
El Gran Venerable
Autor: Eldolfo
SkyNovels
Prologo
Prólogo
Las nubes blancas gobernaban los cielos, la luz del sol, intensa como ella sola iluminaba la gran tierra que tenía debajo. Los fuertes vientos soplaban una brisa fresca y agradable. Las ramas de los árboles se mecían en la dirección que obligaba el viento. Las hojas verdes de vez en cuando caían al suelo, adornando la bella tierra.
-¡Mierda! ¡La rueda de atrás se rompió!-
Entre las altas montañas, una pequeña caravana llena de personas avanzaba a paso lento por las crudas carreteras que solo provocaban daño a las ruedas de los carruajes. De vez en cuando tenían que parar durante unos minutos para revisar el estado de las ruedas y decidir si debían cambiarse o no.
¡Hii, hii!
Los carruajes eran propulsados por varios caballos grandes. Se veían musculosos y aterradores. Su pelaje era grueso y resistente. Era bastante claro que no eras caballos normales.
-¡Todos prepárense! ¡Estamos a punto de entrar en la Boca del Lagarto!- gritó un hombre sobre el carruaje principal. Su voz se escuchaba fuerte e intimidante.
Al escuchar “Boca del Lagarto”, muchos de los presentes se estremecieron.
-Ya ha llegado el momento de entrar a ese maldito lugar…- susurró un hombre vestido con una armadura de cuero y una lanza, mirando hacia adelante. Las altas montañas eran altas e indomables. A unos cientos de metros, 2 montañas gigantes parecían estar unidas, cerrando el paso a la caravana, pero en realidad, entre las 2 montañas había un pequeño paso estrecho y escalofriante.
Ese lugar era conocido como la “La Boca del Lagarto”.
-M-Mira el lado positivo, al menos no pasamos por la Cordillera del Rey Bestia- una persona a su lado comentó con una sonrisa forzada. Él también estaba nervioso.
-La Boca del Lagarto es el paso más seguro para llegar a la Región de los Mil Dorados desde las Tierras del Sur. Para mortales como nosotros, un viaje como este es un suicidio. Pero tenemos suerte de contar con los cultivadores- un anciano de unos 60 años habló, iluminando a los dos hombres que estaban nerviosos.
-Es cierto, los cultivadores…- miró hacía una caravana especial, tragando fuerte. Los cultivadores, seres extraordinarios con habilidades y fuerzas sobrehumanas.
Este mundo era gobernado por los fuertes ¿y que era más fuerte que los cultivadores? Aquellos que refinaban la energía natural del mundo para hacer sus cuerpos fuertes como el acero, sus puños tan duros capaces de romper rocas. Los Cultivadores estaban por encima de la cadena alimenticia. Los mortales normales palidecían hasta su enorme poder.
Sonido de ruedas…
La caravana se acercó cada vez más. Los guardias, que se encargaban de proteger la caravana de cualquier ataque de bestias, sintieron un ligero escalofrío. Las temperaturas bajaron un poco mientras más se acercaban.
Dentro de un carruaje especial, un hombre vestido con túnicas azules largas estaba sentado con total tranquilidad mientras observaba las vistas que le ofrecía la ventana del carruaje. Vio las altas montañas y el espeso bosque que las rodeaba. Su mirada se dirigió hacia ese estrecho camino de delante. -Boca del Lagarto…- pensó recordando algunas cosas.
-Señor Zhang, estamos próximos a entrar en la Boca del Lagarto- un hombre joven, de unos 20 años habló mirando al hombre de la túnica azul. Este no respondió de inmediato, levantó una pipa que tenía en su mano derecha y se la llevó a la boca.
Juuuuu…
Aspiró un poco de humo y luego lo soltó, dirigiendo su mirada al hombre joven.
-Deja que los guardias mortales se ocupen del primer frente. Cuando las cosas se pongan complicadas, deja que Zou An o Jin Wu tomen acción. Esto servirá como entrenamiento- dijo el hombre llamado Señor Zhang.
El hombre joven frunció un poco el ceño y dijo.
-Pero señor, esos guardias mortales sufrirán bastante bajas…-
-¿Y qué? Les dimos la oportunidad de cambiar de región, de salir de las miserias de las Tierras del Sur. Deben estar agradecidos y pagar con sus vidas si es necesario- Zhang Fu sonaba totalmente insensible hacia los mortales, como si sus vidas no fueran diferentes a las de un cerdo.
-Como ordene, señor- el joven suspiró y salió del carruaje. Avanzó hasta donde se encontraba el líder de los guardias.
-Wan Zexian, que tus hombres estén muy alertas cuando entremos a la Boca del Lagarto. El Señor Zhang no quiere errores ni contratiempos- dijo sorprendiendo un poco al hombre llamado Wan Zexian. Éste tenia unos 40 años, vestía una armadura más lujosa que los guardias normales y una espada plateada descansaba en su cintura.
-Pero Joven Señor Li, nosotros como mortales solo seríamos comida para esas bestias sin la ayuda de los cultivadores- replicó Wan Zexian con cara nerviosa. Sabía muy bien qué pasaría si solo los guardias protegían la caravana al entrar a la Boca del Lagarto.
-Solo acata órdenes. Sabes que al Señor Zhang no le gusta que le repliquen- dijo el Joven Señor Li fríamente. Wan Zexian se asustó un poco al sentir una fuerte aura desprender del joven. Asintiendo forzadamente, fue avisar a sus hombres.
-¿¡Qué!? ¿Quieren que nosotros nos encarguemos de los peligros de la Boca del Lagarto?- gritó un guardia asustado.
-¿Cual es la diferencia de eso con el suicidio?- dijo otro temblando. Wan Zexian sabía que reaccionarían así, por lo que ya había pensado en algo.
-No se preocupen. Los poderosos cultivadores estarán pendientes desde los carruajes. En el momento en que alguien esté en peligro, tomarán acción inmediatamente- mintió descaradamente. Pero aunque era una mentira, alivió los corazones de varios de los guardias. Aunque había otros que aún desconfiaban.
-¡Muy bien! ¡Prepárense! Los quiero ver a todos pendientes de cualquier cosa, cualquier mínima cosa, avísenla de inmediato.- ordenó Wan Zexian con una extraña expresión mientras se daba la vuelta. No quería ver las caras que posiblemente no volvería a ver después de este viaje.
Mientras los guardias se preparaban para el peligro, dentro de unos de los carruajes traseros de la caravana, un joven pelinegro de unos 15 años muy inusual miraba desde una pequeña grieta a los guardias moverse de un lado para otro.
Este joven no estaba solo en el carruaje, muchas otras personas estaban a su lado apiñadas. Los rostros de estas personas estaban idos. Algunos mostraban expresiones vacías, otros de locura, otros de indiferencia. El joven pelinegro pertenecía a este último grupo.
Este grupo de personas eran “refugiados” del sur en la superficie, pero en realidad eran esclavos que iban a ser vendidos en el mercado negro en la Región de los Mil Dorados.
Los ojos del joven pelinegro eran de un verde intenso, brillaban un poco con astucia.
-Parece que entraremos a ese lugar…- pensó mirando la gran actividad que había afuera. Este joven pelinegro se llamaba Xu Zhong, un huérfano del sur que había estado viviendo del robo y otros trabajos sucios. Fue capturado por extrañas personas luego de que fracasara en un intento de robo.
-Que irónica es la vida… desde que tengo memoria, he estado robando y haciendo trabajos deshonestos para sobrevivir, pero vine a caer no por la ley, sino por otro grupo ilegal…- sus pensamientos vagaron al pasado. Recordó cuando asaltó con un cuchillo a una anciana para robarle su dinero, hiriéndola de gravedad en el proceso, quizás murió más tarde. También recordó cuando mató a un comerciante honesto que estaba molestando a algunas personas de dudoso respeto por la ley.
Muchos recuerdos de cosas atroces llegaron a su cabeza. -Quizás sea el karma… si los cultivadores, con sus poderes capaces de levantar montañas y secar mares, existen, el karma también…- suspiró para sus adentros y siguió mirando por la grieta.
Siempre había querido inmiscuirse en el mundo del cultivo, aprender a refinar la energía natural del mundo y volverse un personaje fuerte, por encima de los demás.
Era una lástima, no tuvo las oportunidades. Además, toda su vida la vivía al límite, con la muerte respirándole en la nuca.
El carruaje siguió avanzando más y más, y los guardias ya podían ver el camino lúgubre que correspondía a la Boca del Lagarto. Esta boca del lagarto era especial precisamente por ser el hogar de los “Lagartos Piel de Piedra”. Estas criaturas eran un tipo de bestia diferente a las bestias normales como los Lobos de Tierra, Osos Camello o los Tigres Dientes de Sable.
Estos Lagartos Piel de Piedra correspondían al tipo “Bestia Peligrosa”, un tipo de bestia capaz de captar la energía natural del mundo, volviéndose más inteligentes y más fuertes que las bestias normales. Eran bestias que provocaban que incluso los cultivadores temieran por sus vidas.
-La piel de esos lagartos es muy cotizada en el mercado- susurró el Señor Zhang mirando como la caravana entraba en la Boca del Lagarto.
Los guardias mortales sostuvieron con fuerza sus lanzas, tragando fuerte y mirando todos los alrededores. Cualquier cosa que se moviera los alertaría.
-Gao Zhi, no te separes de mí- dijo un guardia a su compañero al lado.
-No te preocupes, con los dos trabajando juntos, podremos sobrevivir- respondió el otro guardia. Ambos eran amigos y ambos se habían aventurado con esta caravana para salir de las miserias de las Tierras del Sur. Se habían conocido hacía muchos años y habían librado todo tipo de problemas juntos. Ahora eran como hermanos.
Se habían prometido sobrevivir a este viaje y prosperar en la Región de los Mil Dorados.
-Lo sé, lo lograremos- dijo el guardia amigo de Gao Zhi mientras no dejaba de estar alerta. En ese momento…
Shii, shiii
-¿Qué es eso? ¡¡Algo se mueve más adelante!!- exclamó un guardia con voz fuerte. Inmediatamente Gao Zhi y su amigo se alertaron.
¡Slashh!
El fuerte grito del guardia provocó una reacción inmediata. Una larga cola de más de 2 metros salió volando a una gran velocidad. El guardia que había gritado no tuvo tiempo de esquivar cuando su pecho fue perforado de lado a lado. Su armadura de cuero no presentó la más mínima resistencia.
Su cuerpo cayó pesadamente al suelo, salpicándolo de ese color rojo carmesí característico.
-¡¡N-NOS ATACAN!!- Gritó otro guardia cercano, viendo con horror a su compañero caer al suelo con los ojos bien abiertos. Sus ojos expresaban lamento y ganas de vivir.
En el carruaje especial…
-¿Hm? ¿Ya empieza?- el Señor Zhang miró por la ventana con una sonrisa. Los guardias mortales corrieron y rodearon a lo que parecía ser un lagarto de más de 3 metros de color gris. Sus ojos eran color rojo sangre y sus dientes parecían tan filosos como cuchillos.
En el carruaje donde se encontraba Xu Zhong. -Al fin… quizás una oportunidad se pueda presentar…- pensó el pelinegro. Una pequeña sonrisa adornó su boca. Esta era la primera vez en todo el viaje que sonreía.
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