City of Sin

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CoS - Capítulo 0.1
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Capítulo 0.1 Prólogo

 

Primavera. Siempre había sido una estación que traía euforia entre las numerosas razas, trascendiendo a todos los continentes y planos de existencia.

Por supuesto, incluso hubo excepciones. El mundo tenía miles de planos, grandes formaciones continentales y legiones de razas compuestas por miles y miles de millones de seres vivos. Pequeños pueden considerarse cada uno de ellos, pero en total exceden con creces lo que se presume.

El mundo era extremadamente complicado, tanto que ni siquiera los dioses podían entenderlo todo. La vida y la muerte estaban siempre entrelazadas, la energía de las estrellas atrapadas en un incesante ciclo de creación y destrucción. Los cielos también eran intrincados, una cortina de brillantes estrellas adornaba el ilimitado cielo nocturno, ignorando las contemplaciones de aquellos que le observaban. Para algunos representaban esperanza y para otros aniquilación. Unos pocos veían en ellos la serenidad trascendente de los tiempos antiguos, mientras que otros veían el movimiento natural de las leyes que rigen el mundo.

Para la mayoría de la gente, las estrellas eran emblemas de los dioses. Para algunos sabios, representaban planos, continentes e infinidad de mundos variados. Eran infinitos, su destrucción sólo prevista por unos pocos. Caerían eventualmente, sin ser vistos por la mayoría de los seres que sucumbieron con ellos, sin tener en cuenta su propia mortalidad hasta que la muerte llegara a sus puertas.

La primavera también era común, presente en cualquier plano aleatorio de existencia. Sin embargo, este plano específico sólo existían dos estaciones: en primavera, todas las cosas se tornaban vibrantes a medida que la naturaleza volvía a la vida, y en otoño donde el silencio mortal envolvía al mundo mientras entraban en hibernación. Las leyes del plano de la materia prima dictaban las estaciones, teniendo un ciclo cada doce años.

Tres soles se apreciaban en lo alto del cielo, con enormes estrellas blancas cubriendo el horizonte. El resplandor de los soles y las estrellas  se entremezclaban, fortaleciéndose tanto que las estrellas podían verse claramente incluso durante el día, al igual que el anillo de coloridas luces, más allá de eso era la fuente de innumerables leyendas en todo el mundo.

Existía más de un continente en este plano formado principalmente por el océano, el portador de la vida. Una sexta parte del mundo era tierra, y a perspectiva de un ave el planeta irradiaba un brillante resplandor violeta que resultaba magnífico y enigmático. Seis lunas la circundaban, al menos tres visibles cada noche despejada. Todas brillaban en diferentes colores, siendo el fundamento de la magia en la civilización.

Montañas, ríos, lagos y bosques colman de colores vibrantes su propio continente. Sin embargo, el violeta seguía siendo la clave, el más grande e importante de todos. Las majestuosas cordilleras montañosas abarcaban un mínimo de 10.000 kilómetros, con cumbres superiores a los 10.000 metros de altura. Ciudades de varios tamaños salpicaban el continente como estrellas.

La más magnifica de ellas se elevaba sobre los picos más altos a 20.000 metros de altura y estando afilada como una espada. Llena de rascacielos en espiral, resplandecía con un brillo metálico. La espesa violeta del mundo se asomaba a su alrededor, creciendo brillante y apagada como si estuviera con vida.

En el centro de esta gran ciudad había una torre de 3.000 metros de altura, que emitía una luz violeta de su extremo violeta que formaba una espléndida franja a su alrededor. Encima de esta torre había un ser majestuoso, un hombre bien musculoso por encima de la cintura con articulaciones invertidas en las piernas que llevaban a enormes pezuñas. Su piel azul no manchaba su dignidad, decenas de tentáculos ondeando a lo largo de su mejilla y barbilla con vida propia. Estaba vestido con una extraña armadura de brillo metálico, algunas partes de ella como las hombreras se encontraban realmente adheridas en su cuerpo.

El hombre era viejo, el tiempo había dejado marcas profundas en su piel. Numerosas runas flotaban alrededor de la habitación en la que estaba, aparentemente se movían de forma irregular al principio, pero seguían la órbita de las estrellas si uno observaba de cerca. El muro de diez metros de altura que tenía ante él era totalmente transparente, dando una vista panorámica del mundo exterior y de la milagrosa ciudad situada en lo alto de la cumbre de la montaña. Desde su posición podía ver el arco que formaba el horizonte, y si uno entrecerraba los ojos lo suficientemente fuerte, sentirías como si estuvieras mirando al mundo entero.

El salón bautizado como Pasillo de las Miradas era un lugar donde todos los seres del plano soñaban con estar, su espiral perforaba el cielo, era una tierra santa para todo el continente: El Templo del Crepúsculo. Una luz destellaba en el vestíbulo para revelar a un joven bien corpulento, avanzando con pasos gigantescos mientras sus pezuñas causaban chispas con el suelo de metal. El salón vibraba con cada gran paso que daba, su enorme fuerza no controlada incluso por sus músculos, se mostraba con cada paso mientras las furiosas tormentas oscuras no lograban manchar su perfecta armadura.

El joven corrió hacia el anciano, arrodillándose y diciendo: "¡Chamán! Mis hombres no podrán aguantar mucho tiempo, ¡por favor apóyenos lo antes posible!"

El anciano no contestó, sin hacer nada, inclusive los tentáculos de su cara parecían caerse. Seguía mirando al mundo exterior a través de la pared, como si nada pudiera distraerlo de aquella vista. En la actualidad era el crepúsculo, el momento más hermoso del mundo donde el ruido y el clamor del día dieron paso a la tenue puesta de sol violeta. Cuando dos soles poniéndose y tres lunas nacientes compartían el cielo; el horizonte era un espectro de color que transciende lo que se podía contemplar, trayendo numerosas leyendas a la vida. Fue lo que dio nombre al Templo del Crepúsculo.

Y sin embargo, esta vez el crepúsculo parecía representar el día del juicio final. Esferas de luz parpadeaban por toda la cordillera, mientras pilares de fuego dispersaban una espesa niebla que cubría los cielos, la cual se extendía tan lejos como se podía ver a simple vista. Numerosos puntos negros en el cielo volaban a través de las montañas, persiguiéndose, golpeándose unos a otros. A veces, algunas de estas figuras caen al suelo mientras se prenden fuego. El salón estaba temblando, la barrera mágica era capaz de bloquear los ruidos, pero no la vibración.

Un sol rojo de repente ocupaba la mitad del cielo, las numerosas y extensas sombras surcaban el cielo con facilidad como si estuvieran sobre un suelo plano. Desde la distancia parecían como si nada, pero de cerca uno notaría que estas criaturas eran tan inmensas como las ciudades, con aletas enormes que parecían velas enlazadas a sus cuerpos. Eran como las gigantescas y antiguas bestias oceánicas que se rumorean en el folclore, y su tamaño era simplemente inconcebible.

Estas bestias sacudieron sus cuerpos expulsando sábanas de fuego que cubrían ciudades enteras. Esto no era ni una flama mágica, ni fuego divino, irradiando casi ningún calor era capaz de quemar cualquier cosa. Eran casi imposibles de apagar, arrasaban ciudad tras ciudad con la melodía de gritos lúgubres y miserables. Este fuego podía convertir objetos inanimados en cenizas, pero las criaturas vivientes ardían durante mucho tiempo, ocasionándoles una muerte lenta y dolorosa llena de angustia.

Otro grupo de nubes rojas apareció en el cielo, solo significando la aparición de otra antigua bestia. Las sombras surgieron de la montaña y se dirigieron hacia ella, tanto los jóvenes como el anciano sabían que los valientes luchadores de su clan estaban dando sus vidas en esta lucha contra el enemigo nunca antes visto. Sus ataques fueron valientes y feroces, pero en últimas instancias ineficaces; muchos ya ardían por los fuegos antes de que se acercaran y caían del cielo.

Llamas, seguidas por picos de hielo y rayos fueron lanzadas desde el suelo. Las personas que podían atacar a inmensas distancias eran seres muy conocidos en el continente, y aunque los hechizos parecían pequeños tenían la fuerza para aplanar toda una cordillera. Los hechizos parecían simples desde lejos, pero con nombres como Azure Roar, Void Smite, Blazing Binds, Dragon Breath y Sundering Slash, cada uno de ellos era increíblemente poderoso.

Sin embargo, incluso semejante poder era inútil contra estas bestias, simplemente se ondulaban como las nubes  sobre sus cuerpos sin hacer ningún daño.

El joven todavía estaba arrodillado en el suelo, pero levantó la cabeza para observar el silencioso apocalipsis que sucedía afuera. Él mismo sintió el poder de este enemigo, habiendo estado entre los valientes guerreros que surcaban el cielo hace unos momentos. Únicamente sobrevivió gracias a su extraordinaria fuerza, viniendo al Pasillo de las Miradas en vez de continuar. No carecía de valor para luchar hasta la muerte, pero tenía una mayor responsabilidad que debía cumplir.

Cuando volvió a hablar una vez más, su tono llevaba un leve rastro de desesperación: "Shaman, sólo los luchadores más fuertes pueden hacer daño a estas criaturas, incluso los hechizos de nuestros legendarios magos y oficiales divinos son inútiles. Ni siquiera la fuerza de los dioses ayuda, nuestros ataques son como picaduras de hormigas. ¡Los dioses nos han abandonado!"

"No te preocupes, todavía tenemos a la bestia divina," dijo el chamán lentamente.

"Pero," El joven muchacho se detuvo a mitad de oración, volviendo a mirar el armagedón una vez más. La tierra se estremeció cuando un dragón plateado se levantó de una lejana cordillera, una grácil bestia que iluminó las montañas cercanas con su resplandor. Esta encantadora criatura era una bestia divina en su máxima forma, la guardiana de este plano; era el Dragón Escarcha, SERA.

El rugido del dragón que había rechazado incontables invasiones en la historia irrumpió incluso en el aislado Pasillo de las Miradas; mientras volaba hacia la retaguardia del enemigo, atacando con sus garras, sus cuernos y su Aliento de Dragón. Incluso SERA parecía diminuta al lado de los gigantes en el cielo, pero era la primera vez que un enemigo resultaba herido desde el comienzo de la batalla. La primera víctima enemiga del apocalipsis cayó al suelo en medio de un mar de aclamaciones de todas partes del continente.

"Pero solamente tenemos un SERA ." Dijo el joven, tan seguro de que podría ser considerado una blasfemia. El chamán sólo suspiró; este joven era el más talentoso de la última década, su fuerza se encontraba  en la cima legendaria. Era el único que había logrado sobrevivir a una pelea con estos enemigos apocalípticos, así que su juicio no estaría equivocado.

Las arrugas en el cuerpo del chamán se acentuaron, como si hubiera envejecido décadas en un instante. Sacudió la cabeza y suspiró pesadamente, haciendo que unos cuantos tentáculos cayeran y se convirtieran en cenizas antes de alcanzar el suelo.

Un pilar gris de luz emergía en el horizonte, conectando la tierra con el cielo donde SERA había destruido a su oponente. El Dragón Escarcha estaba atrapado en el poste de la luz, luchando por salir de su enganche, pero ella aullaba de dolor mientras sus alas eran destruidas rápidamente y su cuerpo se desintegraba en cenizas. Todo lo que quedaba de este magnífico ser, era arena plateada.

"¡Vamos, chamán, todavía nos queda tiempo. Puedo abrir un pasaje a otro plano con mi fuerza; mientras tú sigas vivo, la leyenda del Templo del Crepúsculo seguirá viva!" Incluso ahora el joven tenía determinación en su voz. No mencionó que abrir un portal a otro plano requeriría su vida, su alma misma. Sabía que era la última esperanza de este mundo.

Un libro de bronce apareció repentinamente en la mano del chamán, de aspecto pesado y antiguo. Llenó el salón de un aura arcaica, sosteniendo la historia del plano durante los últimos miles de millones de años.

"¡El Libro de la Eternidad!" Los ojos del muchacho se iluminaron de esperanza. Casi había olvidado que el chamán todavía tenía un arma divina a mano.

El chamán mantuvo la compostura mientras abría el libro. Una imagen apareció en la primera página, la escena de Sera luchando dentro de ese pilar gris de luz. Incluso en un pergamino pálido y amarillo, la imagen hacía temblar los corazones de aquellos que miraban, como si representara una indescriptible desesperación.

El joven muchacho conocía las propiedades del Libro de la Eternidad. Solo miró a la imagen antes de centrar su atención en la mano del chamán, esperando que pronto pasara a la siguiente página. Y así lo hizo el chamán. La página volteó silenciosamente, revelando lo que había detrás de ella.

Pero no hubo nuevos capítulos después de la caída del guardián.

El joven observó atónito el libro y su mente quedó en blanco.

Los precursores del apocalipsis fuera del salón ardían en llamas, haciendo aparecer más pilares de luz que incendiaban todo el plano.

Así fue como la Sexta Era había llegado a su fin.

Ese era el fin.

Primavera. Siempre había sido una estación que traía euforia entre las numerosas razas, trascendiendo a todos los continentes y planos de existencia. Esto era aún más cierto para el continente de Norland, una hermosa, increíblemente fértil e increíblemente extensa tierra llena de misterio.

El Bosque Noche Eterna era una preciosa joya ubicada en la estructura de Norland. No era el más grande, ni el más maravilloso del continente; pero seguía siendo más importante de lo que parecía debido a que circulaban rumores de que escondía múltiples planos y el Reino de los Elfos de la Luna Plateada. Sin embargo, los rumores eran murmuraciones, y los propios elfos eran la única raza que había entrado en el plano de conocimiento público. Los humanos o cualquier otro ser que había estado adentro era extremadamente discreto al respecto.

Una caravana con decenas de carruajes y más de veinte guardias se desplazaban por las tierras no muy lejos del Bosque Noche Eterna. El ritmo pausado era algo extraño para los comerciantes, que vivían con el lema de que el tiempo es dinero.

La caravana no era muy grande, ni sus mercancías eran particularmente pesadas. El guardia parecía demasiado extravagante  para esa labor, el grupo estaba compuesto por jóvenes en la cúspide de su entrenamiento, vestidos de armaduras refinadas, con armas estupendas y monturas de calidad superior para sus caballos. Era la muestra de que no se podía jugar con ellos, los que no tenían buen equipo eran buenos luchadores.

El dueño de los guardias no parecía ahorrativo, equipando a estos jóvenes con tan buenos implementos. Esto significaba algo, ya que el dinero y el poder estaban entrelazados en Norland. Aquellos con experiencia sabían que esta caravana tenía bienes del Bosque Noche Eterna, la carne y el pelaje de bestias demoníacas, diversos materiales y maderas raras del lugar.

El símbolo de una rama sobre el carruaje era una marca de aristocracia, y los eruditos que estudiaban los signos de varias casas reconocían las tres codornices en el centro. La familia que dirigía esta caravana tenía por lo menos 400 años de historia, bastante antigua, y había recibido mérito en guerras pasadas. No fue muy influyente, pero tampoco declinó.

El equipamiento en sí mismo podría compensar la incompetencia de los guardias, haciendo que los bandidos que les miraban pensaran de nuevo en sí mismos. El beneficio de esta batalla no compensaría el derramamiento de sangre, y la lógica dictaba que las brillantes armaduras influían en su decisión más que la habilidad real de los guardias. La caravana aún no había conocido a ningún bandido en sus viajes.


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CoS - Capítulo 0.2
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Capítulo 0.2 Prólogo

 

Una adolescente del grupo bostezó en voz alta mientras miraba a su alrededor con ojos vivos, diciendo con aburrimiento, "Es tan tranquilo... ¿Por qué no hay bandidos? ¿Se han vuelto más inteligentes?" Estaba equipada con un extravagante pero ligero traje de armadura, con su hermoso cabello de color avellana recogido en una cola de caballo. Tenía una mirada de inocencia, que estaba estropeada por las dos espadas que colgaban a un lado de su caballo.

Una muchacha de aspecto más adulto con túnicas sencillas sonrió a sabiendas cuando escuchó esto: "Los que no son inteligentes ya han sido aniquilados. ¿O no lo han hecho?"

La chica más joven estaba indignada, "¿No hay bandidos valientes?"

"Los valientes mueren más rápido."

Esta respuesta la dejó sin palabras. Ella gritó por un tiempo, siguiendo con, "Nunca podré ganarte, Elena."

La chica llamada Elena estaba vestida con túnicas simples, el atuendo de acólitos y magos más débiles. Su cabello oscuro se balanceó libremente detrás de ella, unas cuantas hebras dibujaban la aguda curva de su cara mientras aterrizaban sobre su pecho. No parecía excepcional, pero su carisma era suficiente para atraer la atención. Era evidente que Elena tenía una debilidad por la chica más joven mientras la consolaba, levantando su ánimo de nuevo.

Las pisadas de un caballo sonaron repentinamente desde atrás de la caravana, alertando inmediatamente a los guardias. Aunque el carruaje no se detenía, prepararon sus armas para atacar. Este era el territorio del Vizconde Axecar quien puso un esfuerzo extra para erradicar a los bandidos, pero fueron entrenados lo suficientemente bien como para no tomar las cosas a la ligera.

Las estruendosas pezuñas del caballo resonaron cuando el jinete salió del humo espeso. Parecía bastante brusco, con un cabello desordenado solo mantenido a raya por un pañuelo rojo. No llevaba ninguna camisa debajo de su armadura, sólo un pecho desnudo y musculoso que estaba cubierto por vello grueso.

Se desconocía si el hombre estaba puramente presumiendo o realmente era de improvisto, pero el caballo negro que montaba era también mucho más grande que uno normal, obviamente del linaje de una bestia demoníaca. Puede que haya sido un hombre a caballo, pero irradiaba un aura de mil soldados.

El desconcierto cambió  los rostros de los guardias a medida que el rival se acercaba a ellos. Apretaron fuertemente sus espadas, algunos incluso empezaron a  desenvainar. Estas armas brillaban con encantos mágicos, cada una de ellas resultaba más costosa que un carruaje entero de piel de bestia demoníaca normal.

¡Clang! Las espadas de la chica de cola de caballo sonaban mientras las sostenía con sus manos, sus ojos brillando mientras los clavaba en el jinete que se acercaba, "¿Bandido?".

"¡Tonterías!" Elena detuvo a la chica emocionada, señalando a sus guardias para que se detuvieran. Varios de ellos mostraron caras de consternación, pero todos permanecieron en silencio y siguieron órdenes.

El jinete los pasó a toda velocidad como un relámpago, el humano parecía un tigre y el caballo un dragón que arrastraba el viento acariciando el cabello de Elena. Se les adelantó varias decenas de metros, pero de repente se detuvo y giró sobre sí mismo, gritando hacia la caravana que se acercaba: "¡Hey, hermosa! ¡Soy Gaton!"

Se fue tan pronto como gritó las palabras. La caravana quedó confundida.

"Elena, ¿estaba tratando de ligar contigo?" dijo la chica más joven después de estar confundida por un tiempo.

"Estaba hablando de ti, Tzu."

"No, él te estaba mirando-"  La chica quería continuar, pero un pequeño torbellino de los dedos de Elena golpeó a su caballo y este se impulsó hacia delante. Todo lo que podía hacer era murmurar a regañadientes.

Nada ocurrió después de este episodio hasta que la caravana llegó a la posada que habían reservado en la Ciudad de Ludwig, preparándose para hospedarse durante la noche allí.

La Ciudad de Ludwig no era enorme en ningún sentido. Tenía una carretera que unía toda la ciudad y sólo contaba con varias centenas de habitantes, pero debido a su ventajosa ubicación entre los territorios del Vizconde Anzikar y el Bosque Noche Eterna, prosperó en el comercio. Había un sin número de posadas y hoteles en la ciudad, así como tiendas que vendían armas, herramientas mágicas y pieles de bestias mágicas.

Lo más popular de todo, sin embargo, es el licor local. La ciudad cobraba vida por las tardes, la brisa que llevaba el olor de la comida y el alcohol. La cena era un momento en el que todos podían descansar después de un largo día de trabajo, y por esa misma razón los miembros de la caravana se dirigían al salón de la posada. El restaurante de esta posada era bastante grande, por lo que su grupo no ocupaba mucho espacio entre los demás mercenarios y caravanas.

Tres vagabundos estaban dando una actuación cerca del bar; dos de ellos tocaban la guitarra mientras que el mayor, en el centro, tocaba el djembé y cantaba un poema sobre el heroico Alexander Black Rider. Su voz ronca se combinó con el ritmo fuerte del tambor para añadir sentimiento a la música, creando un encanto único a la historia apasionada que estaba contando. Probablemente explicaba por qué la audiencia seguía cautivada, a pesar de haberla escuchado repetidas veces. El alcohol fue consumido jarra por jarra, mezclándose en el torrente sanguíneo y precipitándose a la cabeza. Parecía hacer que el ritmo del tambor fuera aún más cautivador, afectando incluso a la propia Elena.

Repentinamente, las estruendosas pisadas de un caballo resonaban afuera, deteniéndose justo en la entrada de la posada. Un hombre bien corpulento entró en el lugar, tan grande que tuvo que inclinarse para entrar por la puerta. Escudriñó la zona, y sus ojos se iluminaron mientras daba grandes pasos hacia Elena y Tzu, ignorando las penetrantes miradas de los guardias mientras se sentaba junto a las chicas. Miró fijamente a Elena con una amplia sonrisa, como si los dos fueran los únicos en el mundo, "¡Hey hermosa, nos encontramos de nuevo! Me llamo Gaton."

Con una visión más clara de él, el hombre parecía bastante brusco; un fanfarrón con músculos forjados de acero. A pesar del grueso bigote en su cara, era notablemente joven. Sus ojos eran dos orbes esmeraldas, pareciendo más relucientes cuanto más tiempo se les miraba. El hombre bronceado tenía una leve cicatriz roja que se extendía desde el rabillo del ojo hasta el lado izquierdo de la mejilla, bastante nueva pero que no arruinaba su mirada. La cicatriz en vez de eso le agregaba una pizca de virilidad. La armadura que llevaba no era de alto nivel, y ya tenía algo de desgaste.

Los ojos de Tzu se iluminaron mientras miraba a Gaton,"¿Bandido?"

"Aventurero".

"Poco convincente," Tzu estaba evidentemente decepcionada por la respuesta de Gaton, pero ella continuó preguntando, "¿Entonces por qué nos estás acechando?"

Gaton sonrió y señaló a Elena. "¡Porque me gusta!"

"Ahhh, estamos frente a un pervertido," Tzu no se molestó en esconder la decepción en su cara.

Elena se sentó en silencio, pero la estruendosa armadura del hombre alertó a muchos de sus guardias; la mayoría de ellos habían desenvainado sus espadas. El aura de los guardias cambió en el momento en que las espadas estaban fuera de sus envolturas, estos desprendían una sensación mordaz y asesina. La temperatura en el restaurante bajó instantáneamente, y los mercenarios que antes hacían ruido también se calmaron mientras contemplaban la conmoción. Habían estado aventurándose el tiempo suficiente para entender lo que estaba pasando y, aunque estos guardias no eran expertos, habían asesinado antes. Sus habilidades superaban con creces su  joven aspecto.

Elena frunció el ceño y miró a Gaton con sus ojos azul claro, sin evitar su mirada ardiente. Los guardias guardaron sus espadas en el momento en que ella les hizo una señal, sentándose, pero aun vigilando a Gaton. Un solo movimiento extraño y no dudarían en clavar sus espadas en él.

Elena simplemente dijo, "No me gusta el apego sin sentido, no conseguirás nada de esto."

Gaton rió, "Me gustas, y te enamorarás de mí. Esto fue profetizado.”

"¿Entonces quieres decir que te gusto por una profecía?" Elena permaneció indiferente, ni siquiera preguntó de dónde venía la profecía.

"La segunda mitad fue profetizada, no la primera. Me gustaste cuando te vi, es así de simple.”

"¿Y de quién era la profecía?"

"Mía."

Elena suspiró con disgusto, todavía sentía curiosidad por él hace unos momentos, pero ahora casi estaba segura que era otro sujeto persistente. Pero la inocencia en sus ojos la sorprendió, la razón por la que no dejó que sus guardias se movieran todavía. Sin embargo, estaba cansada  de sus tonterías.

Tzu se emocionó de nuevo e interrumpió, "Bien, si te gusta Elena, ¡tienes que demostrarlo! ¿Por qué no nos invita un trago?"

Gaton sacó su bolsa antes de que Elena pudiera rechazarlo, y tiró todas sus monedas sobre la mesa. Señaló a todos en la caravana y gritó,"¡Oye, jefe! Dale a cada hombre un vaso de uva. ¡Ah no, cerveza!"

Había derramado una gran cantidad de monedas, pero la mayoría eran de cobre. Eran pocas de plata, incluso, olvídate del oro. Esto no fue suficiente para comprar ni siquiera un vaso de cerveza, mucho menos el licor de uva caro. Gaton se rascó la cabeza de vergüenza, "Uhh, mi vida de aventurero acaba de empezar. No he ganado nada..."

Esto dio lugar a las risas en el restaurante. Las vidas de los otros aventureros eran aburridas y peligrosas, era raro que obtuvieran entretenimiento como éste.

Los guardias, por otro lado, se disgustaron cada vez más. Tzu parecía interesarse más por Gaton. "Soy más guapa que Elena, y también tengo un cuerpo mejor. ¿Por qué no te gusto?" Estaba llena de energía, y era por media cabeza más alta que Elena. Su entrenamiento de combate le dio un cuerpo que elegante y tentador, generalmente considerado más atractivo para los hombres.

Gaton se rascó la cabeza y le contestó, "Bueno, no tengo una razón para que me atraiga. La vi y me gustó."

Tzu no iba a dejar que esto pasara, "Entonces habla de ti, ¿qué tienes que consideras valioso de Elena?".

"¡Observa, soy de la realeza!" Gaton buscó en su bolsillo un emblema. Aunque los patrones tallados en él ya se habían desvanecido, todavía era reconocible como un objeto antiguo. El estatus social sigue siendo importante mientras existan seres humanos en Norland, porque muchos derechos son concedidos únicamente a los aristócratas.

Gaton se sonrojó y dijo, "El castillo heredado... Se vendió hace algunas generaciones. En cuanto a mí, aún no me han otorgado los derechos para heredarlo.” Sus palabras fueron discretas, pero admitieron que su familia había perdido el poder hace mucho tiempo e incluso quizás el territorio. Era alguien sin herencia de una familia de aristócratas que probablemente perdieron sus tierras.

"¿Qué hay sobre ti?"

"Sólo soy un guerrero de nivel 3 que aún no ha encontrado su camino en la vida." Gaton contrajo sus musculosos brazos y su pecho rocoso. Desgraciadamente, eso no demostró nada sobre su habilidad; las habilidades de un guerrero de alto nivel no dependían de meros músculos.

Tzu gritó de forma petulante, "Guerreros de nivel 3, ¿no están por todas partes?"

"¡Soy diferente de otros guerreros de nivel 3! ¡Soy un genio, y mi cuerpo puede ser inscrito con runas! ¡Mira aquí!" Gaton extendió sus brazos, quitandose los protectores y mostrando un vívido tatuaje de toro en su antebrazo. Esto no era un simple tatuaje, sino una runa con poder mágico. Era una pequeña formación de hechizos inscrita en su cuerpo que fortalecía sus habilidades.

Las runas afectaban en gran medida el poder de un individuo, convirtiéndose en mercancías extremadamente valiosas por su poder y rareza. Cualquier persona podía llevar una runa en su cuerpo, pero era difícil encontrar una entre cientos de personas.

"Es sólo la Fuerza de Toro, nada de lo que envidiar. ¿Esto es ser ingenioso?" El conocimiento de Tzu vio a través de la habilidad de la runa de Gaton instantáneamente. La Fuerza de Toro podría mejorar la destreza física de un guerrero, pero era tan práctico como una runa común. Aun así, la mirada de Elena se quedó en el tatuaje de Gaton, sus cejas se fruncieron mientras se quedaba sumida en sus pensamientos.

Sin preocuparse, Gaton se puso sus protectores de brazo y dijo, "No tengo el dinero para obtener una runa mejor. Pero espera hasta que descubra tesoros que alguien olvido o asesine a un monstruo de alto nivel, tendré suficiente dinero. Observa mi cuerpo, puede soportar el poder de cuatro runas distintas.”

"¡Eso me parece mejor!" Tzu apenas estaba satisfecha. El don de una persona se medía tanto por su clase, como por el número de runas que podía soportar. La mayoría sólo soportaba una, así que alguien como Gaton capaz de soportar cuatro runas se consideraba bastante bueno. Esto le daba mejores estadísticas y habilidades que la gente común de su nivel.

Como no hubo más conflictos en esa zona, todos dejaron de prestar atención a su conversación. La voz del vagabundo resonó una vez más por la barra, mientras el ritmo constante del tambor y el alcohol fuerte se complementaban. Tzu pronto se familiarizó con Gaton, e intercambiaron sus experiencias de sus aventuras sin parar mientras consumían el licor. De hecho, esta fue la primera vez que ella ha estado tan lejos de casa, pero las cautivadoras historias de Gaton mantuvieron a Tzu fascinada.

Con el paso del tiempo, la atmósfera en el comedor se mantuvo muy agradable. Hubo mucha algarabía, y no hubo incidentes de gente luchando o creando problemas. Para cuando todos se dispersaron a altas horas de la noche, era obvio por la sonrisa del camarero que habían bebido mucho licor del caro. Incluso Tzu no podía mantenerse de pie, y Elena tuvo que arrastrarla de regreso.


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