incomodo.
“De verdad estamos a salvo?” Preguntó Isabel de Wessex, la princesa que se ocultaba como Morgan y que había traicionado a Ojos Grandes ahora estaba caminando abiertamente por el palacio en Londres.
Su pregunta hizo que algunos guardias reales que la escoltaban se tensaran, al sentir que su objetivo de protección dudaba de la seguridad que ofrecían.
Por supuesto, únicamente Érica entendía el miedo de Isabel. Esa mujer utilizó a la organización de Ojos Grandes y los traicionó, permitiendo a Aurora ocultara su muerte e incluso llevando a una poderosa enemiga a su reunión.
Era probable que el grupo de Ojos Grandes pensara que fue Isabel quien ayudó con la lista de nombres que Aurora presentó hace mucho tiempo.
Por tal razón, Isabel tenía miedo de salir de Zerzura donde estaba protegida y vigilada.
Si el grupo quería vengarse ella sería uno de los objetivos prioritarios.
“Está bien. Tenemos protección.” Respondió Érica ignorando a la princesa.
Ella no se estaba refiriendo a la guardia real que su padre había puesto para protegerlos, sino que al hermano de Aurora que probablemente estaba vigilando. Érica simplemente siguió caminando sin informarle correctamente a Isabel.
Ella había tomado un par de días para estar con su sobrina Ashanti y visitar a Okello. Su pequeña sobrina no le importo que ella no la visitara, en cierto modo estuvo más feliz de verla y estar con ella que enojada por lo sucedido.
En parte fue Okello, quien se había dedicado a cuidar a su hija desde la muerte de Lewa, llevando a que Ashanti no estuviera sola.
A Érica le hubiera gustado seguir con ella, pero sus amigos estaban trabajando y Aurora le había dado tareas, así que ella tomó una tarea propia.
Encargarse de todo lo que estaba sucediendo en Gran Bretaña y también de las consecuencias de lo que hizo.
Ambas siguieron caminando hasta que llegaron a una oficina y luego entraron, notando dos personas en el interior. Uno era un clon de Karl, disfrazado de un secretario poco conocido, pero otro era la Directora de la Academia Merlín, Meredith Holmes.
“Pensé que mi hermano estaría esperándome. He escuchado que me buscaba.” Isabel tomó el liderazgo.
Ella normalmente actuaba amable, recta y carismática dando la impresión de ser una ‘buena’ princesa, pero ahora poco se podía ver de esa actitud al actuar con indiferente.
¿Tan poco le interesaba actuar como Princesa? No, Érica lo supo por la ligera sonrisa que Meredith llevaba.
“El Príncipe no pudo presentarse. La influencia de los miembros del grupo de los Ojos Grandes que lo rodeaba lo afecto.” Respondió Meredith y agitando la cabeza con cierta sonrisa burlona, comentó exageradamente. “El pobre Príncipe fue afectado por los rumores que esos individuos le contaron.”
Morgan Bourdon, la segunda identidad de la Princesa Isabel no era conocida solamente por usar magia elemental y ser una maga de rango S a una edad tan joven, sino que era conocida por tener un amorío con el Príncipe Artorius.
Ahora Meredith estaba dando a entender que el Príncipe sabia la verdad y…
“Oh, una pena que creyera tales viles acusaciones de mi persona.” Respondió Isabel con una sonrisa burlona que surgió naturalmente.
Meredith no ocultó la sonrisa de respuesta. La Directora de la Academia Merlín no era solamente una mujer poderosa, sino que era conocida por ser una mujer muy liberal y de mente abierta… Érica sabía que aquellos que la acusaban decían peores cosas de ella.
No era una sorpresa para la mujer que podía convertirse en todo tipo de criaturas y sin tener ningún pudor por el proceso.
Érica las ignoró y miró a Karl que estaba en silencio.
“¿El mensaje que me enviaste era cierto?” Preguntó Érica al hermano de Aurora.
Ella recibió un mensaje en el que le mencionaba que encontraron la razón por la cual el alma de la Reina de Margaret no fue encontrada. Revivir a todos esos individuos luego de que terminaran con Ojos Grandes era una prioridad y que estuviera todo ordenado antes de eso era necesario.
El engaño que presentó Aurora de que el ataque fue causado por ‘Ojos Grandes’ y no ella, no podría mantenerse sin la participación de la persona más necesaria. La mismísima Reina.
“Si. Tuve una reunión con Víctor y él me contó algunos detalles. Margaret era parte de su pequeño grupo de amigos.” Respondió Karl en calma.
Érica frunció el ceño tratando de recordar las interacciones del Emperador Víctor con la Reina Margaret y la idea de amistad entre ellos era demasiado extraña, después de todo, las interacciones fueron mínimas mayormente a nivel de autoridades de sus respectivos gobiernos.
De inmediato ella pensó en el Presidente Batista, Nicole le contó que ese individuo y el Emperador Víctor no eran enemigos o rivales, sino que amigos.
Su mente al conectar esas ideas llevó a que frunciera el ceño más y mirara a Meredith Holmes, una mujer liberal que no tenía filtro y que no temía a nada, pero incluso a pesar de su poderío trabajaba junto a Margaret.
“La manzana no cae tan lejos del árbol…” Murmuró ella en vez baja.
La idea descabellada que surgió en su mente fue afirmada con una sonrisa entretenida de Meredith Holmes.
Cuando ella vino a asesinar a Margaret, vio el laboratorio, las investigaciones de clones, un campo por el cual la Reina cuya principal fuerza era la magia elemental no era conocida. No obstante, si lo era otra persona.
Una mujer que podía convertirse en cualquier bestia, animal o incluso monstruo todo debido a lo avanzado y especializado que se volvió su magia de curación. Se decía que los límites de la Metamorfosis era que solamente podía convertirse en animales, pero ahora estaba claro que era una farsa.
“Mierda…” Isabel se dio cuenta de que se trataba y maldijo en voz baja, pero Meredith, no la Reina Margaret sonrió.
“¿Que pasa hija? ¿Decepcionada de no ver a tu vieja madre?” Preguntó Margaret y con una sonrisa entretenida, comentó. “Alice fue misericordiosa al actuar como veneno. No se sintió algo o si no lo notó debido a su objetivo, pero pude escapar. Me preguntó si hubiera podido devorarme completamente… ¿Al final, no importa demasiado o sí?”
Margaret sonrió aún más alegre al ver la tensión y la mezcla de miedo de Isabel. Érica no le había contado que buscaba revivir a las personas que asesinaron.
Entre menos supieran lo que Aurora planeaba y los aliados que tenían a su lado era mejor.
“Karl me contó sobre tu plan Érica, pero no lo quiero. No quiero volver. Margaret de Wessex fue asesinada por su propia hija… Digo, murió a manos de Ojos Grandes. Por supuesto, mi silencio y mi brillante actuación no fue gratuita.” Comentó Margaret mirándola a ella y luego a Karl.
“Víctor me contó que estabas preparada. Hace tiempo habías dejado de actuar como Reina y usabas más esta identidad que la verdadera.” Karl respondió en calma, pero Margaret sonrió aún más.
La Reina Margaret ya no salía demasiado y permanecía en el palacio, siendo el Príncipe Artorius quien se encargaba de gran parte de las tareas y ella simplemente actuaba como una anciana alejada. Corrían muchos rumores sobre porque no salía y más cuando era un rango SS que incluso a su edad podía seguir usando sus poderes libremente.
Ahora Érica obtuvo la respuesta.
“Mi punto se mantiene. ¿Isabel no me asesinaste por ambición? Si convences a tu hermano mayor el Trono es tuyo. Supongo que con tus habilidades sería fácil.” Comentó Margaret y sonriendo animadamente, añadió. “De mis clones eres la única que salió igual a mí. No sé si fue porque hice que los otros nacieran con penes o por la crianza. Tu hermano mayor sacó toda mi responsabilidad con una pizca de hedonismo. Tu hermano menor sacó mi deseo de libertad y liberación, huyendo a la primera oportunidad. ¿Tu? Sacaste toda mi perversión, ambición y locura.”
Érica asintió en el análisis con respecto a Isabel, quien la miró a ella y luego mantuvo silencio.
“Ahora puedo dedicarme a disfrutar la vida. Encontrar varios jóvenes, quizás algunos más adultos o…” Meredith miró de reojo a Karl y añadió. “Poderosos.”
Al instante el calor aumentó de inmediato provocando que Margaret palideciera ligeramente, pero mantuvo la sonrisa.
“Quizás deberías considerar tu vida como recompensa suficiente.” Una voz infantil se extendió.
Érica que estaba escuchando se quedó tiesa en su lugar sabiendo de quien se trataba y…
“Buen punto.” Respondió Margaret y volviendo a mantener la sonrisa, añadió. “Entonces volvamos a la tarea en manos. Necesitamos prepararnos para Ojos Grandes y su probable-casi-segura venganza en contra de la persona que lo traiciono.”
Érica suspiró. Era hora de trabajar.
******
Clémentine flotó silenciosamente hacia la cima de la montaña.
Su mente tenía mucho que pensar, especialmente su padre y su tensión de que él fue atrapado por ‘Ojos Grandes’. Su padre siempre la invitó a que se uniera a la Iglesia del Orden y si bien ella pensó que era por su relación, ahora dudaba de todo.
¿Desde cuándo su padre fue atrapado? Ella ya lo tomó como un hecho, porque necesitaba prepararse para lo peor incluso si eso significaba arriesgar su vida.
Y ahora estaba arriesgando su vida.
“Tch…”
Ella escuchó un chasquido de lengua y se giró lentamente para ver a la pequeña niña que estaba flotando a su lado.
Una niña pequeña de cabello rubio y mejillas sonrojadas y regordetas. Llevaba un vestido de color rosa con encajes y pequeños zapatos azules que destacaban. Cualquiera que la viera simplemente vería a una niña.
Por supuesto, si uno desviaba la mirada entonces sentiría el calor rodeándola y pequeñas llamas apareciendo de vez en cuando causadas por su molestia.
“Se encuentra bien, ¿Su Majestad?” Preguntó Clémentine.
Que ella estuviera tan enojada la preocupo y lo primero que pensó era que Ojos Grandes se había movido antes de que ellos estuvieran preparados, pero…
“Un insecto insignificante trata de tocar lo que es mío.” Declaró la pequeña, cada palabra elevando el calor sutilmente.
¿Por qué un insecto la molestaría tanto? Tal pregunta apareció en su mente y…
“Si te sientas relajada en el pasto y una hormiga se sube te molestaría? Por supuesto que sí, entonces es lo mismo.” Dijo la pequeña y sin esperar respuesta, continuó. “Hablo de Karl. A diferencia de mi conciencia principal, yo no comparto. Él es mío. La única razón por la que no asesinó a esa mujer es porque Aurora se enojaría.”
Clémentine no se sorprendió de que la pequeña leyera su mente, sino que al entender el significado del enojo de la mujer y los celos que estaba sintiendo.
“¿Celos?” Dudó la pequeña y se detuvo levantando las cejas cuando ella lo miró. “Él no es el original. No sientes celos por una mera imitación del real, pero tampoco debes dejar que cualquier insecto ensucie tu objeto más preciado.”
¿Objeto más preciado? Clémentine trató de comprender lo que sucedía, pero no pudo y tampoco quiso. Simplemente controló su mente para que no pensara sin control.
“Lo siento, no comprendo a lo que se refiere, Su Majestad.” Dijo Clémentine en un tono respetuoso.
Jezabel suspiró y al chasquear los dedos, los movió a la cima de la montaña donde el Monje Song con todos los monjes sobrevivientes y otros psionicos estaban reunidos meditando.
“Demasiada multitud.” Murmuró Jezabel y al instante siguiente la realidad cambio.
Una mesa con dos sillas en la que se encontraba dos tazas de té con algunos aperitivos apreció en al frente de ella mientras que bajo sus pies a la distancia se podía ver a los monjes meditando.
“Sé que estas preocupada por tu padre y por ese Trascendental temiendo que no responda tu pedido de ayuda… Bueno, aunque dudo que se pueda negar.” Jezabel habló y al instante, agregó. “No, no peleare con él. No es que no pueda derrotarlo simplemente es molesto. Trascendental Más Fuerte de todos es el primero entre su gente. Es como una cucaracha que probablemente muera únicamente cuando el Reino Astral sea destruida.”
“¿Era tan poderoso?” Preguntó Clémentine, esta vez expresó sus dudas ya que estaba claro que Jezabel estaba leyendo su mente y era inútil tratar de ocultarlo.
Ella todavía recordaba como ese ser manipulaba la realidad con suma facilidad y luego pensó en Ojos Grandes.
“No creo que sea lo mismo. No conozco mucho de los Trascendentales, pero por lo que entiendo ellos tienen sus títulos como nombres y sus títulos no engañan.” Dijo Jezabel y le dio una señal para que actuara. “Ponme en contacto. Yo me encargo de conseguir de que nos ofrezca ayuda. En cuanto a Ojos Grandes déjaselo a Aurora. ¿En cuanto a cuan poderoso es? Ningún ser sumamente poderoso juega con reglas humanas.”
Clémentine al ver la pequeña empezar a tomar té, suspiró aliviada.
Ojos Grandes estaba jugando con reglas humanas, tal idea era respaldada por el hecho de que ese ser se ocultó por años, permaneciendo detrás de escena para extender su influencia y también que incluso ahora, no actuó de manera directa.
Si fuera alguien verdaderamente poderoso no sería tan cauteloso, incluso si enfrentara Primordiales.
Ante tal idea, Clémentine se sentó en el suelo en posición de loto y cerró sus ojos. De inmediato su cuerpo flotó y ella descendió a la montaña notando el monje Song y otros monjes y psionicos que estaban aquí para ayudarla.
Ellos estaban alrededor del núcleo de una formación y no todos los psionicos eran viajeros como el Monje Song, sino que ella notó a otros psionicos incluso a Akira entre el grupo.
Clémentine incluso como un rango SS no tenía la suficiente energía para cruzar la barrera dimensional y viajar al Reino Astral para contactarlo, como tal necesitaba ayuda.
“Es hora de empezar.”
Ella extendió su voz y al instante la energía psionica surgió desde el centro de la formación y ella lo tomó, flotando cruzando al Reino Astral y luego encontrándose con la barrera dimensional.
Clémentine fue cautelosa, no queriendo que Ojos Grandes lo descubriera, por esa razón aprovechó la energía psionica para cubrirse hasta que encontró el Velo que daba a la vista al Reino Astral.
En ese momento ella utilizó su poder y su telequinesis quirúrgicamente para conectar una pequeña brecha en la barrera dimensional y mantenerla. Al ser pequeña redujo la energía que tuvo que gastar al mínimo, permitiendo concentrar la energía psionica en otro lugar.
“…” Clémentine abrió sus ojos, vio a Jezabel con una sonrisa.
Ella ignoró a la Primordial y levantó su mano, su capacidad trabajando como en el Reino Astral cuando se conectó a la tierra, su mente torciendo el concepto de distancia y la realidad misma.
Ya no estaba en el Reino Astral donde la energía psionica era abundante, lo que hizo que su tarea fuera difícil, pero no imposible.
“Eres una niña impresionante.” Comentó Jezabel con una sonrisa.
Usando una pequeña brecha en la barrera dimensional ella alcanzó el Reino Astral y luego al buscar el Pilar Blanco lo conectó, proyectando la imagen del ser que antes ella había encontrado.
“Oh, niña. Pensé que tomaría más tiempo en contactarme. Pero supongo que ese ser a tu lado quiere algo.” Dijo el Trascendental Más Fuerte de Todos por medio de la proyección.
Únicamente se escuchaba la voz ya que la proyección revelaba un pilar blanco.
“No, señor.” Respondió Clémentine y soportando el inmenso gasto de energía psionica, añadió. “Yo quería pedirle ayuda… Un ser psionico invadió mi mundo… Hirió a la persona que me ayudó.”
Ella habló entre cortado debido a la concentración que requería mantener el canal de comunicación.
“¿Mi ayuda? ¿Es necesario cuando tienes a un Primordial a tu lado? Incluso si es una porción del ser real dudo que pueda ser vencida por un mero invasor.” La voz se extendió, simple y clara.
Expresaba un hecho que Clémentine entendía y, aun así, a pesar de que Jezabel la miraba, ella expresó su miedo.
“Ese ser controla a mi padre… Y temó por su vida…” Incluso si una Primordial lo apoyaba. Clémentine tragó esas palabras y continuó. “Pero alguien como usted podría ayudarlo con facilidad…”
La sonrisa creció en el pequeño rostro de la niña y Clémentine se arrepintió al instante, pero su arrepentimiento duró poco cuando el ser del otro lado tomó control del canal.
“Oh, por supuesto. La mente requiere toques de un experto algo que la Destrucción carece.” La ceja de Jezabel se elevó al escuchar las palabras, pero ese ser continuó con una pequeña risa orgullosa. “Lamentablemente no tengo interés en viajar a tu mundo.”
Si al inicio ella estaba ligeramente expectante al escuchar lo animado que sonaba, todo cambió al escuchar sus últimas palabras.
“No requiere ser usted, Señor.” Dijo Clémentine rápidamente y en calma añadió. “Incluso si de este lado conseguimos apoyo de Dioses, solamente psionicos como usted puede ayudarnos a evitar que todo vaya mal.”
Fue sincera con sus palabras. La razón por la que estaba aquí pidiendo ayuda al Trascendental más fuerte de todos era por el simple hecho de que no se confiaba en las capacidades de los dioses.
Los Primordiales por más poderosos garantizaban que su padre podría seguir viviendo, pero el hecho de que podía morir estaba presente y ella quería evitarlo. Para lograrlo, los Dioses de Terra nova incluso los Dioses del Infierno no podían garantizarlo por el simple hecho de que ellos eran completamente distintos a la energía psionica.
Probablemente podrían destruir y eliminar a Ojos Grandes, pero nadie podía garantizar que su padre podía ser salvado sin que tuviera que morir.
“Mmm…” El silencio duró unos segundos y Clémentine miró a Jezabel para que hablara, pero la pequeña niña simplemente le hizo una señal que esperara. “Tienes razón.”
La pequeña grieta se agrandó y entonces la visión del pilar blanco cambio a uno rojo y de repente una figura roja apareció en frente de ellos.
“No tengo deseos de perder mi tiempo yendo a ese mundo e incluso si tuviera deseos mi presencia seria notada por tu invasor. Como tal dejo alguien que ya estuvo en su mundo y ya tuvo contacto con ustedes, cuya entrada ha pasado desapercibida.”
La figura rojiza levantó la cabeza frunció el ceño con disgusto y cuando estuvo por hablar se encontró con la mirada de Jezabel, quien levanto la mano de saludo.
“Mi gente suele ser problemática. Como por ejemplo un Trascendental que por aburrimiento se dejó capturar por una civilización de tu mundo únicamente para vengarse.” La voz del Trascendental más fuerte fue indiferente y con una risa, declaró. “El Trascendental Mas Rencoroso de Todos les ayudara a que lo que sea que estén planeando vaya correctamente.”
Al finalizar el Trascendental Más Fuerte de Todos terminó la llamada y Clémentine, miró la figura rojiza humanoide. Era una figura y los únicos detalles claros eran los ojos de color rojo intenso que se desviaron bajo la mirada de la Primordial de la Destrucción y el Caos.
“Soy el Trascendental Mas Rencoroso de Todos…” Dijo el ser mirándola a ella y al ver que la mirada de Jezabel seguía fija en él, añadió rápidamente. “Y ayudare en lo que sea.”
Clémentine escuchó como la pequeña se reía antes de desaparecer dejándole al Trascendental frente a ella.
Ambos incomodos por la situación en la que se encontraban.
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